sábado, 21 de diciembre de 2024

Más Brisbane

 


Dando cumplimiento a mi personalidad un tanto culturosa, dediquè la mañana del sàbado, a visitar la Galerìa de Arte, o mejor dicho, las Exposiciones de Arte, tanto Modernas, Contemporàneas o Clàsicas, de artistas locales o foràneos. Aquì en Australia es un conglomerado de razas de todo el mundo, que serìa muy difìcil de identificar, quien es o no local, ya que pareciera que todos se esfuerzan en conseguir residencias permanentes, tal la Meca de la Nueva Era.

Para variar, mucho espacio dedicado a los aborìgenes habitantes primitivos, en una especie de redenciòn y valorizaciòn, en compensaciòn de las bestialidades acometidas contra ellos.








Otro tanto, de producciòn asiàtica: obras muy voluminosas pero que a mì no me producìan màs que rechazo, algo oscuro e indescifrable me mantiene a distancia de esos conceptos.

Disfrutè algo màs, una secciòn de fotografìas de artistas contemporàneos.


Seguì viaje a recorrer las diferentes plantas de la Biblioteca Nacional, cada una con sus cafecitos de aromas tentadores y tortas para golosos lectores. Hay centenares de computadoras habilitadas para todo pùblico, escritorios modulares, sillones y poltronas de diseños y materiales diferentes, salas de encuentros, livings para tres o màs personas, sectores para niños y familias, tienda de ùtiles y souveniers, y mega librerìa por supuesto! Todo libre y gratuito, y en perfecto estado. Los baños, como todos los de la ciudad, parecen naves espaciales recièn aseados.

Un dato màs que curioso, es que en la biblioteca notè la presencia de muchos homeless o linyeras, con sus bolsos y paquetes, sus ropas no tan elegantes y pelos desgreñados, pero honorablemente sentados estudiando o buscando datos en las compus. Nadie les impide la entrada o pone trabas.

Evidentemente pasan largas horas del dìa (està abierto los siete dìas de la semana! de 10 a 17) y al amparo del aire acondicionado. (Afuera 37ªC)


De allì, al Museo de Ciencias Naturales. !Impresionante! Te recibe la maqueta de un dinosaurio tan grande como un aviòn! Decenas de salas con alardes de tecnologìa en comunicaciones para mostrar tanto el pasado de Egypto, como del fondo marino, fòsiles de las Rocallosas, o piedras mineralizadas, esqueletos de animales exòticos, o fauna y flora en extinciòn. De todo un poco, y todo con excelencia.


Mis piecitos ya pedìan un recreo. Por suerte me habìa llevado la malla puesta, la toalla y el protector solar de rigor. Brisbane es tan grande, que las playas quedan un tanto lejos, de hecho, el puerto ocupa gran parte de su borde marìtimo. Asì que se han construìdo en pleno centro, al borde del rìo, una playa sustituta, con arena y todo! Y como todo, limpìsima! Con vestuarios de pelìcula, sin controles, barreras ni barandass, solo dos torres de bañeros guardavidas. Obvio, libre y gratuita para todo el mundo. Agua a temperatura ideal, y reposeras para los que lleguen primero. Aunque yo soy de las que prefieren el pastito. Me di el chapuzòn de rigor para refrescarme y la siestita compensatoria del mediodìa.



Me despertè dispuesta a comerme un elefante, aunque me conformè con unas frutas deliciosas. Acà descubrì los leaches, de afuera parecen frutillas grandes, oscuras y arrugadas, hay que sacarles esa piel, y dentro es una pulpa blanca con un nectar exquisito y un pequeño carozo marròn. Adoro los mangos y aquì me doy la panzada, màs mis adoradas bananas, alguna manzana y hoy tocò ademàs ciruelas. Todo limpito, fresco y saludable. Pancita feliz!


Volvì a dejarme llevar por mis fieles piececitos por una zigzagueante pèrgola de Santas Ritas en flores fucsias y naranjas, que era todo un primor. Màs allà encontrè una selva en pleno centro! Un remanso fresco y sombreado de eucaliptus gigantes conviviendo con palmeras, helechos, y otros arbustos morados. Entonces recordè que aùn no habìa cumplido mi ritual de visita al Botanical Garden. Allà fui!















Bonito pero no tan espectacular como otros en los que he estado anteriormente, quizàs fuera por el calor, pero ya no me apetecìa caminar tanto.

Seguì bordeando el rìo hasta uno de los embarcaderos donde cada quince minutos pasa un barquito turìstico, gratuito y para todo el mundo, que recorre un trayecto como de una hora, parando en diversos puntos. Por supuesto, esperè el siguiente, y me lo redisfrutè! Fui hasta el final y de vuelta, me quedè en un barrio que a todas luces, se veìa que habìa “la movida”. Pleno de confiterìas y comederos varios con multitudinarias terrazas, con mucha mùsica, jòvenes tatuados al por mayor, niñas ya no tan niñas con atuendos mìnimos y botas largas, cervezas volando por los aires o barmans sacudiendo cocteleras, pantallas gigantes con partidos de zocker al son de rocks y raps, flashes de luces de neòn, en fin, màs que super vibrante ambiente. Too much para mì, pero aùn asì hice el esfuerzo de sentarme en una barra con un cafecito italiano con un bocadillo dulce tan esponjoso como las delicias. Los botes y los catamaranes se deslizaban bajo el gran puente històrico que empezaba a iluminarse con los focos multicolores, mientras la luna plateaba su estela en los surcos abiertos de las aguas.


Ya anochecida,volvì a subirme a otro barquito que paraba cercano al hostel, crucè de vuelta el puente y lista para una cenita de pizzetas y cerveza con un uruguayo y un chileno.

Fin de un gran dìa.




Acostada temprana que mañana 4.00 am. sonarà el despertador para ir a tomar el tren a Sydney.

Regresaré a la casa de Kary, una de mis primeras anfitrionas, a cerrar mi cìrculo australiano y a festejar la Navidad con esa madraza “sustituta” (donde me festejaron el cumple!).

Intuyo serà otra linda fiesta!

Gracias Vida por tanto!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Si querés, dejame aquí tu mensaje o compartime tu Milagro...