lunes, 10 de marzo de 2025

George Town

 George Town es la capital de la región de Penang, que mayoritariamente es una isla. Mi concepto de isla como terrenito vacío donde asoma una palmera en medio de un gran mar, tipo dibujito de Robinson Crusoe, ya fue deshechado hace rato!


Ya aprendí que las islas pueden ser países completos, con megas ciudades incluídas y toda la infraestructura que ello conlleva. Pero el nombre me sigue sonando idílico, y hay un espacio inconciente en mi cuore que me tienta a visitarlas. Sobre todo cuando en el tripAdvisor de turno, te la recomiendan como ciudad de las Artes.

Allá fui!

Lo de las artes se redujo a diez o veinte murales pintados en las medianeras de algunos edificios, por artistas locales o bien, por algún pintor eminente por mi desconocido (No eran de Salvafor Dalí, ni Picasso, más bien el Juan Perez malayo famoso de turno, que mala!) . La verdad, nada del otro mundo!


 









Y menos justificar un viaje de 500 kms, pero bueno, formaba parte de mi línea de avanzada hacia el norte, ya entrando decididamente en el Sudeste Asiático. Y mejor ir haciéndolo lentamente, paso a paso, para no asustarme con los miles de chinitos, que casi no hablan inglés, ni con las letras arábigas de los carteles, donde no tenés ni idea si se trata de un supermercado o de una escuela, mucho menos el nombre de las calles o de las comidas. Todo un vértigo!

Después de los letreros en arábigo, de neta influencia islámica, me esperarán los símbolos chinos, así que a no desesperarse ni quejarse. No siempre todo puede girar en mi propio ombligo! Para eso se viaja, para descubrir y aprender…



Lo poco que me gustó de mi breve estadía de dos días en George Town es ver como conviven arquitecturas milenarias chinas, hindués, malayas y occidentales, desde neorenacentistas a courtainwall de vidrio y acero contemporáneo. Así como la diversidad de su población, así la diversidad en su gastronomía.










































Aunque en el item comidas sigo haciendo agua, por más que lo intento, y trato de descifrar las fotos de los menués presentados por doquier (parece que por estos lares comer es la única cosa importante, hay miles de puestitos callejeros o restaurants de toda categoría a lo largo de calles y calles), ergo, no me animo a probar nada desconocido. Lo poco que probé o era fuego, o era un arroz baboso y gelatinoso, o son papas fritas inundadas de aceite rancio, o todo tiene animales. La famosa comida vegetariana, no la encuentro por ningún lado. Mucho menos queso para mis sandwichitos. Voy entonces con el avocado, los choclos o el humus, cuidando que no me lo malogren con especies picantes. Por suerte, este rubro no me crea ningún conflicto, o una banana y a otra cosa mariposa!

Con lo visto y recorrido por Malasya, que además ese nombre no me remite a algo lindo, doy por concluído mi paso por este país.

Gracias y hasta otra vida! No por nada especialmente malo, pero definitivamente, no conquistó mi corazón.

Veremos, veremos… cómo y dónde seguiré…

Primapura! ("Gracias" en malayo!, ja!)















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