viernes, 4 de diciembre de 2015

Frida

Totalmente repuesta, después del merecido descanso y del frutal desayuno de papayas, mangos, bananas y naranjas en un puestito callejero, me fui al Vivero de Coyacán.


Es un gran parque surcado de arbolados caminos de tierra roja, donde se preparan almácigos de árboles ornamentales para la ciudad. También aquí, las ardillas pretenden jugar contigo y hacen sus monerías.









Impregnada de verdes aromas húmedos, me fui por unas callecitas de postal, hacia la casa azul,  museo de Frida Kahlo. 

Su embriagador jardín me dió la bienvenida mientras aguardaba en la fila de la boletería tras cientos de turistas de todo el mundo!








Una vez adentro, comencé a sentir la fuerza y la potencia de una mujer de orgullo y talento. A emocionarme ante su obra y valorar su vida. A deleitarme con su historia y a llorar por sus dolores.

Una fuerte! Indiscutida modelo de superación y valentía, amante, creativa, desafiante…

Bella a su manera, segura como pocas, decidida a dar reto a su karma, empuñó la Vida hasta el final con su mítica frase: “Pies para que los quiero si tengo alas para volar”…

Una grande!!!  Gracias Frida! Por tu arte y por tu ejemplo!

Quizá así me parezca un poquito a vos!...Ja!



Con el corazón rebozante de color, me dirigí al Mercado Central. Infinitos puestos de frutas, verduras, flores, juguetes, telas, adornos navideños, ollas, canastos, instrumentos musicales, golosinas, vestidos bordados y mil rubros más! se entremezclaban con largas mesas mostradores donde los lugareños comen al paso sus sopas, tamales, moles, quesadillas, choclos y tanto más! Una algarabía para los cinco sentidos!















De ahí al museo Anahuacalli, estudio de Diego Rivera, su famoso y delirante esposo. Se mandó construir este palacio a modo de pirámide del Sol, de 30 metros de alto, en un predio de 14 ha. en un barrio periférico, para que funcionara como escuela de arte y donde él boceteaba sus gigantes murales. 



Guardó aquí su colección de 59.000 piezas prehispánicas que fue juntando a lo largo de su vida. Controvertido y cuestionado políticamente, siempre dio que hablar. Y para algunos, admirar!

Con una camionetita VW que funcionan como colectivitos, me dirigí entonces a la ciudad Universitaria, para observar los murales de Juan O´Gorman que se hallan en las fachadas de la Rectoría y de la facultad de Química. IM-PRE-SIO-NAN-TES! A pesar de haber llegado con las últimas luces, pude disfrutar de sus trazos y diseños creativos.








El DF destila cultura por donde camines! Teatro callejero, exposiciones de fotografías, litografías, grabados, bibliotecas, salas de conferencias, museos, recitales, conciertos …  Si no pasás por algo de esto en cada cuadra, al menos ves un montón de carteles, volantes y publicidades invitando a la muestra respectiva.


Más que satisfecha y empalagada de arte, me retiré a mis aposentos, a soñar mis propios sueños…


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