Me juré que por largo tiempo no quería tomar más aviones, después de los cuasi seis consecutivos que había tenido que tomar para ir saltando de una isla a otra desde New Zeland hasta Indonesia. A saber: a Fiji, a Vanuatu, a Solomón, a Papúa Nueva Guinea, a Filipinas y finalmente a Indonesia.
Así que a mi próximo destino, Singapore, quería llegar “lentamente” en barco.