6.15 hs.
Alborear en
el Salar de Uyuni
-15°C
El Salar es
un mar de sal petrificada de unos 12.800 km2. Y una profundidad promedio de 1
metro. Por abajo es un gran lago de minerales varios.
En el medio,
una pequeña isla, Incahuasi, o casa de Dios, con forma de pez!
Allí nos
dejaron las camionetas a las 6 de la matina, aún con estrellas en el negro cielo y banderas
de todos los países. Me emocioné al descubrir la mía!
La escalada
al promontorio nos dió un mínimo de calor, a la vez que nos ahogaba la
respiración. Otra vez a 4200 mts.!!! Por
suerte, esta vez, sólo se me presionó un poco la nuca, pero resistí! Iupí! Y lo disfruté!!
Descubrimos una
gruta, no precisamente la de la Virgen María!
Mientras,
los guías de las camionetas, nos preparaban un reconfortante desayuno bajo los
primeros rayitos.
Al mismo
tiempo, nos pusimos a jugar como niños: en ronda monigoteamos “la Batalla del
calentamiento”. No había edades ni
idiomas para evitar los saltitos!
Luego
visitamos un museo con explicaciones de los ritos de la Pachamama….
Y finalmente
hora de la despedida, ya que algunos volvían para Chile y otros subiríamos al
Norte rumbo a Oruro algunos y a Potosí otros.
Nos redistribuyeron en los jeeps, que danzaron valses con ochos
interceptados a modo de saludo de despedida sobre el océano de sal! Pueden ponerse el vals de las flores de Tchaikosky...y déjense deslizar....
Esta vez me
tocó con una pareja de Nueva Zelanda, otra de Australia, otras 4 chilenas, 2 de
Corea del sur y un argentino!
Nos llevaron
a almorzar a un pueblito de Cayamata, o algo así…. Nunca me sale el nombre!
Super pobre,
con un tren abandonado frenando el viento sobre el mercado formado a su par.
Las cholas con sus guagüitas embolsads sobre sus encorvadas espaldas, ataviadas
con polleronas de llamativos colores, largas medias de lana llenas de tierra
calzando sandalias de pequeño taco. Blusas brillantes, con saquitos encima y
arriba de todo, delantales abrochados atrás. Todas lucen espesas y dobles
trenzas larguísimas anudadas con pompones de colores fluorescentes. Algunas
portan gorros tejidos o pañuelos envolviendo rostros ajados, oscuros, taimados…
Agachadas en
cuclillas, atienden sus puestos bajo toldos maltrechos o precarios paraguas
deshilachados.
Canastas y
cajones de diversos contenidos las rodean como en una fortaleza inviolable.
Hay un
silencio extraño… como de viento….
No ofrecen
sus mercaderías a los gritos como en otros mercados, más bien, esperan
resignadas a que la suerte les llegue despacio.
Muchas están
comiendo, o dando de comer a sus hijos o a sus hombres. Encorvadas sobre platos
soperos con dudosos guisos malolientes (para mí), casi metiendo la cara en los
mismos, sin levantar la vista, masticando indefinidamente…
La calle es
su mundo, su casa, su vida… todo se desarrolla allí. Creo que hasta los baños,
ya que el olor así lo delataba en algunas esquinas.
La basura
por doquier… un mar de bolsitas de nylon, botellas, cáscaras de fruta, restos
de carne, papeles, bolsitas de papas fritas o golosinas….
Decir que
era pintoresco es verdad, pero es una afrenta a la Dignidad humana! Es increíble, que en el 2014, halla gente que
viva en estas condiciones…. Es pobreza? O
es ignorancia? Creo que es desidia de
los gobernantes! Y de un mundo que
prefiere mirar para otro lado… incluyéndome, porque me lleno de impotencia de
no poder hacer nada para modificarlo.
A lo sumo
regalar una sonrisa o una palabra de cortesía, pero eso me suena a tan poca
dádiva, que prefiero retener las lágrimas e invocar al de Arriba, que se
acuerde de ser más Justo!
El almuerzo
esta vez fue bajo techo, en un local con cartel que se jactaba de
restaurant!... Una gran mesa con mantel
de hule albergaba ensaladas varias, ananá, palta y yapaya, arroz y unas
milanesas más que impregnadas de aceite. Naranjas para el postre
Un televisor
Noblex de los ´60 prendido con el Chavo del 8! Y unos almanaques con paisajes
de la zona, decoraban el salón de piso de cemento (no precisamente el alisado
de moda en los shoopings!).
El nuevo
grupo gozó con camaradería e intercambiamos anécdotas y proyectos para los días
siguientes.
Terminada la
comida, nos acercaron a una especie de terminal de micros. Digo “especie”
porque en realidad era la calle misma, con unos autobuses pequeños, deshechos,
destartalados, con tantos cartelitos pegados en los vidrios que no se entendía
hacia donde iban, además de que no te paraban porque estaban todos llenos. Nadie sabía los horarios, mucho menos dónde
quedaba la boletería!
Intentar
subir los 12 era una locura, así que me abrí dispuesta a volver a mi sistema “dedo”,
ante la mirada atónita de los otros “turistas internacionales”, aunque me
dieron su venia, sus mejores deseos, y una despedida provisoria hasta los próximos
encuentros, si es que la Vida así lo quiere!.
En pocos
minutos, apareció el Azul! Con Fabián al
volante, rumbo Potosí a 250 km. Era tan, tan responsable! Y tan cargado de
diesel que iba super despacio: las cuestas porque le costaba y las bajadas para
que no se le disparara. Conclusión que ya llevaba más de 4 hs. cuando ya
anochecía y decidió parar a cenar. Aproveché el espacio para agradecerle el
trayecto, pero deseché la invitación a comer, para aprovechar la última luz
para los últimos 40 km.
Dedo en alto
nuevamente y no paraba nadie… Se hizo de
noche, la temperatura descendía, las luces del pueblo se apagaban, las puertas
se cerraban, levantaban los puestos, los micros o colectivos no pasaban, taxis
no había…..
Y de repente…MILAGRO!!! Una pareja de cordobeses, Argentinos, rumbo
a Villazón, se detienen y me llevan!
Gracias Angelitos! Sabía que podía contar con uds. aún fuera de horario,
Ja!
Molida
llegue al hostel Koala! Ja! Justo para los amigos australianos! Ja!
Perdón pero
no doy más, mañana será otro día… Sólo me resta AGRADECER…
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