Despertarse con esta vista, delante del fiordo y de las
flores que tanto me gustan, ya me predispuso para una bonita jornada. Inédita,
sorpresiva, como todas las que se suceden desde que inicie este viaje. Como
todos los viajes!
Apuntando hacia el norte –mi meta es NorthCape , la
localidad más septentrional (nórdica) de la
península Escandinava- salí a la ruta y enseguida pasaron Claudia y Maxim de
Polonia, con su gatita bebé Molly y su casita VW a cuestas.
Habían adaptado el interior como para vivir cómodamente, y
en el camino se ofrecían a pintar casas o arreglar jardines, o algo de
carpintería o armar páginas web como programadores, para ir juntando la plata
para la nafta, para ir viajando y disfrutando de sus vacaciones a 0 costo!
Me contaron que siempre consiguen algo para hacer, y en
promedio, están 2 días parados con algún trabajo, y luego siguen por cuato
días! buena idea! El que quiere,
puede!! Y se las rebusca!
Mientras, el telón de fondo, seguía maravillándome con otro
día de estupendo sol.
Pasamos por una tienda Sami, que son el grupo étnico originario de esta zona, emparentados con los esquimales (en sus facciones achinadas) pero que en vez de vivir en iglúes, lo hacen en carpas tepees, porque originariamente eran nómades.
Crian ganado de renos, y comen su carne como otros las vacas. Tienen su propia lengua, y en esta región del norte de Noruega, todos los carteles viales y de propaganda, están en doble idiona: el noruego y el Sami.
Aunque el merchandising for turist se cobre en la misma moneda y sea made in China.
Luego seguí viaje con John, un auténtico vikingo por su
tamaño extra large!
La gran sorpresa fue cuando en
precario castellano, me dijo que desde hace 18 años está viviendo en Buenos Aires (barrio de Congreso) casado con una
argentina y con 3 hijos argentinitos! Este mes de vacaciones solo por aquí, donde
tiene su “casa”, su parentela, y sus motos!
Una Honda 400, otra 1800! Y una de nieve!
Venía del supermercado local adonde había ido a comprar las
cosas para “un asado” con sus amigos, e insistió en que me quedara a compartir
con ellos.
A los pocos kms. entró en un camping, donde me mostró su
casita rodante como de 10 metros! y la “cabin” adosada al lado. Y las motos por
supuesto.
Mientras, sus amigos, todos vikingos! Faso y birra en mano,
encendían la barbecue (parrilla), distribuían salchichas a modo de aperitivo, y
se reían a los gritos de algo que yo no entendía ni mu.
John hizo las presentaciones del caso y no tuve más remedio
que quedarme.
Tampoco pude zafar de aceptar una chuleta de cerdo, aunque
estaban tan ocupados en sus jaranas que no percibieron que apenas la probé. Por
suerte había bastante ensalada y papas varias.
Una vez más agradecí al universo, la posibilidad de
compartir “una realidad noruega” y no los típicos lugares para turistas donde
un cartel de “Pizza, Kebbat & Hamburguer” te da la bienvenida, en un local
de plástico estilo Subway. Esto es otra cosa!
Recorrí el camping, donde es un estilo de vida! Las familias
tienen montadas sus caravanas fijas, para evitar impuestos con la compra de
terrenos y propiedades. Al tener una “móvil” pueden adosar una cabañita sin
más! Y a eso le agregan deck, garajes, leñera, espacio para juguetes y tutti
cuanti, la máquina de lavar la ropa y tender a cubierto, etc. En síntesis,
cuasi villas miserias de adiciones, pero todo prolijito con macetas y
decoraciones varias, pero 0 privacidad! Unos pegados a los otros, para mi gusto
.
Dormir en la casilla rodante por unas noches, suena a
divertido, pero para
todo el año, no me parece buena idea, prefiero mi vagón aislado en el bosque.
Aunque aquí atrás pasa un río cantarín , y me reencuentro
con mis queridas flores.
Hasta mañana…. Si
los vikingos paran de reir y cervecear afuera!
(A caballo regalado no se le miran los dientes y a noruego
generoso no se le puede pedir que baje la voz)
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