lunes, 1 de septiembre de 2008

.Una mujer con sombrero azul, jamás se pierde.

Logré llegar al título!
Tras 6 hs. de dar vuelta ante la pantalla vacía, el famoso vértigo de la “hoja” en blanco…
Tras semanas de jurarme que tal día empiezo.
Tras meses de boicotearme…
Hoy, 17 de Noviembre del 2008, invoco a Mercurio (aunque hoy es lunes), Dios de la Comunicación, como mi hado inspirador!
Mi astróloga de cabecera me acaba de dar mi Revolución Solar y los Tránsitos para este nuevo año. Me informó que éste, mi ascendente para este nuevo período me beneficiaría desde su posición, propiciándome un campo energético apto para la autoexpresión y la creatividad.
Y eso, sumado a que dicho regente lo tengo en Escorpio en mi Carta Natal, favorece la visión analítica, profunda, substancial…
Así que si esta historia es un plomo (o un mercurio), ya saben a quien echarle la culpa…


Las coincidencias –además de ser un tratado en numerosos libros de autoayuda, metafísica, nueva era, y otros yuyos- son una certeza en mi Vida.

Hacía años que me había propuesto conocer París, y recorrer Francia.
Vaya a saber qué ancestros me empujaban a tal cometido, qué habré hecho por allá en otras vidas?, o si simplemente fue la influencia de la suma de literatura y cine vistos a lo largo de mi trayectoria de vida.
La vocación por ver su arquitectura…
El sonido gutural de su idioma y las chansons… la gastronomía, tal vez? fondeaux, crepes au fromages…
Con toda seguridad, no fue el afán a los vinos ni al champagne. Mucho menos a la moda, los maquillajes, ni los desfiles; ésos no son puntos apetecibles para mí.
La infinidad de folletos turísticos, afiches, postales, y otros tentadores papelitos incitándote a visitar la “Ciudad Luz”…
Lo cierto es que la Tour me llamaba desde mis gloriosos 17 años, por lo que cuando finalicé mi escuela secundaria, ni lerda ni perezosa, y antes de iniciar la facultad de Arquitectura, me inscribí en un curso de verano en la Alianza Francesa de Belgrano, relativamente próximo a mi domicilio de entonces. Eran seis horas semanales en el moderno (ahora prehistórico) sistema audiovisual! con diapositivas!!!, qué antigüedad!
En pocas semanas aprendí como Jean se lastimó la rodilla en las escalinatas de Montmartre, y como atendieron a Nicolle en el restaurant de la rue du Marché, como viajar en el metró para ir al museé D´Orsay, y después tomar au chocolat a la Madelaine!
Para cuando empecé a cursar las clases de mi carrera profesional, los tiempos se dificultaron: por entonces ya trabajaba 9 horas en un Banco céntrico, hacía deportes a la salida 2 veces por semana, 3 a la Alianza, y la imprudencia de tener un novio!
Obviamente, para el fin del primer cuatrimestre, el idioma y los deportes pasaron al olvido. El trabajo me acompañó toda la carrera hasta su glorioso cumplimiento, y el novio se convirtió en unos años en marido, y yo en madre de 4 niñitos!. En síntesis: el francés quedó en el cajón de las añoranzas…
Pero como esos amores de juventud que jamás se olvidan…La France me soplaba ilusiones silenciosas…
Con el correr de los años, mi profesión dió sus frutos, el suficiente para elevar a mis hijos por encima del metro setenta promedio, el marido se convirtió en ex, y yo en merecedora de ponerme al día con los sueños interrumpidos.
Así que la idea de visitar la tierra que me llamaba, empezó a hacerse eco en mi corazón.
Una serie de primeras coincidencias marcó el rumbo: bailando tango en una milonga de mi city porteña, conocí a un oriundo señor de Montpellier, con ese acento y ese perfume, que me hicieron revolotear las mariposas!
Días más tarde, tomé la decisión postergada, y me inscribí en la Alianza para retomar, o mejor dicho iniciar mis olvidados estudios.
A pesar de haberme mudado seis veces por distintos puntos de la ciudad y por las afueras, esta vez, volvía a estar cerca de la sucursal de Belgrano.
Me inscribí nuevamente en el “acelerado” por cuestiones de ansiedad propia congénita, y oh! Sorpresa!: Me tocó la misma aula, donde treinta y dos años antes (sí leyeron bien! Y qué? Soy joven de espíritu aún! –y antes que el Aizembergher no me permita hacer más cuentas-), sí! La misma aula, el mismo asiento, y la misma profesora!!!  Si eso no es una coincidencia? Entonces qué?
Segura de estar bien encaminada en mis propósitos, con el tiempo y la energía disponible, con la madurez que me dotó Cronos, con la cuota al día, y las ganas por encima de todo, me puse a estudiar como si supiera!
Como si supiera, que unos meses más tarde, concretaría mi viaje a la Meca de mis sueños (entre otros, porque soy muy ambiciosa!, de sueños! )
Con la certeza de no querer olvidármelo, es que se los cuento, para compartir la dicha y la emoción de cada vivencia.
Para que sepan, que siempre hay tiempo de disfrutar, si uno se lo propone, y busca la forma de llegar…
Para que sepan que el Universo conspira… como dicen algunos, cuando el fin es noble. Y noble es buscar la Felicidad, el gozo, la alegría!  Cumplirse las metas!
Virtudes tan merecidas por el solo hecho de ser seres humanos (Mujercita más precisamente!), no después de una Vida de sacrificios, pesares, trabajo con el sudor de tu frente, y todo ese verso macabro que nos vendieron los de la Inquisición, para mantenernos sometiditos en un punto.
NO!! A gozar mi Amor!
La Vida es una sola (por ahora, porque de la otras no me acuerdo, y de las siguientes, no tengo garantías), y hay que aprovecharla!
Noble es conseguir los víveres limpiamente, trabajando en lo que te gusta, en lo que te sentís capaz, reconocida/o, en lo que te da contentamiento cotidiano. Y de esa forma, seguro! Que el dinerillo necesario, llegará a tus manos…
O los milagros necesarios para cumplir tus sueños, se sucederán enlazados a la Maravilla de la Vida!
Se presentarán oportunidades, que debes seguirlas como un mapa de Búsqueda del Tesoro… porque de eso realmente se trata nuestra existencia!
Siento que he sido como un cofre que anduvo siglos cerrado en la bodega de algún barco pirata, me enterraron y ocultaron tantas veces, por miedo, por precaución, por desconocimiento… Me llevaron (o me dejé llevar) de aquí para allá, sin saber realmente el valor de mi contenido. Con las cerraduras herrumbadas, y las manijas rotas, la madera, a punto de pudrirse. Pesado…
Pero un día…cuando los Dioses lo consideraron oportuno, me descubrí! me subí a la cubierta, a la luz, me lijé y me barnizé, y por un tiempo me convertí en cómodo banquito, aún inconciente de lo encerrado.
Algún día, pude oficiar de escalerita, para alcanzar algo más alto. Quizá ahí chirriaron mis bisagras… lo cierto es que cuando finalmente, éste se abrió, ya saben… como en todos los cuentos de tesoros ocultos: estaba llena de perlas, alhajas, piedras preciosas, monedas de oro, y todo eso que existía antes de las tarjetas de crédito de plástico y el resumen de cuenta virtual!
Bueno, lo cierto es que una vez que uno revuelve, nada vuelve a quedar en su lugar, y casi siempre es imposible volver a bajar la tapa. Por lo que decidí salir a conocer el mundo, y si alguno del mundo, quisiera conocerme a mí, bienvenido sea!
Bienvenida/o a esta historia de Fantasía Real que he vivido entre Septiembre y Octubre del 2008, en mi amado planeta Tierra, o lo que queda de él.
Para mí, para mi posteridad (nietos avisar con tiempo!, please!!!, no deseo infartos prematuros), y todos los que quieran chusmear, o no tengan otra cosa mejor que hacer en estos momentos, los convido con bocaditos de este Viaje de Vida!:


Les cuento a partir de tener la valija cerrada y con el candadito de números clave  entreverados, porque, todas las peripecias previas a la partida, se merecerían otro volumen tipo “De cómo llegar al aeropuerto a tiempo, y no morir en el intento”.
Me refiero más precisamente a la fecha fechada en el pasaje, no tanto al horario de despegue, ya que con ese colchón de 2 horas previas una se escuda, y logran meterte a la nave justo antes de cerrar la puerta!
Pero llegar al día es otra cosa, la cuenta regresiva de los trámites, las averiguaciones, las compras, dejar tu trabajo todo organizado para cubrir las situaciones pasadas y las por venir; los impuestos pagos, quién recogerá las futuras boletas y tendrá el disponible certero!
La casa, que vuelva a parecer un hogar para cuando regreses.
Los chicos…, con todas las listas de instrucciones, cuidados y consejos inútiles ante imprevistos improbables. Inútiles, porque estoy segura que no escucharon ni uno.
Las plantas…poniéndolas en la bañadera llena a último momento, desconociendo la chanchada que será sacarlas de allí en dos meses…
Las recomendaciones a la vecina que le dará la papa al perro, lo sacará para el popo, y le reemplazará tus caricias entre el pelaje dorado.
Cerrar las persianas, controlar diez veces la llave del gas, y bajar la térmica del tablero (notar que no dije fusibles!)
Chequear por milésima vez los documentos, la plata, el pasaje, los papeles, las llaves, la máquina de fotos, el bolsito de mano, la valija carrito, la campera doblada sobre el brazo libre, y…mi fiel sombrero azul!
Las despedidas de los amigos, como si tuvieras un ticket a la luna, y sin regreso… Pero siempre bienvenido el afecto y los buenos augurios! El querer participar, el compartir, el acompañar, el ayudar, el sugerir… todo fui atesorando en mi anhelante corazón ansioso, hasta llegar al momento previsto.
El de cerrar la puerta, y subirse al remis, rumbo a Ezeiza….En sus marcas, listos…YA!

La Gral. Paz se convirtió en una autopista flotante de esperanzas, bordeada de bonitos parques florecientes de precoz primavera. Los automovilistas calmos en sus ordenados carriles silenciosos, daban paso al avance de mi ensueño conversado con mi galante chofer. Preciosas casitas de tejados reemplazaban las fábricas obsoletas de otrora. Frondosos árboles dibujaban su sombra sobre límpidos arroyuelos serpenteantes. Todo se iba tiñendo con la magia de la ilusión….
Entrar al gran salón vidriado del aeropuerto, ya era sentirte “turista!”. Esa divina profesión anhelada por todos, que no te la enseña nadie.
Recorrer los carteles con la mirada atónita, buscando el mostrador de tu compañía, cual niñito deleitándose ante el tablero con los gustos de los helados que se va a pedir!
Ésa debía ser la cola (cuando no!, chau querida Argentina!) para la primera verificación del pasaje y el despacho de equipaje.
Pero esta cola es muy diferente de la de las vecinas de batón y chancleta en los puestos de fruta y verdura de la feria, o de las modernas mamás-empresarias ante los carritos repletos de fast-food en la caja de los supermercados. Muy distinta de la vergonzante de los jubilados tempraneros del horario bancario, o de los contribuyentes de los servicios e impuestos varios.
Un poco más divertida que la de los futuros espectadores de una obra de teatro o un cine de sábado a la noche.
Más pacífica que la de los automovilistas ante el aviso de aumento del precio de la nafta en la ruta en un feriado largo.
En ésta, los carritos rebosan valijas enfundadas en nylon fluor, sobresalen tablas de surf, bolsones de palos de golf, empaques gigantes de alas delta o pequeninos bolsos enjaulados para mascotas, elegantes maletas herméticas que parecieran que tienen crías de tamaño en disminución, como esas eternas muñecas rusas que se meten una dentro de otra.
Osos de peluche gigantes acompañan a portadores que apenas se alzan del piso, cochecitos de bebés cual cohetes espaciales violetas (en mi época sólo existía el rosa o el celeste) (Será por los colores que ahora hay tanta confusión en el plano sexual?, lo dejaré para otro tratado filosófico).
Sofisticados estuches de sofisticados equipos de filmación, o bolsos para cazadores de fieras en las estepas.
Atuendos extraños de vestimentas típicas de otras latitudes, trajecitos Channel de azafatas en rebaño, zapatillas despellejadas de mochileros exhaustos, botas de charol lustrado de algún texano extraviado, tacos aguja para adherirse a la cinta transportadora y no dar ni un paso, borcegos recién bajados del Himalaya, o etéreas ojotas transparentes más livianas que una nube.
Variedad de gorros, boinas, pañuelos, sombreros, turbantes, entramados sutiles sobre el rostro prohibido de alguna afgana, por no hablar de la diversidad de peinados, hebillas, colgantes, trenzas y rastas varias.
De los pies a la cabeza, el sin número de cocalichadas, te puede hacer perder el rumbo! Por lo que es aconsejable mantenerte pacientemente en la cola que describía anteriormente, disfrutando el espectáculo de la variedad humana!
Puedes observar los distintos rostros: entre los nerviosos, los apurados, los perdidos, los impacientes, los relajados, los temerosos, los fóbicos, los disfrutantes, los hambrientos, los ansiosos, los habitué, los de 1º vez!, los qué me importa, los que perdieron de vista al pariente, los que llegan a último momento y se los lleva el viento, los consejeros perpetuos al oído del que viaja y ellos se quedan, los compulsivos a las compras de último momento, aunque sea de unos chicles masticables,  los que no tienen más brazos ni hombros de donde colgarse el exceso de equipaje de mano, los que se siguen fotografiando hasta con el empleado de aduana, los que lloran, los que se abrazan con juramentos “para siempre”, los que ocultan sus emociones, los que se besan de compromiso, y los que lo hacen apasionadamente, y uno se queda mirando…como en una película que quisiera protagonizar…
Las mamás que arropan a sus criaturas entre mantitas asfixiantes por miedo al aire acondicionado. Los adolescentes tardíos que caminan doscientos metros atrás de sus padres para mostrarse rebeldes e independientes, (y no pasar vergüenza de quienes le pagaron el viaje). Los ancianos aventureros que muestran sus increíbles agallas disimulando un necesitado bastón camuflado en elegante paraguas, y medio cuerpo apoyado en su media naranja desde hace quincuagénito tiempo, envidiables!
Asépticos hombres de negocio, hombres de negro, como salidos de un afiche de publicidad de perfumes carísimos, inseparables de sus fulltime celulares adosados a sus orejas hastiadas.
Parejas livianas de preocupaciones, dispuestas como aves a emprender el vuelo de la Vida.
Curiosos adictos a mapas, folletos, y gordas guías Michelín como el libro de Petete, que no despegan la vista ni para enterarse donde están parados en realidad.
Los que investigan los mensajitos de texto cual jeroglíficos de un preciado tesoro por descubrir, con la avidez de un gorrión desenterrando una lombriz, con el cuello doblado para abajo por el peso de una obligación interminable.
Las familias multinumerosas cuyo patriarca se da el gusto de sacar a pasear su tribu completa, todo un potentado! de aparentes afectos a cambio de diversión asegurada.
Despistados que no encuentran ni el mostrador de informes, o no reconocen las puertas de arribo de las de partida!
Matrimonios aburridos de discutir hasta último momento por el destino, las prioridades, las exigencias, los olvidos, las culpas y los reproches, hasta enmudecer en un áspero silencio de desconformismo no declarado.
Mujeres que aprovechan la situación del viaje, para sentirse modelos desfilando por la pasarela, desesperadas por entrar a arrasar al free-shop.
Desesperados que perdieron un papelito imprescindible, o que ignoraban que debían  pasar a declarar algún objeto electrónico, en el mostrador de dos pisos más abajo y cuatrocientos metros atrás, justo cuando están anunciando el último llamado a su vuelo por el altoparlante distorsionado en 5 idiomas!
Los tranquilos habitués que relojean de parado revistas en los kioscos de diarios del día, como quien espera el subte en un andén porteño.
Los que saborean su último café como en el tango, con la cucharita girando hacia un infinito desconocido de presagios…
Los que engullen hamburguesas como si no supieran reservarse para los manjares seriados que serán servidos a bordo.
Los que se aburren… los que se duermen en los sillones tapizados de gris, los que leen la novela que les entretiene la espera.
Los que visitamos antes de embarcarnos, la capillita de la Virgen de Loreto, patrona de los aviadores, por agradecer…, y por las dudas…  Una encomendada nunca está de más!
En fin, si sigo hablando de este increíble submundo que es un aeropuerto, no llegamos nunca. Vamos, arriba!

Estudiadas y especificadas sonrisas de bienvenida del personal de abordo, incómoda espera en el pasillo señalado para autoubicarse la butaca, mientras cada uno acomoda sus bártulos en los compartimentos asignados sobre las cabezas. Miradas cruzadas escrutando al posible futuro compañera/o de asiento, hasta que el misterio es develado, y se realizan las presentaciones del caso, de acuerdo al nivel de sintonía o simpatía. Desde un breve “hola!” hasta contarse toda la vida, la presente y la futura, durante las 13 horas del vuelo sin parar de parlotear, incluso con el agregado de la vida de toda la parentela, en algunos casos extremos.
Comprobar los esenciales elementos dejados por la aerolínea en el respaldo de adelante, como ser la cartilla con las instrucciones de salvataje en caso de accidente (que uno no quiere ni leer a ver si todavía atraes a la mala suerte!), la mullida frazadita para contrarestar los efectos de la temperatura pocas veces en el nivel deseable, una suave almohadita para crearte la ilusión de que dormirás como un angelito, dos revistas de actualidad (una del semestre anterior) con las propagandas de los lugares paradisíacos que aún no vas a visitar (A duras penas, estás pagando éste!), y la pulcra bolsita hermética con los audífonos esterilizados (se supone, válgame Dios!) para disfrutar la música y los filmes en la intimidad de tus propios oídos.
Chequeas el aparatito última generación plasma que se encuentra delante de tus ojos, pero que por suerte aún permanece apagado, ya que sino estarías pidiendo instrucciones extras para su uso (como las que tarde o temprano igual pedirás) a tu compañerito, azafata, o comisario de a bordo.
Estás atento al rugir de los motores ( ¿se estarán calentando como la batata de mi viejo?), mirás por la ventanilla que aún nada se mueve, y te decís interiormente: -“Qué increíble!!!  Ya estoy aquí!”

La voz en off del capitán de turno, presentándose y explicando el destino que vos ya sabés, porque lo elegiste, y lo pagaste! (Aunque nunca está de más una explicación más, no sea cosa que te subiste al avión equivocado como en las películas yankees y armás un revuelo bárbaro para bajarte, y justo se cierran las puertas, y aterrizás en Mongolia, y te secuestran unos piratas… ah no! Eso era otra serie!)
Volvamos a la placidez del despegue: los autómatas aeromozos  explicándote lo que ya leíste en la cartilla, y te seguís negando a escuchar, no sea cosa que vivencies “Terror a bordo” y después encima tengas que convivir con la culpa de haber o no prestado atención a este crucial momento!
Guardados los salvavidas inflables amarillos y las máscaras colgantes de mineros, retornamos a la quietud de los instantes previos al correteaje, ese irreproducible estado de inercia donde tus huesos y tus músculos están millas adelante, pero tu sangre y tu corazón se detuvo atrás!
El sonido en ensordecedor aumento y la horizontalidad dibujando el horizonte en diagonal ascendente.
Abajo los techitos, los autos, los caminos y las arboledas, empiezan a ser de dibujito animado, hasta que las etéreas nubes condensadas nos atraviesan al otro estado de la atmósfera. Aquél en que nos sentimos aves poderosas, dichosas de alcanzar nuestros sueños!
El carrito con el camembert y el champagne de bienvenida, me devolvieron a la realidad del recinto, a los pocos minutos, una cena gloriosa mirando la tele para mí solita, sin tener que pelear por el control remoto con nadie, y pudiendo elegir la peli entre 50 títulos!  “Antes de morir” con Jack Nicholson, fue la elegida, ya que yo también tenía mis propias asignaturas pendientes, y ya allí me las estaba cumpliendo!
Té con bombones & Chopin de fondo aletargaron mi alma hasta quedarme dormida.

Primeras luces anunciaban el aterrizaje en la ciudad Luz. Soy de las afortunadas que pueden dormir toda la noche despatarrada sentada en un avión, un micro o un triciclo, mi angelito de la guarda tiene el sueño de un lirón! Y nada lo perturba.
El avistaje del imponente hangar de aceros y vidrios que se entrecruzan con puentes a distintos niveles, pasarelas, prismas como flotando a distintas alturas, interminables bloques de titanio pulido exquisito, tensores magníficos desafiando la gravedad, el Charles de Gaulle se presentaba con toda su soberbia arquitectura.
Pero por sobretodo, su magnífica cartelería, para seguir como pistas de un juego, en búsqueda del equipaje, y la coordinación con el metro para ir directo al centro de la ciudad.
Y cuando digo cartelería me refiero a la sucesión cada tres metros de indicadores en cinco idiomas, con colores para cada sector, flechas imposibles de no ver, letras, gráficos y simbológia, que no te permiten perderte a lo largo del recorrido subiendo y bajando niveles, incluso tomándote un mini subte de dos vagoncitos, eléctrico y silencioso, casi ni el aire se escuchaba, para arribar a la Terminal correspondiente.
Y cuando digo “silencioso” me refiero a todo el ámbito del aeropuerto, los franceses son tan educados que jamás levantan la voz de una punta a otra para llamar a sus familiares, mucho menos a un taxi! Se mueven como por debajo del agua, como autómatas en el vacío, derechitos, con sus carritos de rueditas todo prolijito y a un justo ritmo, nada de corridas, nada de nervios, todo previsto y establecido.
Tanto es el silencio que imponen desde su medida actitud, que hasta los familiones tanos, algún equipo de basket yankee, y grupos de jóvenes colombianos, tienen que medir sus palabras y gestos, para mimetizarse con la atmósfera de calma y musiquita suave que llena el transparente espacio.
Casi como haber llegado a la Luna, y casi!

Tras las averiguaciones, tomo el metro a la estación Saint-Lazare, y de allí combino con el tren a Rouen. Debo cumplir mi pacto con la amiga con la que quedé en “estrenar París las dos juntas”, dentro de cinco días!
Por lo que ni me asomé en la estación de transbordo, no sea cosa de quedarme atrapada en la fascinación y faltar a mi palabra.
Eso sí, adquirí mi primer auténtica y oriunda croissant! Ésa me la tenía jurada a mí! desde hacía décadas: uhmmm… que placer! Esa manteca dorada deslizando su etérea masa por mi boca voraz.
A media tarde arribé a la gare de Rouen, un pueblito de cuento de muñecas! En realidad, una linda ciudad, pero como yo me empezaba a sentir una niñita, la ví con el cristal rosado de las fantasías.
Típicas callecitas medievales que se entrecruzan con diferentes direcciones, o con ninguna, ya que se cortan en cualquier laberinto. Estrechas y corcoveantes, empedradas sin veredas, los frentes de colores pasteles como tortas, se alzan en sinuosas líneas no alineadas.
No más de planta baja y un piso donde los balconcitos y las ventanas aporticadas, rebosan de geranios y margaritas en flor. Cataratas de color verde desbordan entre los semitroncos que enmarcan todas las aberturas, y coronan los encuentros de los techos de negras pizarras en declive, formando un entramado de repetidos triángulos en los frentes.
Las fachadas más antiguos son de ladrillos combinados en guardas de rítmicos dibujos alternados con piedras grisáceas de tiempo e historia.
Vidrios biselados en ventanitas diminutas, coronadas con cortinas de impecable brocado blanco a media altura, invitando a la curiosidad de asomarse a ese mágico mundo que se intuye en cada interior.
Simpáticos tolditos amarillos o rojos son los únicos testigos de modernidad, para albergar los accesos a los negocios, que funcionan respetando las construcciones originales, señaladas con carteles perpendiculares a la calle, colgantes de arabescas herrerías con el nombre elegido y algún colorido dibujo alegórico.
No faltan campanitas, o angelotes adosados a los muros de entrada, siempre macetas rebosantes a los pies, o carretillas fileteadas deleitando con sus plantas aromáticas.
Pares de sillitas de metal acompañando los repujados de una mesita haciendo juego, invitando al petit-café infaltable en el paladar de sus habitantes, y cuanto turista dispuesto a disfrutar de la paz y la alegría de Rouen.
Orgullosos de su gótica catedral inmortalizada por Claude Monet en sus frescos de infinitas manchitas engamadas, ejemplares maravillosos del impresionismo!
Cuenta la leyenda, que el artista se había alquilado un cuarto justo enfrente de la cara principal de dicha iglesia, para disponer de todas sus horas a retratarla con las diversas luces del día y de las épocas del año. Son tantas y maravillosas las variantes exultantes de belleza que ha hecho de esta obra!.
La mañana que traspuse sus imponentes muros, Dios me regaló un concierto de Bach que estaban ensayando en su majestuoso órgano. Como lanzas, las notas flotantes bajo la cúpula, me arrojaron de rodillas al piso imponiéndome piel de gallina y lágrimas de agradecimiento ante semejante voluptuosidad.
Así me estaba recibiendo La France, con su poderío de excelencia!
Por supuesto la visita a la casa de campo del pintor es una de las atracciones que se  proponen, como así también el museo de los Bellas Artes, donde tuve el primer contacto en directo con sus obras obviamente, junto a algunas otras de Renoir, Cezanne, Boudin, Manet, Degas, Delacroix y un Van Gogh!
Y ya les hablaré oportunamente de este primer “reencuentro” con Théodore Géricault!
Otra maravillosa Catedral es la de Juana de Arco, erigida como monumento en el preciso sitio de su martirio, en la plaza homónima.
Ésta es de una arquitectura atípica, absolutamente contemporánea, construída en 1979, con vigas torneadas en madera de arce, arremolinándose en espiral ascendente, enmarcando estilizados vitreaux multicolores, que crean una atmósfera interior de calma y congoja conjunta…
Luego de homenajear en silencio a esta valerosa doncella, nada mejor que un paseo acariciando frescas verduras y frutas recién cosechadas, por el Viejo Mercado. Un deleite para el alma y el paladar!
Aunque para paladares exigentes, los rouenses se jactan orgullosos con “La Couronne”. El más tradicional restaurante ubicado exactamente enfrente, donde el pato es ofrecido como el plato más exquisito de la carta, y obviamente a un precio sideral!  Es que aquí concurren los famosos y magnates de todos los tiempos, desde Jean Paul Sastre, Sophia Loren o el príncipe Rainiero…. Y yo!  Porque no privé de pedir en mi precario pero elegante y educado francés incipiente, el permiso para conocerlo interiormente. Y me dí el gusto! El maitre me acompañó por los distintos salones ambientados con detalles intimistas de preciosas lámparas Tiffany, gobelinos, marqueterías, cortinas y manteles de lujosos bordados, por no hablar de los tapizados, la vajilla de porcelana, la cristalería y la platería en cuanta bandeja, cubiertos, y jarras que viera al pasar.
Una noble escalera de roble entrecosía los dos pisos que albergan los exclusivos espacios para eventos privados, recoletos de intrigas amorosas, políticas o comerciales .
El aroma de exquisitas salsas iba embriagando mi espíritu y me sentía transformada en una condesa de los tiempos de los nobles. Casi llegué a imaginar que el mozo se convertía en Napoleón, cuando me convidó una elegante copa de champagne a modo de bienvenida desde las tierras de Maradona!
Que bochorno! Me pinchó el globo de la fineza reinante hasta el momento de semejante  descubrimiento! Yo compatriota de este seudo héroe mundialmente famoso!  Era hora de empezar a acostumbrarme, ya que parecía el pasaporte de identidad de todo aquél que preguntaba por mi procedencia.
En fin, aclaro que tampoco brindé por ello con el cáliz de burbujeante néctar, ya que no tomo nada de alcohol, y menos a las cuatro de la tarde, tenía mucho que recorrer todavía!  Perdón!
Qué qué comí? Nada!!!!  Dije que fue solo una visita!. Además soy vegetariana, no les voy a dar de comer a los que matan a los pobres patitos!
Me despedí con la cortesía y las reclinaciones de una dama, para proseguir con mi caminata por el Sena, el mismo que llega desde París buscando el mar.
Arrepentida de la declinación anterior, decidí darme una nueva oportunidad de brindar por la alegría! con una cervecita en un precioso barcito a su vera, disfrutando un atardecer mágico, después de un día bien cumplido!

El aroma de la “patisserie” de enfrente al hotel, me devuelvió al aura de un nuevo día.
Bajé embelesada, dispuesta a adquirir mi baguette para mi petit déjeuneur, y extasiada compruebo que es imposible decidirse entre las mil y un variedades de panes, bocadillos, galletas, tortas, y todo lo que engorda! concentrado en una vidriera digna de una joyería!
Estudié los anaqueles con la ambición de quien sabe que va a cometer un pecado mortal. Ahí es donde empezaron los gramos a juntarse en los 5 kilos que me traje de más en este viaje! (Y que aún se niegan a despedirse de mí!)
Con la excusa de que uno no hace semejante travesía para estar privándose de algunos placeres mundanos, arremetí con unos cuantos saborizados, trenzas, caseritos varios y croissants por las dudas tuviera inanición de media mañana… No sea cosa de desfallecer en mi 2º día en La France! Le Havre me espera!
Pertrechada con mis suntuosos alimentos, encaré al tren como si supiera. Las cartillas de horarios se cumplen a rajatablas, así que sólo hay que seguir las instrucciones!
Le Havre es patrimonio mundial del modernismo, como verán, un cambio súbito de escenario, como cuando el mago pasa la servilleta delante de la galera, y aparece otra cosa. Así resultó la urbanización de esta pujante ciudad que fue desvastada durante la 2º Guerra Mundial, y reconstruída en su totalidad apelando a los arquitectos top de ese momento, quienes se sacaron chispas en lucir sus más avanzados proyectos. Convocados desde el Gobierno Municipal, dieron inicio a la moda que después se trasladó a todas las urbes que quisieron destacarse atrayendo turistas a ver sus ejemplares edificios.
Alquilé una bici para recorrer los infinitos blocks racionalistas, todos grises y ásperos, que conforman islas en medio de extensos estacionamientos vacíos de autos y de compasión. Aburrida de esa panorámica, retomé por la costanera, contra viento y marea, ya que el Atlántico se estaba imponiendo con sus vientos otoñales, pero sentí el placer de gritarle a su través el nombre de mis cuatro hijos, invocándolos desde el viejo continente!
Veleros amarrados a la costa saludaban en un vaivén incontenible como sonrisas dibujadas en la plata del agua.
La fuerza del pedaleo, me llevó hasta la moderna San Patrick, cuya cúpula cuadrada en altísima torre dejaba filtrar la luz sobre millones de banderines marinos, colgados cruzados desde lo alto, en el interior de una Iglesia! Más bien parecía un puesto de kermesse gigante!
Y es que ese día era la Fiesta Nacional del Mar, y Le Havre su sede, por lo que toda la ciudad estaba engalardonada con motivos náuticos.
En un galpón cercano, exponían los concursantes de maquetas de embarcaciones hechas a escala, aún en sus más preciados detalles, hasta con tripulación de muñequitos a bordo!.
Eran “juguetes” de orgullosos “personajes” con atuendos de remera a rayas azul y blanco, infaltable gorra ladeada, con escudito sobre la frente, abundantes bigotes y barbas de pipas humeantes, ninguno menor de sesenta!
Cada uno, munido con su control remoto dispuesto a demostrar sus habilidades ante el embate de una mínimas olas en una gran pileta lindante!
Coloridos puestitos de comidas típicas, distribuídos por todas las calles adyacentes, preanunciaban la fiesta nocturna que se convocaba bajo la luna llena.
Música de acordeones y armónicas, entre globos y afiches anunciadores de los distintos eventos. Todo era una Fiesta! Y yo estaba invitada!
Había llegado, una vez más, al lugar y en el momento indicado!
Proseguí la pedaleada hacia “El Volcán” de Niemeyer, mítico teatro diseñado por el arquitecto que coconstruyó Brasilia, y la emblemática “Le Ville”, ex hotel devenido en Alcaldía.
Con mi última potencia, me deleité por los bosques de Montgeon, especie de nuestro Palermo, con lago idénticamente copiado, sólo que con rosados flamencos!. Senderitos de hojas crujientes, que suben y bajan lomaditas de frescos tréboles en flor, brisitas entre las altas ramas filtrantes de las últimas luces del día, silencio dejado por los últimos visitantes, y la extrañable sensación de estar perdida…
Tanto dejarse llevar por el éxtasis, solté el control del mapa, y no sabía  por donde debía volver…Otra que Caperucita montada!
Unos faros me alumbraron de frente, y el ángel que conducía me preguntó en soberbia educada lengua francesa:
-“Algún problema? Está desorientada? Sígame, yo le indico la salida…”
-”Merci monsier!” – y no dudé de que siempre Dios está conmigo, aún lejos de casa!



Llegué con el aliento agitado a devolver mi fiel vehículo en la agencia.
Pasé por el hotel a ducharme, y salir corriendo al muelle. No me iba a perder los coros de Marines! Con sus pañuelitos rojos como gatitos enlazados al cuello , alrededor de los escotes de las tradicionales remeras, igualitos a Popeye!
Para acompañar la musique!?  Danzas circulares! Casi todo el pueblo, reunido en un gran abrazo de espiraless concéntricos, girando para un lado y para el otro, combinando pasos y saltitos, al compás de los acordes.
Ya adivinaron quién estaba allí? Entre un noruego y una auténtica normanda? Y sí! No me lo iba a perder!
Como broche de oro de la noche, el estruendo de los fuegos artificiales, colorearon la noche sobre el mar. Para mí continuo asombro, los destellos no iban sólo para arriba, sino que también “caían” chorros rojos de fuego en cascadas, desde las barandas de un puente idéntico al ”De la Mujer”, en el puerto Madero porteño. Después supe, que también era obra del arquitecto Calatrava, catalán que va sembrando chiches por el mundo!
Esos chorros se fundían como lava hirviente en las aguas oscuras, levantando una neblina rosada como velo de novia (no tan virgen como las de blanco, pero bellísimo al fin!), que parecía hacerme flotar en una nube de ensoñación, remontándome a mi cielo personal!
Sorpresas te da la Vida… La Vida te da sorpresas…!!!

