viernes, 11 de diciembre de 2015

Palenque

                                                                                            
Qué lindo que es llegar a los puntos turísticos bien tempranito a la mañana..!

Especialmente cuando hace 30°C a las 8 y los rayos del sol prometen mucho más a lo largo del día.

Por suerte, estas ruinas mayas están en un Parque Nacional Protegido con lo cual el verde adquiere tanta importancia como la piedra de las pirámides.

No voy a decir que no me impresionaron, ni a restarles importancia: aprender algo más de esa civilización, fue muy interesante (para los que gustan, encontrarán toda la información en google y/o Wikipedia of course!).



























Pero lo que realmente me cautivó fueron los árboles! Más precisamente sus raíces expuestas, agarradas a las construcciones como garras, bajo mantos de verdín y hojarasca perfumada de ese olor a bosque que me embriaga…






















Disfruté los claros-oscuros que se forman entre las frondosas copas, repletas de aves cantoras y de exóticos colores.

No sabía si mirar más las tumbas y monumentos religiosos, o aletear la vida  que se manifestaba a su alrededor.
































Decididamente las mariposas sutiles endulzaron mi corazón.

Absolutamente entrenada en las ruinas de Teotihuacan, cumplí con la rigurosa ascensión a todos los templos y escalinatas. Admiré los bajorelieves y las escrituras cuneiforme; y hasta me hice la rigurosa visita al museo.

Todo muy lindo… muy bien presentado… muy interesante!

Pero nada comparado a las cataratas y saltos de agua que me cobijaron el picnic de almuerzo bajo los gigantes frescos árboles. 




   










Conclusión: el pueblo maya habrá sido muy inteligente y muy de avanzada, pero la Naturaleza, es siempre más!!!  
  

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