Dejé Tanzania con rumbo a Mozambique. Esto significó un micro desde Dar El Salam, su capital, donde intenté infructuosamente reparar mi cámara Nikon, con dirección sur durante 14 horas. En un pueblito cuyo nombre me resultaba impronunciable, tomé otro matatu durante otras 2 horas hasta la frontera. Allí el único alojamiento que había para pasar la noche -la oficina de migraciones ya estaba cerrada y la oscuridad reinante (pueblo sin energía eléctrica)- hacía imposible el cruce, era un hotelucho para parejas. Sus luces azules, verdes, rojas y amarillas (generador mediante) lo hicieron visible desde la ruta.