Bonjour!… bus a Honfleur….”Mundo de las Mariposas” es el lugar que tengo programado para ese día.
Salida del racionalismo, vuelvo a una típica aldea de la Normandía, zona rural costera al mar. Verdes colinas con vaquitas, dignas de una propaganda de manteca. Ésas imágenes de rubias jovencitas con el lívido sombrerito de encaje en puntas para arriba, tipo “La novicia rebelde” y el cántaro de leche sobre un hombro y la mano libre en la cintura, con delantal de voladitos sobre anchas afelpadas polleras y breteles cruzados atrás.
Sí! Ésas! Y lo gracioso es que no sólo están en las láminas de turismo de la región, están de verdad! Suben a los micros (sin el cántaro de leche), caminan por las mismas calles, y compran en el supermercado!
Como si nosotros entráramos a Carrefour con bombacha, poncho y espuelas! Salvando las distancias! Al fin y al cabo, el Carrefour es de ellos y pueden hacer lo que quieran!
Trés jolies!  (Muy lindo! en francés) (No tres jo”y”as, jolias! burros!).
Muy pintoresco! Muy alegre! Muy pacífico!
Honfleur es un refinado pueblo sobre la costa con una gran bahía, a cuyo alrededor se encuentran carísimos restaurants, negocios de souveniers (regalos/recuerdos)  (todo voy a tener que andar explicándoles?), degustación de vinos de la región (cada una se jacta de tener los mejores), y como su nombre lo indica, maravillosas florerías!  Que compiten entre sí en las presentaciones de los ramos, de los paquetes, de las vidrieras, y obviamente de las especies!
Horas de contemplarlas y tratar de retener tanta belleza, dentro de mi máquina fotográfica, y de mi corazón!
Aún tengo impregnado el perfume de ellas, mezclado con el del mar…
Y qué decir de la visita al mariposario?
Un espacio gigante techado vidriado, pleno de vegetación simulando una foresta subtropical (o sea que apenas entrás te transpirás todo, pero no importa!), donde millones de alitas revolotean a tu alrededor en multiestelares danzas de armonía y color! Algunas se te posan en la cabeza (olvídate de lo que hacen las palomas, éstas lo harían insignificante, y sino? Qué bendición!), en los hombros, en las manos, se prenden de tu camisa, te hacen jugar, te llevan a su mágico mundo de varitas en el aire, te obligan a sonreírles, a levantar vuelo!
Verlas libar en el centro de los capullos, esconderse entre los estambres, y revolotear como princesas caprichosas sobre los bebederos de pie, puestos como al azahar….
Cada tantos metros del recorrido propuesto, hay banquitos para relajarse al son de sus revuelos. Yo me sentía en el Trono de la Reina Naturaleza!
Lástima que mi cámara es tan sensible como la dueña, y se empañaba de emoción, apenas le abría el lente para captar toda esta divinidad. Me la tuve que traer toda puesta en el alma. Y cada vez que una de ellas me guiña un ojo, evoco ese lugar maravilloso, gracias Honfleur!

Por la tarde me despidí del paraíso, a bordo de un micro que en Caen haría transbordo con el SCNF (línea de trenes interurbanos) al Mont Saint Michel, mi próximo destino.
Acurrucadita en el primer asiento, para disfrutar la panorámica de la campiña francesa en flor, con mi inseparable sombrero azul sobre mis ojos entornados, me hecho una siestita sabiendo que me la estoy perdiendo. Mis duendes hoy me traicionaron, ya se han dormido…

19 Hs. Silbato en la estación Pontorson, última para antes del emblemático Monte.
Decido buscar un albergue en esta localidad, para no llegar de noche a un lugar desconocido. Parece un sitio amigable.
Camino por la única calle principal, arrastrando mi carrito cansado, oteando los carteles, en búsqueda de un alojamiento potable. Giro en alguna esquina, buscando a alguien a quien preguntar. Nadie por aquí, nadie por allá…
Parece un pueblo desértico, pero no, porque cada casa tiene sus luces prendidas, y se escuchan familias parloteando tras las ventanas, reunidos alrededor de las mesas. Claro! Es la hora de la cena, y en este pueblo se respeta religiosamente!
Ya todos los comercios están cerrados, y mis pies se niegan a seguir avanzando…
Respiro hondo, e invoco a algún ser extraterrestre que me indique alguna posada.
No sé si será por eso, pero este marciano pasó en una moto, y ante mi gesto de interrogación, se detuvo gustoso a hacerme el croquis verbal del circuito que todavía debía recorrer para llegar, algo así como diez cuadras francesas (algo así como las cordobesas), “en alrededor de 25 minutos!” Ja! Ellos todo lo miden en tiempo, no se olviden que las ciudades medievales distan de tener una cuadrilla regular.
Munida con la esperanza de encontrarlo, y mi bolso que duplicaba su peso a cada adoquín del camino, sonreí agradecida, y proseguí la caminata.
Lo que no me aclaro el marciano, que además era en subida, claro!, acercándose al monte!
Evidentemente llegué y sobreviví!, por eso estoy aquí contándoselo.

Con el ánimo renovado, tras el descanso, la ducha y el desayuno, encaré el dedo hacia el Mont Saint Michel, baluarte del turismo en La France.
En el lugar que decidí pararme para la maniobra, se hallaba otra joven mujer, como yo!, dispuesta a lo mismo: hacer dedo para sortear los 20 km. que nos distanciaban de la meca del día.
Enseguida congeniamos, y como siempre, dos es más que uno!, al instante se nos detiene un micro de línea, de doble altura, super moderno, y vacío!
Sólo su chofera negra con su afable sonrisa (sí! Chofera, y qué? Estamos en el 1º mundo!) (y le deben pagar la mitad que a un hombre) (y un cuarto si es hombre blanco!) En fin… no voy a ser feminismo ahora justo que conseguimos micro: nos invita a subir, y en un ratito descubrimos entre la neblina, la imponente silueta de la Abadía. En 10´ más se detuvo directamente en el estacionamiento reservado para vehículos especiales, y no pasamos por la boletería!
Empezaba el día con suerte!: Nueva amiga, de Nantes la chica, transporte gratis al instante, y entrada directa sin fila ni ticket!
Una extensa área arenosa rodea la península donde se emplaza este increíble fuerte, luego castillo, prisión y finalmente abadía, ocupada por los monjes benedictinos. Una villa perimetral donde habitaban los soldados, sirvientes, esclavos, monjes, comerciantes, etc., ahora convertida en cocoliche de souveniers, museos truchos, tiendas de recuerdos, y elegantes restaurants, tras la muralla fortificada que la rodea.
Cuando suben las mareas, todo queda separado del continente, salvo por un estrecho istmo, donde se podía controlar muy bien el paso del enemigo, y al cerrar las compuertas, quedar a salvaguardo.
Es una escarpada montaña rocosa, donde es inexplicable suponer cómo hicieron en el siglo XIII para subir todos los materiales, ornatos, alimentos, etc. que se necesitaron para dar vida a semejante población. Realmente un monumento al esfuerzo y a la conquista!
“Cuando se quiere se puede!”- dicen algunos.
Y así era que yo estaba allí, admirando las gaviotas en las playas formadas por la bajamar, tratándome de explicarme cómo maravilla logré hacerlo?!
Cómo llegué hasta allí?!
Cómo miércoles (era ese día!) se agradece tanto?!...
Tras una gloriosa meditación de pacificación, me entreveré con los peregrinos que no cesan de llegar, como abejas a un panal.
Al pie de unas escalinatas, atraída por el espectáculo de ver batir huevos en un gran tazón de cobre, al ritmo acompasado de los tenedores mezclándolos, encontré otro tradicional restaurant de la Bretagne, “La Mére Poulard” (Mamá Gallina). La cocina de este sofisticado y refinado restaurant es famosa por sus omelettes, y al estar abierta a la callejuela, todos los transeúntes nos vemos tentados de bailar esta batucada a la francesa!
Algunos más afortunados, hasta de entrar a probar la humeante especialidad.
No fue mi caso, debí conformarme con un yogurt al paso!
En fin… con el alimento espiritual estaba más que conforme!
Así que protegida y bendecida por el Arcángel Miguel, me despedí de las instalaciones y retorné a mi hogar-hostel, a cumplir algunas tareas hogareñas como lavado de prendas interiores (a punto de acabarse el stock previsto), y alguna comprita de supermercado anexo: un quiché lorraine de cajita de congelados para microondas! No todo estaba perdido! Vive La France!



Al día siguiente debía ordenar mi recorrido para arribar a París al encuentro establecido con mi amiga.
Tras las correspondientes averiguaciones, decido tomar un micro a Dol de Bretagne, para conocer otro pequeño pueblito de la región, y allí hacer combinación con el TGV (tren de alta velocidad) directo al aeropuerto Charles de Gaulle, arribando 17,45.
El vuelo de Majo de Luthansa proveniente de Buenos Aires, arribaría 17,50.
Estando a diez cuadras de la estación, y con el tren -cuya locomotora parece un cohete- próximo a partir, se larga un diluvio universal!
Si caminaba bajo esa lluvia, me empaparía de forma nada elegante, por lo que me guarecí bajo una marquesina.
Pasados algunos minutos, y ni miras de apaciguarse, rogué a Dios con todas mis fuerzas, ya que si no llegaba a tiempo y perdía ese tren, el encuentro jamás se produciría ya que ninguna de las dos tenía celular, y apenas la dirección de nuestra desconocida anfitriona en París, amiga de un amigo…
Como si hubiera sido Moisés, las aguas se detuvieron por 5´, los suficientes para correr a la gare y alcanzarlo, por supuesto de una forma muy porteña y desaliñada, pero en fin, arriba al fin!
Sus asientos de pana –como para darle envidia al Roca de acá- cobijaron mi siesta bajo mi contento sombrero azul.
El silencio hermético sólo se rompe con el anuncio en off, de una distinguida vocecita francesa anunciando las pocas paradas intermedias, con una musiquita característica antes y después de la frase grabada, una delicia para el oído! Nada comparable con el vozarrón de turno de los guardas del Mitre!
De repente, para mi sorpresa, se me acerca la chica de Nantes que había conocido en el micro a Saint Michele! Qué chico es el mundo!  Ella retornaba de sus vacaciones.
Debo confesar que estaba un tanto preocupada en que los 10´de diferencia entre mi arribo y el de Majo, fueran escasos para recorrer semejante aeropuerto, buscar la puerta de su línea aérea, cambiar de Terminal en caso que la que arribara el tren no coincidiera con la del avión, etc.
Yo siempre queriendo sacarle el jugo (no es una alegoría a mi vida pasada!) al tiempo hasta último momento, que quizá hubiera sido más prudente, tomar el TGV del día anterior, pero me hubiera perdido la Fortaleza!
“Y bueno” -pensé , de todos modos me esperará un rato, no se va a ir sin mí!
Además hasta que recoja el equipaje, sellé la entrada del pasaporte en la aduana, ubique los carteles indicadores, etc. me daría algún tiempito de margen!
Estaba en estas cavilaciones cuando la dulce francesita del altoparlante anuncia la llegada a París!
Qué emoción!  Por fin, yo también llegaba!


Bajo ordenadamente entre un sinfín de derechitos franceses almidonados y busco con la vista el letrero indicador.
No más de cinco pasos al frente, en el mismo nivel! Aparece el mostrador de informes de Lufthansa.
Pregunto por el vuelo asignado y me indican la puerta de la derecha.
Sí! Ahí nomás a la derecha! (Y no era el baño!)
Intranquila por la desconfianza de algún error en el entendimiento del idioma…, de que fuera tan fácil encontrarme una vez más en el lugar indicado, en el momento…. del arribo de Majo!!!!
Con exacta sincronicidad, se abrió la puerta G5 , y cual hada de cuentos de fantasía, la rubia apareció!
Su mejor sonrisa la precedía!
Al unísono gritamos nuestros nombres y largamos los bártulos para abrazarnos en una carcajada sin fin! Incrédulas aún del Milagro!

Tras las fotos de rigor ante los gigantes ventanales que transparentan las pistsa infinitas pobladas de internacionales aeronaves, la conduzco -como una experta- por las cintas de los pasillos correspondientes, descendiendo niveles hasta el metro que nos acercaría al departamento de Elodie Renaud, en pleno centro de la Capital Luz!
Un lujo! Y un lujo de persona cuando la conocimos 24 hs. más tarde!
Ella  tuvo un viaje imprevisto y arrivaría al día siguiente, por lo que nos dejó confiadamente las llaves en la portería del edificio, y sin conocernos siquiera!
Conseguí su contacto a través de un amigo en común. Unos breves mails, nos auspiciaron una entrañable amistad y ante el pedido de ser nuestra anfitriona y guía en su ciudad, nos ofreció alojamiento por tiempo ilimitado!
Cuanta generosidad!  Y después dicen que los franceses son antipáticos… Nada que ver!  Desde que entramos al subte, apareció alguien para subir nuestros bultos, otro para para asesorarnos en las paradas restantes al destino, y otro para darnos la bienvenida!  Obviamente dos chicas bonitas, con sonrisas irresistibles de felicidad ante un mapa desplegado, siguiendo con el índice el recorrido, movía a ser partícipes de la Fiesta!  Ambas estábamos cumpliendo nuestros sueños, y eso se notaba!!!

En medio de una multitud, tratamos de bajar con nuestras frondosas valijas en Denfert Rochereau. , fue casi como llegar al Once a las 18 hs!  Pero una vez más, ángeles intangibles alzaron nuestros bultos por sobre las cabezas y llegamos al andén como en una nube de algodón… escaleras mecánicas a la superficie…. y finalmente la rue!….Estábamos pisando Tierra Santa!
Los tilos del boulevard al atardecer nos escoltaron las dos cuadras que nos distanciaban de St. Jacques.
Ahora sí! Fue como arribar a esos diplomáticos edificios de la Av. Alvear y Posadas en nuestra ciudad natal, sólo que allá, los originales, son aún más ceremoniosos.
Un elegantísimo portal en pesado hierro fundido nos abrió el paso a esta realidad colmada de fantasía y placer que nos habíamos propuesto.
Altos muros de sillerías beiges enmarcando la entrada de lustroso mármol en damero con guarda perimetral estrictamente negra, como los labrados zócalos al pie.
Una araña soberbia desde el centro del cielorraso de cornisas en volutas, como remontando nuestro aliento a la entrada de este palacio, más allá de nuestra imaginación. Y esto era sólo el palier!...
Una regordeta encargada nos dió el llavero, sin más curiosidad de quien cumple órdenes.
Nos metimos en la pequeña jaula de cristal, (perdón!, de bronce repujado con marquetería de cedro lustrado, una joya de ascensor! Y que botonerita! Como para los delicados dedos de un relojero…)  para ascender a nuesto paraíso personal.
Más fotos para registrar el momento sublime del ansiado arrivo…poner la llave como en “Feliz Domingo” (Los menores de 30 se perderán la alegoría por ser demasiado jóvenes), girar el platil del picaporte, y….
Incrédulas de estar paradas donde estábamos, un simpático y hogareño piso, con todas las comodidades imaginables: cocina super moderna de acero, con microondas, jarra eléctrica, exprimidor, licuadora, todo a la mano! Y la heladera llena! Coqueta mesita de roble con perfumado florero para recibirnos, ancha cama con mullido acolchado blanco espuma; un jovial futón acompañado de mecedora, armaba el living pleno de revistas de moda y decoración, (francesas auténticas!, otra que “Para Ti”!) una interesantísima biblioteca , con material de historia, cine y fotografía; -a mí juego me llamaron!-. La infaltable Note-book a nuestra disposión. Simpatiquísimo baño, con miles de potes, pomos y extravagantes envases de sofisticadas cremas y perfumes -propiedad obviamente de Elodie- diseminados ante el espejo de acero y plata. Equipo de música ultra moderno con miles de Cds. a su alrededor, y hasta un piano! Virtuosa y polifacética se intuía nuestra invitante.
Suaves cortinas de voile, insinuaban el arco del ventanal …..con vista…. a la Tour Eifell !!!.
Corrimos al minúsculo balconcito, giramos la aldaba dorada, y aspiramos todo el aire posible, como acariciando el sueño tan preciado.
Nos sonreímos cómplices, y largando el equipaje sin ton ni son, nos propusimos una carrera hasta alcanzarla!
La torre estaba bañada en una luz azul brillante, con doce estrellas titilantes, más bien parecía una nave espacial detenida en los jardines de nuestros deseos!
Bajamos a la calle, y como si supiéramos encaramos la avenue Montparnasse hasta Lecourbe. Ibamos zigzaguendo buscando orientarnos con las luces que nos llamaban desde la cima, como un arbolito de Navidad. Ni las tentadoras vidrieras, ni los cafés en las veredas lograron disipar nuestro objetivo, íbamos a toda marcha al encuentro de nuestro merecido Premio!
Retomamos la dirección una y otra vez, tras encarar erróneamente alguna diagonal que se nos insinuaba generosa, cruzamos varios parques bajo señoriales faroles,  y llegamos a la conclusión, que era lejísimo…
Pero teníamos toda la noche por delante, y ambas sabíamos que no nos detendríamos hasta alcanzarla, dejando a nuestros pasos, estelas de carcajadas e ilusión.
A medida que nos acercábamos, con la certeza de que ya casi nada faltaba, la “olíamos” entre las oscuras copas de los árboles, tras aquellos edificios, casi pasando ese monumento…. al final de la siguiente rotonda….iniciamos un trotecito in avanti que se transformó en vertiginosa picada, cuando finalmente la descubrimos al final de la avenida Sufren!
Los pocos transeúntes que quedaban a esa hora, nos miraban pasar desorbitadas, e intuían nuestra alegría, uniéndose con sonrisas y vivas al paso!
Llegamos!!!
La mole de hierro e ilusión se erguía oronda ante nuestras llorosas miradas de emoción. Un tibio escalofrío se enturbiaba entre los latidos galopantes que no cesaban de decirnos: -“Es verdad! Aquí estás! Lo has logrado! Te lo mereces! A disfrutar! Gracias a Dios!
Qué maravilla! Es GIGANTE!!! Mil veces más grande de lo que intuía en las figuritas! Sus 4 patas de fornido peso cobijando este corazón sorprendido de dicha, bajo el paraguas de su entramado infinito, que incita al juego de mirar el cielo a su través.
Como un embudo invertido, va realizando la alquimia de la excitación a la certeza de quien se lo propone, llega! Tarde o temprano, siempre se llega… Que los sueños, están allí para desafiarnos a alcanzarlos… y que cuando los tocás, el mundo brilla! a tus pies!
Cuánto genuino orgullo! Más cuánto glorioso apoyo de Aquél que siempre me acompaña…! Cuánto Agradecimiento que no me alcanza con bendecirlo!...

Nos acercamos sigilosas a la boletería como si se tratara de la puerta de una gran juguetería, intrigadas de cómo “entrar y subir!”
El cartel nos informa que el horario de visitas concluye a las 23.
Ni lerdas ni dudosas, siendo las 22.40 –una vez más: “Gracias Dios por esta cuotita extra!”- nos zambullimos en los molinetes, y directo al ascensor que va a lo más alto, sin escalas!
Mentirita: lo más alto es un super restaurant al cual ya no aspirábamos, un poco de moderación si vous plait!, así que nos contentamos con el 2º nivel: una terraza desde donde disfrutamos la vista de nuestro Paraíso de la noche! Descubrir París desde las alturas, con sus miles de lámparas encendidas, el Sena orugando abajo, como para lanzarnos en vuelo de mariposas en flor!
Todas las promesas y los conjuros para endulzar la Vida, se sellaron bajo esta luna llena que Dios sigue regalándonos de bienvenida!…
Risas y lágrimas se nos mezclaban entre los cabellos volados al viento que nos soplaba felicidad infinita, como una premonición, como una bendición!
El tintinear de los flashes sin fin, compiten con las estrellas saltarinas de carcajadas y suspiros.
Por un instante, me aíslo en un aura se silencio y gratitud, inhalando una paz alegre y reconfortante, dejando a mis ojos pasear en calma, por todo ese horizonte sembrado de esperanzas para los días venideros…
No éramos las únicas en ese estado de gloria: miles de japonesitos serios jugando tras sus cámaras; robustos vikingos recién desembarcados; parejas de enamorados bajo su correspondiente luna de más que miel; algunos niñitos corriendo a esconderse tras las columnas de rítmicos apretados bulones; madres protegiendo del vendaval a sus cochecitos bajo los aleros; perseverantes haciendo la cola para poner la moneda en el largavistas público antes de que cierren; algún despistado buscando la salida, latinos gritando su último avistaje a voz en cuello; flemáticos ingleses apuntando el horario exacto; turbantes y saris hindúes enroscados en cuerpos morenos…un muestrario de la raza humana gozando de su alcance.
De repente: -“Che boludoooo!...”-  a nuestras espaldas. Fue imposible no reconocerse “en casa!”, un grupito de 4 muchachos argentinos, recién llegados como nosotras! compartiendo la Fiesta!
Por supuesto estallamos de risa, y se dieron cuenta que los reconocíamos como conciudadanos, todos de Buenos Aires, y de zona Norte!...
No nos echaron a escobazos, porque los franceses son muy pero muy educados, pero la verdad, es que nos negábamos a bajar, fuimos el último ascensor descendente de la noche. Les cuento que hay cuatro ascensores, uno en cada pata, y que corren en forma oblicua, siguiendo la inclinación de las mismas. Cada cabina es como un departamento de 1 ambiente!, algo así como 18 m2, capacidad como para 30 personas simultáneas. Son de hierro, madera y vidrio. No te alcanzan los minutos del ascenso para descubrir la  vertiginosa vista de la ciudad entre los remaches de los tensores de acero y la arboleda que la esconde hasta un 3º piso.
Nos despedimos de nuestros imprevistos conocidos con las falsas promesas de inmediatos futuros encuentros.
Bajamos extenuadas de la risa como si hubiésemos escalado el Himalaya! Cruzamos la plaza, bajamos unas escalinatas, y nos premiamos con nuestro primer “crêpes” a la orilla del Sena. Nos sentamos en el borde de su costanera, cerca del Carrousel, a admirar la torre iluminada de azul. Descubrimos que las 12 estrellitas doradas, símbolo de los países reunidos en la Unión Europea, titilaban a la hora exacta, y a la media.
Qué más regalo se le puede pedir a la Vida?
Tras una breve información, corrimos a la estación a tratar de alcanzar el último subte de la noche, a St. Jacques.
Entrar al depto, y morir en la cama, fue sólo un movimiento.
Pensar que mi amiguita venía desde Baires-Franckfurt-París, y yo desde Le Drol de Bretagne en la mañana de ese mismo largo día!

En la mañana del siguiente, tras la recomponedora ducha y el exquisito desayuno (tomamos prestado a cuenta, un saquito de té compartido y unas galletitas, ya que de compras aún nada…), salimos a los brincos, como dos colegialas en su primer día de clase, por la Saint Michel hacia los jardines de Luxemburgo.
En el trayecto encontramos un locutorio con cabinas de Internet, cosa absolutamente extraña en el primer mundo, ya que todo el mundo tiene más de un celular, i-pod, i-phone, note-book  y cuanto aparatito comunicador existe. Por lo que las cabinas son para los pocos turistas que no andamos atados a ningún cable, pero, en ocasiones, sentimos la emoción de contarles a nuestros seres queridos, por donde andamos y lo lindo que la estamos pasando!
Mientras Majo escribía, yo me asoleaba en las típicas sillas de chapa que rodean al lago-fuente del centro del parque, rodeado a su vez de multicolores flores en macizos de poca altura pero gran esplendor. El sol decidió acompañarnos.
La Sorbone fue la siguiente parada, en un barrio lleno de barcitos y librerías, como la típica Shakespeare & Co.
Se ve que no teníamos pinta de estudiantes, ya que nos frenaron en la entrada de la prestigiosa Universidad, y nos propusieron para las visitas organizadas en días determinados.
No ofendidas, seguimos la marcha hacia la “Ile de la Cité”, o sea, atravesar un brazo del Sena, por el Petit Pont, para entrar en la isla, original sede de la ciudad en sus primeras fundaciones, varios milenios atrás, y donde se encuentra, en otros famosos edificios, la emblemática y soberbia Notre Dame. En esta ocasión, absolutamente engalardonada para el arrivo  del Papa Benedicto al día siguiente, toda primorosa en los jardines circundantes, y vallados precautorios.
Como nuestros egos funcionan a la perfección, lo tomamos como un regalo de bienvenida hacia nosotras, nobeles visitantes, y recorrimos el solemne interior con el caradurismo de quien no se da por aludido.
Realmente majestuosa, pero para entrar en detalles constructivos, pueden entrar a wikipedia e informarse, nosotras teníamos mucho más por recorrer en un día. No se olviden que era el primero, y uno quiere devorarse todo París en el mismo tarascón de la baguette que nos alcanzó de almuerzo al paso, mejor dicho al trote!
Rodeamos la catedral por atrás hasta desembocar en una callecita primorosa, la rue Chandinesse, donde además de tiendas con todos los mismísimos millones de souveniers que viéramos en todos los negocios, puestos y kioskitos ambulantes por doquier durante los siguientes quince días, hay un restó primoroso, al que me juré volver el día que sea millonaria! (como dicen los chicos). En su fachada cuelga un aro con un loro distinguido, haciendo juego con los vivos colores del patio interior que se insinúa tras una voluptuosa enredadera que cae desde los balconcitos del primer étage. Las ventanitas de cristal biselado plenas de geranios enmarcando el pórtico de acceso. Las tradicionales mesitas de hierro forjado, agrupadas de a pares, invitándote al solaz en la vereda llena de macetas amarillas. Y un aroma a fondeau…irresistible….
Será para la próxima! Aún faltaba mucho en nuestro itinerario pautado: pasamos por el Hotel Dieu, antiguo orfanato, ahora hospital, antes de llegar al Mercado de flores y pájaros.
Les cuento? Imposible! Eso hay que vivirlo…. Cómo hago para describirles todos los perfumes enlazados en la algarabía de los más fantásticos ramos de sutiles orquídeas, vivaces tulipanes, rosas gigantes, capullos blanquísimos, celestes guirnaldas de glicinas, y cuanta variedad puedas imaginar….
Las flores, son para mí, en París y en todas partes del mundo, la “belleza” materializada, entonces… cómo encerrarlas en palabras…?
De los pájaros no digo nada, porque me dolió mucho verlos enjaulados, sin poder abrir sus alas… sin poder volar….
Así que continuamos con las bellezas, nos dirigimos a la Sainte-Chapelle, una joya de la arquitectura gótica y un lugar místico y mágico al mismo tiempo. Extraña capilla de dos plantas, ya que abajo oraban los sirvientes, y en la planta de arriba, por supuesto, el amo y señor, el rey y su familia. Luis IX la mandó construir en el 1248 –mucho antes que Colón nos descubriera!- para albergar algunas chucherías que se trajo de las guerras a las que jugaba allá en el lejano Oriente. Cuenta la leyenda que consiguió por unos pocos pesos la Corona de espinas y unos retazos de la Cruz de Cristo. Vaya a saber dónde los albergó, porque ahora no quedó nada! Con todos los tickets de entrada a los miles de turistas diarios, podrían construir otra con reliquias y todo all include!
Cientos de delgadísimas columnitas de 15 metros de altura, sostienen unos vitrales enormes con escenas religiosas, cual un delicioso caleidoscopio en tonos rojos, verdes, malvas y dorados. La bóveda del techo es azul con estrellas en relieve. Al atardecer, le entra la luz del ocaso por la izquierda, reproduciendo las imágenes en el suelo interior, de no creer! Una maravilla! Que convoca al silencio y a la veneración.
Al salir, pasamos frente al enorme palacio de Justicia con su gran patio, y a la Conciergerie, donde otrora funcionó la prisión y la guillotina, tan popular en los tiempos de la Revolución. Sólo de recordarlo se me izaban los pelos, así que rumbeamos para otros lares, por la ribera del Sena…
Revisamos los kioscos de “los buquinistas”, libreros de anticuarios, sobre la margen enfrentada a la rue de Rivolí. Avanzamos, y quedamos boquiabiertas delante del gigante Louvre!, otrora residencia de los Reyes, hoy famosísimo museo.
Como 3 manzanas (medida de urbanización hispana) de edificación en U, apuntando al inmenso jardín de Tullerías, otro paseo de más de 20 cuadras, que atraviesa la place de la Concorde y se convierte en los Champs Élysées, para seguir otras 20 cuadras a desembocar en el Arc de Triunf .
Triunfo fue llegar hasta allí!. Nuestros piececitos titilaban, no de contento precisamente. Si tuvieran conciencia de operarios, ya se hubieran decretado en huelga por tiempo indeterminado. Y eso que esta narración en papel, no marca la temperatura ambiente con que el veranito tardío estaba instalado, sin dejarle ni una brisita al otoño que se suponía que era.
O.K! Una pausa frente al Louvre:
Nos desplomamos en las típicas sillas metálicas (las mismas que en el jardín de Luxemburgo), previo acomodarlas en dirección al sol de frente* , nos abrimos las camisas para tostarnos un poquito el pechito, y acomodamos las patas horizontalmente sobre el borde de la fuente. (Dije “sobre” y no dentro, como sucede en algunas plazas argentinas). O sea, de lagartijas totales, cómo todo el mundo que se asolea en derredor del chorro principal de la fontana que se erige como centro de simetría de todo el conjunto, esperando que su fina lluvia nos salpique para aliviarnos del fragor de la caminata.
Nota aclaratoria*: Como todo el mundo, los paseantes mueven las sillitas de un lado al otro del parque, buscando la sombra, o agruparse en parejas, o en grupo de amigos. O sea, que andan todas desparramadas, y cada quien se las va agarrando a piacere. Y a nadie se le ocurriría llevarse las sillas a casa!!! (Quizá a algún compatriota, asumo la vergüenza colectiva, se le haya ocurrido… No! No creo…Ja!)
Para completar la escena del relax, podemos escuchar a un organillero tocando su melodía bajo un cercano ciprés, cerquita de un puestito de helados, tan prolijito, que aquí sería una clínica de primeros auxilios.
En verdad, el helado sí fue nuestro auxilio…. Tanto placer!!!! Y con la pirámide vidriada del Louvre delante!!! Quién me hubiera dicho…
Otra nota aclaratoria: Como se supone que esta arquitecta estaba de vacaciones, no voy a dar demasiadas explicaciones en la descripción de los edificios. Sus estilos, ornatos, época de construcción, funciones, transformaciones, y hasta específicas fotos, los podrán encontrar en Internet! Qué para eso está! Qué para que yo siga con mi heladito, disfrutando estas maravillas!
Vamos! Seguimos! Que en París el tiempo vale oro, pero además en euros!
Los urbanistas que diseñaron la ciudad a través de los tiempos…. Ya está! Ya se me escapó la hilacha!, perdón: gajes del oficio, imposible abstenerme)
Volvamos! Lo que les quería contar es que desde el centro de la pirámide hay una extensísima línea virtual, que pasa por debajo del arco de Napoleón, une la fuente de las Tullerías, la columna de la Concorde (como si fuese el Obelisco), atravesando los campos Eliseos, se une en una descomunal perspectiva con el gigante Arco del Triunfo! Y hacia allá nos dirigimos…
Primero orondamente, como “señoras distinguidas” (aun en bermudas, remera, zapatillas, máquina de fotos, y sombrero azul!) mirando las vidrieras de las grandes marcas*, a paso acompasado, disfrutando la tarde, como quien fuera a comprarse todo (leáse “nada”).
Y ése es el motivo de la siguiente nota aclaratoria*: “marcas” en París, significa auténticos Chanel, Yves Saint Laurent, Christian Lacroix, Nina Ricci, Pierre Cardin,, Versace, Christian Dior, Guy Laroche, Giorgo Armani, Kenzo, Benetton, Lanvin, Hermes, Hugo Boss, etc. etc. etc. otra que remeras del cocodrilito! Están TODOS! Cómo dioses del Olimpo, las casas de alta costura se yerguen en esta avenida sin modestia alguna.
Por no hablar de las joyerías y relojerías -Cartier en persona!-, casas de ropa interior increíble, de guantes, paraguas y sombreros! Qué paquetería! Y qué bolsos y carteras! Todo exquisito!
Debo confesar que las de zapatos, me han “subyugado”! Nunca antes había visto nada igual! Y eso que para mí, la moda nunca fue una atracción. Qué diseños! Los materiales, los colores, los tacos, las hebillas, los complementos! Los cartelitos de mínimo e 1.230!  (cómo si fueran años, nada de redondeos, mucho menos descuentos o regateos!), e 1.580; e 2036! (ya futuristas) y así hasta la luna, como dicen los chicos. Juro que he visto hasta de 8000 euros!  Les saqué una foto y todo! Qué menos!
Y así como así, en las vidrieras a la calle, como si Elizabeth Taylor o Grace de Mónaco se fueran a bajar de una limousine y decirle al vendedor: -“Tiene nº 37 de ése… (señalándolo tras el cristal) si vous plait?”-  Ja!
Algunas cuadras más adelante, entre bellísimas hortensias en flor y excelsas magnolias, me sorprendío el Grand Palais, una réplica diez veces aumentada del invernadero de nuestro Jardín Botánico, al revés! El de Buenos Aires es copia fiel, aunque disminuída, de aquél! Esta gigante estructura en vidrio y hierro fue montada como “provisoria” para la exposición de la industria en 1900, un alarde de la ingeniería!, como todo lo que se presentó en la misma. Hoy en día es un centro de exposiciones, y justamente en esos días, albergaba una muestra de decoración, mobiliarios y anticuarios, interesantísima, pero ya no nos daban los tiempos…
También me juré volver!
Llenas de tantas compras “virtuales” (sólo en la imaginación), decidimos parar al llegar al Arco, para retornar a una hora prudente, hacer compras “reales” ( comida en supermercado barato), para recibir a nuestra aún desconocida anfitriona, y por lo menos homenajearla con la cena a modo de bienvenida.
El Gran Arco, autoregalito que se mandó erigir el Napoleón –ese humilde que se adueñó de tierras, títulos, francos, coronas, y a la larga la largó a la Josefina porque no podía tener hijos- Sí! Ese h. de p. no se merecía que pusiéramos en riesgo nuestras vidas para ir a pararnos debajo de su “techito”. El arquito se lo mandó construir para conmemorar no sé que batalla… Mucho menos arriesgaríamos a cruzar, para homenajear la tumba al soldado desconocido, al fin y al cabo, ni lo conocíamos!
Sí, porque cruzar la avenida de lo circunvalea, es un suicidio!
Tiene como 8 carriles donde desembocan 12 avenidas como rayos de un sol, con millares de autos que giran desorbitados como en una calesita sin fin! Nadie para nunca, ya que la sortija es obviamente, mirar el Monumento.
Nadie se apiadó de estas 2 viejitas (ya arrastrábamos nuestros pepes ( de gloriosos $ 70.- argentinos con suerte) y encorvadas espaldas con las mochilas de todo el día de juntar folletos, saquito por las dudas (como bien aprendimos cada una de su respectiva mamá), desodorante, peine, Off, documentos, mapa, e intimidades varias, más la soga al cuello de la máquina de fotos, escudo inevitable de todo turista que se precie de tal.
Más el peso de las ojeras, que ya llegaban a los mismos pepes ¡
O sea, nos negamos a que nos pisen. Aunque pensándolo bien, sería un lujo en las necrológicas que describieran nuestro fin, como: “Las 2 Marías, la rubia y la morocha, fallecieron hoy, bajo un Renault Megàne (léase con tonito francés, por favor!) en un Gran Prix en la avenue Élysée! “  No cualquiera! Ja!
Ya no nos daba ni para bajar al túnel que la cruza y llegar como gente civilizada, a hacer la cola para subir (previo obvio ticket de e30!) para ver desde su terraza, la super panorámica de la ciudad, y la perspectiva que les contara. Ni locas! Estaríamos desarmadas, pero cuerdas aún!)
Cuerdas para encontrar la entrada al metró, tomar impulso (suerte que se trataba de bajar) pisando huevos en cada escalón (ahí no había escalera mecánica por más París que fuera), buscar la combinación apropiada (siempre en las estaciones hay clarísimos mapas enormes con rayitas de colores que se cruzan uniendo las no sé cuántas líneas), entender la máquina automática de venta de tickets, (conseguir monedas no es necesario como acá!, allá la maquinola te da vuelto con cambio!, oh! Primer mundo!), pasar el molinete, leer los carteles para seguir la dirección apropiada, bajar un poco más, doblar para allá, bajar otro poco (ahora sí en las mecánicas, larguíiiiisimassssss…), volver a doblar, caminar 200 metros, volver a doblar… Ya creí que íbamos a llegar caminando como en un gran hormiguero bajo tierra! Ah! Por fin: El andén!
Cartelito con reloj cronómetro que dice que en 22 segundos arrivaría el convoy (lástima no había ningún cow-boy decente a la vista!) (Una nunca debe perder la oportunidad, y menos en París!).
Segundo 22: obvio! Arrivó!
Arriba! Si pueden! Porque el vagón venía tan lleno como si viniese desde Constitución, y claro…eran como las 6 de la tarde, aquí y en todo el mundo, la gente que sale de sus trabajos… Y nosotras, 2 bacanas tratando de llegar a Saint-Jacques! Paraditas como sardinas (para no extrañar Baires!) hasta la estación de intercambio: nuevo laberinto mortal hasta el siguiente trencito. Una última apretujada, y bajada en Denfert Rochereau, que suena rechic! (sobre todo si hacen el esfuerzo de poner la boca en trompita y con la lengua pegada al paladar para que la “r” patine.  No queda refino?)
Basta de pavadas! Que van a cerrar el super, y no es cuestión de llegar con las manos vacías. (Ya expliqué que sólo adquirimos una baguette y un helado en todo el día. París es bárbaro para adelgazar, entre la dieta obligada por razones de “peso” (euros más precisamente) y la caminata forzosa…!)
Al abrir la puerta del departamento, con las bolsa de los víveres colgando como colgajos (nosotras!, las bolsas rebosantes) , nos encontramos con la sorpresa de que su dueña ya había llegado!  Una vital jovencita de amplia sonrisa y generoso abrazo, corrió a nuestro encuentro, con la familiaridad de quién ya se conoce!
Para seguir sorprendiéndonos, tenía puesta la mesa en el balcón! Con casi diez variedades de quesos, buen vino obviamente francés, y la infaltable baguette! Ella nos homenajeaba a nosotras! Increíble!
Y la tour relampagueante como telón de fondo….! Se imaginan nuestra admiración y reconocimiento!
Mercí Elodie!  Chin- Chin! A Votre salute!
Qué Dios te devuelva el ciento por uno de lo que nos has dado!
A dormir… Versailles nos espera mañana…!


