Sin siquiera haber pestañeado, me desperté en Esquel en el
instante en que el micro se detenía en la terminal, a las 7 en punto de la
matina siguiente.
Me calcé el sombrero, subí el cierre de mi campera, bolsito
al hombro y lista para empuñar el dedo rumbo al Bolsón, Bariloche…su ruta!