Para quien partió de Usuhaia el 1° de Enero (2015) la meca
de Alaska me estaba llamando…. Y ya que estaba por “acá arriba”, me hice una
escapadita, antes de iniciar el descenso….
Los -5°C y los 35 cm. de nieve y los osos embalsamados me
dieron la bienvenida en el aeropuerto de Fairbanks.
Un gorrión se refugiaba entre los carteles indicadores del
interior y lo tomé por buen augurio.
Me sorprendió que en vez de capilla o reclinatorio ante
alguna virgen lugareña, en el aeropuerto hubiera una sala de meditación! Con su
interior completamente vacío de altares, paredes blancas despojadas de ninguna
imagen y dos hileras de bancos neutros.
Después de acomodarme en un confortable hostel –fuera de
temporada, todo vacío!
Fue como estar en mi propia casita!- me “emponché”: agregué pullover, calzas, 2 pares de medias
(más el que ya tenía!) y otro pantalón encima del anterior (vale la pena estar
flaquita y que la ropa te quede holgada, ja!), guantes, bufanda, y sombrero
rojo!!!!
Salí de caminata en reconocimiento de la zona y a las pocas
cuadras, mis manos empezaron a latir de dolor. Se me estaban congelando los
dedos a pesar de mis guantes de cuero. Entré en el primer lugar que ví (el
hotel Marriot) y con cara de desesperada pedí pasar al baño para lograr
desuntemecerlos con agua caliente! Ya estaban rojos e hinchados. Este procedimiento debió ser aplicado cada 3
o 4 cuadras!
Me sorprendió que esta región de USA es completamente
diferente a lo que venía viendo en el resto con su repetido copy-paste de
cadenas de comederos, supermercados, corralones para la construcción y
decoración, farmacias, lavaderos, y estaciones de gasolina, como gran sistema
de servicios, rodeados de enormes estacionamientos.
Aquí en cambio, parece más una pequeña villa de cuento de
Navidad, con casas pequeñas de madera, y algunos pocos edificios en el downtown
(centro comercial y financiero), lleno de pinos, abetos y robles nevados. Una
postal de belleza!
Otra gran diferencia es que aquí no hay gordos ni negros,
sino muchísimos de ojos rasgados!: descendientes de esquimales! Evidentemente el modo de alimentación es
completamente diferente: aquí gana el pescado a la hamburguesa.
Por otro lado se ve que es una población que practica
muchísimos deportes, desde ski, carrera de trineos, carrera de perros, hockey
sobre hielo, bicicletas! Carreras en “raquetas” (como bandejas de mimbre bajo
lasuela de las zapatillas). Por no tenerlas, mirá como camino yo!
Los autos estacionan delante de postes que les nutre la
batería antes de arrancar.
Debo ser la única que camina por la calle, todos andan en
sus 4 x 4, o en una fantástica red de buses que recorren la ciudad cruzándose
en diferentes puntos, donde podés hacer las combinaciones gratuitamente. Es así
que me pasé todo el día dando vueltas! Ja!
Las choferas son todas mujeres, y cada dos o tres paradas,
salen del asiento, y munidas de una herramienta gancho en una punta, cepillo en
la otra, sacan el hielo que se acumula en la algombra de goma al subir, y en
las bisagras de las puertas de ascenso y descenso, que si no se trabarían
enseguida!
Otra sorpresa fue la cantidad de “Arte” que destila esta
ciudad: tienen teatros, cines, salas de espectáculos, exposiciones, galerías de
arte, orquesta sinfónica y compañía de ópera! Todas las noches algún concierto,
coro u obra teatral!
Hay una fantástica biblioteca pública, enorme! Toda rodeada
del bosque nevado donde es un idilio sentarse a estudiar…
La zona infantil funciona como una plaza,
donde creo que todos los niños del pueblo estaban con sus padres, tirados en
las alfombras, los silloncitos o en las computadoras, revisando material de
bellísimas ilustraciones, tomando la lectura como un juego. Hermoso hábito!
Hay talleres de fotografía, de murales en diversos
materiales, pintores trabajando simultáneamente con alfareros y talladores de
madera… Un lujo para la creatividad!