Ya expertas en las combinaciones del subte, tomamos el tren suburbano rumbo al tan mentado Palacio. En realiadad, Versalles es un pueblo a 45 minutos de París, como si fuera Luján, (salvando las distancias) con la estación homónima, casas, comercios, hospital, escuelas, iglesias, museos, etc. La diferencia es que en el año 1660, uno de los Luises de turno, cuyo papito tenía un coto de caza en la zona, algo así como un country para el fin de semana, se le dió por ampliarlo y convocó a los grandes colegas (digo por lo de arquitecta, no por grande! ) Se mandó un edificio descomunal para solaz de su familia, que se ve,  que en la metrópolis, se aburría tanto…
También contrató a los más famosos paisajistas (O se hicieron famosos después de estos diseños, supongo!) para rodear las “modestas” casitas con las parquizaciones de setos y arbustos en regular geometría. Lagos interiores con fuentes y canales en audaces perspectivas, coronan las visuales desde los ventanales del palacio. Cientos de jardineros simultáneos atienden este maravilloso parque, como un ejército de hormiguitas, para que ni una hojita esté fuera de lugar. Y guay de tirar un papelito al piso!
Somos miles los turistas que recorremos los senderos verdes entre macizos de flores, pasando bajo arcadas de enredaderas, o columnatas de mármol rosa. En cada sector, te sorprenden distintos diseños ornamentales, farolas de bronce esculpido, estatuas, preciosas rejas, el invernadero, otra joyita!
Para mí gusto, faltaban bancos. Mis piecitos los llamaban a gritos, pero no aparecían. Y mi alma necesitaba adueñarse por un rato de tan celestial paraíso. Finalmente, descubrimos uno, cerca de la fuente de Neptuno. También descubrí bajo ese milagrero banquito, una pulsera perdida, con un corazoncito engarzado de brillantes cristalitos. Quizá una joya de diamantes (seguramente de fantasía) que para mí, fue otro maravilloso regalo arrojado del cielo! Los dioses cobijaron nuestros manjares (yoghurt, manzanas verdes y agüita mineral) y nos echamos una siestita bajo los aromas danzantes del chorro alzado de frescor.
Tras el reposo, continuamos bajo el fragor de una estupenda tarde de sol, rumbo al pequeño Trianón, un palacito donde María Antonieta se refugiaba a hacer sus cosas, mientras el Luis XV hacía las suyas, con sus “favoritas” en otro quinchito más alejado: El Gran Trianón. Por lo menos las cosas claras: vos allá, yo acá!, marcando territorio…
Qué haría la Reina todo el día? Además de que la peinen con peinecito de oro, como decía una canción de cuando yo era más chiquita, en esa torre insoportable de rulos duros, (porque supongo que no había cremas desenredantes post coloración), la maquillarían, pondrían ungüentos antiage… lo que me preocupa es el tema de los desodorantes, porque con los vestiditos de tantos paños que usaban, los encajes, enaguas, corsés, y no sé cuánto, y sin Drean automáticos … el olor a chivo que debía haber! Evidentemente inventaron el perfume francés!
Te imaginás las festicholas todos transpirados en el Gran Salón de los Espejos? Mucho noble con cadenita y relojes colgantes de oro, mucho miriñaque, galera, pelucas, collares de perlas, abanicos de marfil, antifaces de brocato, chalecos de gobelino, zapatos de strass, medias de seda…. Y un olor…. Nauseabundo! Y conste que no lo digo de envidia!.... Realmente, esos interiores son agobiantes para el zen al que nos acostumbró la modernidad.
Yo no podría dormir debajo de los tules de esas camas altísimas, duras y cortitas, con paredones empapelados de dorados y encarnados púrpuras de tupidos floreados en hileras de 6 metros de alto, donde parece que mil caireles van a caérsete encima. Los cielorasos de regulares casetones cuadrados con imágenes de impúdicos angelotes bajo transparentes velos celestes, tocando trompetitas hasta el abuso. O un prepotente Hércules dispuesto a la lucha, Mercurio chusmeando entre nubes tormentosas, o la Venus mostrando lo que la Natura le otorgó!  Mobiliario de patitas talladas con rulotes de ebanistería blanca y dorado a la hoja en sus aristas salientes, claro! Estilo Luis XV! Y cuantos Luises y Felipes le siguieron...
Está también la recámara del trono (no el inodoro, el trono dije!). De verdad! Como en los cuentos, tres escaloncitos alfombrados bajo un gran sillón de oro repujado con patas y brazos como para sostener un elefante, con techo con borlitas de tapicerías (un incordio para pasarle el plumero allá arriba!…) : santuario de estuco para el Rey Sol.
Tener que llegar hasta allá para ver el mismo trono al que me llevaban a ponerle la cartita a Papá Noel en Alparamis!
En fin…. No es mi estilo! Prefiero algo más sencillo….para mi cucha de 70 m2 en Baires! Te imaginás todo lo que habría que pagar de impuesto inmobiliario?! Y tener que limpiar todos esos vidrios después de cada tormenta? No!  Dejáme!...
Menos mal, que te salvarías de limpiar los baños, porque se ve que en esa época no había… después de tanto lujo, para “eso”, precisamente, se arreglaban sólo con una “bacinilla”, y seguro que no era descartable!  Qué asco!
Bueno, lo cierto que ellos se ve que se la pasaban bomba, hasta que llegaron las bombas de verdad, y la agarraron a la María Antonieta in fraganti y al rey, hicieron la película de la Revolución Francesa, y el resto es historia! O algo así! No sé, ya estábamos mareadas de tanto adornito….
Ocho horas de tanto lujo y boato, nos dejó de cama…
Sentarnos en el tren con los piecitos a ventilar, apoyados en el asiento enfrentado, nos pareció de muy mal gusto, sobre todo, teníamos que parecer unas educadas señoritas argentinas! No es cuestión de echar mala fama a todo un país, por culpa de unas indisciplinadas…. Así que nos morímos de ganas, y sólo nos chancleteamos las zapatillas! por el rato del trayecto a destino: el barrio de la Opera!
Dicen… que cuando alguien se sienta en las mesitas de la vereda del Café de la Paix, el mundo entero pasa por delante! Así que ya repuestas, y con la multifacética personalidad que nos caracteriza, nos peinamos un poco, chorrito de desodorante del qué bien le hubiera venido a la Reina,( de eso, nosotras teníamos!) , y nos instalamos orondamente a disfrutar de nuestros merecidos cafés al anochecer!
Había transcurrido el segundo día, y aún seguíamos sin creer que verdaderamente estábamos allí, frente a la opulencia barroca de la Opera Garnier y los barcitos del boulevard des Capucines, sintiéndonos dos plebeyas, qué, como en el cuento de Cenicienta, nos transformábamos en princesas a la espera de nuestro príncipe azul!
Aunque a esa altura, sólo necesitábamos la carroza con cricket, que nos transportara por arte de magia, al departamento. Habíamos fundido biela!

Montmartre era la promesa del día primaveral que se nos anunciaba. Estudiamos el mapa una vez más, más los consejos y recomendaciones de Elodié, (nuestra agencia privada). Esta vez optamos por el bus, para ver las calles y su gente, desde arriba! Aunque tardamos más del doble de tiempo en llegar a la Gare del Norte, quién tiene apuro?
Fue como meterse en Once pero con cientos de trenes que arrivan y parten simultáneamente, sincrónicamente a una multitud ajena a nosotras. Previsoramente aproveché para averiguar por el pasaje del TGV a Londres, bajo el Canal de la Mancha para las próximas semanas, pero por un incendio ocurrido esa mañana, en mitad del túnel, estaba fuera de servicio y sin información. Me quedé meditando… quizá fuera una señal de preaviso, y cambiar de medio de locomoción fuera lo más acertado. Qué lástima! Tenía tanta ilusión…
Bueno, ya veremos!
Aquí y ahora! Estamos para disfrutar!
La intersección del Boulevard Barbes y el de la Chapelle, es como la esquina de Corrientes y Pueyrredón: un atolladero de locales y vendedores ambulantes sin fin! Te ofrecen cartones de cigarrillos de todo el mundo a mitad de precio, perfumes copia fiel de los famosos, carteras Gucchi recién imitadas, medias de nylon en colores fosforescentes, miel de abejas de Pakistán o alicates chinos con brújula incorporada. Todo un disparate de ofertas al mejor precio de regateo. Es el mundo de los negros con telas negras envolviendo relojes pulsera como si de tesoros se trataran. Hamacas paraguayas ofrecidas desde el hombro de un mulato digno de una playa cubana. Sandías y pomelos mezclados entre sandalias y ojotas multicolores.
Sábanas Pierre Cardín entre vestidos de comunión en alquiler. Peluquines, trenzas y extensiones rubias, en kit de pegamentos plásticos y tintura incluída. Celulares de cuanto modelo aún no se inventó. Flores artificiales o lámparas de pie, lo mismo da! Vale todo!
Se nos cayó la finura francesa del alma…. Este mercado persa no estaba en los planes, no figura en ninguna guía turística. Pero yo fiché unos zapatos plateados, de taco altísimo, para deslumbrar en las milongas porteñas, a un precio de no creer.
Mi estúpida mente racional, me recordó que no era prudente cargar con peso inútil y volúmenes excesivos en la valija, porque aún tenía un largo camino que recorrer por tierras europeas, chica!
Me juré que volvería a buscarlos!....
Por la Rochechuart nos embriagaron los olores de las comidas árabes, este es su territorio! Kiosco tras kiosco, mosca sobre mosca sobre las especialidades expuestas al sol, sin ninguna cobertura ni vergüenza. Unos cuantos fornidos señores de bigote tupido y ojos renegridos, nos miraban con curiosidad, más bien, con devoción, casi como comiéndonos a nosotras! Por lo que giramos con rumbo incierto, alejándonos de alguna imprevista hostilidad. Atrás quedaron los mercaderes de espejitos de colores!
Nosotras, beatas recién convertidas, sólo buscábamos la forma de llegar a la Sacré-Coeur!
Reorganizamos la brújula, y siguiendo el instinto (el olfato había quedado averiado), subimos por unas callejuelas con inéditos edificios art-noveau, que tampoco figuraban en las guías, pero que para mí fueron una delicia de descubrimiento. Ventanas, rejas, portones, balcones, chimeneas, muros, balustres, todo ornamentado con ese floreal estilo vanguardista de las primeras décadas del siglo pasado. Ya me salió la arqui de nuevo! Perdón!
Sigamos, que las callecitas van ascendiendo, y los incontables escaloncitos pueden ser peligrosos. Sobre todo, porque a medida que vas ascendiendo, querés ver la magnífica vista que se abre a través de la vegetación del parque que precede a la famosa Iglesia.
Algunas paraditas intermedias antes de llegar, para aliviar el edema de pulmón que se nos estaba por producir, y la excusa para una buenas fotos desde este Monte!: todo París a nuestros pies! (que aún estaban fresquitos, por ahora…)
Al llegar a la cima, divisamos el funicular que funcionaba desde la calle opuesta, y por el que suben todos los elegantes turistas más inteligentes que nosotras!.....
Y bueno! Pero nunca conocerán los barrios populosos que nosotras tuvimos el descontrol de conocer sin querer!
Recostadas sobre la pulcra barandilla, inhalamos todo el aire posible, para culminar con el último esfuerzo, la ascensión de los últimos escalones a la entrada de la basílica.
Para frustración de esta fotógrafa amateur, la fachada estaba casi toda cubierta con un gran cartel desenrrollable con la faz del Benedicto, dándole allí también la bienvenida! Y a nosotras qué?????
Nosotras que subimos casi arrodilladas!, por no sumar el esfuerzo de los últimos treinta años en juntar las moneditas para el pasaje! Qué dejamos la lengua abajo, y nuestros hijos tan lejos…  a nosotras, nadie nos va a venir a dar la bienvenida? Y encima me tapan la fachada para la foto? Y ahora cómo les muestro a todos que yo estuve acá!??
Con la sonrisa del corazón! A quién más debo demostrarle qué?! Si esta felicidad sólo se la puede adquirir por mérito propio, no la venden en ninguna de las tiendas de abajo. Así que para festejar, deambulamos un rato por la place de Terre lindante (especie de placita de San Telmo porteño), tradicional reducto de artistas y pintores de retratos en caballetes montados a la “sans fasón” , y en un colorido barcito, nos brindamos unas cervezas frescas en la vereda. Toda una Fiesta!
Un acordeonista nos regaló su música y su sonrisa a cambio de las nuestras!
Luego recorrimos las callecitas adyacentes, repletas de negocitos de souveniers, bistrós, ateliers, talleres de artesanos, y bares donde supo escribir desde Hemingway a Cortázar, o donde Modigliani discutía con Picasso.
Bajamos por las escalinatas de la Square Willette entre terrazas plenas de flores, hasta el barrio hindú.
Como habiendo tomado un avión invisible, aterrizamos entre saris turquesas, dorados o anaranjados, envolviendo bellas damas de enigmáticos ojos oscuros con el tercero pintado en el entrecejo; saltarinas pulseras de cascabelitos y niños prendidos a sus faldas y sus pechos. Serios caballeros de túnicas claras, altos turbantes y ojotas plásticas, caminaban por doquier, como dueños de una tierra sucursal de la de ellos.
Edificios renacentistas albergaban negocitos de telas, bijouterie, o alimentos de fragancias remotas, bajo marquesinas tintineantes de letreros exóticos. Parecía que nos habían cambiado el mundo en un descuido.
Nuestro aliado metró nos devolvió a la realidad que habíamos contratado.
Llegamos a “casa” para compartir con Elodié la cena y nuestras aventuras del día, programando ya las del siguiente.
Luego nos deleitó con Chopin en su piano, mientras Majo lavaba los platos, y yo intentaba descifrar el teclado “francés” (letras en distinto orden y sin @) de su note-book, para compartir nuestras andanzas con los parientes y amigos, vía Internet.
Una velada tranqui para un fin de día agitado….
-“Buenas noches tour!”- , le guiño el último saludo a las estrellitas que me brillan desde la Eifell en la ventana.



Así relaté por mail la increíble experiencia del siguiente fin de semana:
Este finde tuvimos una experiencia única: un amigo de nuestra anfitriona Elodie, nos llevó en su auto a Valenciane, a 200 km. al Norte, cerca de la frontera con Bruxelas, a su casa del ano 1760, anterior a la revolución!! Si un palacete increíble de 18 cuartos, todas las paredes enteladas, unas carpinterías de no creer, unos pisos... un Jardín!!! Nos alojó en la mansarda (especie de bohardilla inclinada en curva) con unas ventanitas, que al levantarme no sabia si era una especie de Princesita en la torre, Heydi o Alicia en el país de las maravillas. Un olorcito a panes y quesos de todo tipo nos acompañó al salón comedor, donde disponíamos de una mesa servida con manteles de encaje, vajilla de porcelana original (esos dibujos en azul y blanco) con sello del Loire del ano 1838... con toda clase de tortas y dulces... todo para 25 personas, ya que estaba 'parte' de la familia, ya que son 8 hermanos con sus esposas/os, y todos los críos.
Es que ese finde se festejaba en el pueblo (ville) lel 1000! si desde 1008, que fue la aparición de la virgen Del Santo Cordón (una especie de Desatanudos, pero ya desatado, ACA ESTA TODO RESUELTO), en una hermita hasta donde se hizo una procesión con más de 2000 personas (de todas las villes de alrededor, cero turistas!) de 6 hs. de duración, tras comernos la Misa completa, en francés!, de 18 km. de distancia, con la Virgen sobre andas en esos aparatejos sobre los hombros, con los cardenales, y etc. Tengo todo filmado! y nosotras angelitas, ahi al pie!. En medio del recorrido se hizo un picnic comunitario a lo largo del río. Al rato anunciaban que seguíamos, y ver el pastito IMPECABLE!!, ni un papelito, ni botellas plásticas, ni latas, NADA!!! Super francés!!
Al atardecer, devolvieron la imagen con toda la orquesta en la Iglesia Mayor, y tomamos unos chocolates en una Terrace!
Al llegar a la casa, la viejita, de cuentos, nos tenia preparada una cena con Quiche Lorraigne, ensaladas, tortas, vinos de su cava personal de 1966, como si nada, todo para 60 personas, toda la flia, y nosotras seguíamos ahí!!  Tanta generosidad!!  Increíble los regalos de Dios!!! Y finalmente a la medianoche, Francois nos trajo de vuelta a Paris en su voiture BMW último modelo!!

Guau!! Eso sí que fue vivir La France!!

El 15 de Septiembre, decidimos paseos separados: yo quería conocer La Villette y ella,  el cementerio Père-Lacheise. A mí no me atraía ver tumbas de famosos, y sí la modernosa Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Pactamos el reencuentro para el mediodía, a orillas del Sena, delante de los jardines del Trocadero.
Partí para la alejada y vasta zona de 55 ha. al noreste de la ciudad, donde otrora funcionaba el viejo mercado de ganado, y donde en 1984 se revitalizó con vanguardistas y monumentales modernosas construcciones,
Parecía un gran desierto con naves espaciales estacionadas, ya que a esa hora de la mañana, a ninguno de los 6000 espectadores que albergaría la gran carpa de poliéster para conciertos pop, se le ocurrió ir. Una gran esfera de titanio de unos 60 metros de diámetro, como suspendida de algún cable invisible desde alguna nube, reflejaba la nada circundante en su espejada superficie pulida, sobre un gran piletón de silenciosas aguas estacionadas, como enfatizando la imagen de flotación de este gigante cine con pantalla de 360º en su interior, y lleno de efectos visuales y auditivos especiales. Pero hoy, no había ni el loro!
Extensas y extrañas áreas de juegos para niños inexistentes, con gigantes cubos rojos huecos, y toboganes espiralados circundantes a una arena yerma.
Puentes metálicos sobre ríos desolados de gres gris, separando sectores de exposiciones, museos y pabellones.
El sol, bendito sol!, como único compañero de ruta, hiriendo la vista con la blanquecina aridez reflejada en la Géode.
Al fondo, tras atravesar silenciosos baldosones de granito en guardas oblicuas, la Ciudad de la Música! emblemático conservatorio al que aspiran los estudiantes pudientes del planeta. Cuenta con salas de conciertos y aulas con refinados sistemas acústicos de altísima tecnología, hemeroteca, discotecas, todas las colecciones habidas y por haber de instrumentos de todas las épocas, y de cuánto se puedan jactar!
No sé si sería feriado, o muy temprano, o qué, pero estaba todo cerrado. Nadie por aquí…nadie por allá…
Semejante escala, y semejante vacío, hacía que te sintieras una pulga a punto de perderse en una bañadera.
Abandoné el solitario paraje con un dejo de frustración, y llegué justo a tiempo a la explanada de los barquitos del Sena, para el paseo previsto con Majo.
Bueno… no “tan justo a tiempo”… Mi amiga me esperaba desde hacía más de ½ hora, y ya se estaba mufando… Es lógico!, en París, perder 10´es un sacrilegio! Pero esperar a los pies de la Tour: un lujo!
Intercambiamos nuestras experiencias de la mañana, a toda lengua, más unos deliciosos Crôques Monsieur, o sea unos míseros tostados en pan lactal (pero así en francés de puntita, suena otra cosa más chic!….) con juguito, antes de embarcarnos en el vidriado catamarán.
El ticket te permite bajarte cuantas veces quieras y en cuanta parada elijas, para recorrer a pie la zona aledaña, y volver a embarcarte para seguir el recorrido.
Partimos frente a la Torre en dirección Notre Dame, viendo desde abajo la ribera plena de sauces llorones, y gente mirándonos mutuamente pasar. Los edificios de variados estilos, estáticos ante el paso del tiempo, se alzan orgullosos de sí mismos, portando siempre la bandera nacional en sus frentes. Nos deslizamos bajo el pont De L´Alma, y el de Les Invalides, dejando atrás el Museé D´Orsay en la margen derecha, y los libreros de viejo, sobre la izquierda.
Cada puente tiene un estilo y un encanto distinto. Arriba bulle el tráfico, ignorando nuestras emociones sorprendidas, ante cada curva del río, ante cada oleaje que nos acariciaba el corazón encendido de gratitud.
Más allá, la fresca arboleda de los Champs Élysées, con su majestuoso Palacio de Cristal, hasta pasar delante del distinguido Louvre, donde el Pont Neuf anuncia la apertura de las aguas, como abrazando la Catedral gótica de Notre Dame.
Sus esbeltas agujas nos dirijen las miradas a quién le debemos agradecer ese plácido día. Las gárgolas nos miran envidiosas desde las galerías, ya que nunca podrán acompañarnos… Los arbotantes del este nos dan la espalda envidiosos de tener que quedarse otro milenio ahí erectos y silenciosos, sin poder gozar más que del flash de las cámaras que no cesan de disparar.
Los brazos vuelven a unirse bajo el puente Sully, anunciando el muelle de nuestro destino: el Jardín des Plantes (para nosotras, el Botánico).
Recorrimos sus encantados senderos de piedritas de polvo de ladrillo, enmarcando el largo eje principal, rodeado de flores de las más diversas variedades, y bajo la atemperante sombra de nobles árboles.
Absorbí la calma de este edén en un tradicional banco de plaza, de maderitas horizontales y pies de hierro fundido, mientras Majo recorría el zoológico anexo.
Vuelta por el río, con el sol atardeciendo en rojo, hasta el Louvre. Descendimos a comprar las entradas anticipadas para los próximos días, ya que adquirirlas el mismo día de la visita, implica una cola de 2 hs, de duración, cuando no, no hay más!
Unas croissants, brioches y pan de chocolat son una buena tentación para compartir la merienda con Elodié al regresar de su trabajo. Ella es una destacada empresaria que parte a las 7 de la mañana con su maletín de papeles e informes, para regresar agotada al anochecer, casi no podíamos encontrarnos nunca…

El día siguiente lo dedicamos a caminar por El Marais, típico quartier (barrio) de suntuosas mansiones alrededor de la Place des Vosgues. Está rodeada de fachadas idénticamente espejadas de más o menos cuatro pisos, más los tradicionales techos de pizarras negras con ventanucas intercaladas. Estos edificios se alzan sobre la veredra aporticada que recorre todo el perímetro de la plaza, albergando numerosas galerías de arte, pinacotecas, lujosos hoteles y restós.
En un extremo de la Place Royale, se halla aún la casa de Victor Hugo, autor de Les Miserables. Hoy obviamente museo, que obviamente visité!
Continuamos hacia el Pompideau, lugar al que le tenía mucha expectativa, ya que recordaba bastante bien todos los infortunios y críticas durante los años de su construcción e inauguración, mirados desde una estudiante de la facultad de Arquitectura de Buenos Aires.
De moderno le queda poco, porque ya pasaron varias décadas desde su llamativa coloreada construcción, símbolo de la rebeldía de lo que alberga: obras del cubismo, surrealismo, fauvismo y cuanto ismo se quiera sumar al Museo Nacional de Arte Moderno.
Debo declarar con pena, que sufrí una gran decepción, por varios motivos: no me lo imaginaba encerrado dentro de la trama urbana de una manzana cualquiera, en medio de negocios, martillos neumáticos abriendo una zanja en la esquina, el camión de recoger volquetes pasando por su frente, una antigua iglesia adosada a su medianera derecha, la mugre de la explanada del frente, toda cagada de palomas, que no invita a ningún artista callejero –como te la venden los folletos- a pararse ahí abajo!
En fin… continuamos para Les Halles, unas galerías comerciales muy llamativas por sus techos en arcos de policarbonato, para iluminar sus extensos interiores, rodeadas de jardines a diferentes niveles y un mundo de personas haciendo compras por doquier. Precursor de los shoppings contemporáneos, éste Forum contiene bajo sus alas, la estación de transferencia de metros, más concurrida de París, un verdadero caos!
Nos tentamos con algunas liquidaciones de ropa, con la excusa de los regalos para nuestros hijos y amistades varias. Ya era hora!  Después de diez días, te vas acostumbrando a los precios en euros, y llegás a convencerte que algunos valores no son tales! Alguna excusita para inducir al merecimiento!
Esa noche, Elodié no estaría, ya que tenía un compromiso de trabajo, por lo que nos regalamos unos omelettes de champignons en Montparnasse, frente a la estatua de Balzac!

La mañana siguiente, me encontró con ganas de curiosear la exposición “Tango Buenos Aires”, anunciada en miles de carteles afiches por las calles de París, desde que llegamos. Imagínense una mezcla de incredulidad y orgullo, por sentirnos parte, por ser reconocidos, y que nos muestren! Te nace un patriotismo distinguido, que no podés faltar a la cita. Ésta era en el 3º piso de las Tiendas Bon Marché, una especie de Gat & Chaves (para los más ancianitos) o Harrods (para los de mediana edad) O sea, una tienda super elegante, de varios niveles, generalmente con una gran cúpula central, y balcones con barandas de hierro ornamental, perimetrales a un gran espacio en planta baja…. Bah… como los shopings de ahora, pero todo en simétrico cuadrado, con columnas, frisos y volutas renacentistas, ascensores de persianitas, espejos biselados, imponentes arañas y farolas, alfombras tupidas y un aire ceremonioso en los vendedores. Menos plásticos, y plantas de verdad.
La muestra anunciada contenía una galería de buenas fotos de personajes populares del Riachuelo y La Boca, como si ésos retrataran suficientemente a la población argentina. Unos pares de auriculares te permitían escuchar La Cumparsita en continuado, muestra más que elocuente, archi repetida, de nuestra música ciudadana.
A continuación, unos estantes con “productos típicos”, a saber: “alfajores Jorgito”!; yerba mate “Nobleza Gaucha” (con unos mates que salvaban la expo) (simples calabazas artesanales, parece que a nadie se le ocurrió el envío de alguno de plata repujada); unos escuálidos libros del genial Fontanarosa junto a los de Maitena…. Qué lástima que ni un Martín Fierro, menos aún algún Don Segundo Sombra!
Prosigo: unos gorritos tejidos de la Puna, esos con orejeras y colita de trenza, cosa que yo que soy una asidua concurrente a las milongas, jamás ví allí!, unas artesanías peruanas, como si nuestros límites fueran tan impresisos… (el típico “Brasil como capital de nuestro país!”); una selección de una prestigiosa bodega de Mendoza, cosa loable, pero sin demasiada conección con el tango, que yo sepa… y finalmente sí! Un par de zapatos de charol para caballeros, que bien podrían ser los de Fred Astaire con smoking, no necesariamente representativos de un bailarín porteño.
En fin… me fui con una especie de desengaño, bochorno, vergüenza ajena, y bronca, ya que los organizadores (seguramente algún diputado con “contactos” se ligó el viajecito gratis!) bien podrían habernos hecho lucir un tanto bastante más, que ésa paupérrima porción insípida de nuestra gloriosa cultura tan bastardeada.
No hay caso, el tango es para llorar!
Qué lástima… qué desperdicio….

Para no seguir perdiendo tiempo, huimos en subte a la Défense, barrio exclusivo de oficinas super super modernistas, panzada de los más afamados arquitectos de todo el globo!
Ascendimos por las escaleras mecánicas vidriadas con acristalados techos que ya te imponen mirar para arriba los esbeltos rascacielos de titanio y acero, símbolos del poder y la excelencia ejecutiva. Desembocamos en una gigante plaza seca (o sea, sin ningún arbolito, banquito, ni nada que permita el reposo y la relajación, a lo sumo, unos canteros perfectamente alineados de yuyos tipo cortaderas, para matizar la ceguera del cemento compacto.) Allí nadie se frena a contemplar nada: naturaleza no hay, y la humana, poco les interesa. Millones de robotitos en impecables trajes Pierre Cardin (damas y caballeros) y zapatos gamuzados Dior haciendo juego con sus maletines, con sus cuellos derechitos en alto como jirafas después de una clase de yoga, cruzan la explanada en todas direcciones, como tragados por las puertas giratorias, y las de tipo Alí Ba Bá que se abren automáticas ante semejantes presencias galácticas. Todo es prisa, silencio, precisión, exactitud, orden, pulcritud, organización, puntualidad, seriedad, coordinación…. Espeluznante!!!
Alineadísimo con el Arco del Triunfo que ya les conté, pero como 200 cuadras más allá del Sena, en perfecto trazo, se alza el Gran Arco. Mucho más ancho y más alto que la mismísima Catedral, éste mamut blanco, alberga las más selectas oficinas comerciales de la República, escondidas entre sus patas de pulido mármol de Carrara, a las que se acceden, después de cientos de escalones, al mejor estilo templo maya, como dejando en claro, que se trata de un altar de “dioses”.
Tal es la magnitud de la escala sobrehumana, que los diseñadores han debido agregar unas mamparas de vidrio intercaladas, delante de los ascensores de la supuesta “planta baja”, para evitar que el viento vuele a los transeúntes. Asimismo, le han colocado una “pintoresca” lona plástica tensada, suspendida bajo el techo virtual del arco, a modo de puente colgante, pero a una altura como de sólo 10 metros, más acorde a lo que un mortal necesita para sentirse amparado.
La sensación que lograron plasmar ante semejante monumentalidad y creatividad desaforada, es que te sientas un minúsculo insecto que quiere salir huyendo de tanta pompa financiera, aséptica y despersonalizada, a la que obviamente, no pertenecíamos (salvo por el perfumito Channel que juro que nos habían colocado de muestra gratis en una perfumería al paso!)
Decidimos recargar de verde nuestros espíritus, con una pasada por los bosques de Boulogne. Sí! Adivinaron! Allí donde nos dijeron que nuestro célebre San Martín fue a pasar mejor vida.  Pero de su casita, ni noticias!
Por suerte sí la de las ardillas, y los nidos de las aves, que nos sosegaron junto al lago, antes de emprender la larga caminata al centro.
Aún nos faltaba rondear por el obelisco de la Plaza de la Bastilla, la Ile St.Luis, y fotografiar Notre Dame espejeada bellamente en las nocturnas aguas del río dorado por el destello de las farolas sobre los puentes que lo atraviesan.
Oh París! Ciudad Luz!...  cuánta encendiste en mi alma!...
Cuánta dicha! Cuánta belleza!....

