miércoles, 31 de julio de 2019

Cruceros


Al despertarme y descorrer la cortina, ví que el paisaje había cambiado considerablemente; un tremendo crucero estaba estacionado en el puertito del Hellesylt.  Al rato llegó otro un tanto más pequeño.


Mientras desayunaba, tres bocinazos anunciaban la partida. Menos mal porque me daría fobia, encontrarme toda esa gente rondando un pueblito tan pequeñito, y por ende, encantador.