Levantada
tempranísimo, con la fresca! Para
aprovechar al máximo la deseada llegada al Parque.
Sólo
me restaban 40 kms. aunque era difícil de conseguir alguien que aceptara
llevarme a hacer el recorrido interior, y es una vergüenza que siendo un
destino turístico internacional, no haya transporte público, ni navettes de
tours privados. O tienes tu propio auto, o alquilas uno (carísimo para una sola
persona!), o … haces dedo descaradamente! (mi caso)
Debo
confesar que me costó casi 1 hora (para mí un record! En comparación con los 2”
promedio que casi siempre me lleva esta “tarea”). Incluso me agarró una leve
llovizna y un breve aguacero. Aunque viendo el lado positivo: refrescó del
calor mortífero que hacía.
Finalmente,
una parejita de California, aceptó mi compañía y empezamos a recorrer los
bosques contorneando el lago,
descubrimos un par de bisontes a lo lejos,
pasamos por la zona del incendio forestal de hace 30 años que recién ahora se
está regenerando, paramos a fotografíar un ciervo de gran cornamenta
y llegamos a los diferentes geisers y piletones de fumarolas.
y llegamos a los diferentes geisers y piletones de fumarolas.
Aprovecho para contarles que de paso, me ahorraron pagar la entrada oficial al Parque, ya que no existe la tarifa para “caminantes”, sino sólo precio por vehículo!
Mi meta del día era llegar al Old Faithful, el más grande y potente de todos, y por suerte (y por supuesto!), la cumplí!
Apenas
llegué al Centro de Visitantes, dejé al valija –inseparable!- a buen resguardo,
y me informé que la siguiente erupción sería en 45´, lo que me daba tiempo para
hacer una caminata por los alrededores.
El momento se acercaba y la multitud iba rodeando la sacra escena. Incluso unas nubes grises aseguraban lluvia para los siguientes minutos, pero nadie se retiraba por cobardía o impaciencia.
Las
primeras gotas llegaron irrespetuosas, junto a los primeros gases que
comenzaban a desprenderse del hoyo del geiser.
Subirse
la capucha de la campera, y ajustar la cámara, nada más importante para empañar
ese momento.
Lo
estaba esperando desde mis 8 años, cuando ví las primeras imágenes en mi libro
de lectura de inglés y me autoprometí que un día iría (vendría!) a verlo. Y
aquí estaba, paradita frente al coloso, dispuesto a mostrarse en todo su
esplendor! Entonces me dí cuenta… que yo
estaba lagrimeando de emoción…. Un
sueño más cumplido!....
El
vapor ascendía a escupitajos, y todos empezamos a clikear nuestros equipos, al
compás de los : -“UY!!! MIrá!!!;
“Ohhh…”; “Guauuuu…!!!”, extasiados por
la magnitud de la altura (alrededor de 70 metros) con que el agua hirviente se
elevaba. Algo así como un bidet gigante1
Perdón la metáfora, pero da una real idea de lo que estoy describiendo,
ja!
Esto
dura unos 2´ o 3´ hasta que empieza a
perder fuerza y va bajando hasta desaparecer y permanecer latente por los siguientes
90´aproximadamente en que se repetirá la escena, día y noche,
ininterrumpidamente, los 365 días del año, y por los siglos de los siglos,
amén! O por lo menos desde 1870, año en
que fue descubierto.
En
un radio de unos 25 kms. a la redonda, existen cientas de estas bocas,
escupiendo alternativamente y en distintas alturas y proporciones, y con
distintas frecuencias. Toda la tierra es como una lava seca caliente, por lo
que está permitido sólo andar por los circuitos establecidos.
Apenas
se extinguió el Old Faithful, todos bajamos las cámaras y corrimos a refugiarnos
bajo los techos de los bares y del hotel cercano. Aunque en unos breves minutos
volvió a brillar el sol, con todo su calor.
Aproveché
a recorrer las tiendas de los infaltables souvenirs & merchandising y a
tomarme un merecido café en ese lugar increíble!