Por fin llegó el día reservado al monumental Louvre!
Sólo pensar en describir la maravilla que viví ese día me demandaría todo un volumen dedicado, por lo que lo sintetizaré con el mail comentándolo “en caliente”:
Acabo de llegar exhausta de 7hs. de Louvre, pero quería compartirlo con Uds. Es tan maravilloso, tan enorme, tan interminable, tan …..... Podés recorrer la pintura francesa, italiana, flamenca, egipcia, etc. de principios, mediados, finales de cualquier siglo desde 2000 A.C.! Es una exhuberancia desde los marcos a las obras de tantos angelotes, enfants con bucles, seres fantásticos, genios alados, vírgenes, minotauros, dragones, leones, centauros, aves, lechuzas, querubines, máscaras, dioses, semidioses, santos, aparecidos, visiones, sueños, naturalezas muertas, exuberantes, vasijas, esculturas, coronas, guirnaldas, floreros, jarrones, velas, candelabros, armaduras, sables, orfebrería, etc etc. etc..... Un agobio!!! tal que desde este momento me hago devota y convertida al minimalismo zen!
Una profusión que mi máquina de fotos se negó a seguir con batería justo en la Venus de Milo... en fin, ya serán suficientes las 6000 que llevo en 15 días?  (hay algunas fantásticas, modestia aparte)( Juro seleccionar para que me banquen a la vuelta) Otra genialidad aparte son las salas y pasillos, las galerías balconeadas, los atrios en sí mismos! Con sus lámparas, molduras, cornisas, tapitas de luz, las puertas!! las señalizaciones de toilettes, teléfonos públicos y planos de evacuación. Las cámaras filmadoras por doquier, termómetros y humedificadores del ambiente.
Mientras, oís hablar en japonés, tano, lituano, o mexicano. Los colores de la gente, las vestimentas, son un desfile para el alma!!
Un silencio ceremonioso, emparentado con los micrófonos de los guías turísticos, y otros acompañados de sus celulares autoguías, se confunden con el crujir de las pisadas en los encerados dameros de los pisos de roble. Rejillas de bronce resplandecientes esconden ventilaciones, tras pesados cortinados, y telones de terciopelo morado, etc. etc...
Un laberinto de placer!! que logró perderme en el tiempo y en el espacio.
Los guardias, orgullosos de la sala que custodian –como si les perteneciera por derecho de piso!- algunos dormitan, otros severos, todos sonrien...

Vive La France!

Quiero agregarles además, que se cumplió mi añorado sueño de presenciar “La Barca de la Medusa”, ya que para mí era y sigue siendo un gran interrogante en mi vida.
O más precisamente, en otra vida!
Les cuento:…
Hace ya varios años, que casi sin proponérmelo, tuve la experiencia de una regresión en un taller de meditaciones que realizaba...
Tuve una visión muy extraña, pero muy vívida a la vez, absolutamente REAL y sensible! de estar en medio de una tormenta, atravesando el mar embravecido, sobre una embarcación más que precaria y destruída, con gente moribunda y desesperada sobre la misma, tratando de avistar la costa lejana y prometedora de salvación. Yo era uno de esos personajes, me sentía actuar, y hasta me podía escuchar, sentía el frío y el agua salpicándome con rudeza….estaba allí.
Ese día pensé que había sido sólo un sueño, pero para mi asombro, a los pocos días, recorriendo libros al azar en el Ateneo de Buenos Aires, abro una enciclopedia, y en una página cualquiera, encuentro la imagen del famoso cuadro de Géricault de 1819!!!!
Juro que jamás antes lo había visto!!!
Fue entonces que “SUPE” que yo había estado allí!, me “VÍ!” supe quién era!
Durante mucho tiempo, esa imagen me perseguía en forma de incógnita. Por entonces, aún no sabía nada de Brian Weiss, ni de todo lo que aún no se hablaba de vidas pasadas….
Pero desde el mismísimo momento que supe que ese cuadro se hallaba en el Louvre, me juré ir a estudiarlo de cerca.
Es por eso, que contaba las horas para la prometida visita…
Cuándo llegué a la imponente sala que lo alberga, su espectacular superficie de nada más ni nada menos que 5 x 7 metros, casi me desmayo…
Tuve que tomar asiento en un banco que se hallaba  justo frente a él.
Al principio, no lograba verlo, ya que las lágrimas que me brotaron espontáneamente me nublaban la vista y el entendimiento…
Me costaba respirar, como cuando estaba allí…
Pero también sentía la misma Fuerza! Sabía que finalmente había llegado!!!
Pude disfrutar contemplándolo…
Estuve más de una hora en éxtasis total…ajena a los miles de visitantes que se cruzaban por delante, que hablaban ininterrumpidamente, a los flashes de todos los que van fotografiando cuanto ven, como si pudieran guardar en una cajita, tanto esplendor…
No podía ni quería salir de mi conmoción, estaba FELIZ! Estaba allí! Había llegado!!!.....
Finalmente mi amiga me rescató de semejante estado de evaporación, y pude continuar los recorridos, sin antes dejar de jurarme “volver”!

Exhaustas volvimos a cambiarnos los atuendos por algo más “elegante” para tomarnos unas cervecitas (perdón! pero tenía mucho por cuanto festejar!) en algún bar-terrace de Les Maries.
Elodié estaba en otro viaje de negocios, y nosotras debíamos probar “la noche parisina”, en algún momento, a pesar del extenuante cansancio que nos invadía tras cada jornada.
Largamos las ojotas, por cómodas sandalias, bah! A esa altura, ya eran chancletas! (teníamos los pepes inflados de tantas caminatas), combinamos una polleras con echarpes a su mejor estilo… y partimos nuevamente!
A las pocas cuadras, decidimos por un lugarcito pintoresco, y con “mucha movida”.
Pedimos nuestras bebidas, y nos dedicamos a ver la gente pasar, al mejor estilo de “ellos”…
Al poco rato, se nos sentaron en la mesa, dos amigables treintañeras, que nos preguntan para compartirla, al tiempo de charlar sobre nuestro país de origen, y la visita al de ellas…
Muy amigables, muy sonrientes…muy simpáticas…. Hasta el momento de darnos cuenta que se nos estaban insinuando para pasar la noche, cada una con cada cual! Ya nos habían fichado como “la rubia o la morocha?”!!!!
Amparadas por la dificultad en el idioma (aunque Majo es profe de francés) disimulamos nuestro asombro, y obviamente, nuestra negación, tras unas risitas de no “entender de que se trataba”, y logramos disuadirlas, hasta que se alejaron sin conseguir su objetivo. Nosotras estallamos en una risa impensada!
Pero allí no termina el cuento: dos “elegantes” muchachos (más jóvenes aún), que habían visto la escena, se nos acercan a la mesa para sumarse a nuestras risas por el chasco!.
Se piden otras cervezas, y nos cuentan que uno es obstetra en una clínica de Valencia, el otro artista de no me acuerdo qué, bla bla blá…
Y sin que nadie les pida explicación, se presentan como ambidiestros declarados, que ellos no tendrían ningún problema en “hacernos el favor…”
QUUUUEEEEEEEÉÉÉ?????  Qué favor? Qué pensaron qué andábamos buscando qué?
Al fin y al cabo, uno no se puede reir tranquilo en una calle de París?
No sabemos, pero por las dudas, Majo y yo, salímos disparadas, dándonos por satisfechas por nuestra incursión en la noche parisina!
Mejor, por hoy, a la camita!!!   (Y solitas, que es mejor!)
“En los viajes, ni Amor, ni engordar!”- era nuestro pacto, después no te podés sacar de encima ni los kilos, ni el recuerdo….
En fin… bon nuit…   (tic!  = ruidito de apagar el velador)

Ya en plena cuenta regresiva de mi estancia en la ciudad Luz, decido tomarme la mañana, conociendo el castillo de Fontaneiblue, otrora residencia de Napoleón, a unas 2 horas de tren desde la Gare de Lyon (especie de Constitución porteña, pero parisina!) (Allí los negros, son “NEGROS!” –o Azules! más precisamente- y no lo digo por racista, sino porque estaba impresionada por la cantidad de inmigrantes sudafricanos que conviven en esas latitudes)
El castillo debe su nombre al pueblito donde está erigido. Éste me encantó –como “pueblo encantado”- por sus callecitas con faroles con flores colgantes, la pulcritud del empedrado, los zig-zag medievales de su trazado, impuesto por suaves colinas y el bosque du Roi (del Rey!) dándole un marco de cuentito de hadas.
Con castillito y todo, pero a esta altura, el boato, ya me tenía sin cuidado, y preferí recorrer los jardines, copia casi idéntica de los de Versailles pero con menos marketing.
Saqué mi lonita, mi yogurt, mi botellita de agua natural, una banana y dos soleados damascos! Me extendí sobre la fresca hierba, cual cuadro de Eduard Manet…
Ojo!!! El segundo cuadro!  No vayan a pensar mal de mí!
Saben la historia?
Resulta que allá por 1863, este impresionista pintó por encargo su afamada tela “Petit Déjeuneur sur l´herbe”, con un grupo de amigos posando desnudos bajo unos tilos mientras desayunaban contentos…Fue tal el escándalo que se armó entre la aristocracia de aquella época, que lo obligaron a pintar la misma escena, pero vestidos! O sea, que hay dos cuadros con el mismo nombre en el museo D´Orsay!
O sea, que estábamos, en que yo me sentía Sissí Emperatriz en el cuadro II, bien recatadita, pero haciendo la mía!
A la vuelta, decido completar el paseo en el Supermercado Fouchon, increíble lugar con comidas de todo el mundo! Y cuando digo de todo el mundo, significa  que las góndolas de tés, son como 5 de 200 metros cada una!, con cajitas en todos los idiomas, formas de saquitos impensadas, sabores exoticos, y mezclas de otros planetas! Otro tanto para los quesos, las bebidas, los pescados, los fiambres, etc. etc. inteeeeermiiiiiinaaaaableeeee……!!!!!
De paso, voy a recorrer La Madelaine, hermosa iglesia rodeada de canteros en rojo, y el órgano a pleno, homenajeando a Mozart con su Réquiem, en no sé que aniversario, pero justo cuando yo llegaba ahí.
Se me pusieron los pelos de punta!, los ojos llenos de lágrimas… el cuore me latía a full!, se me interrumpió la respiración… IMPONENTE!!!
Qué bendición! Qué regalo del cielo! Gracias Dios, esta vez, tu casa está de Fiesta! (y vuelvo a estar invitada!) .
Vuelta mirando suntuosas vidrieras cerradas, por la St. Honore, directo al amparo del hogar, baguette y queso brie bajo el brazo, al mejor estilo.
Los pies ya me latían, textualmente hablando! Pero mis manos necesitaban contar a todas voces todo lo que estábamos viviendo.


El fin de semana nos tocó así, como les relaté oportunamente:
                     
Estos días han sido a 1000 (1000 más de lo que ya veníamos) porque tuvimos la 'suerte' de que este finde fue 'La Fiesta del Patrimonio Histórico y más de 300 monumentos, museos, edificios públicos, etc. estaban abiertos a todo público y gratis!!

Así que nos hicimos una panzada de museo D' Orsay (Van Gogh, Cezane, Manet, Monet, Renoir, Gauguin, Delacroix, esculturas de Carpeaux, de Rodin, TODOS!! y muchos mas!!!).SOBERIO!!!
 
Encima... en las escalinatas de la Casa de Gobierno estaba Sarcozzi en persona, 'saludándonos' (seguimos con el ego en 1º fila!) al mejor estilo Perón (brazos arriba, para los más jóvenes), y al lado Carlita, su nobel amante, nos sonreía con la manita de princesa de carnaval!!

Además estuvimos en el aula magna, y nos hicimos la visita guiada a la Sorbona!!! Si!! Nos dejaron entrar con esta pinta y todo!!

Al Instituto Histórico Musulmán (mercí Oscar por la explicación de las geniales ventanitas!).(reguladas automáticamente según la incidencia de la luz, pero manteniendo el estilo árabe de encajes y arquitos bordados)

Recorrimos el Panteón, copia casi exacta del neoclásico Romano, con una cúpula digna de San Pedro, y una cripta espeluznante con ataúdes de varios próceres famosos (que ya no dan más autógrafos, por razones obvias). A la salida, la estatua con la típica inscripción: “Liberte, Egalite, Fraternite” nos dió la despedida.

Para rematarla nos fuimos a tomar chocolate al atardecer a 'La Angelina' una famosa confiteria toda art decó frente a Las Tullerías, con unas tortas exquisitas!!!  Toda una paquetería! Todos los placeres en un dia.!!!!!!  (Bueno, algunos...)  (Los otros? y no…., estamos muy ocupadas cultivándonos) (hongos?/ champignons!!)

ah!!!  La noche del sábado nos mandamos a una tanguería! con unos amigos de Elodie, el ruso, y el de Valenciene del finde pasado que jamás habían visto ni escuchado un tango, así que nos mandamos una buena muestra de argentinazo!! Estaban chochos!  Nosotras también!


Hoy le dimos a nuestras respectivas Venus: entramos en las Lafayettes y jugamos a probarnos de todo: maquillajes, perfumes, carteras, alhajas!! ropa super top!! unas botas de locas!! Imparables!! Nos cagamos de risa, y no compramos nada, obvio! (Miento: no pudimos resistir una cremita antiarrugas, y nos volvimos como Manuelita que se fue a Paris para que la plancharan con barniz!!)
Etc….etc….etc……………………………………………


Último día!: voy a buscar mi pasaje aéreo a una empresita low-cost, para cruzar a Irlanda! Otro gran sueño de mi vida!. (Me crié en Belgrano R, tomé la comunión en San Patricio, amo la música celta, mi profe de traversa es una auténtica O´Connors, me fascinan los campos de lavandas y creo en los duendes y las hadas de los bosques!)  Pero aún faltan 24 hs. para llegar, así que sigamos disfrutando de La France! un ratito más:
Punto de encuentro con Majo? Inevitablemente: la Tour! Despedida con lágrimas, agradeciendo al Universo, habernos hallado juntas a sus pies!
Como una antena gigante, nos conectamos en agradecimiento a la Energía Superior que nos permitió todas estas felices vivencias, acompañándonos en todo momento!
Plenas de emoción, fuimos encaminándonos al emblemático Moulin Rouge, que aún estaba pendiente en nuestras listas mentales.
Pequeña decepción al comprobar que sólo se trata de un teatro de revistas, con un molino falso en la terraza, y fotos de coristas provocadoras en las puertas cerradas, a esa hora del mediodía. Eso sí! Todo el merchandising a disposición, en los alrededores.
Como ligas rojas no nos interesaban, decidimos por una foto de nosotras “espléndidas”, rebozantes de la misión cumplida!
Cumplimentamos con un petit-café en la vereda de un bonito lugar, cuando nos dimos cuenta, que todo aquél que pasaba por el frente, se detenía, hacían comentarios, y sacaban la respectiva foto. Extrañadas, preguntamos al mozo, quien nos avivó que allí era donde habían filmado la película “Amelie”.
-Ahh……Muy interesante….- boqueamos sorprendidas al unísono.
Parece que por aquellos lares, todo debe ser preservado; dándole carácter histórico atraen el turismo. En cualquier momento, encontraríamos un letrero en el preciso lugar junto a una acera: “Ud. está aquí! (con flecha indicadora sobre mapa y todo!) Aquí piyó el perro de Rousseau!”
Retornemos…ascendemos a Montmartre por callecitas de ensueño, hasta dar con el Espacio Dalí, un museo en su honor, muy cerquita del museo de arte naif y los clubs nocturnos de conejitas.
Comenzaba a cerrarse el sol en rojo, sobre la silueta de la cúpula dorada del Dôme, enfatizando la silueta esbelta de la torre Montparnase, a lo lejos. La Saint Germain comenzaba a alumbrar al Café de Fiore, Les Deux Margots, la brasserie Lipp o Le Procope. Cada edificio emblemático tomaba su posición, destellando su maestría, bajo el atardecer que se cerraba sobre la ciudad.
Acodadas sobre la baranda del balcón frente al sacre-Coeur, admiramos la puesta, coreando al mismo tiempo, “Don´t worry, be happy!”, que un mulato entonaba en su guitarra, a cambio de monedas en su sombrero, al pie de la escalinata.
Degustamos segundo a segundo, los últimos rayos reflejados en el Sena del horizonte, sabiendo la inminencia del fin…
La noche se hizo luna.
Silenciosas en el metro, hasta compartir la última cena con Elodie.
Hermanadas contemplamos por última vez las azules luces relampagueantes de la Tour, que nos despedía desde su trono de hierro dorado…
Agradecidas de por Vida, nos abrazamos como para siempre, sabedoras que algún día devolveríamos con gusto, todos los favores recibidos.
Majo volvía a Buenos Aires en dos días, y yo tenía asegurado otro contacto en mi próximo destino, gracias a nuestro amigo en común, Juan Pablo, quién también se merece mi más reconocida gratitud!

Amanecer del día 23 de Septiembre, a las 5 a.m. abordo el primer subte de la jornada, directo a Porte Maillot. Allí un bus de la empresa aérea, me transportó al aeroport Beauvais, distante 70 km. del centro…
Una hora de trámites previos al embarque, y… en 20 escasos minutos, salté el Canal de la Mancha….

Chau París!!!  Hasta la próxima!!!!
De hecho, volvería para la vuelta en 40 días.
Pero además, la Vida se encargaría de sorprenderme al año siguiente…. Pero eso será para otro  capítulo, otra grandiosa y bendita historia….



 Aterrizar en Dublín, después de estar 17 días en París!!  es como levantarse con dolor de estómago después de una fiesta de casamiento en Recoleta.
Como llegar a Barracas en un charter desde San Isidro.
Chiquita pero no encantadora.
Serían las primeras nubes del clima irlandés?, o el exceso de latas y porrones vacíos, tirados por doquier, entre edificios cuadrados, ladrilleros, de no mas de 3 pisos, todos alineados como cubos chatos, a la orilla de un río no tan romántico, sembrado de borrachines “descansando” a su vera , cual sauces llorones.
La oficina de turismo te informa gozosa de la visita guiada a la fábrica de cerveza Guiness, cual monumento nacional. Demás está decir que por la módica suma de 15 euros, a la salida te convidan un vasito del ouro elemento! Y pensar que el Louvre salió 9 !
Además podés visitar la Catedral de Saint Patrick, que aún siendo anglicana, sigue los lineamientos del cobro para la visita, a la mejor usanza vaticana en todas las iglesias del viejo continente.
Muy singular resulta el cartel de “Aviso” de entrada al parque que la rodea, donde advierten que está prohibido drogarse, entrar con bebidas alcóholicas, fornicar/se (por decirlo finamente) en público, pasear los perros (de otros animales se abstiene), no pisar el césped y arrojar los residuos en los tachos! Todo en el mimo tenor de “educación pública”.
La Universidad de Trinity tiene abiertas sus puertas al turismo desde las 9 am hasta las 16pm. Parecía que Harry Potter saldría a darme la bienvenida desde algún claustro o desde alguna torreta, al gran patio central, inundado de potente olor a caotrina (poderoso desinfectante usado por el portero de mi edificio cuando era chiquita). Por lo que desistí del encuentro con el personaje y me dirigí al aula magna, ahora convertida en magnífico salón de ventas del merchandising de la Trinity!
Habrase visto mayor deshonra para esos profesores de capita negra y puntero?
Seguramente la misma que se encuentra en los confesionarios de algunas catedrales, venidos a kiosquitos de rosarios plásticos y misales de la Nueva Era!, junto a la máquina tragamonedas para venderte la velita al santo o la moneda recordatoria de la Visita!
Volvamos a la facultad, o mejor dicho, huyamos de la misma…
Entre recorrer el barrio chino, verdadera invasión cultural en todas las capitales, o pasear por los shoppings dublinenses, después de haber estado en las Lafeyettes y en Printemps!.... decidí acercarme a la estación de trenes en búsqueda de nuevos horizontes.
Irlanda me seducía desde sus paisajes de colinas verdes y campos de lavandas en flor, tantas veces soñados en películas y postales. No era cuestión de nublar esos paisajes con esta visión gris de una ciudad tiznada en llovizna.
Dándole una última oportunidad, y ayudada por el espíritu de la música, me encaminé a un auténtico Irish pub!. Juro que a uno solo, el emblemático Temple Bar.
Allá se tiene la costumbre de girar por varios a la vez, de hecho las veredas, funcionan como un gran mostrador de intercambio de vasos y latas de modelos varios.
Para mi sorpresa, siendo las 6 de la tarde, adentro estaba oscurecido como si fuera medianoche, Los músicos en vivo armaban la fiesta! al son de los infinitos brindis en cada rincón, alrededor de la chopera con más de 20 variedades de cerveza, más todas las otras que se lucían en las estanterías.
Pedí unos palitos para acompañar, y me miraron extrañados, como si con el brebaje fuera suficiente, claro, estaba la música!
Y las sonrisas! Y el humor de los irlandeses, con sus rostros rojizos, sus pelos rubios sobre anchos hombros dispuestos al abrazo, o a sostener un violín, un acordeón o un flautín!
Melodías pegadizas que todo el mundo acompañaba como si el resto del universo no existiera. Viviendo en la alegría contagiosa, de saber que te estaban ofreciendo lo mejor de ellos, y en definitiva, no es poca cosa!!!

Dopada por el único chop que me animé a probar, me zambullí en las sábanas dispuesta a soñar con los corderitos que vería al día siguiente en mi cruzada ferroviaria a través de la isla, rumbo a Galway.

Amanecida soleada para acompañar dicho trayecto, y la profecía se cumplió:
Verdes colinas ondulosas de viento y placer, se presentaban a mi ventanilla, volviendo al disparador de mi máquina fotográfica, un esquizofrénico dispuesto a devorarse las ovejitas.
La Heidy que siempre hubo en mí, había llegado a su territorio! Y lo reconocía como tal!

Siguiendo con la hospitalidad irlandesa, fui informada de los puntos turísticos de esa encantadora ciudad, y de los horarios del micro local para arribar a los famosos “Cliff of Mother” al anochecer.
Paseé mi tarde por un bonito río pleno de patitos y salvavidas dispuestos al salvataje de los transeúntes, cada 30 metros, en elegantes cabinas amarillas, por lo que les sumé a mis anfitriones, el rasgo de prolijos previsores.
Será que tras el abundante indebido uso de la bebida nacional, los frecuentes mareos producen suicidios no deseados en los afluyentes al mar?
Me quedé sin saberlo, pero que le daban un toque pintoresco, no había dudas!
La monumental  Saint Nicholas local, estaba abierta al público, en forma libre y gratuita, con lo que me conquistó desde su arquitectura en piedra, y mi bolsillo de argentina.
Me asombraron sus pisos de madera, las sillas individuales, dispuestas hacia un altar central, muy modesto, pero no por ello falto de espíritu. Al contrario, la luz natural que entraba por las puertas vidriadas del acceso llenaba de magia el silencioso recinto.
En los nichos laterales, dispuestos para los santos de turno, nada de eso! Solo macetas con plantas y hasta unas cascaditas con aguas sonoras.
Me fue entrando un ruidito de que esto me estaba gustando mucho… así que ante un reclinatorio con un cuaderno para peticiones, dejé plasmado mi agradecimiento y mi deseo de encontrar a mi compañero ideal!  “El que me corresponda!” Además de la Paz del mundo y la unidad entre mis hijos, y las amistades, la salud, la abundancia, y días espléndidos de vacaciones, y otras mundanedades que no vienen al caso, pero si de pedir se trata…
En la calle zigzagueante de adoquines y mesitas de bares bajo toldos multicolores, una vez más la música celta!!  Gaita y traversa en melodiosa sinfonía arrancaron mis pies del solado, y comencé a volar, como ya es una costumbre, para los que me conocen.
Tarareando al mejor estilo Mary Poppins, recorrí un mercado callejero, donde entre zapallos, flores, masitas y quesos, encontré un puestito con sombreros tejidos de la Puna que me desconcertaron. Pensé en la famosa globalización, y acerté a pensar que el modelito con orejeras incorporadas sería beneficioso en estas frías tierras durante el invierno.
Continúe mi camino rumbo al museo, como no podía ser de otra manera, para una chica culta que se precie de tal, y que tiene que hacer tiempo hasta la hora del micro.
En cartelera se anunciaba una exposición de fotografías de las casas de los primeros pobladores de la región. Hoy abandonadas, semiderruídas, pero no olvidadas!
Y me maravillaron! Sobre todo, cuando en el recorrido de los micros subsiguientes, me las fui encontrando por los caminos.
Ver el respeto por las mismas, evitando su demolición, como símbolo presente de sus raíces.
Éstos muchachos irlandeses, seguían sumando méritos.
Otro destacado del museo, fue que desde el techo, un barco pesquero de no me acuerdo que héroe nacional, colgaba majestuoso sobre el hall central. A medida que uno subía las escaleras por los diferentes niveles, se lo podía apreciar en toda su magnitud, desde diferentes ángulos y puntos de vista.
Muy interesante…muy creativos…
Ya satisfecha con el legado cultural adquirido en Galway, y temiendo llegar tarde para la salida del autobús a los acantilados, retomé el camino a la estación. Para mi sorpresa, la ventanilla de venta de tickets estaba cerrada, y solo se podían adquirir en las máquinas automáticas de los corredores.
Para una prehistórica como yo, meter un billete de 100 euros en una ranura, esperando un comprobante y un vuelto, es casi como contratar a la Nasa para encerar el piso de tu casa. Pero qué remedio?
Adelante con la confianza! Y con los apurones que me manifestaban los que me seguían en la cola, con el micro próximo a partir.
Apelando a todas sus virtudes, logré que el pasajero inmediato posterior en la fila, me ayudara a pasar el trámite, cual operación con Favaloro.
Munida del precioso billetito, y el apreciable vuelto, me acomodé en el primer asiento para apreciar las lomadas bañadas de luz del atardecer.
Describir esa puesta se sol, sería un insulto a los poetas de verdad…
Las ovejitas se iban durmiendo, y mi ensoñación atesorando imágenes de luna.
Con un cielo negro de noche serena, arribamos a Doolin, último pueblito del recorrido antes de los acantilados.
El amable chofer se detiene frente a un hostel, y me informa que allí termina su recorrido, como quien entrega un paquete de regalo, en entrega preferencial.
Laurie, de Birmingham, 35 años, soltera y simpática, con quien veníamos conversando, me asegura que ella ya tiene hecha una reservación allí, y que era un lugar muy recomendable, ya que al ser el primero de la zona, era el hostel más tradicional, por no decir el único al que nuestra vista alcanzaba.
Picaporte y simpatía al unísono: la sonrisa del recepcionista al entrar, digna de un acto de prestidigitador, nos da la bienvenida.
Le entrega la llave del cuarto reservado a Laurie, le informa que el único lugar para cenar es un pub a unos 150 metros cuesta abajo, allí donde está prendida la única lucecita del supuesto camino. Ella se fue a acomodar su equipaje, y quedamos en reencontrarnos en un rato en la entrada, para saborear lo que sea.
Ante un mostrador repleto de banderitas internacionales, yo cuestiono la falta de la Argentina. Me contesta que no era frecuente la visita de compatriotas míos por esos lares, y me tomó los datos, sin abandonar su perpetua sonrisa.
Llave e ilusión en mano, subo a la 15.
Lavadita de manos como me enseño mi mamá. Repasada de peine y trenza desteñida  bajo mi sombrero azul, ganas de ver las estrellas del nuevo hemisferio, y volver a escuchar la música de duendes y gnomos, en un territorio mágico…
Laurie me cuenta, al compás del enorme plato de mejillones que se pidió, que hacía 7 años había encontrado al amor de su vida en los acantilados. Que tuviera cuidado al día siguiente, al visitarlos, porque ella conocía varias míticas historias de  encuentros….
-“Es un lugar encantado….”- me advirtió como una dulce premonición…
A tientas bajo la vía lactea, bordeando la pirca del camino, retornamos a nuestro hostel, donde la llave siempre está colgada del lado de afuera!! O sea, abierto todo la santa noche y el bendito día!
Delante de sendas puertas, nos despedimos hasta la jornada siguiente, sabedoras de un indescifrable secreto, el de la complicidad de una nobel amistad.


Despertar con el sol en los cristales del alma, ver un potrillo pastar en el prado iluminado, y saber que el mar me estaba esperando, convocó mi mejor apetito de desayuno. El hostelero nos aguardaba cafetera en mano, scons humeantes –su especialidad casera- y sonrisa de bienaventuranza para el nuevo día!
Laurie partió para el pequeño puerto a embarcarse en el paseo en lancha a las islas de enfrente.
Yo me quedé a interrogar a nuestro anfitrión, por el mejor camino a los Acantilados.
Él desplegó su saber, dibujando un planito cual mapa hacia el arca…!
-“ Al salir, a la izquierda, se abren dos caminos…tomas el que sube… y cuando llegues a una tranquera, la pasas por arriba… es una propiedad privada, pero no tendrás problema, no te encontrarás con nadie por varias horas… son más o menos 9 km. bordeando el mar, solo tienes que seguir la costa…. Te irás apartando del camino… no te asustes, tendrás que cruzar algunos arroyuelos, quizás haya animales sueltos a tu paso, le temes a las vacas? Te gustan los caballos?... Verás, es muy hermoso…”- y dejándome su preciado dibujo en mis manos, extendió el pase a un maravilloso mundo de silencio y Paz!
Sonaba a esperanzadora metáfora camino al Sol.
Una meta, una guía, el viento soplándome mensajes de alegrías, y la mirada en las olas rompientes contra la cornisa del muro, que a mi derecha, delimitaba la tierra que ascendía hacía el más allá.
Todo espacio hacia un horizonte luminoso, radiante, pleno de azules, verdes y sal. Substancioso de misterios no revelados. Territorio de hadas...
La magia se insinuaba escondida en las colinas tapizadas de rebaños curiosos.
Allá a lo lejos, sobre la cumbre de una, la silueta de un pedregoso castillo abandonado, me acompañaba cual faro a la distancia.
Su perfil gris y oro, encandilaba mis ojos sorprendidos de rayos crecientes.
La callada mañana llena de pájaros y el crujir de mis pasos sobre la hierba húmeda de rocío.
El alma se expande, asciende en vuelo hacia las maravillas de una creación no muy transitada por mortales.
Con la llave de Mandala como licencia de hechicera, abriendo espejos de luz al profundo mar.
Enfocando mi brújula al Sudoeste, donde duerme el paraíso de mis hijos y amigos, que me esperarán más allá de las acuarias fronteras. Arrojándoles sonrisas de placer, saludos de gracia infinita, deseos de compartir esta Paz…
Y el espíritu se conecta con ese estado de Amor y Poder, que empieza a envolverte, a completarte, a sintonizar con otros universos…
Y comenzás a dar gracias… Y las gracias, diosas de la eternidad, te rodean con sus alas infinitas, y te muestran que todo es posible, todo grandioso, todo alcanzable…Porque ya has llegado a la plenitud, ya has arribado al corazón del mundo, a la madre Naturaleza en todo su esplendor.
Y la dicha es tal, que parada frente al infinito, abres los brazos en arco, y como un ave, te entregas…
Y sabes…
Que hay un Dios!

-“Maríaaaaa!!!!!”- el viento trae mi nombre desde una pradera lejana.
Sorprendida, diviso en la lontananza, una mano agitando su saludo de reencuentro.
Era Agnar, otra muchacha alemana que había conocido dos días atrás en otro bus!
Rodeada de otros cinco jóvenes, 2 alemanes y 3 franceses, descendieron a mi paraíso sin pedir más permiso que la sonrisa amigable de bienvenidos.
Como si de otra vida nos conociéramos todos, continuamos avanzando en nuestro circuito de placer bordeando el cielo. Riéndonos en distintas lenguas, como si nos entediéramos.
Saboreando el aire, adivinando el viento, admirando honguitos, saludando a los terneros, acariciando flores silvestres, contemplando…
Llegamos a una piedra plana, en voladizo a unos 300 metros sobre la marea.
Al instante, cual tocados por el Magnífico, detuvimos la marcha, nos sentamos, nos arrodillamos o en cuclillas, cada cual según su credo. Y sin saber, en un poderoso silencio, cada uno, y en su lengua natal, comenzamos a alabar…
Nos vimos lagrimear, nos emocionamos, nos tomamos de la mano, sonreímos, y sabiéndonos criaturas hermanadas, rezamos al Padre!
La aurora se desplegó espléndida como una ventana al más allá, y todos sentimos… que los milagros se pueden tocar!

No sé cuanto tiempo estuvimos en ese estado de éxtasis natural…
-“Tiempo de pic-nic?”- rompió el silencio el más chiquilín, a quien el apetito pudo más.
Revisando los bolsillos, pusimos en común nuestras magras provisiones: un paquete de galletitas empezado, dos botellitas de agua mineral caliente, un sándwich para seis, medio paquete de pastillas de mentol, algún chicle, pañuelitos descartables, el celular, y 2 scons!!  A las puras carcajadas, compartimos nuestro banquete!!!
El sol del mediodía cobijaba nuestra fraternidad recién concebida.
Reparamos nuestras fuerzas en amigable compañía, sin despegar la vista del increíble panorama de los Cliffs of Mother que se desplegaban ante nosotros…
Sensación de pertenencia y gratitud, intimidad de callado silencio. Gozo profundo por el presente vivido…
Paz….

Retomamos la marcha hacia el “punto de encuentro turístico”, un lamentable mirador bordeado de carteles de “Cuidado!!   Prohibido pasar!” Barandas altas que impedían la visión en plenitud de lo que ya nadie podría borrar de nuestros corazones.
Echamos una última mirada de misericordia a los conformistas turistas que solo se avecinan por el “camino oficial”, sin atreverse a transitar por rumbos más allá de sus objetivos fotográficos. Les basta las postales adquiridas con tarjeta de crédito, y no pueden sumar aventuras mágicas a sus Vidas!
En el estacionamiento, el micro de las 14 hs. nos esperaba cual carroza de cenicienta.
Nuestras ropas y zapatillas hechas harapos de barro, pero nuestras almas, exhultantes de maravillas! Sabedores de un secreto infinito, cómplices de las sonrisas de la Creación, nos dejamos llegar hasta Doolin.
Frente al hostel donde me alojaba, nos abrazamos en un eterno “hasta pronto!” sabiendo que el mar guardaría nuestro eterno recuerdo!

