Después de la “Aventura” nocturna de anoche –Quién dijo que
viajar en barco 6 días es monótono o aburrido?- me desperté con el aviso por parlantes de
que el café de la mañana, estaba “liberado”.
Bajé mi capota de piloto, abrí un ojo, me encandilé con el
sol a pleno, y pegué un salto (uno mucho más chiquito que el de anoche) para salir de mi hamaca!