lunes, 13 de enero de 2025

Mildford Sound

 Nuevo madrugòn para llegar a tiempo al bus que me conducirìa durante cinco horas a travès de montañas altìsimas, prados de mil verdes con miles de ovejitas blancas y alguna negrita, algunos venados pardos y centenares de vacas marrones con terrneritos hambrientos.

¿Destino? El aclamado Mildord Sound, el punto turìstico màs renombrado de Nueva Zelanda.

Ergo, hay que ir!

Craso error!

Esto es precisamente, seguir al rebaño, cosa que detesto, pero esta vez, pisè el palito. La curiosidad pudo màs que mi intuiciòn.

Te lo describen como un golfo paradisìaco donde veràs desde un barquito, las laderas que lo encierran, llenas de caìdas de agua, cascadas, pàjaros, vegetaciòn tropical en abundancia, y todos los condimentos para venderte el costoso pasaje.

Eso si no te toca un dìa lluvioso o màs que nublado, y no puedas ver nada por la niebla.

En ese sentido, tuve màs que suerte! El sol se abriò esplèndido sobre la regiòn. Pero….

Como hace meses que no llueve, no habìa ni una gota de cataratitas ni nada. 0 sound! Ja!

O sea, cinco horas de ida màs cinco de vuelta, para solo 45 minutos de barco que los podrìa haber hecho en la mismìsima ciudad de Queenstown, o en cualquier otro hermoso lago.

Ademàs, el golfo no me pareciò nada espectacular. Esperaba encontrarme algo tan o màs magnìfico que el que conocì en Noruega, pero naa.. super frustraciòn!

¿Serà que cuanto una màs viaja se vuelve cada vez màs exigente para encontrar algo que realmente te sorprenda!?

¿Serà que soy una inconformista? ¿Serà que tengo mlos ojos llenos?

Lo cierto es que si o sì sè que soy una privilegiada! Tanto como por poder haberlo experimentado, màs allà del resultado, como por el hecho de vivir en mi Patagonia querida y tener paisajes y lugares muy similares. De hecho, estamos en el mismìsimo paralelo y la misma altitud.

La vegetaciòn es muy parecida, aunque aquì hay especies tropicales que allà no las vemos.

Aquì se entremezclan los helechos gigantes y las palmeras, con los cedros y los pinos. Mezcla màs que exòtica!

Me olvidaba de contarles que Nueva Zelanda se identifica con la hoja del “helecho de plata”, una endèmica que solo nace en esta isla, y que fue adoptada por el equipo de rugby de los All Black, por el equipo de soccer de los All White, està en todos los souveniers de las tiendas para turìstas, està en la bandera de los maorìes, està en la cerveza màs afamada de estos pagos, y en algunas marcas de vinos, en las etiquetas de cualquier indumentaria de industria nacional (De hecho hacen unos pulloveres de lana merino divinos!) . Su caracterìstica es el doble faz de la hoja: de un lado verde, del revès, plateada. Simboliza la fuerza, la resistencia, el poder perdurable y el sentido de apego a la tierra natal.

Aunque a veces los paisajes puedan parecer parecidos, todos los dìas se aprende algo nuevo, todos los dìas podès encontrar gente interesante, todos los dìas tenès el desafìo de darte cuerda y avanzar, o darte permiso y aquietar. No hay rutinas, no hay planes fijos, sos la capitana de tu propio barco! Ja!

A la vuelta disfrutè de la mùsica que el chofer puso en el parlante cuando decidiò dejar el micròfono con todas las explicaciones històricas, botànicas y filosòficas (que entendìa en un 25%). Atravesar bosques con òperas en mis oìdos fue una nueva experiencia, grata, diferente!

Màs tarde puso mùsica country, que aquì en NZ se escucha en partes iguales con la celta. Obviamente tambièn le dan a la cerveza en los miles de pubs que hay por todos lados.

Finalmente lleguè de regreso al hostel, cansadita, a las 20,30. De camino al supermercado, antes que cerraran, crucè a un saxofonista encantador.Frente a los barquitos del puerto le ponìa toda su pasiòn y la gente le retribuìa con monedas (aquì sì que valen!) y se armaba ronda para bailar.

Asì contenta, aunque no hubo mùsica de agua en el Milford Sound, la hubo en otros lares, ja! me fui a descansar porque mañana, otro madrugòn!

Encararè la West Cost ya para ir subiendo nuevamente hacia el norte. O sea, hoy hice el punto màs austral del viaje! Y la mitad del recorrido previsto para este paìs. Voy bien con los tiempos, aunque hay tanto, tanto! para ver, que es imposible abarcarlo todo. Y menos a pie. Los que tienen auto o caravana, pueden parar en todas, aunque eso tambièn les lleva tentarse en todas, ja!

Veremos adònde me llevan mis angelitos, por ahora hasta mañana..!


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