Para
aprovechar la pausa impuesta por el invierno en el hemisferio norte, decidimos
bajar a mis pagos patagónicos, en una nueva “petit” aventura: realizar los 7000
km. que nos separaban en la Land Rover de Brd.!
Despedimos
el año, despidiéndonos de Suriname en el 1° ferry que nos correspondía, de
Albina a Saint Laurent du Maroni.
Atravesamos
los 450 kms. de la Guyana Francesa hasta Saint George, donde embarcamos en el
2° ferry cruzando a Oiapoque en Brazil.
Rodamos 600
kms. por un barroso camino rojo hacia Macapá, sobre la orilla del Amazonas.
En el puerto
nos informaron que la balsa abierta zarparía en dos días y el trayecto a Belém,
al otro lado de la desembocadura, llevaba 36 hs.!
En ese
momento estaban preparando el mismo barco en el que yo viajé el año pasado,
listo para zarpar en 1 hora! Y que cruzaba en 24 hs.
Tentados por
el vendedor de los tickets y animados por los marineros que nos aseguraban que
el auto entraría en la bodega, quitaron la estructura que portaba las ruedas de
repuesto y apuntamos la trompa a “la entrada”.
Por pocos
centímetros no entraba…. Por lo que sin decir “agua va!” nos desinflaron las
ruedas! Y una multitud de alegres voluntarios se montaron por los 4 costados
para aumentarle el peso y que bajara lo suficiente.
Ya con la
bocina de zarpada, lograron acomodarlo en el interior con el techo rozando los
chalecos de seguridad.
Con unas
sogas y unos tacos de madera quedó inmovilizado para superar el movimiento del
oleaje.
Por supuesto
era la atracción del pasaje que lo recorría con mirada curiosa y sorprendida.
Mientras
nosotros tratábamos de no preocuparnos
demasiado, relajando la mirada en las orillas y en las embarcaciones que
surcaban las aguas.
Es así que
cruzamos el Ecuador sin demasiados aspavientos….
Llegamos a
Belém a las 3 de la tarde del día siguiente, ergo 5 horas en atraso con lo
prometido.
El muelle
donde debíamos descargar estaba ocupado con otro barco que zarparía a las 6 de
la tarde. Entonces el nuestro se estacionó en paralelo, y todos los pasajeros
descendieron con sus equipajes saltando de un barco al otro y luego al debido
muelle.
Por supuesto
nosotros no podíamos hacer lo mismo, por lo que debíamos esperar…
Finalmente
zarpó a las 8! Para entonces la marea había bajado y la bodega se encontraba
2,20 metros por debajo del nivel del muelle, lo que daba una pendiente de 60°
en unos “primitivos” tablones que oficiarían de rampa!!!???
Brd. comenzó
a preocuparse y yo a morirme de pánico!
Otra vez los
curiosos y los voluntarios opinaban y daban órdenes de cómo sujetar las tablas
o encarar la milimétrica subida (Y con las gomas desinfladas!).
Yo me resigné
a mi papel de fotógrafa y… a REZAR A
TODOS MIS ANGELITOS!!!!!
Según Ñewton
todo lo que sube baja, pero no rige lo mismo para “todo lo que entra, sale”, a
saber:
Al primer
intento, resultó evidente el teorema de Pitágoras: no es lo mismo un lado que
la diagonal, ergo: NO Pasaba por “la entrada” (en este caso, la supuesta “salida”!.
Hubo que
llamar a un herrero de urgencia para cortar 20 cm. de dintel!
Apreciamos
el espectáculo de las chispas en la oscuridad como si se tratara del mejor film
de efectos especiales.
Una veintena de “opinadores” dirigía la operación. Brd.
sostenía su bronca disfrazada de paciencia. Y yo rogaba por el Milagro!
Ya casi
medianoche, el corte realizado, pero las aguas habían vuelto a bajar dejando la
diferencia de nivel a una altura imposible de sortear!!!....
Sólo nos
restaba resignación y aguardar la próxima marea a las 6 de la mañana!
El Capitán
gentilmente nos cedió un camarote, nos ofreció los restos de la comida de la
tripulación (a esa hora todo el puerto ya estaba totalmente cerrado para
encontrar algo mordible) y nos fuimos a “tratar” de dormir.
Por supuesto
a las 4 am. ya estábamos en la baranda de la cubierta tratando de ejercer de
oceanógrafos y proyectando las futuras posibilidades…
La peor sería
tener que desandar otros dos días el río para desembarcar en el muelle por el
que habíamos subido y esperar la balsa de la semana siguiente con sus más 36
hs. de retorno al punto exacto que estábamos en ese momento!
Se hicieron
las 6…las 7… y la Naturaleza se hacía rogar…
El Capitán
decidió volver a llamar al herrero y le indicó cortar “un poco más”! como si de
un molde a medida se tratara.
Todos
cruzábamos los dedos para que esta vez resultara, aunque viendo la distancia
que nos separaba aún…. teníamos todos los c. bien fruncidos!
No nos
quedaba mucho para elegir: Resignación y coraje! para arriesgarse o…???....
Brd.
imperturbable manejó el volante mientras yo estoy segura que “De Arriba” nos
movieron los hilos!
Y lo logró!!!!! (aunque
abollando y rallando un poco bastante el techo, pero…. A quién le importa un
rasguño en esas circunstancias?)
Una vez afuera,
el aplauso general de los presentes fue una ovación digna de un Gol! Las
sonrisas acompañaron el relajamiento de todos los músculos implicados en la angustiosa
tensión.
Aún faltaba
conseguir un compresor para inflar las llantas y recolocar la estructura. Eso ya
fue un juego de niños.
Siendo ya
mediodía (finalmente fueron 50 horas!!) encaramos la ruta 153 que atraviesa
Brasil perpendicularmente de norte a sur. Supuestamente pavimentada, aunque es
más la superficie faltante de los
buracos que el alquitrán que le resta encima.
La
interminable cantidad de camiones, todos a más de 120 km/h., en un único carril
x mano y las lluvias intermitentes e
interminables, la hacen bien difícil y peligrosa.
Hoy
cumplimos 1 semana desde que partimos y ya hicimos 3044 kms.! llegando cerca de
Brasilia capital, casi casi, la mitad del viaje! y la Land R. viene recontenta!
Se porta de maravillas, luciendo sus pepes nuevos.
Sólo pide
diesel de desayuno y ya le prometimos que en Baires tiene asegurado el cambio
de aceite y un buen baño!
Y como en la
carroza de zapallo de un famoso cuento….
Veremos veremos y ya llegaremos! Gracias por acompañarnos!!! Y que la
disfruten!!
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