El hostelero, expectante tras su mostrador, aprobó mi alegría, con la recomendación de otro paseo para la tarde.
Por supuesto, como de costumbre, yo ya tenía mis propios planes. Sabía a que hora tenía el siguiente micro para la costa norte, donde alguien me había recomendado visitar Corelaine.
Algún angelito me susurró el cuestionamiento que mi amiguita Majo me había hecho algún día en París: -“Porqué andas siempre de un lado a otro? No te podés quedar quieta un poco…?  Porqué…?”…
Instantáneamente recordé  el caballo cerca de mi ventana con el sol amaneciendo, el aroma a pan recién horneado, la caminata matinal, el pueblo mágico…
Estaba tan plena, tan feliz por el lugar descubierto, ( y tan cansada…) que decidí quedarme un día más en este fascinante paraje.
Desensillé mis apuros, y me entregué…
Le pregunté al recepcionista por la posibilidad de lavar mis ropas, excusa exacta para poner mis únicas zapatillas a reposar!
Como una ceremonia de blanqueos de la conciencia, extendí mis mudas al sol! La onda de la soga cargada de viajeras experiencias, me sonreía en una vibrante parabólica de placer abrochado!
Me senté a su lado, en el patio trasero, a deleitarme con un té espumoso, peinando mis cabellos recién duchados, oliendo a campo, percibiendo la maravilla de detener el tiempo…
Rodeada de brisa y verdes colinas, con el infinito a mis pies…
Como un spa celestial, recién inaugurado, para mi gloriosa soledad acompañada de mariposas!
La maravilla del silencio interior entrelazado con la música de los gorriones que se acercaban a buscar las migas que mi tarta les convidaba.
La campanilla de un cencerro vecino, hacía eco en mi corazón agradecido.
Una vez más, las hadas me rodeaban en su mística ronda de cascabeles y Luz!



El desafío del paseo propuesto por el recepcionista, como un juego de búsqueda del tesoro, despertó mi curiosidad y me impulsó con nuevos bríos!
Me alcé con mi fiel rosada mochilita de Kitty y alpargatas blancas para la nueva expedición.
Siguiendo la ruta dibujada en el nuevo planito entregado, como las pistas con acertijos, con la confianza entronizada y la ingenuidad a la cabeza, emprendí la marcha…
La tarde avanzaba sobre una superficie rocosa surcada de grietas y hierbas, como abanicos de sal seca.
Arabescos interminables, delineados en sus profundidades por algas de siglos, y moluscos incrustados en férrea convivencia.
Y el mismo inacabable telón de océano rugiendo a mi solitaria candidez.
Horas de ir saltando huecos entre las rocas húmedas de melancolía y desolación.
Invadida de sensaciones brumosas, la tarde ocultaba el astro tras las islas enfrentadas.
El pequeño puerto a lo lejos, señalaba mi esperanza de pronto abrigo.
Más caminaba, más se distanciaba, tras las pircas curvas de una costa en sortilegios.
Alguito de miedo y preocupación fue barrido por las alas de mis angelitos custodios, que asomaron con las primeras estrellas.
Respirando paciencia y buenaventura, arribé al poblado que ya cerraba las puertas del único almacén disponible.
Un trozo de queso y unas frutas, serían el manjar de mi exhausto día de placer.
Ya en la calle, crucé con la sonrisa descalza de la bicicleta de mi hostelero de confianza, quien, una vez más, consintió mi osado deambular, por él propuesto.
Rendida y buscando el calor de la salamandra del living, me acomodé con un libro para terminar de disfrutar lo que quedaba del día.
Una simpática chiquilla me dió conversación, mientras mi cuerpo agotado se relajaba en la familiaridad del fuego compartido.
La noche rodeó la casona, y mi espíritu descansó.
El encargado pasó apagando las últimas luces, y al verme desmayada en el sillón, me recomendó en paternal despedida, el avistaje del sol, a las 7! minutos antes de la salida de mi micro al Norte.
Satisfecha con una jornada cosechada de maravillas, me dormí con la luna creciente en el alma…


El perfume de scons horneándose y la música clásica bajita en la radio de la recepción, me dieron la bienvenida a otro día de insospechada belleza!
En la cocina, cafetera en mano, sonrisa en alza, el “good morning!” glorioso, invitándome a un desayuno de despedida y encuentro.
A la hora precisa, me indicó el escenario por donde aparecería la brillante anaranjada esfera cual manto de pavo real extendiendo sus alas a la creación.
Y otra vez… el silencio que precede al éxtasis….
Ascendía majestuoso entre prados y nubes iluminadas de verdoso dorado encanto.
-“ Qué lindo día va a ser hoy…!”
-“Ya ES!!!”- respondieron sus sabios ojos de chispeante vitalidad.
Devolví la evidencia con un gesto de certeza y sorpresa ineludible.
-“ Querés ir a ver la surgente del hoyo?  Es cerquita, tenés un ratito todavía…”- como queriendo exprimir el tiempo, me aconsejaba una nueva aventura.
-“Otra vez, me vas a hacer embarrar las zapatillas?”-
Sabiendo que su propuesta era más valedera que mi pulcritud, me señaló el camino a la vertiente: - “Tras esas matas…cuidado no te resbales…..!”
El rocío mojando los yuyos, impregnó el aire de lavandas, mentas y cardones.
Con el esplendor del aroma instalado en mis venas, divisé a lo lejos, el micro que venía bajando la cuesta, dispuesto a recogerme, y trasladar mi alma agradecida a otros paraísos por descubrir…
Corrí para alcanzarlo justo a tiempo, delante del hostel, donde, enterada que era su parada oficial por unos minutos.
Entré a despedirme del amable servidor y recoger mi equipaje, que había dejado ya pronto, bajo su mostrador.
Me hizo entrega de una bolsita extra que contenía un par de scons por él amasados, con los que habitualmente despedía generosamente a sus huéspedes.
Ante su simpatía y en prueba de reconocimiento, le pedí sacarnos juntos una foto de recuerdo.
Otra pasajera que se encontraba en la recepción, se ofreció gentilmente a tomar la imagen.
Fuimos juntos hasta la puerta, donde la iluminación era óptima. En los escalones de la entrada, nos paramos delante de la fotógrafa que alistaba la cámara.
Cuando nos avisa que ya todo estaba listo….impúnemente, y de improviso, el señor me toma en andas entre sus brazos!, y me levanta en vuelo!…. Con su gigante sonrisa de mago satisfecho, me llena los ojos de luz….. y preguntas invisibles impronunciadas…
-“Ya está!”- sentencia el chofer del micro, apurándome a embarcarme, sin sospechar que lo que ya estaba, era disparada la flecha de Cupido!...
Con un único movimiento de oleaje dulce, me depositó en el estribo rozando mis manos, al tiempo que elevaba la suya en gesto de despedida.
Con la otra, tomó presto mi mochila y la colocó en el compartimento bajo el micro, sin darle tiempo a mi asombro, que se acomodaba en el primer asiento, junto a la ventanilla, para ver partir esos ojos verdes pardos húmedos de esperanzas.
Se cerró la puerta con la suavidad con que los dioses pactan los hechizos.
El micro arrancó arrancando mi nobel duda a girones:
-“Y esto?????????  Qué fue esto????????????????”
Un galopar de potrillos salvajes se instaló en mi alma!
Cómo explicar lo que sentí? Cómo saber como responder a tanto desatino desacostumbrado?!
Una tormenta de respuestas colmó mi cabeza… una cuna de emociones nuevas desbordó mi corazón.
Una lucha titánica se estableció en mi interior…
El micro seguía avanzando hacia lo desconocido… bajando la colina, sin saber de mis dudas… de mis sorpresas, de mis ansiedades…
-“…No!!!  Debe ser así simpático con todas!..... pero, qué ojos!!. Cómo puede ser que no los haya reparado antes?, Qué me quiso decir? ….Y esa sonrisa!! ……Qué luminoso! …..Qué estoy sintiendo?... NO!!! Pará María!! No te enganches!..... es sólo un amable y simpático señor!....es por su trabajo…. Se ve que está feliz, atendiendo gente que está feliz, de vacaciones, gente de paso, como vos…. Que ya te estás llendo….”-
-“ Chofer? Hay otro micro de vuelta para Doolin? A qué hora?”
-“ A las 14, pero desde….”- no le entendí el nombre de una tierra tan lejana. Además que recién eran las 8,30 de la mañana!
-“Qué increíble!!” –pensaba yo muda de avasallador descreimiento de lo que me estaba sucediendo…-“ Y ahora qué hago con esto? Dónde lo guardo?”
-“Pero…. Porqué me pasa esto a mí???.... Si yo no buscaba nada…. Además….si ni nos conocemos! ….ni sé cómo se llama!.....Pero que sonrisa….Qué me quiso insinuar???…. más que insinuar, me lo dijo todo!!.... Pero si no me dijo Nada!! …. Te lo estás imaginando vos sola!!!! Pará!!!!! Vos siempre te das máquina con tus fantasías desmedidas…. Acá no pasó nada…..son puras especulaciones tuyas….. María, bajá un cambio!!!  Pero esos ojos….la piel de su rostro vista tan de cerca…. Si me obligó a un primer plano…. Si no me dió tiempo a nada…. Qué descarado!! ….. quién le habrá dado permiso?..... pero, qué lindo!!.... así me gustan a mí!!: decididos!! De frente!! De una….. PARA!!!! ….. Si en definitiva, no te dijo nada, debe ser así con todos…. Con todas??, quizá sea un mujeriego…. O se tiró un lance, nada más!..... No! Pero me miró muy profundo….. así no se mira con cualquiera….. no…. Fue especial para mí….pero si él tampoco me conoce…. Ni sabe nada de mí, bueno sí… mis datos, porque me anotó en la recepción la primera noche que llegué, pero nada más…. Ni sabe si estoy sola…. Bueno, quizá eso es evidente,…. Pero si tengo hijos…. Donde vivo…. De que trabajo…. Creo que ni le dije …. Apenas le señalé en el mapa donde quedaba la Argentina, y me parece que ni sabía… Bueno BASTA!!!!  BASTA!!!!..
-“ Chofer! Falta mucho para esa parada?”- sin saber ni lo que quería que me respondiera, ya que ni yo me decidía que quería hacer ante una ruta vacía y desolada, anque desconocida.
Mi confrontación interna seguía a toda marcha, como los vaivenes del micro deslizándose entre prados y costas serpenteantes de mar y mediamañana.
En eso, se estableció en mi mente, con la seguridad de haberlo visto hacía solo un instante, el poster que en mi juventud, muchísimos años atrás, colgaba de la puerta del placard de mi pieza. Un poster con una frase de Kalil Gibran: “CUANDO EL AMOR TE HAGA SEÑAS, SÍGUELO!!!”
-“Mierda!!!!..... y ahora??????...... cómo voy a seguirlo si estoy viajando en la dirección que se aleja?......además…. quién dijo que esto es amor?...... y además….que yo busco el Amor!!, no una aventurita de vacaciones…. Ya estás grande para creerte estas pavadas…. Ya sabés que las cosas así no funcionan…. Que a lo sumo, esto será una calentura pasajera….. nada que ver con el amor…..y además, que vos ya tuviste otra experiencia con extranjero…. Te acordás?....y que pasó? Mucho bla bla al principio, y después, con la distancia… todo se va esfumando…. Y no se llega a nada…. Y para qué vas a sufrir?.... otra vez?..... BASTA!!!   PARÁÁÁ!!!!!!   Si ya lo sabés…. Fue un lapsus nada más, si muy simpático, y qué? Está lleno de simpáticos….vos también sos simpática! Por eso…. Le gustaste por un ratito, eso no quiere decir que te vas a casar con ese señor….siempre la misma exagerada!!!!.... ni sabés como se llama…. No sabés ni de donde es…. Porque ayer lo escuchaste hablar con la chica de la salamandra, en otro idioma que no se entendía nada, parecía ruso, o algo así, bah…. Y si es la novia?? (Esto fue un celo declarado!, incipiente pero celos al fin!)  O.K Hasta soy capaz de sentir celos por alguien a quien ni conozco…. Ni sé nada, ni me dijo nada…. Ni me propuso nada…. Ni tiene ningún compromiso conmigo…. No ves? Que sos loca?  Como te vas a poner así???..... no ves que es imposible volver…. No vas a estar 5 horas parada en esta ruta desconocida, que no pasa nadie…. Solo para ir a decirle: ….. QUÉ????
Ves lo que yo siempre te digo? Que sos una ingenua!! Otra que Kitty en la mochilita, vos sos una Heydi hasta la médula, mezcla de Caperucita Roja, y todas las boludas de los cuentos juntas!!!!!. Mirá si vas a llegar, y preguntarle: “Qué me quisiste decir con esa mirada?”, “Vos gustás de mí?”, y ahora qué????? Cómo sigue???..... ves que es imposible!!??  PARÁÁÁ!!!  Además que con Majo nos juramos para este viaje: “NI ENGORDAR NI ENGANCHARNOS CON NADIE!! Como medida de salud mental! Y ahora, vas a tirar todo por la borda?? No ves que no se te puede dejar sola ni una semana?!, ya andás haciendo desparramo de nuevo!! Pero si no pasó nada!!!... Cómo que no pasó nada?? Y eso qué fue acaso?? …. Y entonces porqué estás así?  No ves? En vez de disfrutar de este nuevo tramo del viaje, ya te quedaste pegada a una historia sin sentido…”
-“ Y no hay una parada intermedia antes de ese pueblo, alguna estación para ir al baño?”
-“Señora siéntese en paz! Y no me moleste más!” – creo que me senteció el chofer puteándome elegantemente en inglés.
-“AH!! Ya sé! Voy a preguntarle a mis angelitos!”- dicho lo cual, arremetí al mazo que siempre llevo a mano en mi mochilita de Hello Kitty!.
Barajo bien mezclando al unísono mi esperanzadora pregunta sobre qué pasos seguir en esta angustiosa circunstancia… barajo…barajo…..imploro por la mejor decisión…. Pido guía a los arcángeles y todos los coros celestiales….y…. sale: “Puedes avanzar!, con VALOR Y ENTUSIASMO!!”  Así? Pero para qué lado? Para adelante o para atrás? Qué piola!! Así cualquiera es angelito! Porque no me cantan la justa?  Así es lo mismo que naDA? AHORA CÓMO HAGO YO PARA SABER LO QUE ME QUISIERON DECIR? Igual Qué el otro!!, qué vivos!! Para allá o para alllá? Y ahora que hago!!”
-“PARAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!   BASTA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! No ves que ya hiciste más de 2 horas y media de camino alejándote….. un rato más y ya ni te vas a acordar de que existió!”
-“ Bueno, de acuerdo!, me quedo así quietita, tenés razón….”
………………………………………………………………………………………………………………………(5 minutos….)
-“No, pero mirá si esta vez es verdadero, y me lo pierdo?..... Porqué tenés que ser tan desconfiada? Desconfiada!!!????????  Ingenua!! Diría yo!!!, No quedamos en que no te dijo nada?  Los scons se los debe dar a todos…. Simpático es simpático, y qué ‘  con eso qué?  No te parece un poco inconsistente para propuesta matrimonial??? Ves que sos una niñita??? No pensás madurar nunca???”
“NOOOOO!!!!!!!”
Otro recuerdo premonitorio apareció sin permiso en mi atormentada mente: el final que elige la protagonista de “El albergue de las mujeres tristes”, de la chilena Serrano. Sino lo leyeron aún, se los recomiendo, no se lo pierdan!
Perdón, fue una pausa comercial, sin compromiso de compra.
Volvamos al tema: ah sí! 200 km. lejos de Doolin…
“- PARE!!!!! Chofer PARE!!!!! ¡!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!Me olvidé una cosa!!!!”- mentí alevosamente, y salí eyectada de mi asiento, rumbo a lo desconocido!
Cual la puerta de Alí Ba Bá, rompiendo un muro de magia y misterio, me zambullí a la dimensión desconocida, o sea, la ruta en la que quedé mirando el horizonte, con mi mochila en mano, que el chofer tuvo la gentileza de “arrojar” desde el compartimento de equipajes en medio del asfalto vacío!
Munida de todas mis dudas, y con el salvoconducto de ir a pedir más scons porque no me habían alcanzado para el trayecto, o la excusa de que era un día tan lindo de sol, raro en Irlanda… o que me había enamorado… de los Cliff of Mother! Podía regresar confiada, sin levantar sospechas de todos estos ridículos razonamientos que se me habían impregnado en el corazón, y con quienes mi natural y entrenado raciocinio luchaba empecinadamente en desterrar, antes de hacer papelones innecesarios. Un verdadero “quemazo!”, como se diría en el colegio (otros muchísimos años más atrás…!).
Cruzé al carril contrario, y en Irlanda eso significa, de la mano izquierda, lo que seguía sumando confusión a mi Vida, ya que nunca entendí para que se complicaban manejando al revés… en fin, eso era más sencillo de resolver. Lo cierto es que me crucé enfrente a esperar algún gentil vehículo que me devolviera a Doolin lo antes posible, ya que 3 horas de recorrido innecesario, sobre todo por las no conclusiones a las que no había arribado, me separaban de mi eventual amante y futuro esposo. Ya les dije: estaba un poquito apurada, en varios aspectos, como se habrán dado cuenta.
Sigamos…
Me paro al mejor estilo “auto-stop” en medio del desértico…… camino (¿?), valijita parada en mano…. Cuando siento entre mis dedos…. Las etiquetas de todos los aeropuertos que fui transitando, enganchadas (colgando) de la manija de mi equipaje.
O.K. Hasta aquí todo normal.
Pero…. Y ésta de dónde es???????
Un humilde papelito blanco (nada de colorinches celestes ni amarillos), apenas dibujado con birome roja, con un prolijo círculo con letras imprenta en ronda que decía: “CZech Airport – Te espero!”
¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿?????????????????????????????????
-“Es Checo???!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!”  “Qué guacho!!!!!!!,  “Cómo que te espero????? Adónde?????????”
Con la certeza de mis sentimientos confundidos arremetí al primer camión que pasó, que infructuosamente iba para otro lado, y a otro, y a otro…y nadie iba para Doolin…
Y yo me estaba muriendo de amor (y de dudas) ahí solita, en un paraje desértico del oeste irlandés, con mi maleta digna de “Muchacha sudamericana viene a casarse…” (recuerdan esa novela?, o algo parecido), y sin ninguna otra posibilidad que rogar que el micro de las 14 pasara por ahí adelante dentro de otras 2 horas, y se dignara pararme, y me vendiera el pasaje a bordo…. Y cuantas complicaciones…. Pero si esto era Amor verdadero…. Todo se iba a solucionar…. Y yo lllegaría a destino…..sin levantar bochornosas sospechas….. y…. qué voy a decir???????????????? Pero si ya me puso este papelito, que piola! Mientras yo iba ingenuamente a olfatear el hoyo, él se divertía pegándome papelitos en MI mochila!!! Que caradura!!! Pero qué simpático!! Así me gustan! Decididos!! De frente!! no cobardes, como los de allá, que dan vueltas histéricamente, y nunca avanzan nada! “
Igual que yo en ese momento, seguía con las vueltas en la cabeza, y sin avanzar nada, porque no pasaba ni un loro en burro!
Pero la ilusión y la confianza en esos ojos verde-pardos que me marcaron para el resto del camino…..qué romántico….bajo el sol abrasador de una mañana de locura y ambición, como diría algún tango….
-“Ahí viene uno!!!!!!!!!!!!!!!!!!!”- y va a Doolin!!!!!!, y me lleva!!!!!!! Y, cómo si supiera, va a 1000 x hora!!!! ….. y ya estoy en camino….. y lo voy a volver a ver….. y qué le digo????.....y eso de los scons es una boludez……no se lo va a tragar ni ahí!..... Qué me olvidé algo? Algo como qué?  Y se me va a notar…..Esta curva ya la pasamos antes…. Claro! Si estás regresando…!!! Ah! qué suerte!..... Suerte va a ser si te da bola….. mirá si te perdés otro día y mañana no hay micro para el Norte…..otro día desperdiciado acá por ensoñadora…. Desperdiciado No!!! Porque el lugar es precioso! Y de última me voy a caminar de nuevo a los Acantilados…. O me puedo ir hasta ese castillito que había visto la mañana anterior….. debe estar abandonado, y seguro que puedo escalar esos cerritos…. Y PARA!!!! En una de esa sí! Te da bola!! Y estabas en lo cierto, y él también está enamorado…. Y te dice de quedarte!.... y entonces…. Que hacés?? No te vas a quedar a vivir acá…. Muy lindo todo, …pero vos tenías otros planes, acordate que todavía te faltan ,más de 20 días de vacaciones por Europa!!!!! Que querías conocer Escocia, Inglaterra, etc…. No es cuestión de quedarse en un pueblito que ni figura en el mapa, solo porque hay un señor simpático….. no seas ridícula….. ves!! Para que te bajaste?? a esta hora, ya estarías llegando a Belfast! Y conocerías otra Capital, otra gran ciudad!!  Ves que sos una atolondrada!?? Cómo siempre, hacés las cosas, de apurada, y después te arrepentís!  NO! Mentira!!!! De apurada nada!!!, lo pensé como 3 horas!!!! No es que así porque sí!!! Me podría haber bajado en la 1º esquina, y ahora no tendría que estar volviendo todo este rato….al fin y al cabo…. Es mi Vida! Y qué ! Hago lo que quiero, y vos, Conciencia! Calláte un rato, que ya me tenés harta, tantas veces te hice caso, al pedo!! Tantas veces medité las cosas “seriamente” y al final que???, todavía ando sola por el mundo! Así que hoy me juego!!! Yo voy, lo encaro (disimuladamente, para que no se avive si es que él no pensaba lo mismo), y listo! Y si es que sí, le digo que “SOLO POR HOY!!”. “que yo soy una mujer muy independiente, que tengo planes… que tengo familia que me esperan en Argentina, que tengo….. “
-“UY!!!! Ya llegamos”- estoy temblando….-Debe ser por como corría la chata ésta en el pedregoso asfalto… Y ahora qué digo? Ahí está!! “- veo su sonrisa atravesar los cristales del ventanal de la recepción hacia mi encuentro…
-“ Volviste??!!!!!!!!!!!!!!!”- y un abrazo de eternidad selló nuestros cuerpos tímidamente encontrándose.
Y esos ojos… volvieron a mirar el fondo de mi alma… y supe…
Que nos estábamos amando!
Me tomó de la mano y del corazón, y me condujo adentro, donde el dueño del hostel estaba haciendo el arqueo de la caja del día.
-“Ésta es la argentina que te comenté…”- mostrándome orgulloso.
-“Mirá! Ya te había preparado esto…”- mostrándome una postal de la región.
La dí vuelta, y para mí sorpresa, ya tenía una carta de amor escrita junto a mi dirección de correo.
-“Y cómo sabías?”- olvidándome de los datos otorgados el día de mi arrivo.
-“No vale, yo no sé ni tu nombre!”
-“David!...”
Y el sol se llenó de estrellas!...
Paddy, el dueño, se sonrió complacido, y mirándome de arriba abajo, sentenció:
-“ David, tomate el día!”
A lo que el otro, ni lerdo ni perezoso, se zambulló en una habitación contigua, dejándome unos segundos ante la inquisidora tomada de prueba de Paddy, quien empezó a pedirme datos de mi país y mi ciudad.
Antes de llegar a responder, David apareció con unas bermudas y una mochilita al hombro: -“Tengo una sorpresa para más tarde”-como anunciando una travesura.
Nuevamente su mano, y su impulso!
Reconocer esa nueva forma, la textura de esa nueva piel, y esa nueva sonrisa, ahora segura para mí!
Casi saltibanqueando, emprendimos la carrera a la playa, por un atajo, donde el río besa el mar…
-“Alto!”- impuse mi presencia. –“Yo no sé nada de vos, …sos solo?”- aprendí a preguntar primero, para evitar sufrir después.
-“Si… hace 5 años que me separé, y hace mucho tiempo que te estaba esperando…”- sin desviar su calma mirada.
Tapizada de bochas rosas y grises, nos alojó la costa de espuma y sal.
Tibios besos en apretados abrazos, mezclados de mil preguntas y mil anécdotas, todas borboteando el viento y el rugir de las olas cascabellando su particular sonido, al retirarse, tras invadir los cantos rodados del suelo.
Un perro fiel y sin dueño, se acomodó a nuestros pies, como para recibir alguna salpicadura de cariño.
La gran sonrisa mutua, compitiendo con el ancho horizonte.
Todo serenidad, todo entrega…
Todo Paz!

-“Vení!, quiero mostrarte algo!”- saltó feliz con nuestros dedos entrelazados –“siempre quise ir allí, y en tres años que llevo aquí, nunca tuve oportunidad….”- apuntando a la cima de la colina donde el castillito de la mañana anterior me desafiaba con su encanto.
Trotar cuesta arriba, guiada por mi ocasional príncipe, fue como andar en la carroza de Cenicienta!
-“ Alto!”- volví a marcar territorio: -“ Esto es sólo por hoy! 24 hs. nada más, menos! (ya eran como las 4 de la tarde) Porque mañana, en el micro de las 8, hay micro a las 8?, yo voy a volver a partir…tengo un gran viaje planificado…. Y no me puedo detener… además… yo sé que pasa con estos amores de vacaciones…. Todo muy lindo, y después…. Blup!  Magia! Todo desaparece…Así que… sólo por hoy!, como dicen en los grupos de autoayuda!”
Me miró entre incrédulo y desafiante, y con un beso selló el pacto.
Seguimos subiendo como saltimbanquis de la alegría, con la inocencia de los pastores y la elegancia de los privilegiados!
Ante nosotros, el muro.
Cual caballeros de alguna hermandad, apelamos al clásico “hacer piecito” como montando un alazán invisible para arrojarnos del otro lado del foso.
Lo logramos! Atravesamos la muralla de la realidad y entramos en el idílico mundo de nuestra fantasía.
De nuestra fantasía hecha realidad. Allí estábamos, príncipe y princesa dispuestos a gozar.
El mar nos seguía como telón de esta magnífica puesta en escena, bordeado del verde de los acantilados, coros de ovejitas y terneros, junto a gorriones y picaflores. Los honguitos y las piedras redondeadas por la erosión del viento, que en esos momentos calló de fascinación…. ante el majestuoso cuadro del atardecer, sobre las aguas calmadas por la plenitud!.
Sólo estar, sólo sentir….
Aspirar la belleza, dejar a cronos correr libre por el paraíso, disfrutar ….

El astro se fue escondiendo tras la bruma de la marea, y la luna, como única reina de la creación, marco su plateada estirpe sobre nosotros, sus enamorados súbditos.
El frescor nos condujo al pub del poblado, para componernos en un tibio té saborizado de pasión e historias infinitas.
Intercambiamos vidas hasta el amanecer.
El bolero de Manzanero pidiéndole al reloj que no marque las horas, repiqueteaba en mi corazón junto a la vivaz música celta que inundaba el local de cervezas y coplas.

Al ritual de la despedida con scons, se le sumaron las lágrimas del adíos incierto y una melodía de Eva Cassidy sonando en el grabador.
El micro se acercaba colina abajo, como serpenteando la suerte de desaparecer y mantener el hechizo suspendido en el aire.
Pero se presentó ineludiblemente con la irlandesa puntualidad del que no sabe  dibujar otros destinos.
Los ojos de David brillaron de humedad y su glotis bajó para pronunciar lo que el silencio no le permitió. La emoción atravesándonos el dolor de la despedida, abrochada a la felicidad de lo vivido.
Las típicas manos en alto queriendo sostenerse de la improbable esperanza, fue lo último que mi corazón vió, cuando el bus volvió a avanzar por la ruta de la duda y la ambición.




Se fue nublando el día, literalmente también mi corazón…
Hasta que el tronar de mi herida abierta, descargó su angustia en hilos de miel rodando por mis párpados aún sonrientes.
El vaivén del motor en su ondulado andar, me fue ensoñeciendo.
El inquietable limpiaparabrisas, saludando a diestra y siniestra como para borrar los recuerdos tibios del dulzor rocío matinal.
Gotitas como piedritas de Hansel & Gretel por un sendero que quizá nunca más volvería a recorrer, ni a recoger!
El mismo camino del día anterior por idéntico paisaje, atravesando los mismos pueblos,  a la misma hora… y tan distinta iba mi alma!
Todas las dudas de la otrora mañana permutaron por las gracias de la magia vivida, y por las certezas del dolor de lo irrepetible.
La musicalidad de la tormenta sobre el campo gris, me fue acunando, hasta que mi espíritu rebelde, se entregó.

Cuando desperté, una viejecita de cuento, se hallaba sentada junto a mí.
Mullida y regordeta, con el paraguas chorreando aún, me miraba de reojo, con complicidad.
Habría subido en Knock, o alguna parada anterior. O cayó del cielo, porque aún traía prendido un rayo de sol!
En su cerrado inglés me preguntó: “Where are you from?”- desconociendo mis rasgos bajo mi sombrero azul.
Temerosa de que mis lágrimas volvieran a asomarse, ensaye mi orgullosa sonrisa:
-“Argentina!!”.
-“OH!  It´s too far…” (“Eso es muy lejos…” , traducción simultánea)
Un relámpago de luz abrió nuestros corazones y la charla fluyó bajo el diluvio,  protegidas por la carrocería que seguía su rumbo al Norte, sin inmutarse.
Prados y bosques mojados de fertilidad… grises y pardos…silencios y ramas furiosas.
Curiosa por mi país y sus costumbres, su ubicación o su historia, esta dulce mujer me iba embelesando el alma. Sus facciones calmas invitaban al reposo del alma…
Transportada a un espacio sin tiempo, yo le iba contando mis andanzas en este andar por el viejo continente, mis búsquedas, mis encuentros, mis pretendidos destinos…
Pacífica y concentrada, me escuchaba tratando de explicarme en mi paupérrimo lenguaje adoptado en esos días, en esas latitudes…
Sorprendida de mis aventuras sin rumbo fijo, acompañaba su cabellera blanca, el vaivén de sus sonrisas.
Sus ojitos de sabia prudente, revoloteaban por sobre mi vestimenta, mis manos y mi rostro, como reconociéndome de otros viajes…
Atenta a mis descripciones, escudriñaba mi sentir y mis latidos.
Detalles y datos fluían salpicados de truenos y ráfagas.
Y esa melosa mirada…. buscando en el fondo de mis ojos, la verdad que nos reunía…
Sin llevar la cuenta de las horas, un arco iris nos abrió paso a una dimensión desconocida, como un puente de paz…

-“Greenfield!!!”- anunció el chofer, irrespetuoso de nuestro encanto.
La dulce dama se preparó para descender. Tomó su bolso y empuñó su paraguas a modo de varita mágica, al tiempo que con temblorosa voz me confiaba su secreto:
-“ Cuando yo era pequeña, mi mamá siempre me decía que una mujer con sombrero azul nunca se pierde…”
-“ Yo nunca tuve un sombrero azul…. Es la primera vez que veo uno…. Así que a Ud. le va a ir tan hermoso en la Vida..!!!”- anunció como un ángel despidiéndose entre la bruma del asfalto mojado.
La puerta se volvió a cerrar hermética como sellando un veredicto de felicidad .
El nuevo silencio lo abarcó todo… y mi tórax exhaló un suspiro de aceptación, de certeza de que todo es posible y real!
Inundada de nueva fuerza, segura de una armonía recién restablecida, mis noveles arrugas se volvieron para arriba!, como diría la encantadora autora de “Mujeres de ojos grandes” en alguno de sus relatos… (Otra Ángeles!... que causalidad!)
Pliegues de sabiduría recién adoptada, como un legado, como un regalo, como un nuevo presente!
Mirar la lluvia caer en el horizonte y saber… que el universo tiene planes plenos para mí!
Y que allá voy…!

En la siguiente parada, Enniskillen, subió Mark, un muchacho no vidente de unos 20…
Yo permanecía en el primer asiento, siempre dispuesta a tragarme todo el paisaje en su total magnitud desde el parabrisa gigante de los buses.
A mi lado, el asiento vacío de la anciana sabia, lo aguardaba.
Le ayudé a alcanzarlo mientras él maniobraba su plegable bastón blanco con la destreza de un prestidigitador. Otro mago se presentaba ante mí para transformar el tiempo en otro presente inesperado:
-“ Cómo te llamás?”- preguntó oliendo mi desconocida procedencia.
-“María!”
-“De dónde eres?”
-“De Argentina!”- nuevamente el orgullo y la posibilidad de un rico intercambio.
Las consabidas preguntas de dónde quedaba eso, qué hacía yo en esos lugares, desde cuando, porqué, adonde me dirigía, lo de siempre!
Él me contó que viajaba a Belfast, a una fiesta entre amigos.
-“Eres músico?-“ señalando el violín que lo acompañaba.
-“ Un poco…”
-“ Y tocas esta noche?”
-“Sí!, por eso ahora, si me disculpas, debo dormir un rato…”- imponiéndome un saludable silencio, mientras el ulular de la llovizna nos adormecía a ambos.
La tarde se fue haciendo noche, y mi experiencia me indicaba que llegar a una ciudad después de las 20 hs. implicaba encontrar todos los almacenes cerrados.
Debía buscar un hostel en las cercanías de la estación de arribo, y resignarme a dormir sin cenar, ya que los scons que David me había preparado al amanecer, ya habían sido devorados con la angustia y con las alegrías del camino. Otro tanto con las manzanas verdes, que acompañaban el paquetito.
Pero estaba tan plena de emociones, que realmente ésa no era una real preocupación.
Sin embargo, los milagros existen!
El micro arrivó a destino, y con la maniobra, se despertó mi ocasional compañero dormido.
-“Llegamos?”- como si viajáramos juntos en la Vida.
Metió su mano en el bolso marrón, y sacó un voluminoso paquete envuelto en aluminio, aún tibio.
-“Tomá! Esto es para ti”- ofreciéndome su manjar
-“Gracias!, pero porqué? Son tuyos…”
-“Tómalos, yo no necesito estos sandwichs que siempre me prepara mi madre para los viajes. Yo ahora voy a una fiesta y comeré allí; tú en cambio, no encontrarás nada abierto para comprar tu cena…”- como leyéndo mis pensamientos a pesar de su dificultad en la visión externa.
Qué maravillosa es la energía de la comunicación, cuando dos seres realmente “se encuentran!”
Qué generosa es la Vida, cuando uno está abierta a recibirla!
Lo ayudé a descender lentamente, con la tranquilidad del que conoce su camino.
Nos despedimos con el amor de dos amigos que habían compartido mucho más que una cena. Un atardecer lluvioso y pacífico, a través de los prados pardos de silencios y armonías.
Su instrumento colgaba a su espalda, cuando giró para regalarme su última sonrisa.
Habrá sido otro ángel? Qué duda cabe?

