martes, 23 de julio de 2019

Havari



Hoy dejamos definitivamente la casa y la hospitalidad de Halla en Egilsstadir, para empezar el descenso hacia el sur, terminando de recorrer los fiordos del este.


Y cuando digo “dejamos” en plural, es porque acepté la propuesta de Herg, de continuar el viaje juntos hasta Reykiavic. Él  “insistió”, y a mí me viene de maravilla! Además que no sé decir que “no” en idioma mudo.  Esta experiencia que ya lleva 3 días de tratar de entendernos en dos lenguas que ninguno de los dos entiende al otro, es muy gracioso! Y muy sorprendente, que igualmente se establece la “comunicación”.  Aunque debo ser sincera, es agotador!!  (Acordarse de que es inútil hacer algún comentario con la boca, sino se tiene la vista y las manos disponibles, como cuando va manejando, ja!)


El camino hermosísimo como siempre, aunque con la niebla de siempre!




Pasamos varios pueblos pesqueros, con grandes buques y las consecuentes factorías. Y las siempre presentes cascadas en las laderas de las montañas… 



Casitas más que pintorescas, como de cuentito!

Túneles larguísimos...  Uno de 8kms. y otro de 6!  (Para mí claustrofóbicos...)





Al mediodía Herg se debía encontrar con un amigo en Seydisfjördur. Éste se apareció –sin saber de mi presencia- con una campera y un gorro, con la marca “Patagonia”. Y yo no pude menos que pedirle una foto! (Además de guapo!)



Nos invitó a comer en un barcito del puerto, de lo más pintoresco.







 Era un ex galpón donde los pescadores arreglaban las redes. 

Actualmente lo mantienen ambientado igual a entonces. Muy lindo!  Y otra vez sonreí , agradecí el pescado, y pedí perdón por su almita. Glup!




Luego fuimos a visitar el Museo Francés en Fáskrudsfjördur (que no es lo mismo que lo anterior, ojo! Prestar atención!).  Allí hay una pequeña villa en homenaje a todos los franceses inmigrantes, especialmente a los 5.000 pescadores que entre 1860 y 1922, en cientos de barcos a vela y goletas, ejercían la pesca en las costas de Islandia. Tras 7 meses de travesía desde Bretagna, muchos morían de frío, de infecciones, de hambre, de locura!







Se había establecido allí un hospital francés, para atenderlos, y por supuesto, el cementerio al lado.
Hoy está convertido en museo -más que bien ambientado- y un coqueto hotel y restaurante. Todo muy chic, muy francés!

En la reproducción de lo que sería los camarotes, te daba la sensación que estabas en un barco que se movía, y el mar golpeando en las paredes, donde una proyección de agua con todos los nombres de aquéllos valientes, se disolvían entre las olas. Un efecto 3D super acertado!

Seguimos hacia Saxa, a ver la “Fabrica de Artistas”, pero ya estaba cerrado.  Aunque a mí me pareció más bien un loft, con graffitis en el exterior, y supongo un poco más de locura en el interior. no creo haberme perdido de mucho...















Finalmente llegamos a Havari!  Un mini hostel  rural con un galpón enorme donde se hacen recitales, exposiciones y encuentros de todo tipo, en el medio de la nada!  Campo por aquí, fiordo por allá, la mar…la montaña…  y el mejor café de Islandia, según dicen!



¿Qué significa Havari?   Algo así como “Quilombo!”

Por los partes que dicen que allí se arman, pero por el momento…   silencio absoluto.


Veremos, veremos…y ya lo sabremos….

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