martes, 24 de junio de 2014

Wiñon Xipantu! Año Nuevo Mapuche!

Con gran honor y privilegio, fui aceptada a presenciar la Ceremonia Sagrada del Rehue, en el territorio de la familia KinxiKew (se pronuncia Quintriqueo), a 45 km. del centro de Villa La Angostura, por ruta 40 hacia S.C. de Bariloche.
Siendo las 7 de la mañana, el cielo oscuro aún dibujaba la luna finita amacándose junto a su brillante lucero sobre el Nahuel Huapi.






































El silencio de la noche y del paraje aumentaban el secreto encuentro. Me detuve frente a la tranquera indicada, y con gran respeto, corrí las cadenas. Avancé calladamente hacia ese otro mundo tan desconocido…

Una hoguera 400 metros más adelante, me señaló el punto de encuentro. Unas siluetas arropadas en ponchos oscuros buscaban su calor, mientras aguardaban el inicio, tras una enramada que dificultaba la visión del grupo.
Dos hombres no tan amigables, me interceptaron el avance y me aconsejaron esperar en el auto, hasta recibir la autorización de la confirmación de mi visita. Unos minutos más tarde, me mostraron el lugar, bajo unos árboles, donde debía permanecer “por un rato” mientras arrancaba el “Rehue”, y luego sería aceptada en la ronda…
Al instante empezaron los sonidos disfónicos de una especie de trompeta, que luego aprendí que se llama “ñorquin”, hecha de caña ahuecada y doblada en espiral de alrededor de 45 cm. de diámetro, envuelta en lanas de colores, y con un cuerno de vaca, a modo de bocina en una punta, y un trozo de caño rígido en el otro, a modo de embocadura para su soplo con los labios juntos hacia un costado.
Los hombres volvieron al “lefund”, o sea, al círculo de tierra sagrada, donde se desarrollaba la escena que me era vedada.
Debí conformarme entonces con ver ascender el humo desde un supuesto centro, y esperar ansiosamente a que así también se alzara el sol, ya que la madrugada se presentaba helada. Comencé a rezar en mi credo, al unísono que “ellos” entonaban unos gritos dispares, pero evidentemente Agradecidos y Convocantes del Febo que se asomaba gigante tras las montañas nevadas, corriendo como un lento telón, la luz sobre las colinas circundantes…
Al compás de unos tambores (Kultrum), reconociéndome una privilegiada por la posibilidad de presenciar, y habiendo contado de antemano con la aprobación del Lonco (Cacique) para poder trasmitir esta vivencia más allá de sus fronteras, los bendije desde mi corazón, uniéndome a sus ritos.
Ví izarse 4 banderas en las puntas de unas largas varas cohiues: una azul (calfu), que luego supe que homenajeaba el cielo; otra amarilla, el sol; y a ambos lados, las de las comunidades de estas familias originarias del territorio. El viento las flameaba avivado por los gritos de los presentes. El humo aumentaba en bocanadas grises, de acuerdo a la leña que iban agregando, cuya reserva se encontraba ya dispuesta, unos metros más allá del círculo.
Cada tanto, uno de los señores se asomaba para ver si yo me mantenía en el lugar indicado. Por mi parte, logré dominar mi curiosidad, y educada como una buena alumna, me mantuve en el rincón señalado, no sea cosa de perderme el resto de la Fiesta!
Aprovechaba los golpes desacompasados sobre el cuero del timbal, para promover mis propios saltitos en el lugar, al tiempo de frotar mis manos a modo de urgente plegaria, con apenas tibio aliento.
Unos silbatos de pitos extraños se entremezclaban entre los aullidos de los ñorquinques y los multifonéticos gritos periódicos: “EEEeeeeee….!!!!!.....”  Nada que yo pudiera reconocer como una composición con melodía y armonías, pero trasmitían la fuerza de una Nación!
Tras hora y media de congelada espera, mi anfitriona Sofía salió a darme la bienvenida y ser presentada a la Comunidad. Vestía su mejor atuendo negro, con un gran  trapalacucha (pectoral colgado del cuello, labrado en plata) y magnífico trailon coronando su cabeza. Hermosos chaguiles (aros) y un tupun (aguja con cabeza) sosteniendo lateralmente su poncho.
Antes de continuar el relato, debo pedir disculpas, si algunas palabras no están escritas correctamente, ya que la lengua mapundum originariamente era solo oral, sin alfabeto escrito. A su vez, yo trataba de entender todos los términos, y los traducía dificultosamente a nuestras sílabas occidentales, de acuerdo a mi precaria escucha, tratando de no interrumpir sus relatos.
