miércoles, 26 de marzo de 2025

Ayutthaya en bicicleta

Lo malo y breve, dos veces bueno! O algo así!

Ya que para llegar a Ayutthaya tuve que volver a tomar el tren, por suerte esta vez, sólo fueron dos horas de viaje.



Al llegar a la respectiva estación, el mismo acoso de taxistas y tocs tocs de siempre y la incertidumbre de hacia donde dirigirme.

Empecé a caminar para alejarme de la zona céntrica, confiando en mi olfato para encontrar un lugar agradable, y más apartado, un tantito más barrial, o rural en lo posible. Necesito el verde, como el agua misma!

Ayutthaya fue la capital del Imperio de Siam, eso en el siglo XIII, allá lejos y hace tiempo, hasta que en 1337, fue invadida por los Birmanos, quienes destruyeron todos los templos, decapitaron a todos los Budas, quemaron lo poco que quedaba y la convirtieron en ruinas, que ahora los turistas visitamos, sin demasiada conciencia de lo que aquello significó en el alma de sus numerosísimos habitantes, se dice que más de 1.000.000!






















la famosa cabeza que se salvó escondida en un árbol...



Aquí llegan tours de un día que pasean a sus clientes de ruina en ruina, fotito, y a otra cosa. Algunas más completan con algún breve relato histórico, y como curiosidad, inducen a los presentes a alquilarse trajes de la época en los numerosos negocios que se instalan frente a los históricos monumentos. Decenas de fotógrafos con cámaras profesionales ofrecen sus trabajos en poses guerreras o de insinuantes geishas seductoras con paraguitas de colores tibios. Realmente insólito para mi mente racional occidental, pero esto es lo que hay!






















Además de cientos de puestos de olorosas fritangas al paso, brochetes de trozos de puerco, o pobres pescados recién pescados!


Por mi parte, una vez que encontré mi lugar para esa noche, decidí alquilarme una bici para recorrer todo a modo más amigable. Obviamente que el calor me hizo desistir de la idea a las tres de la tarde, pero ya había visto lo suficiente. Y más hubiera sido más de lo mismo!




Por lo menos, yo decidía cuando parar, y a la sombra, y no como los pobres elefantes que alquilan para el mismo recorrido, aberrante! “Quien sea, perdónalos, porque no saben lo que hacen…”





Recurrí a un restaurant cercano para una cena un tanto más nutritiva que mi aburrido panconqueso, y después de rogarles casi de rodilla que no me lo condimentaran -faltó que me metiera en la cocina- pude tragar , no digo saborear, algo desconocido, como mejor definición. Sólo reconocí el verde de una albahaca más amarga que la hiel, unos brotes de soja plastificados  y unos tomates pasados. En fin, gracias de todos modos! Me sentía tan extraña entre familias chinas con palitos… por suerte yo siempre tengo mis cubiertos en la carterita, ja! Previsora!




Decidí quedarme un día más para la mismísima tarea de ordenar fotos y mantener el celular con capacidad disponible. Algo así como lo mismo para mi espíritu ya algo agotado, y mis patitas en recuperación tras la bicicleteada. Feliz y orgullosa, ya que desafié a mi menisco, tras un año de su antipática aparición en escena. Hoy ya es historia, y no una ruina, ja!


Por cierto! También relatado con el diario de mañana: hoy fue el terrible terremoto en Myamar con escala 7.7 con repercuciones en Bangkok. Yo estoy a solo 80 kms. de allí, y por suerte por aquí, no se sintió nada. O yo, siempre tan despistada con las noticias mundiales, ni me di por enterada, hasta que algunos amigos me empezaron a mandar mensajes angustiados. Quizás desde mi alegría pedalera, amortigué cualquier movimiento, ya tenía bastante con las piedritas del camino ente los Budas del día.

No puedo dejar de AGRADECER y sentirme una privilegiada!



Obviamente aún no era mi turno, ni estaba en “la lista”… ja!


Y otro dato importantísimo!: Suenen trompetas, pitos y matracas!: mañana cumplo mi primer año de vida nómade!


Pero eso va en otra entrada!

A festejar! Chau!


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