lunes, 3 de febrero de 2025

Manila

 Ya tres días consecutivos de angelitos en los aeropuertos era más que prodigioso regalo del cielo. Sabiendo que voy a aterrizar a las nueve de la noche, no es cuestión de hacerlos trabajar horas extras, así que prudentemente, y como una “Sra.” que se precie de tal, reservé un hotel con servicio de regogida. Ja! Que lujo! Primera vez en mi vida, que veré mi nombre en un cartelito sostenido ante la puerta de salida de la aduana pertinente. ¡Qué emoción! ¡Qué nivel de distinción! ¡Qué comodidad!}

Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia! ja!