Como
dicen que nada es perfecto, a las 6 am. me golpearon la puerta anunciando la
salida a desayunar, ya que debíamos hacerlo en otro edificio cercano. Me
acomodé junto a otras doce mujeres en una Traficc impecable y en diez minutos
estábamos en otra sede de la institución.
(mini tour tempranero por la ciudad incluído por el mismo 0$).
Llegué
a un moderno edificio con un amplio salón con mesas redondas y ocho sillas
alrededor de cada una, más los consecuentes cuadritos del Ejército de Salvación
por todos lados. Una limpísima cocina con mesadas de acero inoxidable y
bandejas de acrílico para autoservicio por una larga barra repleta de panes de
diversos modelos y colores, budines, tortas de tres cremosos modelos
diferentes! Fetas de queso, de panceta, de jamón, yogures de diversos sabores,
cuadraditos de manteca, y de mermeladas varias,
naranjas! (verdaderas!
Naturales!), copos de cereal en potecitos, avena para diluir a gusto, frutos
secos, y jarras con café, leche y agua caliente en termos al por mayor! Junto a
las servilletas, los cubiertos y azucareras.
Me
sentía una especie de Grettel (la
hermanita de Hans) al llegar a la casa encantada de chupetines y
chocolates. No porque me fuera a
encontrar con la bruja, al contrario! La sonrisa alentadora de unos cuantos
voluntarios dándote los buenos días y diciéndote que te podías servir cuanto
quisieras, cuántas veces quisieras, era increíble.
Lo
triste de la situación era la cola enorme que se estaba formando para acceder a
esos manjares: Decenas de reales homeless, alcoholicos, drogadictos,
desempleados, y evidentemente “angustiados” (por solo poner un nombre
globalizador). La mayoría de ellos, hombres y mujeres aquí estaban mezclados,
estaban bastante limpios y bien vestidos, aunque sus facciones tristes y
perdidas, denotaban su realidad.
Me
sentí indigna de quitarle el lugar a alguno, aunque era tal la cantidad de las
donaciones que obviamente reciben y tienen para repartir, que supuse que tras
todo esto que me estaba sucediendo, había una gran lección oculta. Lo primero y
esencial, AGRADECER!!! A Dios, a los voluntarios, a los donantes, a Carol que
me acompañaba desde que llegué, al Universo entero!
Me
hice la firme proposición que algún día debería responder por esto, quizás
trabajando como voluntaria, o fundando un albergue similar en mis pagos, aún no
sé! Pero por algo se me mostró tan de
cerca esta otra realidad tan lejana a la mía…
Los
voluntarios no solo me dieron el desayuno, sino que me abastecieron para todo
el día ( y yo diría para varios de los míos!). Me preguntaron 20 veces si
estaba segura de querer partir, ya que podía permanecer hasta 2 meses allí y
luego tenía derecho a una siguiente oportunidad extra…
Me
preguntaron si estaba segura de no necesitar asistencia psicológica, y yo respetuosamente
debí guardar la compostura. Ya sabía que lo mío es medio loco, pero nunca
imaginé que asustaba tanto a los otros…
En
fin, con la panza llena, el corazón contento, y la valija hecha, me despedí
afectuosamente y me encaminé a la ruta de salida del pueblo.
Carol
me había recomendado unas termas a 400 kms. que serían imperdibles.
Por
supuesto, le hice caso!
Poco
después del mediodía estaba en Thermopolis, y realmente resultó fantástico. En
medio de un parque estatal, hay una serie de piletas, algunas privadas (con
costo de entrada y servicios de toboganes y restaurantes) y otra oficial
gratuita! (con vestuarios extralimpios! Y agua termal a 40°C en unas piletas
con semisombra o cubiertas con vistas al paisaje exterior. Una preciosura de
calma y relax….
Aguanté
apenas 20´ porque empecé a sentir la
presión muy alta (o baja, no sé..) y no era cuestión de andar desmayándose de
la Alegría.
Me
hice un mini picnic de barritas de cereal y mandarinas (regaladas en el
albergue) bajo una sombra agradable, y volví al rato por más!
Siendo
las 16 hs. me retiré prudentemente a la ruta, para continuar mi periplo rumbo a
Yellowstone.
El
siguiente auto, con Richard al volante, un señor de Alaska, que en temporada veraniega del
hemisferio sur, lleva turistas americanos a pescar con mosca a los lagos de la
Patagonia chilena; y en contratemporada, lleva chilenos ricos a excursiones
polares… Increíble encontrarnos por
allá arriba, ja! y estar hablando de Puerto Mont, Bariloche y alrededores… qué
chico es a veces el mundo!
Llegue
a Coddy, último pueblito antes de entrar al Parque Nacional. Dentro del Parque
dicen que es imposible alojarse, ya que hay 2 o 3 exclusivísimos hoteles 5
estrellas super internacionales… que mejor quedarse en los pueblos vecinos de
alrededor que son “más baratos” (Mentira!!) Son carísimos igual, ya que son
igual de turísticos, todos paran allí.
Así
que nuevo trabajo vespertino, buscar “un lugar potable”.
Entro
en una estación de servicio a a preguntar por alguna habitación en casa de
familia, y tras mirarme como caída de Marte, una mujer que acababa de pagar su
garrafa nueva, me pregunta qué es exactamente lo que necesito. Con toda
sencillez le explico lo que ella ya había oído, y ambas sorprendidas y
sonrientes, nos hicimos compinches en el mismo momento que me invitaba a pasar
la noche en su casa! Otro regalito de Deus!
Tras
aclararme que estaba hecha un lío, que estaba recién mudada, que tenía otro
huésped amigo un tanto descuidado, que el perro –enorme por cierto!- y otras cien excusas mientras conducía su
camioneta, llegamos en un santiamén a su precioso refugio, en una colina con
vista plena a Yellowstone!!!
Qué más? Ah si!!!
Un rosado atardecer entre nubes tormentosas en una terraza con reposeras
y cerveza helada!
Oh
Dios! Qué he hecho yo para merecer esto?
Gracias! merci! Tante Grazie!
Estefanía
acomodó sus cosas en el interior, y volvió con una bandeja llena de frutillas
recién lavadas, mandarinas en gajitos, y mañana cortada en cuadraditos, a modo
de aperitivo….
Mientras
su amigo instalaba la nueva garrafa en una parrilla –ellos la llaman barbacoa-
Estefanía adobaba un enorme salmón y condimentaba zapallitos de Bruselas para
la cena.
Yo? Disfrutaba a pleno! Aunque elevé una oración
de perdón por el salmón que seguramente debía probar para no despreciar…
Durante
la larga cocción, intercambiamos libros e historias… y como siempre sucede…descubrimos que “por
algo nos habíamos encontrado!” y algo estábamos aprendiendo la una de la
otra…. Más Gracias! y buenas noches…
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