¡Y era cierto!
Pai es un “pueblito” en el verdadero sentido de la palabra. Así de chiquito como bonito.
Dicen que es un pueblito hippie, pero yo solo habré visto 5 o 7 personajes que merezcan ese adjetivo, el resto parece un centro de estudiantes en viaje de egresados. Lleno de “Hippies con Visa!” alemanes, franceses, japoneses, americanos, neozeolandeses, ingleses, canadienses, suizos, y unos cuantos rubios más!
Los otros, los que lucen botas texanas de los ´60, camperas de cuero negro con la lengua de los Rollings en la espalda, trenzas encanadas y collares al mejor estilo Siux, con la guitarra al hombro, son muy pocos, o están escondidos, o yo todavía no localicé sus reductos.
Lo que sí hay por todos lados, y en eso comparten vicio, son negocios y puestitos de marihuana de venta libre, como en todo el resto de Thailandia. ¿Será por esto que se ha hecho tan popular, meca del turismo juvenil? Algo de cierto será, además de las bellezas del paisaje, la amabilidad de su gente y los supuestos precios baratos (para los que vienen con euros!). Lo cierto que a veces el olor del humo a cualquier hora y en todo lugar, se me está haciendo más que incómodo…
Otra cosa que tienen en común, son las motos! Aquí hay más scooters que personas! Parecen abejorros de colores! Y como las callecitas son reangostas, hay veces que te tenès que trepar a las paredes, sino querès salir enganchada encima de alguna de ellas.
La verdad es que estoy tentada en alquilar una! Me sentiría Penélope Glamour. Pero enseguida tomo conciencia que un error podría costarme el viaje (no necesito una fractura de pierna!), y/o un accidente podría costarme un ojo de la cara. Conclusión: conformate con una bicicleta, ya no estás para esos trotes. O mejor dicho: para trotar conduciendo yo misma, porque ya viajé atràs cientos de veces, desde Indonesia que no paro! Ja! Amo las mototaxis!
Y otra curiosidad de estos pagos, cosa que evidentemente usan más los viajeros que los locales, y menos los auténticos hippies si es que existen, son las máquinas lavadoras de ropa, directamente en la calle, sin ningún pudor, o en el frente de las casas, colocan 3 o 4, y a cobrar nomás! Por lo visto es un buen negocio, porque están por todos lados!
Otro negocio que también funcionan al por mayor. Son las barberías y las peluquerías, siempre con cola de espera. Los chicos se hacen recortes modernosos de cabellos y las chicas pretenden trenzados reggaes en sus doradas melenas. Ahh! Y también las manicuriíes, o como se diga. Están hasta medianoche abiertas, y siempre llenas de jovencitas que convierten sus manos en las de Cruela de Vil. Ojo, que me estoy absteniendo de comentarios! Ja!
Pero el Rey indiscutible de los negocios, son las casas de masajes! Abiertas de 7 a 23! Cada una con seis u ocho sillones para reflexología en el ambiente que da a la calle, y con unas cuantas camillas interiores ya que en cada negocio hay como mínimo ocho a diez masajistas esperando para realizar sus servicios. Todos con musiquita soft, aromaterapia por el aire, y sonrisa thai de bienvenida, junto al pizarrón con los precios: que el completo, que el facial, que cuello y hombros, que piernas, que con o sin aceite de no se qué, que “no se hacen masajes sexuales” explicitan algunos, como dando por cierto en otros. En fin, hay para todos los gustos y presupuestos.
Por mi parte, yo ya me premié -como parte del regalo 1° aniversario- con uno integral de mis piecitos, al fin y al cabo, los necesitaré para seguir mi largo camino… Ja! Buena excusa para una hora de placer indiscutido. De paso, me hice sacar las espinas del cangrejo que aún reposaban en mi talón derecho. Fue casi un acto quirúrgico de aguja y pinza con amor. Gracias Po! Nos entendíamos con la mirada, porque de inglés, ella, nada!
Ahh! Me estaba olvidando de contarles algo reimportante: He decidido tomarme 15 días de vacaciones, ja! dentro de las vacaciones… He alquilado una casita frente al río, más que muy sencillita, de esas cabañitas de palmas cruzadas, habitación, baño y balconcito, sin cocina, pero entre bananeros, un jazmín paraguayo con un perfume que enamora, una Santa Rita que estalla en fucsia, y muchos yuyos indeterminados alrededor. El murmullo eterno del fluir del río bajo mi ventana, y la paz de un barrio casi desértico. Fue amor a primera vista! Y la dueña amorosa, no tuvo problema en hacerme una buen descuento por quince días, además me presta un espacio en su pequeña heladera.
Era lo que andaba necesitando!
Tiempo de reacomodar mi cabeza y mi corazón, los papeles del abogado, y los mapas por venir, las fotos del balance anual, decenas de videos en lista de espera y dos o tres libros que urgen su lectura. Cómo verán, nada de aburrirme! Ja!
Por aquí también es muy caluroso y húmedo, hay veces que el fluir del río está en mi mismísima espalda! Por aquí cerca hay una pileta para pasar la tarde, ya iré a averiguar…
Por ahora ya fui a visitar el templo de Wath Pra That Yen, (aviso: es la última vez que pongo los nombres, porque me vuelvo loca de tratar de recordarlos!), sigo: que es la atracción principal de esta city, con su Buda Blanco Gigante, al que se accede por una escalera de 500 escalones!!! y tras haber subido el monte a pata!
A la madrugada me dio un calambre en la pantorrilla izquierda y no me podía explicar porqué, ahora lo recuerdo, ja!
Obvio, fui a última hora, sobre las 18 que ya cierran, por razones de temperatura, y desde allí, desde semejante altura! se ve un atardecer precioso sobre los arrozales. Alto la peli! Los arrozales están ya todos cosechados, se acabó la temporada verde brillante, ahora están en fase seca marrón, así que perdieron todo el romanticismo. Imaginen solo el sol bajando, y ya eso es suficiente, porque significa que también baja el calor, ja!
¿Qué más?
Estoy bastante caserita, quedándome a escribir, leer o divagando la mente en la orilla opuesta, oigo pájaros nuevos, pasos atravesando un puente de bambú en las cercanías, el zumbido de las motos en la lontananza, y cada crepúsculo, el parlante de la mezquita. No hay mucho más!, por eso me encanta, super tranquilo, cuando en la “Walking street” es un barullo continuo.
Hoy domingo, amaneció nublado y cada tanto, gotea una fresca lluvia tímida. Aproveché para hacer una larga caminata… fui hasta un café en la ruta, cuyo nombre y el logo, me llamaban: Coffe in Love. El lugar precioso, frente a una colina que se supone bella, pero con la niebla de la llovizna poco se podía apreciar. Estaba cortada la luz en toda la zona, por lo que no podían preparar su famoso café. De hecho, no había nadie. Pregunté por té, y me ofrecieron un Té verde local, exquisito! Y más exquisita aún una “tortita” (de nuevo para los enanos de Gulliver) tipo cheese cake en miniatura. Todo me lo tomé como un bonito regalo dominguero!
De vuelta, ya con la lluvia declarada, me hice mi primer dedo tailandés. En un minuto me paró una motito, ja! Y me trajo de vuelta al centro, en apenas 5 de los 45 minutos que yo había empleado en ir.Paseo completo!
De vuelta a la cucha, y a seguir disfrutando!…
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Reseteándome... |
Nos vemos en estos días, chau!
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