Se
ve que estaba tan contenta, que se me notaba!
Hasta el muchacho de la cafetería me
ofreció el vaso caliente sin querer cobrármelo! Otro regalito de la Vida!
Aproveché
para preguntarle si conocía algún lugar “económico” para pasar la noche, ya que
aún me faltaba recorrer el 50% restante y eso me llevaría otro día completo. Si
salía a buscar alojamiento al pueblo vecino, al día siguiente debería volver a
la peripecia de retornar a la Entrada.
Supuse
que los empleados de las tiendas, y los del super hotel, incluso los
guardaparques,
tendrían algún espacio en las inmediaciones… cuartos compartidos, o algo por el estilo. Mi caradurismo iba en aumento proporcional a mis ganas de quedarme a pernoctar allí, no por el echo evidente del ahorro, sino por la posibilidad de ver otra erupción con las luces del atardecer, y disfrutar una salida del sol privilegiada con otra.
tendrían algún espacio en las inmediaciones… cuartos compartidos, o algo por el estilo. Mi caradurismo iba en aumento proporcional a mis ganas de quedarme a pernoctar allí, no por el echo evidente del ahorro, sino por la posibilidad de ver otra erupción con las luces del atardecer, y disfrutar una salida del sol privilegiada con otra.
Yo
no cabía en mí de la ALEGRIA y el AGRADECIMIENTO! Aún ni yo, puedo entender tanta buena suerte
que tengo!
Por
supuesto la acepté más que gustosa. Corrí a buscar mi valija al Centro de
Visitantes y tomé posición de mi nuevo albergue.
Volví
a salir corriendo hacia el geiser, que siendo ya un bonito atardecer, se
dignaba presentar otra enorme espumosa erupción. Gloria a Dios por tanta
Belleza! Y esta Bendición mía de verlo
dos veces en una misma tarde…
Con
el alma llena, volví al hotel
a mi habitación a ducharme, a ponerme una de esas batas de toallón blanco impecables, ponerme cremitas para la piel, mirarme en el espejo como una Diva, y Agradecer, AGRADECER….
A G R A D E C E R ¡!!!
a mi habitación a ducharme, a ponerme una de esas batas de toallón blanco impecables, ponerme cremitas para la piel, mirarme en el espejo como una Diva, y Agradecer, AGRADECER….
A G R A D E C E R ¡!!!
Me
puse (finalmente!) el vestido que paseaba inútilmente hace días en el fondo de mi valija, me
maquillé un poquito, y salí horonda al lobby, a sentarme en una de las hamacas
que rodean los balcones interiores del gran espacio central de ese increíble
bello hotel.
Detalle
previo a sentarme: compré una latita de cerveza helada!
Me
acomodé a leer todos los folletos turísticos que fui recogiendo, a revisar el
mapa de lo hecho y lo por hacer, a contarles
todo esto… y a disfrutar de los músicos que amenizaban la noche desde un rincón
del salón: un pianista con un violinista excepcional.
Primero
fueron varios temas de la inolvidable “Novicia rebelde” con los que me sentí
profundamente identificada, desde el nombre de la protagonista, hasta las
actitudes y acciones durante el film. (Me la ví 7 veces desde mi
infancia!).
Siguieron
tocando música instrumental variada, desde temas de películas, a famosas
melodías internacionales, y en un momento, “La Cumparsita” comenzó a
sonar!!! Estallé en lágrimas…. Me sentía tan TAN dichosa, increíblemente
feliz y completa!
Salí
afuera a caminar un poco, a ver si veía otra erupción, pero la oscuridad
reinante ya no daba para acercarse al geiser. Me extrañó que no estuviera
iluminado, o que no aprovecharan para armarle alrededor un espectáculo de luz y
sonido, como existen en otros puntos turísticos de semejante importancia
(Keops, cataratas del Niágara, Ruinas de San Ignacio, etc. etc..) en fin, no
era cuestión de seguir pidiendo extras a la Vida!
Ya
había tenido más que suficiente por hoy!
Cansadita, finalmente, me entregué a mi super cama…
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