Habiendo averiguado que había una combi de Ubud a Amed, no dudé en reservar un lugar para la mañana siguiente.
A las 8 am. Firme como en la escuela, mochila al hombro, lista para embarcar.
Habiendo averiguado que había una combi de Ubud a Amed, no dudé en reservar un lugar para la mañana siguiente.
A las 8 am. Firme como en la escuela, mochila al hombro, lista para embarcar.
Sigue la lluvia, estamos en la temporada de ciclones y lluvias, por ende, temporada baja para el turismo, muchos lugares disponibles y a precios más que convenientes.
Cada vez que llovió paró, así que al mediodía me volví a mudar a un hotel “más que lindo!” que había visto en mi recorrida de la tarde anterior.
Esta región, aledaña a la ciudad de Denpasar forma parte de Bali, isla lindera a Java, y a otras 1200 islas, conformando el país de Indonesia. Ubud se hizo famosa y extremadamente turística, a partir de la peli “Comer, Rezar, Amar” donde la protagonista pasa unos días que relata en la tercera parte de su libro.
Último día en la Isla de Nusa Penida y no me podía perder los atractivos que recomiendan los folletos (virtuales, obvio!), a pesar del diluvio con que amaneció.
No me canso de mirar el horizonte… creo que mis ojos se están tornando turquesas después de tanto verde que recibieron a lo largo de todo mi viaje anterior.
Una línea recta perfecta e infinita…
A lo lejos, muy muy a lo lejos, la silueta borroneada de las colinas de otra isla, me hacen saber que el mundo aún está ahí.
Yo aquí con mi ensoñación, la brisa, y mis palabras.