Dicen… que
cuando estás mucho tiempo en la montaña, llega un día en que añoras el mar…
Yo más bien
diría que cuando pasas un largo invierno, gris de lluvias, viento y nieve,
necesitas el sol! como tibio refugio para el alma…
Si a eso le
sumas la habitual curiosidad de una hormiga por descubrir nuevos caminos,
lográs la fórmula ideal para emprenderlos.
Busqué un
hueco en el tiempo, y me lancé a cruzar de oeste a este la Patagonia Argentina
por la desértica ruta Nacional 23: 600 kms. de ripio! Siguiendo las viejas vías
del tren que unía unos pocos pequeños pueblos ahora abandonados a su suerte,
lejos de la “civilización” (o barbarie?)…
Ejercitando
“el camino del medio” (Buda) encontré la calma y el silencio que necesitaba
para componer ciertos turbios ánimos que me habían invadido en la fría
temporada invernal.
Llegar al mar con luna llena invitaba a zambullirse en una total “lavada de cabeza” para disolver molestas viejas ideas…
El nuevo día
invitaba a hacer la plancha a pleno sol, entregando lo pasado y recibiendo su
potente energía para poner en marcha nuevos motores…
Acompañada
por el increíble paisaje, seguí rumbo sur hacia la península de Valdez, pasando
por el itsmo: a ambos lados el majestuoso mar!
A la
izquierda la Isla de los Pájaros:
A la derecha… atardecer de dioses!!!
La mañana
siguiente se presentó muy ventosa, tanto que cerraron el Puerto Pirámides y se
cancelaron los avistajes de ballenas. Creo que de alguna forma inconciente, mis
angelitos cooperaron en que no me embarcara: siempre estuve en contra de esa
modalidad “turística” de ir a molestarlas en su propio hábitat, sólo por
conseguir unas fabulosas fotos y el vértigo de su gigantesca cercanía. Aunque
debo confesar… que me quedé con las ganas! Al fin y al cabo, una hormiguita no
puede cambiar las reglas del juego…ufa!!
Aunque
caminé contra viento y marea por la brava costa de riscos y acantilados, donde
al bajar la marea, quedan al descubierto unas grutas de ensueño.
Día
siguiente vuelta a la península: otros 300 kms. de ripio! Aunque los lobos
marinos, los pingüinos, y otros saludables seres, bien merecieron la pena!
Con el alma renovada, el espíritu Agradecido y el sol naciente, retorné a mis pagos … a cuidar mi compromiso con mi huerta que promete buena cosecha para un nuevo verano por Vivir!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Si querés, dejame aquí tu mensaje o compartime tu Milagro...