El Arte que más me sorprendió fue el de las esculturas en
hielo que realizaban en los jardines: geniales! Increíbles!!! (Les debo las fotos, porque no me daba para
sacarme el guante y disparar, ja! Dragones enredados en princesas, mandalas interconectados como en
hologramas cromáticos, canastas de frutas silvestres desbordantes…. Una maravilla! En Febrero, hay un concurso internacional que
convoca a artistas de todo el mundo en este rubro. Volveré? Ja!
El clima amerita largas horas en los museos:
de
arquitecturas notablemente modernas y equipados con pantallas, equipos de
sonido, luminarias y efectos sobre los objetos expuestos, que también me
maravillaron.
Uno histórico cuenta desde los inicios del planeta en la región,
tanto en lo físico como el desarrollo humano, las guerras y las conquistas a
sus habitantes originarios… sus costumbres, vestimentas, utensillos, la época de
la conquista, la explotación del oro, el petróleo y el carbón hasta la época
actual.
El otro era de arte contemporáneo: un tanto inentendible para mí. A
veces no logro apreciar aquellos trazos o instalaciones que podría haber hecho
un niño cualquiera o alguien ebrio o dormido… perdón! Pero son demasiados
modernosas para mi gusto, aunque disfruté el tiempo que no me congelé afuera.
Otra sorpresa fue encontrar carteles por todas partes,
incluso los bancos en las plazas nevadas, que prohíben fumar en el exterior!
Es
tal el miedo a los incendios forestales, que supongo que ésto funciona más para
el verano que para esta época.
El paseo por la costanera (breve) (el paseo breve, la
costanera laaaarrrgggaaa..! pero me satisfizo con 2 metros y volver a un
refugio de parada de colectivo) me mostró un río blanco congelado. El cartel
explicativo, también estaba fuera de mi alcance por razones de fuerza mayor!
Tenía toda la intención de plantar un árbol simbólico en
honor a lo que pudiera haber sido el Proyecto de “Erase una vez…” pero obviamente, no era momento para la pala!
Así que adopté uno ya crecidito!
Aunque Cho, el administrador del albergue, estaba todo el
día preparando un iglú, bloque a bloque, con una paciencia esquimal! Verlo
hacer fue otro regalito de la jornada!
Hubiera querido contemplar la aurora boreal, pero me fue
esquiva… y me la perdí!!
BUAHHHH!!!... Resulta que este
fenómeno no es diario ni mucho menos. Solo se exhibe entre Octubre y Marzo.
Hasta ahí todo bien, estamos en Noviembre. Pero resulta que el cielo debe estar
absolutamente despejado, y para admirarla debes alejarte de las luces de la
ciudad, cosa que de peatona, de noche y con esa temperatura no da más que para
mirar por la ventana.Ja!
Además se le ocurre aparecer intermitente entre la
medianoche y las 5 o 6 de la mañana. Puede durar unos segundos como quince o
veinte minutos. Danzar en verde, azul o rosados…
Lo cierto es que después de una jornada turística de mi estilo
agotador de caminata, ya no me quedaba resto para trasnochar. Lo intenté pero
el sueño me venció la primera noche, y la segunda, la nevada impedía cualquier
visión. Y buah… habrá que verla por youtube!... Ja!
La última y gran sorpresa fue en el despegue del avión:
cuando ya está apuntando para la carrera del despegue, se le acercan a ambos
lados camiones con mangueras de agua a presión y le lavan la nieve acumulada en
las alas y el techo! Recién entonces, le dan el permiso de salida.
Esta aerolínea “Alaska” te vende a bordo la comida y las
bebidas (nada de gentilezas). También pagás para que te den pantallitas para
ver pelis individuales, te venden diarios y revistas, joyería, perfumes, tabaco
(especie de kiosquito ambulante de free-shop) y hasta números de bingo!.
Eso sí! como todos
los alaskianos (¡?) muy simpáticos, hospitalarios y serviciales! Linda gente! Orgullosos
de su tierra y de su historia!
Fue una experiencia de reconecte con la belleza y la
placidez del silencio del paisaje nevado…
Me gustó mucho! y se las quise compartir con tibieza...
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