Belfast se presentó como una ciudad de cortinas bajas y luces a medio encender.
Medio desérticos los alrededores como para preguntar por un hospedaje.
Yo tenía un dato por un folleto, unos prometedores sandwichs en mi mochila, y el corazón entusiasmado.
Caminé unas cuadras hacia donde el humor me lo indicaba, pregunté a alguno que pasaba, y confié…
De repente, un cartel luminoso me señalaba el lugar esperado.
Un hostel para estudiantes, en mi caso, de la Humanidad!, que más bien parecía un sanatorio cinco estrellas por su pulcritud y organización.
Casi un sanatorio nazi! con estrictas restricciones de horarios y áreas para circular.
De hecho, a las 21, cerraba el salón comedor, y estaba prohibido comer en las habitaciones!
Entonces, traté de entretener mi estómago con un amoroso mail a mi amado, contándole de mi feliz desembarco. Pero la tirana moneda con que se alimentaba la computadora, frustró mis intenciones a mitad del relato.
Era aún temprano para ir a dormir, y en mi dormitorio parloteaban otras 3 mujeres en un idioma extraño y no tan amigables.
Deambulé por los pasillos, y por el ascensor! Descubrí que se manejaba con el código de las habitaciones!, cosa muy extraña para esta prehistórica tercermundista.
Fui a la sala de estar con intención de estudiar los mapas y recorridos posibles para el día siguiente.
Me entusiasmaba la idea de conocer Corelaine, una extraña playa de piedras octogonales en pilastras, que un buen amigo me había recomendado.
Pero la sala estaba llena de muchachos mirando un partido de football por T.V. y acompañándolo a los gritos, como si algún jugador pudiera escucharlos!
Cerré la puerta sin que hayan notado mi presencia, y continué mi “paseo” interior, ya que la calle me resultaba un poco amenazadora.
El laundry se presentó cerrado con un cartelito informativo del correcto horario y tarifas para su uso.
Los sanitaros masculinos y femeninos, respectivamente, no ofrecían mejores alternativas.
Las cabinas telefónicas resultaban un tanto incómodas para permanecer mucho rato de pie investigando el monótono tablero de discado.
La recepción se hallaba custodiada por el conserje de turno, al mejor estilo bull-dog entrenado.
Sólo los posters de las paredes incitaban un poco a la fantasía y a la curiosidad. Pero mis ojos ya estaban cansados de paisajes, y sólo buscaban el ámbito propicio para el prometido atracón.
Finalmente…. descubrí en el 3º piso, la sala de lectura!, que paquetería para un hostel! Similar a la sala de espera de un ginecólogo, pero vacía. Es decir, cómodos sillones sobre prolija alfombra, mesita ratona con revistas varias, aire acondicionado, y el encantador silencio de un espacio en soledad.
A través del vidrio de la puerta, parecía el lugar esperado…. Tanteé el picaporte, y oh! Sorpresa, la puerta se deslizó sin dificultad.
Ningún cartel restringiendo mi esperanza, aunque la cordura me avisaba que lo que estaba pensando en hacer…, no se hallaba dentro de la lógica de los irlandeses del Norte.
Por lo tanto, esta argentinada no infringiría ninguna ley, más que la de supervivencia.
Me acomodé en el mullido sofá, y desenfundé mi preciado tesoro de aluminio y jamón!
Pedir servicio de bebida, ya sería una utopía, pero como la Biblia enseña: “Pedid y se os dará!”, en ese instante descubro en el corredor a través de la puerta entreabierta, una máquina come monedas a cambio del vital elemento!
Una práctica botellita de agua mineral, brindó a mi salud! y a la del riquísimo emparedado de la madre de Mark! Salud!
Saciada mi hambre y sed de justicia, pude conciliar el sueño, junto a las dinamarquesas compañeras de velada.






La alarma de algún celular, indicó la siete de la mañana, hora propicia para buscar un buen desayuno, especialmente en épocas de vacaciones!
Alentándome con la idea de no perder el primer micro a Newcastle, combinación previa a Corelaine, salté de mi litera, literalmente! ya que me había tocado la cucheta de arriba, a tomar una ducha, antes que las otras niñas demoraran con una, al estilo finlandés! Una nunca sabe!....
Rebozante de energía, me dirigí al comedor, dispuesta a saciar los espacios vacíos que el sándwich nocturno no había alcanzado a llenar.
Para mi horror y espanto, estaba cerrado!!!!!! ¿¿¿?????
-“Pero si ya son más de las ocho!!”- cuestiono al recepcionista de turno.
-“ Sí, pero los domingos abre a las diez!”
-“ Glup!!”- tragué decisión tomada! En polvo! Media cucharadita, antes de las comidas, como rezaría el prospecto antibronca!
Volví como un relámpago a la habitación, cerré todos mis bártulos, y huí del nosocomio, antes de quedar atrapada en la idea de esperar hasta que abran.
Me encaminé a la estación por el trayecto conocido la noche anterior.
La cartelera aguardaba con las indicaciones de horarios para los 7 días de la semana y los 4 puntos cardinales del país.
Cual tabla de logaritmos, estudié todas las posibilidades, y combinaciones.
Noticia de último momento: Ni a Corelaine ni a Newcastle los domingos!
Sin lamentarme demasiado, decidí mi nuevo rumbo y retomé mi humor.
Belfast aún dormida de domingo, me despedía sin retorno.
Las seis millas que me separaban del puerto, las recorrí a pie, parsimoniosamente, sin apuro, ya que restaban 4 horas para la salida del ferry, al otro lado del estrecho.
El único taxi despierto que se ofreció a llevarme, pretendía cobrar más que el ticket del navío. Ante mi negativa, me sentenció a que no llegaría, ya que según él “no se llegaba caminando”.
Pobre! No tenía idea a quién se lo estaba diciendo. Bastó la amenaza, para encender mis motores.
Tomé mi mochila-carrito (ahora soy más moderna! (vieja)), y atravesé el puerto vacío de bullicio y trabajo. Los containers alineados a los centenares de camiones detenidos en prolijas filas, cual pantalla de sombras cortando los primeros rayos del sol al levantarse.
Algunas aves picoteaban los pocos granos diseminados por el asfalto aún frío, entre restos de charcos de escarcha.
Una vez más, el silencio por fiel compañero.
Ese silencio sublime que te lleva a la alabanza, a la alegría, a la plenitud…
Volví a llenarme del aroma del mar del Norte, de sus gaviotas y sus nubes a media asta. De sus colores pastel, de su amplitud y su grandeza. Volví a llenarme de luz!
Caminé, caminé, caminé…
Una curva, una recta, otras curvas….
Los verdes carteles indicadores de la ruta, guiaban mi instinto, siempre al Norte!
Siempre con mi sombrero azul puesto como bandera!
Caminé, caminé, caminé…
Una hora, dos horas…
Empecé a tratar de recordar la tabla de equivalencias de la secundaria, para resolver el enigma de las millas a kilómetros, quizá el taxista tuviera razón…
Pero con paso firme, y ante la mirada desconcertada de algún que otro camionero que disfrutaba su desayuno de cerveza al pie de su cabina, proseguía mi andar.
Dándome esperanzas de llegar antes de la zarpada y consiguiente pérdida del boleto, y consiguiente caminata al…, continuaba sosteniendo mi sonrisa.
De repente, pasó a mi lado, el primer vehículo de la mañana: una camionetita del correo. Me miró de costado, sorprendido el chofer tanto como yo, y clavó los frenos.
En un irlandés muy apretado me preguntó algo que deduje que qué hacía por allí? Adónde pensaba llegar?
-“Al puerto de los ferrys…”
-“Sube!, te llevo!”- bajándose para abrir el baúl y acomodar mi equipaje.
Sin pensarlo ni un momento, acepté tan cortés invitación.
Volvió a su acelerada velocidad, y tras otras mil quinientas curvas aproximadamente, y sin exagerar!, arribamos a destino en quince minutos. Lo que habría significado caminar otras dos horas!!
Obviamente, éste fue otro alado serafín enviado desde el más allá!.

Chequeo mis papeles para el embarco, y procedo al mismo, con la elegancia de quién fue transportado por un servicio de limousine contratado especialmente para la ocasión. Es decir, justo a tiempo!
Y con tiempo para festejar con un brindis de escueto buen café con brownie! a modo de almuerzo famélico! Ya que los precios a bordo, eran como si ya las otroras nubes pastel, hubieran llegado a la galaxia! Y se hubieran teñido de rojo intenso!!
Igualmente, me sentía una reina! El lujo del barco era similar a un hotel 10 estrellas: todo alfombrado, música “ambiental” de fondo, restaurants, salones de relax, salas con maquinitas tragamonedas, cines simultáneos en 3D, espacio de Internet, confiterías, guardería para niños, obviamente free-shop!, y hasta peluquería, y local de uñas postizas!! Quién pensaría en usar estos servicios en un trayecto de menos de dos horas??
Que paquetería cruzar el istmo a Escocia, con los ruleros puestos bajo el secador!! Y los dedos extendidos para ser laqueados por una escueta señorita!....
Eso sí que es el primer mundo!
Esta princesa prefirió salir a cubierta a arrojar sus lágrimas por la distancia a su amado, que se agigantaba tras la ola de espuma que dibujaba la embarcación al dirigirse a la costa opuesta.
Me sentía Tupac Amarú, tironeada por dos sentimientos opuestos: avanzar a conocer otras tierras, y volver a los brazos de quién tan lindo me cobijara.
Algo así como en el micro de la primera vez, pero ahora con la certeza de un amor profundo, y la certeza de lo profundo del mar, que hacía imposible bajarse a mitad de camino!
Con la aceptación de haber tomado la decisión correcta, trataba de convencerme!
Las aves que acompañaban la travesía salpicándose de brisas de sal, siempre volaban de a dos! Se posaban en las barandas para sus románticos juegos y flirteos, antes de retomar sus vuelos! Mientras, yo solo lo recordaba a él! …
Adentro, el ronroneo de las tazas y los cubiertos entrechocando, las charlas y risas de niños. Los ruidos estrambóticos de los juegos en pantallas, los parlantes anunciando los números ganadores de una lotería de a bordo, los carteles luminosos indicadores de cómo seguir gastando liras, todo alboroto, todo materialismo!
Afuera, la calma del misterio, partida por el ulular de los motores generando una estela divida, como mi alma!

En menos de lo pensado, arribamos al puerto enfrentado, ya perteneciente a costas escocesas. El trencito de transbordo esperaba a los pasajeros que no gozábamos de autos ni camionetas 4 x 4.
Como en una vieja película de cow-boys, con el humito saliendo por la chimenea de la locomota, atravesó montes y prados, bosques y estepas, saltando de un paisaje a otro, todos igualmente tapizados de ovejitas y pinos por doquier.
Una estampa verde, amarilla y blanca! se impregnaba en mi ahora asombrado corazón!
Colinas de cuento, arroyos de fábulas, puentecitos de juguete, castillos de no creer!, todo desparramado como dados en un tapiz de billar.
Dorados brillos de sol escondidos tras ramajes de duendes y hadas por aparecer…
Vaquitas de razas nuevas, alimentando a sus terneros con el amor de un viento sereno.
Cada tanto, nos interceptaban pueblitos de armoniosas líneas y clásicas estaciones de ferrocarril “estilo inglés!”, muros de piedra, tejas negras y macetas rojas.
La gente subía y bajaba como lo haría todos los días, estudiantes dirigiéndose a sus escuelas de pupilos, parientes en domingueras visitas, comerciantes con paquetes, turistas como yo, interrumpiendo el pasillo con abultadas mochilas, madres con cochecitos plegables, y bebés a upa, jóvenes enchufados a sus Mp3 ajenos al barullo del interior del vagón. El amable guarda pasaba pidiendo los boletos, sacando de la concentrada lectura de mensajitos en los celulares, o interrumpiendo improvisados pic-nics en las faldas de algún pasajero. Otros trabajaban afanosamente en sus note-books, o conversaban en grupo por sobre las cabezas ajenas.
El clima fresco afuera, y caldeándose adentro!
En fin, casi tan parecido a un 60 a las 7 de la tarde, llegando a Constitución.
Sólo que nosotros íbamos a Glasgow, con otros paisajes, otra tecnología, y otra educación!
Miles de “esquiusmi…” y “soris” pegados a sonrisas disculposas, salpicaban la escena.
Otras dos horas de vaivén, antes de hacer transbordo a otro tren para Edinburgh!, llegando con la puntualidad que corresponde a los de esta raza!
Todo señalizado como para nunca perderse, letreros en varios idiomas, flechas de colores varios, tableros de luces mecanizados, electrónica a disposición, máquinas expendedoras automáticas, todo exactitud, todo orden y pulcritud… Pero ni un ser con gorra y silbato que te saque una duda, mucho menos que te de la bienvenida!
En fin, “todo no se puede…” como dicen los viejos, y no era momento de ponerse nostálgico por los papelitos en los andenes porteños!
Llegar anocheciendo a esta ciudad de cumbres borrascosas, agujas y cúpulas de castillos encantados, es como entrar a una enciclopedia de novelas de terror y misterio.
Y ellos lo saben muy bien, por eso explotan este perfil marketinero, con infinidad de paseos y excursiones a media noche, a criptas, cementerios profanados, torres abandonadas, bóvedas de personajes míticos, destripadores varios, asesinos encapuchados, acuchilladores, velas a medio derretir, faroles de aceite humeante, mantos negros, capas, bastones de escalofriante golpetear, puertas que nunca dejan de chirriar, campanadas que se disparan contra el chocar de murciélagos, silbidos extraños de vientos fantasmales, velos flameando derretidas entre nubes negras tras la luna llena de pavor y secretos….
Edimburgo es graciosamente escalofriante!
De noche el falso miedo, de día las vidrieras con los típicos trajes escoceses: los varones de polleras kilt! Nunca sabré si son para reir o para llorar…  llorar de risa!
Extrañas condecoraciones sobres sus caballerosos pechos, boinas siempre a cuadritos varios, borcegos tipo ejército, camisas livianas, y cintos de plumeritos. Una suma de incongruencias, similar a la arquitectura: fuertes y castillos medievales entre torres vidriadas de aluminio high-tech. Fachadas de negocios del siglo pasado junto a shoppings de puertas giratorias, y cintas transportadoras. Buses de dos pisos de varias décadas pasadas, compiten en colorido y ruido con modernos autos de última generación.
Lo mismo la gente: puedes ver la clonada con la globalización, y auténticos aldeanos con canastas colgando de sus brazos de empuntillados vestidos con chabot, gaitas prestas a la música, y siempre, siempre…. las petacas de whiskys al acecho!
Es una moderna ciudad rodeada de colinas con vista al mar: con solo caminar un rato por algún camino que sale de la misma, te encuentras en algún valle con muros, fosos, puentes levadizos, y torretas, de alguna auténtica fortaleza de varios siglos atrás.
Dominando el horizonte de aguas, legendarias historias de misteriosos vikingos!
El hostel céntrico me dió la bienvenida en un primer piso de tortuosas escaleritas.
El olorcito de un buen guiso, me va guiando como en los dibujitos animados…
Efectivamente! Están de fiesta!  Mr. Hyde, el anfitrión, todos los atardeceres de domingo prepara su especialidad para homenajear a sus huéspedes. Una vez más, llegué justo al lugar adecuado en el momento adecuado! Es decir, hambre y sueño colmados en un fantástico encuentro de viajeros.
El cuarto asignado con otras dos muchachas canadienses y una de Islandia, se llenó de anécdotas confundidas en lenguas y bostezos. La risa  vivaz acompañaba nuestros asombros y curiosidades. El fraternal compartir nos fue durmiendo en calma y saciedad, mientras la llovizna siempre presente afuera, velaba nuestro merecido descanso.





La mañana siguiente amanecí con un papel pegado a mi puerta:
“Anoche llamó David. Dice que hizo reservaciones para mañana en el Liverpool Internacional Inn, 4 South Hunter Street, que te espera allá, que él arrivará con el avión de las 6.40 a.m. Que desde la Terminal de buses de Edimburgo te puedes tomar uno que arriva a Liverpool a las 18,50 p.m. y desde esa estación tomas el 86 A que te deja en la avenida Hardman……………………… “
Con el letrero ante mis lágrimas, y el cepillo de dientes en la mano, mi sonrisa incrédula, estalló de gozo: lo volvería a ver!! Planeó un Encuentro!! Decidió y actuó!! Ésos son los hombres que a mí me gustan! Alguien que se juega por vos!! Que se toma un avión y decide venir a buscarte!!  Y con todos los datos en bandeja!! Alguién que quiere estar con vos realmente! Alguién que dice amarte y lo demuestra! Alguién que se toma el tiempo en averiguar, en hacer reservaciones, en pedirse permiso en su trabajo para lograr verme una vez más! Ése es el David que me enamoró!
Con la espuma del dentífrico saltando a borbotones, como mi Vida, y delante del espejo, decidí que con uno así, hasta me casaría!
Presta como una liebre, metí mis pertenencias en la mochila, bajé al salón a tomarme el desayuno, no era cosa de desfallecer por el encanto!
Allí me encontré con una mujer alemana recién llegada, que hirviendo el agua, me convidó con sus galletas. Yo le convidé mi nobel historia de novia desenfrenada, y las chispas de alegría iban cayendo sobre todo aquél que se acercaba a escuchar compartiendo el humeante café de la mañana. Cual novela en televisión, iban quedando pegados a las sillas, la mesa, la puerta de la heladera, el marco de la ventana, las manijas de la alacena, la canilla de la pileta, la panera sobre la mesada… todo se convirtió en una escena fílmica de ternura y dulzura globalizada, porque evidentemente, ante el Amor, universal en todas las almas, no hay lenguaje, hay sólo sentir!
Con los mejores deseos y bríos de cada uno de mis escuchas, partí a la estación, montando mi valija por los puentes de la magia, y los arco iris matinales, que se abrían entre rosadas y pudorosas nubes de candor!
Mi alma gozosa, se despedía de una ciudad hechizadora de cuentos espectrales y espejismos de utopías! Edimburgo, con sus castillos de fantasías, cobijó mi cuento de princesa alada!
Princesa al encuentro de su querubín rescatador de esperanzas!

Para no perderme ni un minuto ni una hectárea de la campiña escocesa, me volví a acomodar en el primer asiento, ese trono que siempre me estaba como reservado, en un confortable micro de larga distancia.
Serían 6 horas de viaje, con transbordos en Glasgow y Manchester.  Legendarios nombres de minas, y prestigiosas universidades. Pero mi curiosidad fue aplacada por un único destino. Mi ansiedad crecía al vértigo del cuentakilómetros.
La ciudad de Liverpool me sorprendió con sus calles frondosamente arboladas, y un enorme cartel luminoso en el centro, anunciando: “Here haven good things!” (“Aquí suceden buenas cosas!”)
Ya lo creo!
Una tormenta de viento y agua me sacudió al bajar, entre luces coloridas e intermitentes, que me daban, a su modo, la bienvenida.
Me refugié por un rato en el pórtico de un almacén. Un extraño olor a especies, me invitó al interior, en búsqueda de algún alimento para la noche que se presentaba.
Por un momento, creí haberme confundido de parada, y haber aterrizado en Nueva Delhi, ya que, tanto los comerciantes como los clientes, vestían trajes hindúes, tenían rasgos hindúes, y hablaban una lengua desconocida, evidentemente hindú!
Lejos de sentirme amenazada, lo tomé como un tour cultural, mientras amainaba el aguacero.
Ellos se reían de mis preguntas, y yo disfrutaba de probar exóticos sabores que me convidaban.
Hasta que de exóticos pasaron a muy picantes, y ya no me reía… Ellos sí!
Dándome cuenta que entraba en un juego confuso, decidí emprender la retirada.
Enfundada en mi poncho de nylon, ése que una siempre llevaba arrugadito en el fondo del equipaje (por lo del famoso “por las dudas”, viste?), salió a relucir, y a acompañar mi empapado recorrido.
Pasé delante de un teatro, en cuya marquesina brillaba la comedia: “I can´t smile without you” (“No puedo sonreir sin ti”), lo que evidentemente me recordó el motivo de mi estadía. Retomando mi sonrisa, me transformé en una Fred Astaire de “Bailando bajo la lluvia”, y acelerando el paso, busqué la parada del siguiente colectivo que me acercara al hotel.
Saber de antemano, la dirección, que hay reservas a tu nombre, qué medio de transporte debes tomar y adónde, es una tranquilidad única! Es como sentirse sobre una alfombra mágica llevada por el viento. Hubiera sido mejor una brisita, no esta tormenta! Pero bueno, mágica al fin!
Antes de poder ubicar el poste correspondiente, se detuvo a mi lado un autobús y abriendo sus plegables puertas, me preguntó curioso hacía dónde iba.
Entendí que confesarle que al encuentro de mi príncipe azul, era algo confuso, decidí darle el nombre de la calle de mi hospedaje.
Como si desenrrollara otro tramo de mi alfombra roja, su amistosa sonrisa, me invitó a ascender. Adentro descubro la amplitud del vacío y todas las ventanillas empañadas ante una oscuridad ya anochecida. Me explicó que estaba fuera de recorrido, pero que podía acercarme, ya que iba para ese lado.
Podría haber desconfiado, pero eso, por suerte, no está en mi naturaleza. Sí el poder de reconocer los ángeles y los magos que continuamente me envía el Universo!
Una vez más, mi sombrero azul, fue el puntapié de una bonita conversación, donde los datos de mi lejano país se curioseaban con los famosos jugadores de football, único emblema, al parecer posible, en casi todas las latitudes.
Zigzagueando por nebulosas barriadas, arrivamos a la dirección prevista, es decir, justo delante de la puerta, ni que buscar el número!. Ante mi pregunta del importe del pasaje, solo me deseó las buenas suertes, y las buenas noches!
Si aquél no era otro… alado, entonces quién?
La simpática anfitriona, que me recibió en la recepción, continuó con la obra de los hados, como si supiera…. Me indicó mi habitación, y me anunció que en el comedor era justo la hora del free-break!
(¿?) Otra coincidencia?!
Acomodé mis bártulos y reconforté mi pancita, ya el alma estaba plena!.
Ya en mi baño privado, puse en escena todos los implementos que corresponden a una verdadera damisela en amorosa espera: shampoo, baño de crema, pinzita de depilar cejas, maquinita para las piernas, ungüentos varios para el rostro, e inevitablemente…la tintura!!
No se olviden que ya hacía más de un mes que había salido de mi hogar, y aún no había conocido peluquería alguna, ya que hasta ese momento, no eran un punto turístico de mi interés.
Agradecí a la Vida, lo previsora que me hizo desde chiquita, y al pote que acarreaba en mi bolso “por las famosas dudas!”.
Siendo las 11 p.m. emprendí la tarea del teñido y puesta a punto, como una quinceañera que al día siguiente sería presentada en sociedad!
Escogí entre las ropas que aún llevaba limpias, y medianamente planchadas, es decir, un único jean y un mullidito pullover color cielo, allí me sentía!.
Tras el procedimiento de transformación, digno del hada madrina de Cenicienta, guardé todas las varitas, y me dispuse al merecido e improbable descanso.
Los nervios acechaban los sueños cargados de dulce expectativa.  Los querubines montaron ovejitas, y me pasearon por paraísos de ensueño.
Las horas dormidas transcurrieron calmas con la seguridad del encuentro.
Un suave golpeteo en la puerta me anunció la hora requerida para los últimos retoques.
Como novia radiante que sale de la sacristía, me dirigí a la parada del autobús que lo traería del aeropuerto, directo a mis brazos, siendo las 7,40 a.m., hora nada romántica!
Menos lloviendo en continuado, sobre mis recién alisados cabellos!
Pero en fin… confiando en que el amor es ciego, hice caso omiso a semejante desdicha, y esperé pacientemente (y húmedamente) ya que consideré que mi pilotito de nylon no era el look apropiado para esta escena. Tarde para arrepentirse!
Y tarde estaba llegando el caballero…
Me extrañó, ya que es mundialmente famosa la exactitud del temple inglés para los horarios. Y no era una cuestión menor en los aviones!
Mojada como un pollo, volví al hotel, a esperar en un refugio más tibio. (Y de paso reordenar mi ahora deslucida cabellera!)
Entonces… a través de la puerta vidriada… LO VÍ!!!!!!!!
Ahí estaba! Sin corcel aparcado, pero con su eterna sonrisa, buscándome entre la llovizna.
Embebidos de alegría, nos rociamos besos y brazos sin fin, como un maná de paz y gratitud!!
Reconociéndonos como la primera vez, entre chispas de asombro, palpándonos la mutua mágica presencia del nuevo encuentro!.
Desbordando dicha, nos pusimos al día con los eventos transcurridos.
Iluminado de satisfacción, como un mago que husmea en su galera, abrió su mochila, y comenzó a sacar…. Una bolsa de scons!  horneados al amanecer, para mí!!
Unas lustrosas manzanas verdes para compartir la caminata que se avecinaba.
Finalmente, una barra gigante de chocolate!, como si su dulzura no fuera suficiente!
Nos deleitamos unos cafés calientes componedores de nuestro estado de somnolencia y encanto.
Unimos nuestras manos, nuestros corazones ya lo estaban, y emprendimos el recorrido de típicas visitas a la tierra de otros genios!: los Beatles!
El sol milagrero, se asomó a modo de bendición, y nos condujo a Penny Lane.
En intemporal caminata intercambiamos sombreros, besuqueos, sonrisas, amor, fotos, chistes, besos, anécdotas, alquimias, vueltas, volteretas, malabarismos, trotes, apretadas, besos, abrazos, maravillas, sorpresas, chupetines, flores, besos, besos, besos, sonrisas, música, alegría, gotas, botas, besos, manos, caricias, almas, miradas, ternuras, besos, sonrisas, compartir, magia, silencios, besos, sonrisas, carcajadas, felicidad, sueños, pájaros, besos, tiempo, fantasías, besos, manos, risa, manos, besos, canciones, sueños, toqueteos, besos, saltos, bailes, besos, dicha, alegría, lluvia, fragancias, manos, deleites, descubrimiento, dones, poderes, perdones, pasiones, abrigos, luces, besos, naturaleza, gente, sonrisas, danzas, perros, senderos, canteros, cantos, perfumes, abrazos, planes, paz, presente, pastos, hermosura, placeres, nubes, besos, bocas, paisajes, respiración, sensaciones, gracias, verdor, imán, entrega, libertad, sonrisas, brillos, latidos, amistad, esplendor, abundancia, enseñanzas, besos, búsquedas, juramentos, dolores, mapas, recompensas, futuros, cercas, miedos, palabras, ojos, ozono, amores, sabores, calores, cuerpos, energía, espejos, dirección, propósitos, reconfortamientos, descansos, dulzura, ternura, sol, scones, voces, besos, cielos, risas, ramas, vuelos, nidos, silbidos, pérdidas, manzanas, fertilidad, felicidad, monumentos, milagros, té, mariposas, memorias, ideas, huellas, frescor, besos, sonrisas, besos, bosques, juventud, fuerza, valentías, voluntades, posibilidades, pensamientos, reconocimientos, crecimientos, besos, besos, besos, etapas, elecciones, invocaciones, confianzas, compromisos, corajes, orgullos, otoños, campanadas, besos, emociones, tibiezas, cariños, transparencias, actitudes, alientos, expectativas, estrellas, esperas, esplendor, entusiasmo, escuchas, espíritu, oportunidades, besos, cercanía, manos, maravillas, familias, besos, esperanzas, encuentro, besos, hongos, gusanito, mieles, memorias, misterios, arcos iris, alegrías, abrazos, agua, armonía, besos, sonrisas, humildad, trabajos, poesías, pasiones, pisadas, piedras, píos, pasos, pies, herraduras, adivinanzas, añoranzas, atenciones, auroras, ángeles, señales, sincronicidades, saludos, datos, destellos, juegos, besos, sonrisas, piel, pausas, paciencias, purezas,  cariños, calma, certezas, curiosidades, arrumacos, aventuras, refugios, reflejos, sonrojar, sonidos, vibraciones, protección, agradecimientos, generosidad, ideales, prioridades, confianzas, dudas, verdades, remordimientos, revelaciones, respaldo, respeto, necesidades, ayudas, audacias, ancestros, alas, almas, aire, levedad, besos, manos, sonrisas, guías, intuiciones, fe, candidez, juegos, caminos, besos, secretos, sabidurías, alegrías, mejillas, lágrimas, tierra, travesuras, rotondas, rostros, razones, respuestas, templos, historias, susurros, ventanas, plazas, artistas, virtudes, talentos, telepatías, valores,  besos, rezos, magnetismo, misión, manos, besos, colores, fuegos, fuentes, confesiones, comunicación, colaboración, corazones, dioses, deseos, destinos, besos, besos, proyectos, profundidad, integridad, intensidad, ganas… Amor,…VIDA!!

Strawberry fields nos detuvo ante su reja roja, y el emblemático letrero nos regaló el paraíso, que ya llevábamos dentro. Inmortalizamos nuestro amor en las propias fotos, y no en los muros mamarrachados por vándalos turistas.
Nos dejamos deambular hasta el Dock del Beatle´s Museum. Más que un museo, era un vulgar negocio de merchandising, de dudoso origen, recién reproducido, y a un costo de piratas!
Por suerte, me alcanzaron las libras para alguna púa de recuerdo.
El viento del puerto, nos empujó a la Cavern Club, emblemático refugio de los ensayos de los músicos en su época de esplendor.  Congelados de intermitentes chaparrones, pedimos unos humeantes tés, ante el desconcierto del barman de turno!
En el paredón del frente, grabados en los ladrillos, los nombres de famosas bandas, conjuntos y solistas de todas las épocas, decoraban la entrada del incierto bar.
Incierto, porque al salir y recorrer el tortuoso pasaje, había otros dos sitios, con escalerillas al subsuelo, que se asignaban los mismos méritos que el primero!
No nos interesó someterlos a pericias arqueológicas, así que emprendimos nuestro retorno al hotel, dándonos por satisfechos con la excursión del día.
Exhaustos y hambrientos, descubrimos que a esa hora, ya todos los negocios de comestibles estaban cerrados. No nos apetecía ir a un restaurant, porque nos urgía el cansancio y las ansias de intimidad…
Al mejor estilo argentino, le propongo “una picadita” en la cama!
-“What´s that?”- inquirió desconcertado. (“Qué es eso?”, servicio de traducción incluído)
En una estación de servicio, conseguimos nuestro manjar: una bolsa de papas fritas, un trozo de queso, 2 latitas de cerveza!  & ….Good show!




Lo bueno y breve, dos veces breve!!
24 hs. que parecieron dos…
Con el tibio milagro aún a flor de piel….
Con la despedida impregnada en la llovizna matinal, nos dirigimos al aeropuerto John Lennon. Él contaba con su pasaje previsto a Shannon , 80 km. de Doolin, su hostel; y yo con tres horas de vacío hasta la salida de mi micro a Londres. Por lo que decidí acompañarlo hasta el despegue de su vuelo.
Mientras chequeaba su pasaje, y despachaba su bolso, giré buscando un prodigio, algo que me asegurara disfrutar de David un poco más!
Y ahí estaba, oronda, casi provocativa… la ventanilla de atención al público de Rynair!
Como quien se acerca a un kiosco de golosinas, pregunté: - “ Cuánto cuesta un boleto a Shannon para el proximo vuelo?”-
-“ El de las 9.20?”
-“Sí!”- cómo si pidiera uno grande de frutilla y chocolate!, me alcé con mi ticket en mano, y juguetona lo escondí a mis espaldas.
-“Dónde te habías metido?”- intrigado por mi momentánea distancia.
-“Nada… fui a averiguar una cosa…”
-“ Bueno, my love…see you later...”- típica despedida a los besos, lágrimas, abrazos y juramentos… hasta desenfundar mi helado:
-“ Surprise!!!!  Me voy con vos!!!“
Los ojos de David se abrieron en carcajada y me revoleó por los aires como una sombrilla al viento, corrimos por la cinta transportadora, felices a nuestro siguiente destino!
Tras abrocharnos los cinturones a la felicidad, brindamos con café y scons sobrantes del regalo anterior!
En escasos 50´ arribamos a tierras irlandesas, y tras chequear que no habría combinación de micros hasta la tarde, cómplices, encauzamos el dedo y la caminata pertinente, en dirección a Doolin.
Los taxis son escasos, y carísimos! Se supone que todos tienen auto, o lo alquilan.
Nosotros no!
David se calzó mi valija a los hombros, colgó su mejor sonrisa, cruzamos el arroyo con patos y paraíso incluídos, nos dejamos bendecir por la copiosa lluvia que empapaba nuestras pertenencias, (aquí decidí lucirle mi horrorosa pero práctica capita de nylon azul) y dijimos sí a la alegría de la marcha.
Rodeamos el primer poblado, equivocamos el camino, nos seguimos mojando y riendo, sin importarnos nada, más que el compartir juntos esta aventura!
Supongo que transcurrieron cerca de dos horas, tomados de la mano, con paso firme, desafiando el viento y el agua, hasta llegar a un almacén perdido en la ruta.
Entramos a descansar un poco, aligeramos el peso y la humedad, nos nutrimos con unos sandwichs y manzanas. Nos calentamos con té hirviente y acordamos la próxima etapa, aún faltaban unos cuantos kilómetros para llegar al cruce!.
Y como los ángeles siempre premian los esfuerzos, acertó a entrar uno al lugar: un pintor amigo de David, vecino del hostel. Con su camioncito de trabajo estacionado fuera!!
Nos acomodamos entre las latas y la escalera plegadiza, y allá nos fuimos!...

