viernes, 29 de junio de 2018

Parque Nacional de Yellowstone


Levantada tempranísimo, con la fresca!  Para aprovechar al máximo la deseada llegada al Parque.


Sólo me restaban 40 kms. aunque era difícil de conseguir alguien que aceptara llevarme a hacer el recorrido interior, y es una vergüenza que siendo un destino turístico internacional, no haya transporte público, ni navettes de tours privados. O tienes tu propio auto, o alquilas uno (carísimo para una sola persona!), o … haces dedo descaradamente! (mi caso)



Debo confesar que me costó casi 1 hora (para mí un record! En comparación con los 2” promedio que casi siempre me lleva esta “tarea”). Incluso me agarró una leve llovizna y un breve aguacero. Aunque viendo el lado positivo: refrescó del calor mortífero que hacía.

Finalmente, una parejita de California, aceptó mi compañía y empezamos a recorrer los bosques contorneando el lago, 


descubrimos un par de bisontes a lo lejos, pasamos por la zona del incendio forestal de hace 30 años que recién ahora se está regenerando, paramos a fotografíar un ciervo de gran cornamenta 











y llegamos a los diferentes geisers y piletones de fumarolas.


















Aprovecho para contarles que de paso, me ahorraron pagar la entrada oficial al Parque, ya que no existe la tarifa para “caminantes”, sino sólo precio por vehículo!

Mi meta del día era llegar al Old Faithful, el más grande y potente de todos, y por suerte (y por supuesto!), la cumplí!




Apenas llegué al Centro de Visitantes, dejé al valija –inseparable!- a buen resguardo, y me informé que la siguiente erupción sería en 45´, lo que me daba tiempo para hacer una caminata por los alrededores.














El momento se acercaba y la multitud iba rodeando la sacra escena. Incluso unas nubes grises aseguraban lluvia para los siguientes minutos, pero nadie se retiraba por cobardía o impaciencia.






Las primeras gotas llegaron irrespetuosas, junto a los primeros gases que comenzaban a desprenderse del hoyo del geiser.




Subirse la capucha de la campera, y ajustar la cámara, nada más importante para empañar ese momento.

Lo estaba esperando desde mis 8 años, cuando ví las primeras imágenes en mi libro de lectura de inglés y me autoprometí que un día iría (vendría!) a verlo. Y aquí estaba, paradita frente al coloso, dispuesto a mostrarse en todo su esplendor!  Entonces me dí cuenta… que yo estaba lagrimeando de emoción….   Un sueño más cumplido!....




El vapor ascendía a escupitajos, y todos empezamos a clikear nuestros equipos, al compás de los : -“UY!!!  MIrá!!!; “Ohhh…”;  “Guauuuu…!!!”, extasiados por la magnitud de la altura (alrededor de 70 metros) con que el agua hirviente se elevaba. Algo así como un bidet gigante1  Perdón la metáfora, pero da una real idea de lo que estoy describiendo, ja!








Esto dura unos 2´ o 3´  hasta que empieza a perder fuerza y va bajando hasta desaparecer y permanecer latente por los siguientes 90´aproximadamente en que se repetirá la escena, día y noche, ininterrumpidamente, los 365 días del año, y por los siglos de los siglos, amén!   O por lo menos desde 1870, año en que fue descubierto.

En un radio de unos 25 kms. a la redonda, existen cientas de estas bocas, escupiendo alternativamente y en distintas alturas y proporciones, y con distintas frecuencias. Toda la tierra es como una lava seca caliente, por lo que está permitido sólo andar por los circuitos establecidos.



Apenas se extinguió el Old Faithful, todos bajamos las cámaras y corrimos a refugiarnos bajo los techos de los bares y del hotel cercano. Aunque en unos breves minutos volvió a brillar el sol, con todo su calor.

Aproveché a recorrer las tiendas de los infaltables souvenirs & merchandising y a tomarme un merecido café en ese lugar increíble!

Se ve que estaba tan contenta, que se me notaba!  Hasta el muchacho de la cafetería me  ofreció el vaso caliente sin querer cobrármelo!  Otro regalito de la Vida!

Aproveché para preguntarle si conocía algún lugar “económico” para pasar la noche, ya que aún me faltaba recorrer el 50% restante y eso me llevaría otro día completo. Si salía a buscar alojamiento al pueblo vecino, al día siguiente debería volver a la peripecia de retornar a la Entrada.



 Ante mi sorpresa, el muchacho se ofreció a preguntarle a su jefe, y éste al suyo, y asíme presentaron ante el Gerente del Hotel, que admirado por la osadía de mi viaje “sola y a dedo desde Argentina” (¡?) (juro que el desentendido fue a causa de la diferencia de idiomas y en ningún momento hubo pretensión de engaño), me ofreció “una pequeña habitación” que ellos tienen reservada como de 1° Auxilios en caso de emergencia… 




Yo no cabía en mí de la ALEGRIA y el AGRADECIMIENTO!  Aún ni yo, puedo entender tanta buena suerte que tengo!

Por supuesto la acepté más que gustosa. Corrí a buscar mi valija al Centro de Visitantes y tomé posición de mi nuevo albergue.

Volví a salir corriendo hacia el geiser, que siendo ya un bonito atardecer, se dignaba presentar otra enorme espumosa erupción. Gloria a Dios por tanta Belleza!  Y esta Bendición mía de verlo dos veces en una misma tarde…





Con el alma llena, volví al hotel 






  



a mi habitación a ducharme, a ponerme una de esas batas de toallón blanco impecables, ponerme cremitas para la piel, mirarme en el espejo como una Diva, y Agradecer, AGRADECER….
A G R A D E C E R ¡!!!

Me puse (finalmente!) el vestido que paseaba inútilmente  hace días en el fondo de mi valija, me maquillé un poquito, y salí horonda al lobby, a sentarme en una de las hamacas que rodean los balcones interiores del gran espacio central de ese increíble bello hotel.






Detalle previo a sentarme: compré una latita de cerveza helada!

Me acomodé a leer todos los folletos turísticos que fui recogiendo, a revisar el mapa de lo hecho y lo por hacer,  a contarles todo esto… y a disfrutar de los músicos que amenizaban la noche desde un rincón del salón: un pianista con un violinista excepcional. 

Primero fueron varios temas de la inolvidable “Novicia rebelde” con los que me sentí profundamente identificada, desde el nombre de la protagonista, hasta las actitudes y acciones durante el film. (Me la ví 7 veces desde mi infancia!). 

Siguieron tocando música instrumental variada, desde temas de películas, a famosas melodías internacionales, y en un momento, “La Cumparsita” comenzó a sonar!!!  Estallé en lágrimas….  Me sentía tan TAN dichosa, increíblemente feliz y completa!

Salí afuera a caminar un poco, a ver si veía otra erupción, pero la oscuridad reinante ya no daba para acercarse al geiser. Me extrañó que no estuviera iluminado, o que no aprovecharan para armarle alrededor un espectáculo de luz y sonido, como existen en otros puntos turísticos de semejante importancia (Keops, cataratas del Niágara, Ruinas de San Ignacio, etc. etc..) en fin, no era cuestión de seguir pidiendo extras a la Vida!

Ya había tenido más que suficiente por hoy!

Cansadita, finalmente, me entregué a mi super cama…

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