viernes, 4 de diciembre de 2015

Frida

Totalmente repuesta, después del merecido descanso y del frutal desayuno de papayas, mangos, bananas y naranjas en un puestito callejero, me fui al Vivero de Coyacán.


Es un gran parque surcado de arbolados caminos de tierra roja, donde se preparan almácigos de árboles ornamentales para la ciudad. También aquí, las ardillas pretenden jugar contigo y hacen sus monerías.