Mayor sorpresa fue para el dueño del hostel, el jefe de David, propiamente dicho, cuyo empleado se presentaba un poco retrasado, goteando, y de la mano de una acompañante que pareciera no estar dispuesta a soltarlo.
Pero ante el Amor, nadie se resiste, y su sonrisa nos dió su bendición!
Acomodamos nuestras cosas, y nos mudamos por ropa seca. Otro buen café, y listos para entrar en funciones!
Y cuando digo listos en plural, es porque es en plural: ahí nomás entró una familia francesa pidiendo alojamiento, y saqué a relucir mis primarios conocimientos, atendiéndolos en su lengua de origen. Fascinados David y Paddy, me aprobaron desde el otro lado del mostrador. Consulté por la llave que les correspondía y los acompañé a su habitación. Así quedaron establecidas mis nuevas funciones, y durante tres días consecutivos atendí la recepción en italiano, español, inglés, o algo parecido!
Las sonrisas cómplices de mi amado, me protegían de cualquier error, y ambos, juntos, encaramos el trabajo diario, a tal punto, que todos los huéspedes creían que éramos un matrimonio consolidado desde siempre:
-“Le dejé las llaves a tu marido!”
-“Me dijo tu señora que podía dejar los bolsos por aquí…”
-“ Tu esposo me comentó que podías darme una guía….”
-“Qué rica la torta que preparó tu mujer…”
Evidentemente, las ondas del buen Amor se palpaban en todos los rincones, y nosotros nos encargábamos de repartirlas a manos llenas!
Nos reímos cómplices, por la confusión impuesta, y disfrutábamos nuestro nuevo estado!
Al atardecer, para cerrar el día, nos hacíamos caminatas de cosecha de moras, en los arbustos que rodeaban el camino. Con el sol poniéndose en el mar, como telón de fondo: los rojos, morados y ocres fundiéndose en nuestro paraíso personal!
Sentir el silencio de la noche incipiente sobre el campo desierto (a esa hora, todos los turistas se refugian en el pub), con todas las estrellas para llenarnos de deseos.
El brazo de mi caballero rodeándome la cintura, y mi cabello apoyado en su hombro, sabiendo que los milagros existen!
Qué el Amor existe!
Que Dios existe!
Y que alquila un lugarcito en Doolin!




Pero como todas las películas románticas tienen un final, ésta también ...
Las buenas versiones cinematográficas las repiten intermitentemente: Podemos apreciar Superman de I a V, el Padrino VII, o la Guerra de las Galaxias 21º!, así que porqué no la mía?
Podría retirarme de la escena, con la esperanza de nuevas contrataciones?...

Además, no nos olvidemos que la protagonista tenía planificado un bonito viaje por varios parajes europeos, y no era cuestión de circunscribirse a un único punto en el planeta! Así que otra vez, venció la razón, y tras tres días de convivencia, retornó a la cordura y al aeropuerto de Londres, tras dejarle a su amado, su colgante de mariposa azul y su perfume, en prueba de su eterno recuerdo!

Jamás imaginé que el gris de esa famosa ciudad, fuera tan triste y desolado. Que el Big Ben fuera tan aburrido como la torre de los ingleses en Retiro, que el London Bridge pudiera caerse, como dice la canción, y a mí me diera lo mismo…
Y llovía, llovía…. , diría Leonardo Favio.
Y la gente corría…
Y hacía frío….
Y a mí no me importaba nada…sólo quería estar con él!
Para qué me fui del edén? Para qué …………, quería conocer Londres?
Porqué no funcionaba el traductor de mi audífono en el city-bus que decidí tomar para recorrerla sin ningún esfuerzo?, al mejor estilo, turista de la tercera edad, que se conforma con la ruta establecida.
Porqué eran tan horribles esas capitas amarillas que te daban para distinguirte entre los mojados, y los previsores?
Porqué era tan caro y tan feo el café que me había comprado? Y encima en taza de telgopor, con esas tapas diseñadas para bebederos de conejos!
Porqué yo estaba de tan mal humor?
Y claro!, encima se me volcó, quemándome la mano! Mierda!!
Decididamente, no estaba ni en el lugar, ni en el momento indicado…
La mejor decisión: huir a la Terminal a averiguar por otros destinos. Otra vez será!

Como la suerte no estaba de mi lado, el túnel bajo el Canal de la Mancha, estaba “momentáneamente” clausurado. Parece que había habido un incendio el día anterior.
Por un lado sentí la frustración de no poder conocer ese pedacito de mi sueño, pero instantáneamente, reconocí mi gran “suerte!” de no haber estado allí, en el momento del fuego!. Con lo cual, dejé de quejarme, agradecí, y me decidí a seguir disfrutando!
La opción que tomé, fue, esa misma noche, un micro a Holanda.
Con la ilusión de saber que los holandeses eran rubios, de ojos azules…., descubrí que todos los pasajeros, con excepción de mi persona, eran negros! Hasta el chofer!
Sí señores! Con este tema de la moderna globalización, y que todo cambia!! Ahora los holandeses son negros!
Y no es un tema de racismo, sólo me pareció muy divertido el descubrimiento. Me llevó a mis consabidas reflexiones, de que no todo es lo que uno cree que es como debería ser!,  se entiende? Y de ahí en más, tuve para dormirme todo el trayecto en tierras belgas. Previo cruce de frontera en la aduana, también atendida por un oficial belga negro!
Sé que el micro subió a un ferry, o lo deduzco, ya que supongo que en algún momento dejamos el archipiélago. Pero a decir verdad, mi angelito de la guarda me acompañó toda la velada, para recomponer mi alma, y despertarme ante los floridos campos de tulipanes!



Cómo se le dirá Gracias a Dios en holandés? Cómo puede crear tantas maravillas?
Cómo puede ser tan creativo en paisajes tan diversos? Cómo no disfrutar el sol asomándose entre tantos colores? Amarillos, rojos, naranjas, verdes, azules, violetas! Como puntos de luz de largas lonjas de ondulados terrenos hacia el arco iris!
Simpáticos molinos –como los de los dibujitos- sumaban gracia y esplendor!
Como si el aire se abriera para darme la bienvenida en una tierra de abundancia y amistad!
Un coro de ciclistas pedaleaba a la par del micro que arribó a su puesto en la estación establecida.
De ahí en más, las bicis me parecieron moscas y mosquitos de colores. Asombrada de sus estacionamientos, de la cantidad recostadas sobre las barandas de los 408 puentes que dicen tener en la ciudad!
Nuevas, herrumbadas, plegables, dobles, con o sin cadenas, candados, ganchos, o nada! Las dejan, las toman, las apoyan, como abejas rondando un panal!
Corren, literalmente, de un lugar a otro, a toda velocidad. Eso sí, respetando las bicisendas, las manos, los carriles, los semáforos y las rampas previstas por doquier.
Te puedes cruzar con una elegante secretaria de trajecito Channel y tacos aguja rojos; o una viejecita saludable de 90 años con su blanco caniche enrulado en una cestilla delantera; a un prolijo ejecutivo de riguroso traje Pierre Cardin, camisa y corbata planchada; o una madre con tres críos colgando sobre la rueda posterior, dos en el caño y el benjamín sobre el manubrio. Ví pasar un plomero con todos los caños y herramientas sobre su hombro izquierdo, un jardinero con carrito incorporado, unos flowers hablando por celular en sendas manos; repartos de comida a todas horas, un cura leyendo el Antiguo Testamento mientras pedaleaba, y creo que hasta me he cruzado con un marciano tomando un copetín. Eso sí! Nadie olvida su casco reglamentario!  Y de poner el guiño para anunciar sus maniobras!
Suben y bajan los puentecitos sobre los canales, cual caballitos de calesita, sin el menor esfuerzo, como si un invisible mecanismo, los mantuviera a todos en un exacto equilibrio. Vista al frente, espalda derecha, imperturbable sonrisa a medias, todo controlado…

Amsterdam es una Venecia sin publicidad!
Sus calles son acueductos abiertos al cielo con frondosos árboles cayendo ramajes de acuarelas,  sobre ellos. Un telón sin fin de edificios flamencos del siglo XVII Y XVIII (creo ) de tonos pastel, decorados frontis y arquitrabes, les aportan el marco de contención a sus vereditas paralelas al agua y a las bonitas barandas de repujada herrería, que los limitan.
Bonitas en los tramos que se dejan apreciar, ya que en realidad funcionan como permanente lugar para atar sus bicis, y a pesar de su existencia, todas las mañanas, pasan grúas rescatando varios de dichos rodados del fondo de los canales.
No me quedó claro, si es que consideran sus vehículos descartables, o es que abunda la misma cerveza que en Irlanda, pero holandesa!
Otro encanto del lugar, son las viviendas flotantes, alineadas sobre las costas, mostrando impunemente el esplendor o la pintoresca decadencia, pero pintoresca al fin, de sus interiores,  y de sus terrazas en las cubiertas, plenas de plantas en macetas y decoraciones de jardines!
Quién no querría habitarlas, aunque sea por un tiempito…y sentirse capitán de su propia góndola con hogar incorporado!
Los vaporosos botes de excursión surcan las aguas durante todo el día en constantes discursos por micrófono en cinco idiomas, relatando las beldades de la ciudad y las mil historias de potentados comerciantes, que la habitaban.
Al salir la luna nueva, su plata envuelve el calmo oleaje rompiendo contra las barcazas, en un frugal regalo de sonidos húmedos de estrellas.
El zigzaguear de los pedales cortando la brisa, en su vuelta a los hogares, parecieran insectos de primavera, revoloteando el aire tibio, de una ciudad en armonía.
Y como dice el refrán: No todo lo que reluce es oro… llegué a la mañana siguiente, y juro que por casualidad, al oro rojo!!
Me extrañó una serie de puertas vidriadas, con cortinitas en su lado interior, que se iban corriendo presurozas a mi paso, pero no el suficiente como para evitarme ver, que tras ellas, se ubicaban mujeres desnudas, o casi, para no exagerar!
Aunque estaría exagerando al decir “mujeres”, porque realmente eran seres horriblemente gordas, desformes, o esqueléticamente expuestas, maliciosas sus miradas, provocativas sus posturas, impunes sus gestos, desagradables sus muecas, en blanco, negro, u amarillo, lungas o enanas, pelirrojas y hasta canosas, peladas o enmarañadas, con o sin dientes, ofreciéndose al mejor postor, como fieras tras las rejas de un lamentable zoológico humano.
Dignas de lástima… dignas de compasión….
Lo más inexplicable para mí, además de la alevosa explotación, es pensar qué hombre se puede llegar a excitar con dicha “mercadería” así expuesta…
Y sin embargo, enseguida registré caminando por los alrededores, los supuestos “clientes”. Más pobrecitos todavía! Mendigando sexo, ya que ni se atreven a levantar sus miradas… Tratan de disimular su curiosidad contenida, al unísono de caravanas de turistas que gozan retratando a estas pobres víctimas, tras las peceras del horror!
Entremedio las vidrieras de los porno-shops con los elementos más desopliantes para mi virginal imaginación recién vejada. Porque obviamente, no pude resistirme pispear el arsenal erótico que públicamente se mostraba.
La lingerie (o más precisamente la falta de ella, solo quedaban las puntillitas del borde!) entremezcladas con látigos, gomas con formatos exuberantes, cajitas de vaya a saber qué!, disfraces de Caperucita junto a espuelas y ganchos atrevidos… guantes de dudoso uso, supuestos juguetes para el desamor…
El vil metal rojo se iba tiñendo en rosa para dar paso a las últimas tendencias entre géneros…No tan últimas, ya que sabemos que mucho antes a la civilización griega, los muchachos ya se divertían con estas cuestiones en los baños turcos.
Para mi inexperta incredibilidad, lo asombroso era la desfachatez del mercantilismo público, a plena luz del día, en pleno centro de una ciudad “civilizada”.
En fin… el súbito recuerdo del 6º mandamiento aprendido en el Catecismo de la Primaria, me hizo huir con vergüenza ajena y un cierto gustito a decadencia en la bilis!
Como para compensar la sorpresa, al dar vuelta manzana, me encuentro con un gran templo chino. Sería para compensar tanto pecado arrojado al éter?
Copia exacta de alguno de sus pagos, el monumental edificio sacro, se erguía en una tortuosa callecita con olorosos restaurants y tiendas de recuerdos del mismo origen. Las nauseabundas frituras, y la vista de los recién despechugados bichos, me empujaron al interior del santuario, custodiado por un par de leones amenazantes y unas cuantas víboras enredadas a los ornamentos de las columnas.
Tras quitarme respetuosamente el calzado, verifique que en todos lados se cuecen las mismas habas, ya que la canastita para “ofrecer la limosna voluntaria de 2 euros” a cambio del papelito de la suerte, se hallaba en una elegante mesita ratona en primer plano, flanqueándote el paso, hasta no hacer el importe requerido.
Negocié con mis principios, pero ganó la curiosidad arquitectónica, por lo que la visita duró los suficientes minutos que el aroma a sahumerios me lo permitió, antes de nublar mi desbordado entendimiento.
Salí buscando recuperar el sol que prometía una deliciosa tarde, tras la “seductora” gira matinal.
Aproveché el último ticket que me quedaba para el paseo en los cruceros, y remontando un plácido canal, desemboqué en el parque que aloja el moderno museo de Van Gogh.
Oh! El Arte y la Naturaleza! Que magnífica combinación para el Espíritu! Esto sí que es Vida! Esto sí que me pertenece…. Esto sí que lo disfruté!
Como una larga alfombra de Iglesia, precediendo el ceremonial del encuentro con el GENIO!, un florido sendero sobre el verdor dorado de una gran plaza, fue dirigiendo mis pasos anhelantes hacia el Maestro del Impresionismo (Sin desmerecer a todos los otros genios!. Renoir, Monet, Manet, Rembrant, etc., que disfruté en París!).
Un esperado reencuentro, ya que en el Louvre había gozado de unas pocas muestras de sus fantásticos pinceles, y me había quedado con ganas de más! sabiendo que este punto estaba destinado en mi itinerario. Y estaba llegado el momento…
Con el respeto que imponen los grandes, me senté en el césped a descansar, oxigenarme como limpieza renovadora, y a admirar el edificio exterior -otra genial obra de arquitectura contemporánea- como pidiéndole permiso a los hados para ingresar al recinto de las Maravillas.
Cual Alicia, atravesé los espejos, y un mundo desbordante de color impregnó mi alma de emoción…
Allí, entre esos blancos muros de luz, colgaban 380 piezas de dramatismo, fuerza y quietud que el dolor y el desamparo de ese hombre, supieron concebir!, para el gozo y la admiración de los mortales que extasiados contemplábamos en mudo respetuoso recogimiento…
Ante el anuncio del horario de cierre, qué remedio?  Gracias Vincent!!!

Peter, mi ocasional anfitrión en Amsterdan, de quien aún no les conté nada, pero ya les daré detalles, me pasó a buscar con la caballerosidad que lo caracterizaba y su auto rojo último modelo. Me había prometido un paseo por los campos de los alrededores, al finalizar su jornada laboral, y por supuesto, lo estaba cumpliendo.
Me explicó el tema de los surcos y los canales de riego para las plantaciones de tulipanes, que inundaban la zona en primavera, pero que ahora, ciertamente se mostraban yertas, aunque esperanzadoras.
Visitamos varios molinos, por dentro y por fuera. Era como estar dentro de un paisaje de esas teteras decoradas en blanco y azul celeste, todo con la prolijidad y el esmero que el argentino medio desconoce. Incluyéndome!
Volvimos a su departamento, donde me alojaba desde el día de mi llegada, gracias al contacto vía Internet de otro amigo en común.
Meter es apuesto hombre de edad intermedia, alto, viril, asombrosamente bien parecido, simpático, educado, generoso, hospitalario, sensible, director de cine, con departamento y auto propio….y ya había dejado preparada la cena!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Un partidazo!!, lo que se dice un bombón! Y encima, lava, plancha y cocina!
Ah! Y soltero!!! (Vendo datos de dirección y teléfono a precio módico. E-mail es otro precio!)
Amigas, estaba para el mordisco!
ALTO!! No olvidéis que estáis frente a una real enamorada de su David de Doolin! Y ninguna de estas virtudes le hicieron mella a mi fiel corazón!
Respeto, mucho respeto, y amabilidad, nada más!
Me convidó una copa de buen vino, prendió unos leños, sintonizó jazz en el equipo, se puso cómodo de ropas, prendió su cigarrillo…..
VIERON??? Algún defecto tenía que tener!!!
Me compartió unos ensambles de Chaplin que estaba preparando para un trabajo de publicidad, mientras calentaba una humeante salsa.
Puso la mesa para tres…y esperamos a su novia que estaba al llegar.
Vieron malpensados?
Ya se estaban haciendo la película! Confiesen!
Ella llegó amorosa, saludando en un ininteligible holandés, por lo que el idioma internacional de las señas y las sonrisas, fue nuestro nuevo vínculo, con Peter de intérprete voluntario.
Compartimos la cena junto a los datos por ellos propuestos para mi salida a Rotterdam, al día siguiente. Me llenaron de informaciones útiles, cual oficina de turismo, con regalo de mapas y folletos!
De sobremesa, fuimos a compartir un ensayo de música funk a la casa de su hermano en las afueras de la ciudad. Otro buenmozazo trompetista de un grupo que se las trae! Una energía! Un vibrar alegría!...
En el medio de la audición, un llamado al celular de Michael, lo requiere en el sanatorio, donde su mujer se alistaba para ser mamá, con dos semanas de anticipación!
Largó la banda, cual elástico lanzado al futuro…
Esa medianoche, Peter fue tío por primera vez! : Un nuevo angelito del cielo volvió a bajar sobre Amsterdam, para acompañarnos de bendiciones!




Rotterdam imponente de vidrio, acero y provocativa monumentalidad. Los renombrados arquitectos de concursos internacionales, se dan cita aquí con sus obras, para mostrar su ego al mundo, y sentirse un poco dioses en las alturas!
Obviamente acompañados de una planificación urbana, y de un mantenimiento de los espacios públicos, totalmente desconocido para los mortales del continente sudamericano: Anchas calles parquizadas con jardines de esplendoroso cuidado y diagramación, farolas, señalamientos, equipamientos de bancos, basureros, paradas de transportes públicos, espacios de publicidad, etc. todo con un diseño de vanguardia, y además en perfecto estado de pulcritud!
Me sentí profesionalmente obligada a visitar el Instituto Nacional de Arquitectura, y no me defraudó! : una mole multiforme emergiendo de un espejo de agua artificial, como flotando entre puentes y rampas de acceso a distintos niveles. Transparencias a gran escala que reflejan la naturaleza circundante, rodeada de esculturas modernosas con toques de vibrantes colores.
Fuentes, saltos y cascadas mezclados en la vegetación iluminada con efectos provocativos de belleza y exhaltación!
Obras de arte por doquier, en avenidas y parques, al alcance de la mano, los materiales más nobles, desde mármoles blancos o bronces pulidos, sin graffities ni rejas cercenándolos.
Se respira educación, nobleza, reverencia por la excelencia…
No ves vagabundos ni cartoneros.
No ves autos viejos ni casas ocupadas.
No ves césped sin cortar o canteros desatendidos.
No ves semáforos que no andan ni niños mendigando en las bocacalles.
No ves pasos a nivel con barreras.
No ves chicos limpiando parabrisas ni malabaristas juntando monedas.
Mucho menos, vendedores ambulantes.
No ves artistas callejeros.
Ni calles con colores: todo es metálico y vidrio templado!
No ves jóvenes charlando en una esquina.
No ves cochecitos en los supermercados.
No ves vecinas cuchicheando en las veredas.
No hay ancianos en los bancos de las plazas.
No hay puertas abiertas.
No ves la puesta del sol tras los edificios.
Sí su resplandor en amanecidos espejos que lastiman los ojos.
No ves sonreir a la gente, no la escuchas cantar!
Son todos robotitos entrando a las cápsulas de los transparentes ascensores, con incierto rumbo a otras alturas.
No ves amigos…
Sentís frío…
Me sentí muy sola!...



Brujas era lo más recomendado de la zona, y el nombre, indudablemente me atraía…
Tras cuatro horas con tres transbordos en Rozemblatt, Awerpeen Central, y Saint Peter, en modernísimos trenes, sin cantautores, quenas o charangos a bordo, arribé feliz de arribar!
Pasé por la oficina de turismo de la estación a recabar información, y la oreja identificó a 2 chicas argentinas, adelantándose a mis preguntas.
Con el consabido “-Qué loco!!”- de encontrarnos por esos lares, nos fuimos juntas a recorrer el centro.
Ellas eran muy jovencitas, jugadoras de jockey de un club de zona norte, norte de Buenos Aires, más precisamente, Olivos! Y estaban de prácticas de intercambio en un club profesional de Bruxelas; tenían su tarde libre, por lo que estaban conociendo la renombrada Brujas!, comarca de hadas y duendes, si las hay!
Tomé una habitación de cuentos! en un albergue sobre una mística callejuela de ondulante empedrado. Una gran escalera de roble me condujo al primer piso, con el aroma de maderas torneadas y alfombra largamente envejecida.
Con una llave herrumbada, como de 20 cm. de largo, juro sin exagerar!, digna de castillo medieval, abrí la puerta de mi paraíso personal: el cabezal de bronce repujado en arco, enmarcaba las mullidas almohadas de plumas, sobre un acolchado de ensueño, en pálido celeste cielo. Cómo el que se alumbraba detrás de los pesados cortinados azules que enmarcaban el balcón de princesa en cautiverio.
Enfrentada a la misma, una cómoda de cajones blancos como las de antes, con frascos perfumeros y polvera sobre la marmolada superficie rosa veteada. Encima, un gran espejo oval, reflejando mi admirada sonrisa, enmarcada entre rulotes de pátina dorada .
Delante de la cama, se abría la chimenea, con leños encendidos!  esperándome!
Sobre el, un luminoso cuadro con escena de campesinos recogiendo heno pálido.
En un ángulo, una bacha de porcelana con decorado de flores azules en su interior, adosada a la pared de antiguos azulejos, con canillas de bronce con tapitas blancas y la letra F  grabada en antigua cursiva, al mejor estilo de mi tatarabuelita! Una preciosura!
Un silloncito hamaca tejido en fibras, invitaba a escucharle las narraciones de héroes y dragones.
Las paredes estaban cubiertas con un antiguo papel de guardas verticales de tenues ramilletes lavandas.
Dos primorosos veladores entelados en tono marfil, acompañaban las mesitas laterales, haciendo juego con la cómoda marmolada.
Y la lámpara central de artesanales caireles! Bendiga Dios aquellas manos que la forjaron !
Así extasiada, dejé mi equipaje, confiada en los dulces sueños de la noche, encaminándome a explorar el olimpo exterior, que presentí desde mi llegada.
El gnomo del portal me guiño el ojo a modo de bienvenida, y el bosque se abrió para mí. La luna llena ascendía su curva, mientras yo descendía por callecitas de canales rumbo al lago del parque. El aroma vespertino me llenaba de gozosa paz. Me dejé llevar por el misterioso placer de deambular sin mapas ni brújulas.
Contentamiento con que iba descubriendo maceteros colgantes de enormes floridos ramos, entre postigones perforados de corazoncitos, y cortinitas de puntillas arreboladas.
Zuecos rojos o amarillos adosados a las puertas, a modo de timbre o llamadores.
Campanitas, atrapasueños, o veletas por doquier.
Elegantes farolas con gallos dispuestos al trino, adosados en inquietantes ménsulas.
Relojes de péndulo, coronando portales.
Guardas ladrilleras en caprichosos dibujos, enmarcando los coronamientos de las fachadas,
Sencillos tolditos protectores de vidrieras llenas de chocolates y bombones, dignas de “Los tres chanchitos”!
Arroyuelos cruzados por puentecitos románticos, a la espera de los besos nocturnos!
Tiendas de finísimas prendas bordadas y calados en níveo lino, en un sinfín de pañuelos, delantalcitos, toallitas de mano, repasadores, abrazaderas, cuellitos, ajuares de bebés, y de novias! Hasta con sombrillitas de Mary Poppins, pero blancas! Mucho blanco! Mucha luz! Mucha Paz!...
Los frentes de las casas de no más de dos o tres pisos, en suaves amarillos jazmín, verdes aguas, lilas celestiales, pálidos rosados, tenues cremas, y marcos siempre blancos! dibujando el contorno de todas las carpinterías y los frontis en alzada!.
Sapitos y tortugas de cerámica descansando sobre felpudos de “welcome”, o guardianes perros de inofensivo peluche, custodiando las ventanas abiertas!
Y las tradicionales brujitas montadas en coloradas escobas flotando bajo los dinteles de las puertas entornadas!
Se respira confianza, amistad hacia el turista, pacífico y genuino orgullo!
Todo el centro viejo, es peatonal, por lo que te sentís en una aldea donde los autos no existieron jamás, y los carruajes de alados corceles, te esperan en la periferia.
Tras zigzaguear entre muros de piedra de siglos, la plaza mayor te sorprende en su amplitud y elegancia!
Los principales y principescos edificios públicos, testigos solemnes de la historia, se entremezclan con las mesitas de pitucos cafés y restaurants, que rodean perimetralmente el escenario.
Blancos caballos de mateos, aguardan con sus dorados penachos, para llevarte a recorrer otros magníficos rincones ocultos de esta ciudad de ensueño.
Como canto de sirenas, una pequeña orquesta vienesa, llena de música y valses, las tertulias de los comensales.
Imposible dejar de someterse a la seducción de beber una helada cerveza artesanal en dicho paraje. Aunque te la cobren como si realmente fueras una reina! logran hacerte sentir como tal!
Hasta la luna Nueva te sonríe a través de los campanarios con gozosa gratitud a la Vida!
Finalmente, esa noche, la Bella Durmiente, -lo de “bella” corre por mi cuenta (cap. IV del libro de autoestima)-  se retiró a soñar con los angelitos, a su salita de Jardín de Infantes!
La soleada siguiente mañana, acompañada de pájaros y cotorritas, por los verdes cotos, me llevaron hasta el pie de auténticos molinos en plena villa. Buscar la sombra de sus aspas y tenderse a meditar sobre el frescor del césped, fue un movimiento al unísono, ya que el corazón agradecido clamaba a su Dios, por tanta dicha! Tanta generosidad para con esta solitaria aventurera en búsqueda de maravillas! Munida de sólo sus sueños, cual varita de juguete!
Recorrer Brujas es como sentirse hada, princesa, ángela, o muñeca!




