sábado, 8 de febrero de 2025

Días de lluvia

 De esos en que miras el cielo y dejas tu mente divagar…

Me he dado cuenta que, aunque lo intente, nunca seré una “nómade”.




Palabra que me encanta por su relación con la libertad, con las caravanas de camellos en la quietud del desierto, o de alegres carromatos gitanos, de aves en vuelos trasatlánticos, de migración de fieras salvajes, o de semillas al viento.

Ser nómade me remite a la casita que porta el caracol, o a la caparazón de una tortuga. Las ramitas con que se empeñan los pájaros en construir sus nidos o la diversidad de casas rodantes con que nos tienta el mercado actual.

Ser nómade implica andar liviana, sin ataduras, sin apegos, sin dependencias.

Ser nómade es andar sin tener un destino de llegada, mucho menos de vuelta a un hogar.


Cada una de estas cualidades me rozan, pero no me abarcan.





Más Bali

 Último día en la Isla de Nusa Penida y no me podía perder los atractivos que recomiendan los folletos (virtuales, obvio!), a pesar del diluvio con que amaneció.


Bali bis

 No me canso de mirar el horizonte… creo que mis ojos se están tornando turquesas después de tanto verde que recibieron a lo largo de todo mi viaje anterior.

Una línea recta perfecta e infinita…



A lo lejos, muy muy a lo lejos, la silueta borroneada de las colinas de otra isla, me hacen saber que el mundo aún está ahí.

Yo aquí con mi ensoñación, la brisa, y mis palabras.