A veces los sueños son como un globo rojo que volando por
los aires con una ilusión, se aleja por sobre los bosques atardecidos….
A veces los dormimos en cunas de mimbre con bordados, los
hamacamos cada tanto, para volver a dormirlos con la música del olvido…
Otros son como hojas de otoño que se arremolinan, crujen, y
terminan pudriéndose en las sombras….
Los hay como conejitos blancos de peluche, que saltan por
aquí y por allá, escondiéndose de las miradas.
O como tortugas calladas, paso a paso, seguras y
determinadas a llegar.
Otros son rayos de sol que nos apuntan y señalan un largo
camino iluminado de poder, con la voluntad y la certeza de recorrerlo hasta el
final.
Algunos vienen en bonitos paquetes con cintas de colores.
Nos los ofrecen, los tomamos, pero son de otros.
Quizá sean como una pequeña porción de arcilla en nuestra
mano tibia, que tras mucho amasarla, la hace crecer y expandirse, tomar forma y
ser al fin, una realidad cumplida.
Algunos sueños tienen patas, otros alas. Ruedas o remos.
Dulces o salados. Música o silencios. Silencios o palabras. Colores o
impalpables. Fugaces o ancestrales. Otros de nueve meses o de quinientas
noches.
Algunos nacen en hamacas paraguayas, otros en bañeras tibias.
Bajo el lente de un microscopio de laboratorio o a través de
un telescopio astronómico.
A veces los ponemos en el bolsillo con la promesa de
sacarlos más tarde. O los obligamos a andar tras nosotros con una cuerdita al
cuello.
Si tememos que se nos escapen volando, los podemos atrapar
con una red. Aunque también en un hoyo en el hielo, sacarlos con un piolín con
anzuelo.
Encerrarlos en una jaula es en vano, los barrotes no sabrán
contenerlos.
Podemos publicarlos, anunciarlos a los cuatro vientos, o
callarlos para siempre.
Podemos alimentarlos o dejarlos morir de sed.
Difícilmente los olvidemos, un día reaparecerán a golpearnos
la puerta. A reclamarnos su existencia. O a agradecernos la nuestra.
Pueden sonar imposibles, asustadizos, tímidos o cobardes.
Aunque siempre, pacientes...
Mi sueño de salir a plantar árboles, se vió interrumpido…
Las dificultades se presentaron disfrazadas de invierno; las
mulas metieron la mala pata -no es que hicieron mula, habían sido mal herradas!- Una por glotona, pasó a mejor vida; y nuestra
inexperiencia salió más de la cuenta….
Lo intentamos! Una, dos, tres veces! Pero la cuarta nos
venció!...
Por ahora!!!
No es que bajamos los brazos, simplemente los cruzamos por
un rato: vacaciones!!! Hasta que aclare el panorama….
Así que como esta hormiga es muy inquieta, aunque mucho más
curiosa! Se adelantó hasta Alaska a ver de qué se trata…
Y de paso, cerrar el círculo iniciado el 1° de Enero 2015 en
la otra punta: Usuhaia!
Y como todo lo que sube, baja…
Acompañada por mis angelitos, les sigo contando en cada siguiente entrada….
Gracias por acompañarme una vez más, en esta nueva mini
gira! Que la disfruten!
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