lunes, 26 de agosto de 2019

Hamburgo sin hamburguesas


Primero desayunan los caballos: hay que poner la avena en los baldes, remover la hena, y abrir la tranquera para que pasten el  postre de tiernos pastos verdes. Toda una ceremonia, con sus porqués que sigo aprendiendo.




Después otro desayuno maravilloso para nosotras en la calma de su jardín, con el sol en alza, tomando temperatura de verano excesivo!




Flor de alcaucil

Tras la charla, me acompañó al micro que en hora y media, me dejaría en Hamburgo, para visitar esa ciudad. Ella prefirió abstenerse como es lógico. Las grandes ciudades ya no cautivan a todo el mundo. Tampoco a mí!  Esto de ver edificios públicos de relevante arquitectura, iglesias monumentales, fuentes, shoppings, shoopings, shoopings, cafés, bares, más shoopings, y cuanto merchandising atrape tu atención, ya no me hace gracia.







Hecha sin grua





Di una vuelta por el puerto, visité el edificio de la Filarmónica, o mejor dicho la terraza habilitada para turistas, siendo lo mejor, la larga escalera mecánica para acceder a ella, ya que no se pueden visitar las salas si no tenés la entrada para algún concierto. Por otro lado, estaba tan llena de gente, que salí disparando.







El calor me estaba agobiando, traté de andar por unos parques, pero el tufillo a marihuana y la roña, no me alentaron a seguir.


Di con la estación terminal de trenes, donde podés apreciar la grandilocuente estructura de hierro, pero el excesivo ambiente del público, su mayoría inmigrantes de aspecto “dudoso” (¿?) tampoco me entusiasmó demasiado.




  Una vuelta por el histórico puerto....






Hubiera sido lo mejor...  pity! para otra vez...







Ni los artistas callejeros tenían gracia...

Recorrí los puntos recomendados en el mapa para turistas, y volví decepcionada al micro que me devolvió al abrazo de mi amiga, que una vez más fue a esperarme a la estación. 




Compartimos cervecitas alemanas junto al anochecer en el lago, y retorné a mi calma.




Y a mi cama! Mi cuarto tiene un balcón que da al este. Me duermo esperando el milagro de cada amanecer: a las 6.15 un enorme círculo rojo se levanta en el horizonte de campos en granos de trigo amarillo de luz. Bendito nuevo día!

Que sueñen con pajaritos...




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