Sofía me enseñó a rodear el Rehue, entrando por la derecha de la enramada, especie de quincho semicubiero de hojas de radal y retamas y de trazado semicircular, de aproximadamente apenas un metro sesenta de alto y 2 mt. de profundidad, con bancos de troncos en su interior, a modo de tribuna protegida para la che (gente), formando una herradura frente al altar dispuesto a unos 30 metros en dirección a la salida del sol. Allí estaban clavadas las 4 estacas de las banderas, más una más baja con un penacho de plumas en su extremo superior, y dos plantas de maitenes (planta sagrada) junto a la gran hoguera. A sus pies, una suma de vasijas de diversos tamaños, materiales y colores; unas mantas enrolladas, algunas artesanías, y granos de maíz espolvoreados en la tierra. Rodeamos el conjunto por atrás, caminando de a dos, como siempre debimos hacerlo, cada vez que alguien entraba o salía del Rehue, dando a su vez, dos vueltas en círculo a la gran superficie, antes de detenernos junto al resto de los integrantes, que me miraban con gran sorpresa. Ella me explicó que allí se depositaron las ofrendas de sus trabajos en homenaje a la Tierra (Ñuquemapu) a la que consideran su Madre, aunque me aclaró que esta ceremonia, no tenía nada que ver con las de la Pachamama que rigen otras culturas.
-“Mari, mari!”- se acercaban todos a saludarme con doble beso a ambos lados de mi cachetes recién recalentados junto a los 4 fogones que rodeaban el lugar, agradeciendo la bienvenida y los abrazos reconfortantes.
A pesar de la baja temperatura, unos cuantos niños participaban del Encuentro, trajeados a la usanza o envueltos en ponchos y mantas por sus protectoras madres.
Nahira Serena (Equilibrio Cósmico) con sólo tres meses, cautivó mi admiración. Había sido recién “presentada” a sus familiares en una especie de Bautismo (¡?). Su mamá Daniela, y su papá Nicolás, la arropaban orgullosos entre frazadas, mientras el resto de los adultos, traían tablones y preparaban la cruz para el asado próximo.
Unos cortaban a serrucho chuletas de vaca recién carneada y las acomodaban sobre un disco de hierro sobre un fogón. Algunas mujeres acarreaban desde las rucas (casas), ollas llenas de papas y les vertían agua de unos botellones plásticos para el hervor.
El Lonco José comenzó a explicarme algunos conceptos de la cosmovisión mapuche, mientras nombraba rápidamente el Huapumapu, el Uelmapu, el Ñuquemapu y otro que no llegué a anotar, pero deduje que hablaba de los 4 puntos cardinales, y que todos pertenecían al gran espacio que se halla entre el Cielo y la Tierra. De cómo él tenía que sostener el Hualpapú (Nación Mapuche) con continuos trahums (charlas/lecciones) para pasar la Cultura de sus antepasados, y mantener el Ordenamiento según las tradiciones. Contó que esta Festividad fue rescatada desde hace 6 o 7 años, y que hacía 70 que no se festejaba. Esta “Vuelta del Año” no lleva numeración, ya que ellos no cuentan el tiempo como los occidentales, sino que la Naturaleza es un continum sin fin. Su propósito es el de legar a sus sucesores el fortalecimiento de la “Causa” de Reconquista del Territorio, de trasmitir los signos y los conocimientos ancestrales.
Hablaba con firmeza sobre su lucha ante el Estado, representado por autoridades de Parques Nacionales, diputados y Senadores de distintas gestiones y partidos. Se quejaba de las falsas promesas y de los incumplimientos a las leyes de “Reparación” que la actual presidenta de los argentinos firmó en el 2006 y que aún no cumplió, ni hay reconocimiento alguno.
Me contó del avasallamiento sobre los rehues (sitios sagrados) en otros territorios cercanos, y que el suyo, el de sus antepasados, llegaba desde el lago hasta los confines de Traful y Cullín Manzano. Que desde la época de la Conquista de Roca, en que fueron escriturados a favor de “patriotas” que venían a poblar la Patagonia (¡?) que ya estaba poblada por ellos! Y otras 60 tribus diversas! fueron sistemáticamente exterminados, aún con torturas físicas y/o cuestiones de desempleo o comerciales que los obligaron a alejarse de sus tierras. Incluso su lengua natal fue prohibida, junto a sus ritos religiosos y simbologías. A los pocos que quedaron, los esclavizaron o los usaban de siervos o peones, imponiéndoles otra bandera, otros calendarios, otro idioma, moneda y religión. Así es como que actualmente hay muchos descendientes que por temor a ser menospreciados o discriminados, rechazan o desconocen su origen, privando a la comunidad original de sumar “activistas militantes por la causa”.
Para entonces estuvo lista la carne, facón en una mano y trozo con pan en otra. El vino suavizó la conversación por un rato, mientras el sol en pleno alzaba su calor.
Tras el almuerzo, el Lonco distribuyó unos papelitos doblados entre algunos presentes y se puso a “leerles” el mensaje. A falta de texto, yo sólo veía unas manchas de tintura verde, con formas diversas según el plegado del mismo, a modo de pinturas rupestres. Él les iba dando su interpretación, como mensaje de la misión asignada para esa persona, en el transcurrir del siguiente año que iniciaban ese día.