Y como todos los cuentos, éste también tenía su final, sólo que el príncipe estaba en Irlanda, y a mí las perdices no me gustan, porque soy vegetariana!
Así que empecé a pensar alguna variante para mi planificado itinerario.
Sabía que a las 10 a.m. partiría el tren con destino a Carcasone, vuelta a Francia, para continuar con el recorrido por mí elegido tantos meses antes.
Me esperaba Bordeaux, como si entendiera algo de vinos; la curiosidad por La Rochelle, con sus calles, casas y caminos de lechosa tiza; un mulato amigo en Tours me aguardaba para pasear en bici por los prados y castillos del Loire…
Solo me restaba una semana de idilio con este país, hasta mi vuelo de vuelta a Baires, fechado desde París… más 12.000 km… y estaría en mi casita…
12.000 !!!!!!!!? qué??????????????????
Ah! No!  Yo necesito volver a ver a David!!
Desde aquí estoy más o menos como a 400 km, casi como ir a Mar del Plata en un ratito. Estoy en el mismo continente aún, después, quién sabe…
Cómo llegar a Doolin siendo las 6 p.m.?  Auto-stop imposible!  hay todo un mar alrededor de su isla!
Sí, pero te faltan cuatro ciudades por recorrer, sin contar la capital de Bélgica, que te habías propuesto ir a cenar y pernoctar esa noche, para tomar el tren a Carcasone allá, y ahorrarte una hora de recorrido.
Ah! Claro! Bruselas obviamente tiene aeropuerto, y de allí, seguro que sale algún vuelo a Shannon, o a Dublín, o Galway, o algo en Irlanda, qué se yo!, después allí Dios dirá… Dónde hay un Internet para fijarse los vuelos? Encima aquí la oficina de turismo ya cerró, y ni una agencia, por casualidad! Ves, es porque ya estás pensando en otra locura otra vez, las cosas cuando no deben ser, no son…
Todo el año estudiando francés porque querías recorrer Francia, y ahora qué? Te enganchas a hablar inglés que siempre lo detestaste… sí! Pero yo que sabía que me iba a servir para ENAMORARME!... Así que bueno, calláte conciencia entrometida, que nadie te llamó y dejáme resolver las cosas a mi manera: es muy fácil, hacés el balance, y resulta que ya recorriste: París, Rouen, Le Havre, Honfleur, Potorson, Mont Saint Michel, Rennes, Le Mains, Valenciane, Dublín, Galway, Doolin, Belfast, Edinbourgh, Glasgow, Liverpool, Londres, Ámsterdam, Rótterdam, &  Bruxes!, 21 a 4!
Goleada absoluta! He recorrido, veintiún ciudades, y me voy a perder cuatro. Y qué? Esas cuatro seguirán existiendo toda la vida, cuando pueda volveré, en cambio, David, es AHORA! El presente!
Y el presente es que salí corriendo al hostel a buscar mi mochila que dejé ya cerrada desde la mañana, volví corriendo a la parada de micros para tratar de alcanzar el de las 19 a Bruselas, mientras averiguo por el camino el tema del aeropuerto.
Por favor! Diosito santo! Te lo pido! Haceme esta gauchada de conseguirme un vuelo esta noche, bueno y barato… es por amor… si vos estás de acuerdo con este encuentro, si David es para mí, por favor, hacé tus milagros como se deben, y dejame llegar a sus brazos en Paz! Dale, se buenito… yo sé que sí…. Que me vas a ayudar…., como tantas otras veces… Ya sé que me diste un montón hasta ahora… pero bueno, una más, como los chicos al final de la vuelta en calesita, sólo una más , y no jodo más. Te lo pido porfi!!!
Puf!! Llegué al micro…. Pero debo combinar con otro tren de 1 hora, y luego otro micro local al aeropuerto, que llega 21,30!  Habrá vuelos nocturnos? Y bueno, de última conoceré el aeropuerto de Bruselas iluminado, y con la cola entre las patas, volveré al centro y mañana a las 11 a. m. tomaré el tren a Carcasone, y me dejo de dar vueltas… Oh no! Quizá pueda dormir en el aeropuerto, y mañana temprano haya algún vuelo a Irlanda, y total, si llego al mediodía será lo mismo, porque total, él ni me espera, ni se imagina…. Me encanta darle esta sorpresa!  Ahora cuando bajo, en algún negocio, le compraré un regalito, ah! No! Cierto que acá cierra todo tan temprano, ya no debe quedar nada abierto, qué lástima!, con la cantidad de chocolates que había en Brujas, con forma de corazones, de parejitas, pero qué sabía yo, que a último momento me iba a agarrar este rapto de locura.? Cómo que no sabías? Si siempre hacés lo mismo! Te hacés la racional, y después vas, y te tirás de cabeza, sin ni mirar si la pileta está a tus pies! Y si tiene agua al menos!
Calláte! Ahí estás de nuevo! No te pedí opinión! Ya lo resolví sola!  Me voy y me voy!!!  Y punto! Cómo sea, además que Dios está de mi lado, ves que ya me acomodó en este micro, y ahora cuando llegue a la estación, voy a enganchar justo el tren, y después el otro local, y listo, solo es cuestión de conseguir pasaje en el avión, que a esta hora, no debe ir nadie!
Claro! Ni vos vas a poder ir a esta hora! A quién se le ocurre!
A mí! Y qué! Dicen que el Amor es ciego y lo guía la Locura! Así que así estoy! Buscando un avión que me lleve a Doolin!
Justo! El tren también a mi disposión! Viste negativa de m.! Ya vamos 2 a 2! : Conseguí 2 vehículos y faltan 2: el local al aeropuerto y el avión!  Sí! Claro! Y después del avión? O te crees que va a planear sobre tu hostel? Que le van a hacer seña de luces a David en el acantilado, y el otro te va a poner la alfombra?
Calláte!! Que si llego a Irlanda, donde sea, yo me arreglo. O no lo hice hasta ahora!, todo lo que me propongo, lo cumplo!
 No! Mentira! Dijiste que ibas a Carcasone y cambiaste! Lo vas a dejar al mulato esperando con las bicis en el Loire? Ves que no tenés palabra? Así nos vas a hacer quedar a los argentinos?
Calláte! Yo con el negro no tengo ningún compromiso, le escribí hace más de dos meses, diciendo que si en una de esas pasaba, lo llamaría, todo en potencial, nada confirmado, además, no es ni un amigo, ni nada, no me vas a comparar, no me voy a perder 5 días de David por uno de bici! Bici ya tengo en mi casa, en cambio David… bueno, también me encantaría llevármelo a casa! Callate, que me vas a hacer pasar de estación, y ahí sí que te mato!!
21.12  Qué raro 2´de atraso! y éste que no aparece… 21.14….21.17…. Así no va a llegar nunca a las y media al aeropuerto! Estos belgas incumplidores! Que raro… me habrán dicho bien? Será el horario de los días laborables? 21.21… voy a estallar, parece que el avión va a salir de adentro de mi pecho… Uy! Mirá un kioskito abierto… tendrán algo para David? No!!! BOLUDA!!! No te muevas de la parada, mirá si viene justo ahora y te lo perdés! Inconciente! Tanto esfuerzo, por un caramelito…
-“Señor?, disculpe… el bus al aeropuerto para acá verdad?, a qué hora pasa?”
-“21,30!”
-“Ah! Me habían dicho que llegaba al aeropuerto 21,30…”
- “Son solo 6 minutos de transbordo!”
-“Ah!! Gracias!”  De haber sabido…, me iba corriendo, con mochila y todo… pero bueno… ya estoy acá, y faltan…8 minutos! Me alcanzará para elegir algo? Dale, ahora o nunca, fijate rápido, cualquier cosa, lo primero que veas, no andes perdiendo el tiempo con tonterías, a ver si te pasa el micro por la cara, y después los 6 minutos van a ser 2 horas de caminata, y ni sabés para que lado, ya es de noche, y ni un plano de Bélgica tenés. Dale metele!  Justo, que lindo!: un chupetín gigante de corazón! Buenísimo!
-“¿Cuánto es?”
-“ 5 euros!”
-“Glup! . (Más caro que una pizza en Palermo Soho)  O.K., lo llevo!”- no es cuestión de andar pichuleando justo ahora, además es precioso!  rojo gigante, como la pasión!  justo lo que necesitaba! Dale Dios, gracias!! Dale! Que haya avión! Que llegue el bus local!  Ahí está! Justito! Todo para mí y el amable señor que sabía la hora, debe viajar seguido, tiene pinta…. Que raro, todo vacío…
Viste yo te dije! A esta hora no hay vuelos! Te hubieras quedado en la ciudad, y hacías de acuerdo a lo planificado…
Basta de planificado! Me pasé 30 años viviendo de acuerdo a lo planificado, a los planos! Vicio de mi profesión! Ahora no quiero más planes! Para eso está Dios! no ves que bien Él se encarga? Calláte! Bajate de este micro! Te prohibo que subas al avión conmigo! Ni loca! Sos una inconciente! Por suerte! No te quiero más conmigo, conciencia de m.! Bueno … perdoname, no quise decirte así… pero a veces, me hartás… ya sé que gracias a vos, la mayoría de las veces me fue muy bien, pero ahora, siento que me estás coartando la libertad y yo necesito todas mis alas para desplegar mi amor…  Bla bla..bla… fijate si tenés algún vuelo, que ya llegaste, y ni te diste cuenta, todo por insultarme…
-“ Señorita, buenas noches.” – había una ventanilla de Rynair ya cerrando.
-“Sí?”
-“Disculpe, me podría informar si hay algún vuelo a Irlanda?”
-“Si, como no!”- en elegante tonito belga- “ para cuando?”
-“Para ahora mismo!”
-“GLUP!!” – se le atragantó el tonito, y me miró inquisidoramente dudando si se trataba de una broma, o de un secuestro.
-“El vuelo a Shannon de las 21.50, ya está cerrado. El próximo, mañana a las 9.15 a.m.”…
-“ÉSE!!!!!!”-  Grité desesperada- “El de AHORA!”
-“Lo lamento, señora….”- en imperturbable tonito belga…-“le dije que ya está cerrado, faltan unos minutos para el despegue…”
-“ Si ya le entendí”- apelando a mi mejor educación, y curso intensivo de diplomacia in situ. –“Pero que es una cuestión de AMOR!”-le lancé empuñándole la chupaleta delante de la cara.
-“ No entiendo…”
-“Es que mi novio vive en Irlanda, y yo en Buenos Aires, y que si no tomo ese avión AHORA!! No lo podré ver en varios años….” – apelé al consabido dar lástima, agregando un piadoso y sonriente: -“POR FAVOR!!!!:::::- con la cabecita en mueca de costado, el chupetín en paralelo y ojitos de súplica!
Logré arrancarle una carcajadita, y tomó su celular. Marcó algún número interno, y parece que pidió autorización o que demoren el despegue o algo, mientras me miraba con delineados ojos cómplices, y aseverando con su movimiento de cuello, que estaba haciendo lo posible.
Yo creo que me olvidé de rezar justo en ese momento, pero finalmente me dijo:
-“ O.K. pero va a tener que llevar su equipaje con Ud. Ya cerraron el despacho…”
-“Pero qué me importa!”- Tenía ganas de gritarle, pero seguí con mi curso de buenos modales, y con mi mejor y auténtica sonrisa, le agradecí, y le agradezco eternamente, que me haya conseguido el lugar.
Presenté mi billete de euros para que se cobre lo que marcaba la tarifa, y nuevamente la decepción:
“-Ay! No! Lo lamento!... aquí no podemos cobrar en efectivo…. Sólo con tarjeta….”
-“Mierda!!!”- (casi se me escapa). En cambio, un elegante: -“Oh nouuuu…!”
Nunca me arrepentí tanto de ser tan rebelde, y ser la única persona en el universo que pretende viajar por el mundo sin una miserable tarjeta de crédito. Nunca lo voy a entender: si tengo la plata en efectivo, en mi propia mano, delante de sus propias narices, en su propia compañía, para que queremos un banco de intermediario!!!! Qué civilización de porquería. Ahora por un plastiquito de 5 x 10 me iba a perder el avión! Me iba a perder a David!!
-“NOOOOOO!!!!!!!-“ le grité implorando, suplicando… (juro que no me arrodillé porque sino no me podría ver del otro lado del mostrador): -“POR FAVOR!!!!!! PLEASEEEE!!!!!”
-“Veré que puedo hacer…”- en elegante tonito belga….
Mi corazón palpitaba al galope de los motores en pleno carretaje, como si la que fuera a salir en bólido fuera yo, no la máquina. Segundos de espera en el mismo celular, me parecieron una eternidad, y esto de acatar las órdenes ajenas, como sabrán, no es lo mío. Menos la paciencia! Se ve que mi conciencia sabía que estaba por estallar, porque ni se asomó a dar su opinión. Quizá estaba convenciendo a algún angelito, porque lo cierto es que me aceptaron el billete, ni ticket me dieron cuando me indicó con su amable y desesperante tonito belga: “-La están esperando en puerta J, por favor con su pasaporte en mano..”, creo que alcancé a oir…
El hombre elástico, un poroto, al lado de esta mujer enamorada! Salté cual resorte, y cómo si supiera dónde estaba la puerta “J”. Evidentemente, ya para esa altura, era Dios, que me llevaba en la palma de su mano!, con el logo de Ryanair, tatuado en su costado!
La escotilla se cerró detrás de mí, como cantaría Luis Miguel, y caí desmayada en el primer asiento vacío que ví. La azafata se acercó a recordarme el aviso de ponerme el cinturón, y asustada por mi cara exahusta, me preguntó:
-“Está bien? Necesita algo?”- no podía descifrar si me estaba muriendo de un infarto, de alegría suprema, o de agradecimiento infinito al Universo!
Me conformé con un vaso de agua…por el momento.
Apenas apagaron las luces de los cartelitos de la obligación de permanecer sentados, volví a saltar cual cubito de sopa hirviendo, (ya nadie hierve la leche!) y desbordé ante los otros pasajeros, con un imprevisto:
-“ ¿Ud. tiene coche estacionado en el aeropuerto de Shannon? Por casualidad, va para Doolin? ¿Me podría acercar, por favor?”
-“ No, vamos a Limerick…”- sonrisita de disculpa.
-“ ¿Ud. tiene coche estacionado en el aeropuerto de Shannon? Por casualidad, va para Doolin? ¿Me podría acercar, por favor?”
-“ No, voy para Nenagh”- parco y serio
-“ ¿Ud. tiene coche estacionado en el aeropuerto de Shannon? Por casualidad, va para Doolin? ¿Me podría acercar, por favor?”
-“ No tengo auto, me van a recoger unos parientes…”
-“Ah! Gracias, de todos modos…”
-“Señora por favor, siéntese que debo pasar con el carrito”
-“ Disculpe, es que necesito conseguir un vehículo a Doolin…”
-“Siéntese!”- en no tan amable tonito irlandés.
Pasó el carrito del café y las bebidas frescas, pero como en estos vuelos cortos, te los cobran, preferí seguir con mi propósito.
-“ ¿Ud. tiene coche estacionado en el aeropuerto de Shannon? Por casualidad, va para Doolin? ¿Me podría acercar, por favor?”
-“ Voy a alquilar uno, pero voy para…” (Qué me importaba si no era Doolin…)
-“ ¿Ud. tiene coche estacionado en el aeropuerto de Shannon? Por casualidad, va para Doolin? ¿Me podría acercar, por favor?”
-“ No entiendo…. no hablo inglés….. sorry…..”  (Y qué? Yo tampoco, pero esto es una emergencia!)
Llegué a preguntar a la mitad del pasaje cuando anunciaron por altavoz que nos preparábamos para aterrizar…
-¡“YA????!!!!!”
Cuarenta exactos minutos! Qué mundo tan moderno! Tardan más en los preparativos de despegue y arribo, que lo que están en el aire, qué increíble!....
Lo cierto es que ya estaba pisando suelo irlandés! Gracias Diosito!!! Te debo una! Unas cuántas!!...
Y aún no sé cómo salgo de acá, segurísimo que a esta hora no hay micro, si el día que vinimos con David de Liverpool, vimos que había uno a las 8 de la matina, y otro a las 18 p.m…. en fin…. Seguro que me paro a la salida del estacionamiento, y al 2º dedo, consigo!
Eso sí que es ser positiva! Callate, ya apareciste de nuevo!? Viste que ya estamos acá? Si “acá”, que no es lo mismo que “allá”. Te faltan 80 km. por un camino no tradicional y son las 22.30 de la noche, que vas a hacerte la carpita al costado de la ruta? Calláte!!!  Ya vas a ver… ahora salgo rápido de la cola de migraciones, y te voy a dar una lección! Ja! Si llegamos hasta acá…. Que no es “allá”….
Por suerte tenía la valija conmigo, no tenía que perder tiempo en la cinta…
Ventanillas para presentar pasaporte, una fila para los de la Unión Europea, y otra para… mí! Yo solita! La única “extranjera” a esta hora…
-“ Señora?, provenienente de..?”
Si ya sabe que este avión acaba de llegar de Bruselas, para qué me pregunta?, que no me haga perder tiempo, que tengo una misión especial en la salida del estacionamiento, y encima los de la otra cola, pasan todos como por un tubo, y nadie les cuestiona nada…
-“Señora, por favor, acompáñeme por aquí..”
-“GLUP!!!”- (y ahora?)
-“Argentina?”  (si tiene mi documento en la mano, para que me pregunta?, es funcionario y no sabe leer?)
-“Primera vez en Irlanda?” ( si ya ves que tengo otros sellitos… no ves que entré el 23 de Septiembre a Dublín, y hace diez días volví a entrar por acá mismo…)
-“No, la tercera!”- cuento orgullosa (aún apurada…)
-“ Y porqué la tercera?....” “Qué viene a hacer a Irlanda? Una argentina…?”
(Y a Ud. que le importa…., sería medio irrespetuoso, decido por el método de la vendedora de tickets de avión): Sonrisa: Gran Sonrisa: -“ Para conocer…!!!”
-“Ah….y no conoció ya, la semana pasada….?”
Mientras y sin permiso alguno, una mujer uniformada, me toma la valija, la apoya en una mesita lateral del cuartito donde me estaban interrogando y abre los cierres como si le perteneciera.
Recién ahí sintonizo que es un control de aduana, y no tengo de que preocuparme.
La señora me mira con desconfianza y empieza a sacarme todos mis trapitos al sol (es un decir, ya que había tubos fluorescentes), mientras el otro oficial le abre la puerta a otro que entra con un perro maleducado, que sin permiso se pone a olfatearme todas mis partes más íntimas…
-“ Y qué anduvo haciendo en Bélgica?”
-“Conociendo….paseando…”- como suavizando la tensa situación.
-“Conociendo?...paseando?.... Ah si?.... Y ahora para que vuelve por acá…?”- serio, muy serio!
Yo, la reina de las Heydis, aún no me percataba de sus sospechas, pero cuando me clavó sus pupilas a 10 cm. de las mías, casi pude oler su bigote…-“Y qué trae de regalito?”- insinuó levantándome el tono.
La señora uniformada seguía revisando mis prolijas bolsitas separadas en medias, calzones, remeras limpias, chivadas, menjunges varios para coqueterías varias, etc. etc. menos mal que no llevaba ni mate ni mucho menos yerba… de ninguna clase!
-“Regalito?, Éste!”- y le muestro orgullosa la chupaleta gigante
Sorprendido pero no ablandado: -“Déjese de pavadas, y confiese! Así nos vamos temprano!”
-“Eso!, yo también me quería ir temprano, a propósito… alguno va para Doolin en auto?”- ingenuidad total.
-“¿¿¿¿¿????????”
-“Es que tengo que llegar a Doolin, y sé que a esta hora no hay micros, y que si seguimos tardando tanto, no van a quedar autos en el estacionamiento para preguntar….”
-“¿¿¿¿¿¿???????- el tipo no lo podía creer…
La uniformada me miraba sin poder creer que no encontraba nada de lo que ella buscaba. El perro ya aburrido se había echado a mis pies, cual gatito….
-“ A Doolin??  Los Acantilados????? A esta hora???”- evidentemente, no lo podía creer.
-“Y para que quiere ir a los Acantilados a esta hora?”
- “ Es queeehh….”- tuve que confesar: -“ Es que me enamoré del encargado del hostel de los Acantilados!”
A la uniformada, que con la oreja de costado, estaba escuchando todo, le tocó el cuore: pude ver como se derretía sobre mis pertenencias, pero el serio no me creyó.
-“ Ajá!!, el encargado del hostel…. En Cliff of Mother…. Ajáaah!!!! ....Y...cómo se llama el señor ése? Está afuera esperándola?”
- “ No! Es una sorpresa…. Él no sabe que vengo a visitarlo…”
-“ Y porqué no lo llama para que venga a buscarla?”-
Por un momento pensé que me iban a dejar detenida…
-“ Justamente, porque es una sorpresa… y si lo llamo va a dejar de ser una sorpresa!”- expliqué con la seguridad de quien sabe lo que dice.
-“Pero!? Cómo va a llegar hasta allá esta noche? Dígale que la venga a buscar…!”- me ordenó con la seguridad de quien sabe lo que pretende.
-“ Lo que pasa señor, Ud. sabe… un taxi hasta allá sale 80 euros… y él no tiene porqué pagarlos… la que le quiere dar una sorpresa soy yo…”
-AH! Entonces piensa tomar un taxi?.... mire que ya no debe quedar ninguno…”- como desalentando mi partida.
-“ No! Quería conseguir un auto, porque no me va a alcanzar para un taxi…”
-“ Y cómo piensa conseguir un auto a esta hora?...”- ofendido al creer que lo estaba cargando.
-“ Ah…. No sabe…. Y Ud. viene así como así…. Sin avisar…. A otro país…. Desde Argentina….”
-“Perdón, desde Bruselas”- lo interrumpí.
-“Justamente!!! Desde Ámsterdam!....- (pensé que corregirlo sería como explicarle que Argentina no es la Capital de Brasil, así que dejé pasar el error)
-“ Y me quiere hacer creer a mí! Justamente a mí!!!! Señora…. Por favor…. Yo no nací ayer!.... (iba subiendo la entonación irlandesa) Si estoy acá es por algo… por favor!.... ya somos grandes… dése cuenta!...”- (se ve que el libreto es el mismo que usaba mi papá cuando me mandaba una macana).
Y yo encima con el chupetín cruzado tras la espalda…. De película!
La uniformada se dió por vencida, y tras media hora larga, largó su veredicto: -“ Aquí no hay nada!”
Incrédulo ahora el oficial:- “Cómo nada?? Revise a la señora!”- y giró pudorosamente, mientras la otra me metía mano… al ver la chupaleta, me sonrió cómplice…
-“Tampoco, negativo!”
-“Pero entonces…. Es verdad lo que me dijo?” “Viene sólo a ver a su novio?”
-“ Bueno… novio, lo que se dice “novio” todavía no sé…. Voy a fijarme… por eso… pero es que la semana que viene tengo pasaje para Buenos Aires y quería despedirme…”
-“ Hubiéramos empezado por ahÍ!!!!!- gritó furioso de celos.
-“ Si no se iba a quedar en Irlanda, porque no me avisó de entrada?” “ De dónde sale su avión para Argentina?” “París?” “Cuándo?”
-“ A ver… si me permite le muestro elpasaje….., está ahí, en mi valija…. Para que me crea….( buscando el cartón entre toda la papelería de mis folletos desordenados por la otra…) “Espereme un momentito, que ya se lo encuentro…” (no era momento para perderlo) “Acá está!”- finalmente triunfal.
Leyó detenidamente todos los cuadraditos, levantó la vista, se bajó los lentes….y esbozó su primera sonrisa: -“De verdad tiene un novio en Doolin?” “ Mire que escuché tantas cosas…. Pero ésta! La verdad?... es que nunca…”
-“ Porqué?  Ud? no tiene una novia en Irlanda?- lo increpé sin darle tiempo a ocultar su complicidad con la de uniforme!
- “ Vaya…..”- soltó con un profundo suspiro a modo de respuesta _”Guarde todo y salga por ahí…”- retirándose de la escena con el sabor del deber cumplido, y el perro siguiéndolos fielmente a ambos.
Sin saber por donde empezar a guardar todo el desorden, empujé a los manotazos, y dí por concluída la sesión.
En eso, me doy cuenta del detalle fundamental:
“-Señor!!!!!!”- salí corriendo del recinto, como loca acostumbrada: -“mi pasaporte!!?”
-“Ah!! Disculpe…sírvase!-“ entregándomelo en mano.
Para ese entonces ya era la “anécdota” de la semana en toda la oficina de aduanas. Todos me echaron una mirada entre envidiosos, o sospechosos incrédulos! No podían terminar de aceptar si yo era una pacata enamorada, o una peligrosa traficante de drogas ultra profesional!
Lo cierto que al salir al hall central, no quedaban ni las luces prendidas: habían cerrado todas las cafeterías, el shooping, el alquiler de autos, los informes, el puestito de diarios y revistas, las ventanillas de las distintas compañías… nada!
Ni un taxi!  Dos únicos autos que aguardaban obviamente al personal rezagado de la aduana…
-“ Chau!!!”- en sorna de tonito argentino y manito en alto, se despidió el oficial y su uniformada acompañante (amante?).
Dos señoras de limpieza pasaban el lampazo de una desértica punta a la otra.
Dos custodios de seguridad me señalaron el banco que me recomendaron para pasar la noche, ya que, como mi sabia conciencia me había adelantado, recién habría micro a las 8 de la mañana siguiente.
Por suerte, los baños permanecían abiertos! e iluminados! Y limpios!
Qué más se le puede pedir a un milagro???
Recorrí visualmente todo el espacio, y elegí un rincón sombrío cerca del gran ventanal al cielo. Saludé a las estrellas del norte, apunté mi sonrisa satisfecha hacia el hostel, con la certeza del próximo matinal encuentro.
Me acurruqué como un bebé, lanzándome encima el toallón a modo de tibia frazadita, y bajé mi sombrero azul sobre mi rostro…




El clarear del amanecer lluvioso anunció el movimiento que ya se estaba empezando a producir en el silencioso ámbito.
Gran bostezo y desperezo para alinear los huesos entumecidos, pero felices! Ya faltaba menos!
Corro desesperada al baño para alinear mi presencia, y descubro con alegría que ya han abierto los bares: estoy dispuesta a “cenar” mi merecido desayuno.
-“ Buen día señor, disculpe, me podría decir la hora?”- en educado tonito inglés.
-“ 5 o´clock”
-“¿¿¿???????”- ni para el “zenkiu” dió mi sorpresa! Había gente entrando y saliendo como si fueran las diez! Es que allí hay vuelos desde las 7 a.m. No olvidéis que David llegó a Liverpool en el de las 7.40!
O sea…. Que aún deberé esperar 3 horas hasta la salida del micro a Doolin??????????
Ah no!!! Imposible!!! Yo voy a hacer dedo ahora, si igual están llegando todos los que traen parientes y se vuelven a ir…. A ver si reconozco a alguno del pueblo?
No! Mejor desayuno primero, y después empiezo, total 10 minutos más o menos…. La verdad es que quise ser fiel a mi bagre interno.
-“María!!!-“  me sorprendió una voz conocida, a mis espaldas, cuando me dirigía a comprarme un té caliente.
Giro sobre mis pasos, y la gran sonrisa de Giselle con su pequeña Lulú en brazos, me da los buenos días.
Francois a su lado, apoyó las maletas y me tiende un gran abrazo, como si nos conociéramos de toda la vida!
-“ Te ví, y te reconocí por el sombrero…”
-“ ¿Qué tal????, Qué hacen por acá???”- afinando mi voz aún con lagañas, y tratando de memorizar mi escueto vocabulario francés.
-“Y David?”
-“ Bien gracias!, justamente ahora voy para Doolin…”
-“ Ah…???”- extrañados de que no estemos juntos
-“ Es que me hice una escapadita a Londres y a Amsterdam, y ahora estoy volviendo….”
-“ Ah…”- convencidos de que David y yo somos un matrimonio ya constituído, como ellos, nuestros huéspedes en el hostel la semana que yo estuve a cargo de la recepción!
-“ Mirá!”- me muestra orgullosa la francesa –“aprendí a hacer los scons con la receta que me dió David el último día!”
-“ Qué genia!, los van a disfrutar a Marseille?”
-“ Si… ya vamos terminando nuestras vacaciones, y ahora tenemos el vuelo de las 8.50 para allá.”
-“Qué coincidencia volver a encontrarnos acá…!”- mientras Lulú me tiraba los bracitos y yo le acariciaba los rubios bucles.
-“ Sí qué lindo…. Un ratito más juntos!”
-“Qué lindo la pasamos en Doolin….”- acota Francois en su tono de locutor francés.
-“ LLevále éstos a tu esposo…”- ofreciéndome el paquete envuelto en un repasador tibio, -“yo después en casa, hago más!”
- “No por favor!...”- aunque se me iban los ojos del hambre que tenía.
-“Dale! No te hagas rogar… Así David los prueba y me aprueba!”- mientras Lulú manoteaba uno y me convidaba en el aire, con el perfumito de bebé mezclándose al del scons. “-Después me escriben un mail y me cuentan que les parecieron..”
-“Vamos mujer, que aún tenemos que despachar el equipaje…”- cerró la charla su marido.
-“ Ya vamos… bueno, escriban eh?, ya saben… cuando vayan para el sur de Francia, los esperamos en casa… les vamos a preparar una fondieu especial para Uds…., ya van a ver… ésa es mi especialidad!...”
-“Cómo no!”- haciéndome ilusiones del entrañable encuentro –“Y nosotros les llevamos los scons para el desayuno!”
-“Por supuesto!!”- acota Francois –“Los esperamos!, au revoir Marie!” – en ese tonito que me puede…
Abrazos, lagrimita y sonrisas entre manitas de Lulú haciendo “Chau!” y tirando besitos…
Compro mi té caliente, en detestable vaso de telgopor para variar, y me acomodo entre los sillones de la sala de espera, para maravillarme mentalmente de los regalos de la Vida: quién me hubiera dicho que ese día, a esa insólita hora, iba a desayunar los scons tibios de mi amor y tener un encuentro con “Amigos” en ese punto del planeta?!  No… si Dios está en todas! Salud!




Ya reconfortado el físico y el espíritu, arrojé la taza al cesto correspondiente, me abrigué, tomé mi valija carrito, y decidida, sabiendo mi rumbo con certeza, encaré las puertas automáticas que se abrían transparentes a mi Paraíso.
La llovizna bendijo mis pasos hacia el estacionamiento, y un conductor se apiadó de mí antes que pudiera sacar mi dedo del bolsillo.
-“Para dónde va?”
-“Para Doolin..”
-“Subí que te estás empapando… Voy a Ennis, te acerco!”- abriendo desde adentro, la puerta del lado del acompañante.
Chequeé su cara confiable, y me sonreí al darme cuenta que aún me olvido del lado en que manejan estos señores, y de que lado estaría mi posición. Creo que esto es algo a lo que nunca voy a poder acostumbrarme. No entiendo como no chocan en cada esquina cuando doblan a la izquierda como si nada, o cuando encaran las rotondas contrario a las agujas del reloj! Para que harán este lío, habiendo tantas normas universales?  Lo cierto, es que con este asunto, me olvido de mirar al lado correcto antes de cruzar, y estuve varias veces a punto de ser atropellada. Eso sí! En Inglaterra! Que es toda una paquetería! No es lo mismo que te te aplaste un Renault 12 en Ramos Mejía, que un Porsche en Birmingham… eso es “con gloria morir!”, como reza mi entrañable himno argentino!
Bueno lo cierto es que subo y ni idea del recorrido:
-“ Good morning & thankiú!”- no sea cosa de parecer una turista mal educada.
-“ God morning…”- en impecable parco tonito irlandés, o sea, del que no se entiende nada, pero lo único que capté fue que “God” sería como diciendo: “una mañana de Dios!” y eso fue suficiente para quedarme tranquila, confiada, y feliz…
Curvas y cruces de autopistas varias me devolvieron a mi amada campiña, sembrada de corderitos y lavandas, en las lomadas que asoman al mar!...
El ozono bendiciendo las extensiones verdes de paz y esperanza, con un arco iris triunfal y gigante, conduciéndome al cielo del Amor…
Nuevamente un limpiaparabrisa me saluda intermitentemente, como borrando cualquier duda del corazón.
Mi ocasional chofer personal me guiña un ojo, sabiendo que verbalmente no nos entenderíamos, pero sí con el lenguaje universal de la sonrisa. Como si supiera mis motivos, me regala la suya esplendorosa, y yo le devuelvo el cumplido a los ojos!
Aprecio su silencio, para disfrutar a full de la brisa matinal y el sonido de las gotas sobre la pradera muda de pompa y circunstancia!
Arrivamos a Ennis en 20 cortos minutos, y me deja en la parada de micros, seguro de haberme hecho un buen favor, ya había adelantado un tercio de mi trayecto!
La misma sonrisa con inclinación de cabeza, a modo de saludo de despedida, depositó mi valija sobre la acera, bajo el techito vidriado, y me indicó el cuadrito con los horarios.
El ronroneo del motor alejándose me devuelvió a la soledad de un pueblo que siendo apenas las 7 menos cuarto, aún no amanece…
El cuadrito me indica que debo esperar hasta el mediodía para el siguiente micro a Doolin…
-“Hasta el mediodía!!!???????!!!!”- saltó mi conciencia hasta ahora adormecida -¿Pero entonces, donde estuvo la ganancia de hacer dedo? Si en el aeopuerto  tenías un micro a las 8! Ves! Te dije! Siempre la misma atolondrada! Te mandás sin averiguar! Y si te pasaba algo? ahora ni sabés donde estás! Ni dónde queda este pueblito en el mapa! Ves! Siempre la misma..! Y ahora que vas a hacer hasta el mediodía congelándote bajo la lluvia..! No! Bajo la lluvia no, hay toldito de vidrio! Sí como para una mosca y media! Llega a largarse más fuerte y te hacés sopa, y encima tu valija es de tela, se te va a empapar todo lo de adentro…UFF!! Ya salió la negativa de nuevo! Calláte!! Por favor… ya se me va a ocurrir algo… Si a vos siempre se te ocurre algo, el problema que es algo peor que el algo anterior… No seas así… mirá ya falta poco… debemos estar a 1 hora, no más de 40 km….. antes del mediodía te prometo que vas a estar abrazada a David!... De acuerdo? Más tranquila??? Quedate tranqui… ya vas a ver…. Algún milagro va a ocurrir… vos sabés…
Y como si con ese pacificador pensamiento, lo hubiera convocado, apareció Vincent! en su taxi rojo y negro!, ventanilla baja, barba blanca, y boina de felpa escocesa:
-“ Todavía por acá?!” – me saluda como conociéndome. –“La ví anoche durmiendo en un banco del aeropuerto…que pasa? Se quedó sin plata…? Para dónde va? La llevo!”
-“ No gracias…”- sabedora de la tarifa oficial para mi recorrido, sonrisita amablemente desalentadora.
-“ Para dónde va?”- repitió más terco que yo.
-“ No… le agradezco, pero no puedo… mi presupuesto es de Argentina…”- disculpándome al tener que rechazar el ofrecimiento.
-“De Argentina?”- se sorprendió –“Y llegó hasta acá y no va a llegar adonde tiene que llegar?”- creyendo que era mi primera vez en su país.
-“Si claro que voy a llegar, pero no en taxi!”
-“Pero adónde va? Qué cree que es tan caro?”
-“Ya me dijeron en el aeropuerto… 80 euros más o menos, a Doolin!”
-“ A Doolin???”- como si se tratara del fin del mundo –“Y que va a hacer una muchacha así solita a Doolin?”- curioso.
-“Ehh….me lo recomendaron como un lugar muy bonito…”- mentí un poquito
-“Bonito sí! Pero muy desértico, sólo están los Acantilados para conocer, y pare de contar!”
Eso es lo que él cree…
-“ Yo le recomendaría otros lugares, que tienen shooping, confiterías…”
-“No gracias!”- lo interrumpí- “voy a ir allá porque ya tengo reserva hecha”- continué con mi mentirilla piadosa.
-“Ah..”- se desilusionó. “En ese caso, la llevo por 50 euros…”
-“No gracias…. Para mí eso es una fortuna!”
-“Y que va a hacer acá solita hasta la hora del micro?”- curioso
-“ Ehhh… esperar…”- como no dándole importancia
-“En ese caso, me permite invitarla con un café caliente, debe tener frío así empapada…”
“No… le agradezco, hace un ratito ya tomé un té en el aeropuerto…”
-“Pero que tercas son las Argentinas! No hay como convencerla a Ud., no?”- entre furioso y seductor.
-“No”- en parco tonito argentino, de antipática segura de su meta.
Segundos de duda mutua:
(“Qué haría yo hasta la hora del micro?”, pensaba yo.
“Será verdad que no tiene plata?”- pensaba él) Pulseada del tiempo.
-“Está bien! La llevo gratis!...”- contento con su decisión de conquistarme
-“En serio?? Seguro???”- contenta con mi meta alcanzada y por alcanzar!
-“Suba adelante! Vamos! Así me cuenta de su país y yo le muestro el mío…”- me ordenó ya más amigable.
-“Good morning!, para Doolin Hostel, por favor”- reiniciando el diálogo como pasajera.
Largó una carcajada al poner primera: -“Bonita sonrisa tienen las Argentinas… y bonito sombrero!”- echándome una mirada de cortés vencido.

Me fue explicando las historias de los pueblos que pasábamos, alguna vegetación extraña, algunos ríos y sus nombres, tres famosos campos de golf y sus campeonatos; se detuvo en la ermita de una Santa lugareña, -Sabrán disculpar, pero no me acuerdo el nombre- para tomarme una foto y mostrársela a su mujer… un encanto! Hasta se ofreció a llevarme a los Acantilados!... Pero lo hice desistir con la explicación de que ya estaba muy cansada, que solo quería llegar al hostel, y que era muy probable que al día siguiente los conociera en alguna caminata por la zona, gracias, no se moleste tanto, y si se apura mejor!! (tenía ganas de gritarle pero hubiera sido muy poco amable de mi parte…)
Vincent convencido de contribuir al turismo regional seguía aportando datos a 40 km/hora. Desesperante!!
Subía y bajaba colinitas, y yo aburrida ya de contar ovejitas, me estaba por quedar dormida, cuando de repente, tras una loma, apareció MI CASTILLO!!!!
Sí! Lo reconocí inmediatamente! Es único! Es mío! Nuestro!...
El castillito de nuestro primer día de amor…allá lejos y hace tiempo… como 2 semanas… una eternidad para dos almas enamoradas!
Ya faltaba poco… alguna que otra curva más, otra arboleda, y la bajada zigzagueante al pueblo…. Las primeras casas… la capilla, el cementerio, el pub… estamos llegando! El desvío al puerto de las lanchas a las islas de enfrente…. Otra curva…y… el hostel!!
-“Gracias, por acá nomás! Esta bien…. PARE!!!”- imploré que se detenga, como diciéndoselo a mi corazón a punto de estallar.
Desconociendo su habitual maniobra de cobrar y bajar el equipaje, no sabía como despedirse elegantemente, por lo que me dejó su tarjeta personal para lo que lo pudiera necesitar…
David, incrédulo, desde la recepción corriendo hacia el porche, brazos abiertos en enorme sonrisa, viéndome llegar a su puerta, como quien retorna a su hogar!
Arrimamos nuestros pechos como un sellado de siglos, y apretamos nuestro abrazo entre lágrimas y miradas de reconocimiento.
Vincent, desconcertado, alejó su auto por el camino de la sospecha: “Qué efusivas son las argentinas, para saludar al recepcionista que solo conocerían por teléfono al hacer su reserva…”
Siendo las 8 y 20 a.m. un infinito besoooooo y….”God” morning!, con scons franceses aún tibios!...



No sé cual sería la idea de Dios cuando creó el paraíso. Ni cómo se sentía Eva en ese entonces, lo cierto es que varios milenios después, esta mujercita gozó de los mismos privilegios en el exacto lugar del Edén!
Reencontrar tu alma gemela, después de siglos!… (más trece días de separación…desde la última vez….) en ese hermoso paraje al borde del turquesa del mar, la brisa acariciándote el alma, el aroma a pinos húmedos, los pájaros dándote la bienvenida, los brazos de mi Hombre rodeándome y sus pardos ojos sobre mi corazón…. Qué más?????
Y en ese embelesamiento transcurrió  otra semana de idilio: los rayos matinales asomándose por entre las cortinas y por entre su sonrisa, acompañando la bandeja de té humeante y scons con manteca y dulce, a la cama! en cada despertar…
Escuchar murmurar tu nombre al ras de las primeras caricias del día, y cepillarte el cabello con todo el tiempo del mundo, mirando los prados a través de la ventana…
Ducharte a cuatro manos con Vivaldi de fondo…y espuma de miel entre las piernas…
Secarse abrazados, palpar los latidos, jurarse eternidades, perfumarse, y salir silbando de la mano, dispuestos a otra jornada de trabajo compartido.
Al atardecer, trepar las colinas cosechando moras y frutillas salvajes, lavarlas en el manantial de roca, para preparar un exquisito néctar, relleno de tortas de chocolate, que aprendí a improvisar en aquellos días.
O salir a bicicletear con el viento fresco en la cara, las patas abiertas de par en par, aferrarse al manubrio, y dejarla correr cuesta abajo por los bosques de risa y ardillas.
Entre honguitos y mariposas, recolectar flores silvestres, para llenar la habitaciones y las mesas del comedor, se convirtió en un hábito de agradecimiento al colorido dulzor de la Naturaleza.
Hornear el pan con nuestras propias recetas de esperanzas y semillas, tibias manos de emoción!
Juntar leña para la chimenea, para alimentar la pasión y todo el romanticismo sobre la púrpura alfombra del living. (Escenas pornográficas abstenerse, ya que los otros huéspedes del hostel, no tenían porque sufrir de celos ni envidia violenta).
Sigamos…
Acaramelados quedarse mirando la multidorada puesta del sol entre la bruma vespertina, más allá de las islas…
O adivinar la luna pronta a brillar entre las estrellitas intermitentes, sobre un azul profundo de serenidad y silencio.
Algunas noches de pub, con variedad de cervezas irlandesas y saltarina música de violines, flautines y banjos en armonía a la alegría .
Amarse a full, como si no existieran los relojes, los almanaques, ni el pasaje de vuelta reservado…
El aeropuerto Charles De Gaulle, imperturbable, me aguardaba implacable!
El tiempo se había cumplido…
Y como Cenicienta que huye del palacio antes que den las 12, asimismo, yo tuve que abandonar mi encanto, para no perder mi carroza, digo, mi avión!
Paradójicamente, mi mejor vuelo, ya lo había cumplido!: conocer a tu Amor, y remontarse de felicidad por los cielos del espíritu en libertad… eso sí que es volar!!!
En lugar de zapatito, le dejé mi colgante de mariposa de cristal azul…para que al cumplir la promesa del próximo reencuentro, aquí en mi Patria, me la enlace al pecho, y juntos podamos volver a vibrar!.
                                                             Chan, chan! (acorde final de tango!)

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