sábado, 19 de julio de 2014

Mar - Azul



6.15 hs. 

Alborear en el Salar de Uyuni

 -15°C

Congeladas pero felices, compartimos el sentimiento de gratitud por otro día de belleza y admiración.

El Salar es un mar de sal petrificada de unos 12.800 km2. Y una profundidad promedio de 1 metro. Por abajo es un gran lago de minerales varios.

En el medio, una pequeña isla, Incahuasi, o casa de Dios, con forma de pez!

Allí nos dejaron las camionetas a las 6 de la matina,  aún con estrellas en el negro cielo y banderas de todos los países. Me emocioné al descubrir la mía!



La escalada al promontorio nos dió un mínimo de calor, a la vez que nos ahogaba la respiración. Otra vez a 4200 mts.!!!  Por suerte, esta vez, sólo se me presionó un poco la nuca, pero resistí!  Iupí! Y lo disfruté!!


Descubrimos una gruta, no precisamente la de la Virgen María!



Mientras, los guías de las camionetas, nos preparaban un reconfortante desayuno bajo los primeros rayitos.


Al mismo tiempo, nos pusimos a jugar como niños: en ronda monigoteamos “la Batalla del calentamiento”.  No había edades ni idiomas para evitar los saltitos!





Luego visitamos un museo con explicaciones de los ritos de la Pachamama….





Y finalmente hora de la despedida, ya que algunos volvían para Chile y otros subiríamos al Norte rumbo a Oruro algunos y a Potosí otros.  Nos redistribuyeron en los jeeps, que danzaron valses con ochos interceptados a modo de saludo de despedida sobre el océano de sal! Pueden ponerse el vals de las flores de Tchaikosky...y déjense deslizar....

Esta vez me tocó con una pareja de Nueva Zelanda, otra de Australia, otras 4 chilenas, 2 de Corea del sur y un argentino!

Nos llevaron a almorzar a un pueblito de Cayamata, o algo así…. Nunca me sale el nombre!





Super pobre, con un tren abandonado frenando el viento sobre el mercado formado a su par. Las cholas con sus guagüitas embolsads sobre sus encorvadas espaldas, ataviadas con polleronas de llamativos colores, largas medias de lana llenas de tierra calzando sandalias de pequeño taco. Blusas brillantes, con saquitos encima y arriba de todo, delantales abrochados atrás. Todas lucen espesas y dobles trenzas larguísimas anudadas con pompones de colores fluorescentes. Algunas portan gorros tejidos o pañuelos envolviendo rostros ajados, oscuros, taimados…

Agachadas en cuclillas, atienden sus puestos bajo toldos maltrechos o precarios paraguas deshilachados.

Canastas y cajones de diversos contenidos las rodean como en una fortaleza inviolable.
Hay un silencio extraño… como de viento….

No ofrecen sus mercaderías a los gritos como en otros mercados, más bien, esperan resignadas a que la suerte les llegue despacio.

Muchas están comiendo, o dando de comer a sus hijos o a sus hombres. Encorvadas sobre platos soperos con dudosos guisos malolientes (para mí), casi metiendo la cara en los mismos, sin levantar la vista, masticando indefinidamente…

La calle es su mundo, su casa, su vida… todo se desarrolla allí. Creo que hasta los baños, ya que el olor así lo delataba en algunas esquinas.

La basura por doquier… un mar de bolsitas de nylon, botellas, cáscaras de fruta, restos de carne, papeles, bolsitas de papas fritas o golosinas….

Decir que era pintoresco es verdad, pero es una afrenta a la Dignidad humana!  Es increíble, que en el 2014, halla gente que viva en estas condiciones….  Es pobreza? O es ignorancia?  Creo que es desidia de los gobernantes!  Y de un mundo que prefiere mirar para otro lado… incluyéndome, porque me lleno de impotencia de no poder hacer nada para modificarlo.

A lo sumo regalar una sonrisa o una palabra de cortesía, pero eso me suena a tan poca dádiva, que prefiero retener las lágrimas e invocar al de Arriba, que se acuerde de ser más Justo!

El almuerzo esta vez fue bajo techo, en un local con cartel que se jactaba de restaurant!...  Una gran mesa con mantel de hule albergaba ensaladas varias, ananá, palta y yapaya, arroz y unas milanesas más que impregnadas de aceite. Naranjas para el postre

Un televisor Noblex de los ´60 prendido con el Chavo del 8! Y unos almanaques con paisajes de la zona, decoraban el salón de piso de cemento (no precisamente el alisado de moda en los shoopings!).

El nuevo grupo gozó con camaradería e intercambiamos anécdotas y proyectos para los días siguientes.

Terminada la comida, nos acercaron a una especie de terminal de micros. Digo “especie” porque en realidad era la calle misma, con unos autobuses pequeños, deshechos, destartalados, con tantos cartelitos pegados en los vidrios que no se entendía hacia donde iban, además de que no te paraban porque estaban todos llenos.  Nadie sabía los horarios, mucho menos dónde quedaba la boletería!

Intentar subir los 12 era una locura, así que me abrí dispuesta a volver a mi sistema “dedo”, ante la mirada atónita de los otros “turistas internacionales”, aunque me dieron su venia, sus mejores deseos, y una despedida provisoria hasta los próximos encuentros, si es que la Vida así lo quiere!.


En pocos minutos, apareció el Azul!  Con Fabián al volante, rumbo Potosí a 250 km. Era tan, tan responsable! Y tan cargado de diesel que iba super despacio: las cuestas porque le costaba y las bajadas para que no se le disparara. Conclusión que ya llevaba más de 4 hs. cuando ya anochecía y decidió parar a cenar. Aproveché el espacio para agradecerle el trayecto, pero deseché la invitación a comer, para aprovechar la última luz para los últimos 40 km.

Dedo en alto nuevamente y no paraba nadie…  Se hizo de noche, la temperatura descendía, las luces del pueblo se apagaban, las puertas se cerraban, levantaban los puestos, los micros o colectivos no pasaban, taxis no había…..

Y de repente…MILAGRO!!!   Una pareja de cordobeses, Argentinos, rumbo a Villazón, se detienen y me llevan!  Gracias Angelitos! Sabía que podía contar con uds. aún fuera de horario, Ja!

Molida llegue al hostel Koala! Ja! Justo para los amigos australianos! Ja!
Perdón pero no doy más, mañana será otro día… Sólo me resta AGRADECER…




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