Entre mates volvió a su arenga a la pequeña multitud, entre 30 o 40 personas, niños incluídos, enseñándoles el valor y el respeto a la Naturaleza. Explicó el actual sistema de “fracking” para la extracción de petróleo en la provincia de Neuquén y Río Negro, con el cual se están contaminando todas las napas, y envenenando los ríos que abastecen a las ciudades, con lo cual el perjuicio, será para todos, no sólo para los mapuches. Ellos son los que lo están advirtiendo, ya que son ellos quienes poseen la Sabiduría de la Tierra, el Nehuen en su peuque (corazón). A continuación continuó la exposición Amancay, su sobrina, quién contó de su lucha en el “Co-Manejo” en la dirección de Parques de Bariloche y la dificultad de unirse con otras comunidades de Chile o de otras provincias, ya que las legislaciones actuales no contemplan la situación de “sin fronteras” que ellos proclaman.
Ya cerca de las 4 de la tarde, anunciaron la ceremonia del “Choique”: todos nos formamos parados alrededor de los mástiles, a la distancia apropiada para no pisar el círculo sagrado, que ni a los perros dejaban pasar. Algunos portaban los instumentos empleados a la mañana, más unos pfilcas (silbatos de astas de ciervo ahuecadas porosas con ñañil, incrustaciones de aluminio representando símbolos sagrados. Todos aguardábamos ansiosos el aparecer de los charitos (pichones) de choiques (avestruz o ñandú, no me quedó claro) por detrás de los maitenes. Resultaron ser 3 niños apenas vestidos con mallitas, aleteando unos ponchos minúsculos. Solo uno de ellos con calcetines de la marca de las 3 tiras, y el resto descalzos. Junto a ellos, otros dos acompañantes más adolescentes: los guardianes! con el mismo mínimo atuendo. Todos lucían rayas de carbón tiznado en sus rostros, brazos y piernas descubiertas. En sus cabezas, unas vinchas emplumadas, se pavonean de atrás hacia adelante, al compás de los saltitos con que avanzaban girando en cuatro vueltas consecutivas alrededor del Rehue. Los adultos alardeaban gritos de apoyo al unísono con los tambores, cuernos y silbatos. El Lonco, montado en un dorado alazán, giraba a la par por afuera del círculo, lanza de plumas en mano, no entendí si simbolizando ataque o defensa. Nadie me supo explicar…
Tras las consabidas vueltas, se retiraron tras las matas, y a pedido del público, volvieron a repetir “la danza del choique” en una segunda idéntica versión.
Finalmente, y por piedad, los dejaron ir a vestirse a sus respectivas rucas. Yo sólo pensaba en el frío y en cómo se estarían pinchando los piecitos, ya que el pasto estaba lleno de abrojos, piedras y yuyos! Pero para ellos es como una iniciación para que los niños tomen el Nehuen (Fuerza) del Huenu y del Ñunke (Cielo y Tierra). Antiguamente, debían hacerlo pisando las brasas de los fogones.
Apenas retirados, dos mujeres se acercaron a las vasijas del altar, y con un gran cucharón llenaron unos vasos de madera con la chicha (jugo de manzana) que ya tenían allí preparada (todo el día al descubierto) y comenzaron a convidar a todos los presentes, siguiendo la dirección del círculo, de izquierda a derecha, compartiendo los vasos tras breves sorbos, como nosotros lo haríamos con varios mates sucesivos.
Acto seguido, convidaron el muyay, o mote: una pasta semilíquida a base de trigo mezclada con chicha y algo de alcohol!
Saciados todos, y ante el inevitable oscurecimiento, se bajaron las banderas de los mástiles, doblándolas con sumo respeto. Se retiraron los maitenes y se juntaron todas las ofrendas allí depositadas (o sea, se deshizo el altar del Rehue). Tras los abanderados y escoltas, de dos en dos, portando todos los elementos antes mencionados, y los restos de muyay no consumido, nos dirigimos en procesión, siguiendo siempre la dirección del círculo, en el sentido antihorario, tras las 4 vueltas, bajamos por un sendero hacia el lago. La caravana cruzó la ruta y pasando otra tranquera de “su propiedad”, arrivamos a la orilla. El sol se ponía tras las cumbres nevadas, al otro lado del Nahuel. Al grito del Lonco, todos arrojamos puñados de muyay al agua, junto a las cañas de las banderas y los maitenes.
Con esta entrega de fortalecimiento al Lafquen, esperan recibir sus recompensas para el año que se iniciaba. Despidieron al sol con ambas manos extendidas al frente por sobre las cabezas, y los ya tradicionales: -“EEEEeeeeee!!!!!!!” dando fin a la ceremonia.
Yantumei! Yantumei! (Gracias, gracias!) Nos despedíamos con los dos besos laterales, hermanados en la emoción hasta el próximo Encuentro.
De despedida el Lonco me miró a los ojos y me dijo: -“Recuerda, y hazles saber, que TODOS somos PARTE de la Tierra, no somos sus dueños!...”
Algo turbada, me despedí con el compromiso asumido y el agradecimiento eterno.
Peucaial!!! (Adiós!)
                                                                                                                            




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