Después de semejante “pumba”, decidí quedarme en Pemba un par de días. No me corre nadie y no tengo ningún itinerario fijo, sólo la brújula hacia el Sur…
Estaba en un hotelcito bastante lindo, tan tranquilo como vacío
de pasajeros, aunque sí la pileta llena, por lo que la aprovechaba dándome unos
masajes acuosos frente a los surtidores de espuma.