Descansada
y feliz, siendo las 6 am. me preparé un desayuno con mis tecitos y barritas de
cereal, y me fui a asolearme suavecito a una terraza cercana, donde “justo” en
ese momento, se divisaba en todo su esplendor, otra nueva erupción del Old
Faithfull!!!
Increíble
bonita manera de empezar el día!
Quise
volver a agradecerle la gentilea al gerente pero aún no estaba en funciones.
Aunque “justo” una pareja mayor salía hacia mi siguiente objetivo del día: “La
bacina de porcelana”. Allá vamos!
Resultó
que es una especie de cascada, donde el sulfuro de las fumarolas se va
depositando y formando una superficie grisácea rosada de apariencia resbaladiza
y brillante, algo semejante a la loza… aunque la adivinás a través de las nubes
de vapor que ella misma produce. Un efecto bastante bonito y diferente a todo
lo conocido!
Faltaría agregarle la
descripción del olor a toda la zona, que no diría que es muy agradable.
Aproveché a invocar a los espíritus para alejar a cualquier posible demonio de
mi interior y/o alrededores… (por lo del sulfuro, digo! ja!)
De
allí un directo al Cañon Village! Otro
sector del Parque, que como su nombre lo indica, es un cañon entre montañas
rojias, en cuyo valle corre un río, para variar, y cada tanto se producen
bellas cascadas de diferentes alturas. Después de haber estado en el Cañon del
Colorado y en los Gorges du Verdon (Francia), éste no me llamó en absoluto la
atención.
Lo
que más disfruté de ese momento, fue contemplar una hormiga en la corteza de un
árbol diferente, mientras yo saboreaba una fresca naranja… Ya ven, hay para todos los gustos! Y me sentía profundamente identificada....
Decidí
retornar a pie hasta el Centro de Visitantes, ya que el clima acompañaba, que
tenía suficiente tiempo, y que me apetecía atravesar un poco de bosque “a
solas” y no tanta ruta pavimentada.
El
sendero inspiraba mis mejores recuerdos y fantasías de Caperucita libre, hasta
que pasada una hora, me agarró un miedito de no haber tenido en cuenta los
avisos de “Cuidado con los osos” que proliferan por todos lados, y en todos los
folletos del Parque.
Tarde
para dar marcha atrás, sólo me quedaba estar muy atenta: afiné mis oídos y mis
ojos, y proseguí la marcha a un poquito más de velocidad, aunque sin correr! Ya
que realmente aún no había motivos reales.
Continué
disfrutando del piar de los pajaritos, y de los clarosocuros entre las hojas
brillantes de sol, del frescor de la brisa y los aromas de los diferentes
pastos.
Finalmente
llegue a un área de cabañas de alquiler y una gran tienda.
En la entrada había un stand de venta
de aerosoles paralizantes para osos. Podía ser venta o alquiler.
Lo que es
seguro es que es el “negoción” del Parque!
Todo el mundo se detiene a comprar un envase “por previsión”, como si
fueran a bajarse del auto en algún momento, ja!
Lo cierto que en 48 hs. en el Parque, no vi
ningún Yogui!
Sólo 3 visones, perdón! “bisontes”
(que aprendí que son lo mismo que Búfalos), unos 2 o 3 ciervos, una víbora y unas pocas ardillas… en fin! es más lindo por el canal del National
Geographic, ja!
Aproveché
la tienda para comprarme un helado de chocolate como premio a mi caminata, y
encontré una hamaca a la sombra donde me sentí una reina en su trono. Esto es
disfrutar con lo simple!
Pasado
el break, encaré nuevamente el camino hacia las Marmoths Spring, último punto
pendiente. Enseguida una Traficc con tres jovencitas a bordo, se detuvieron a
llevarme. Ellas estaban encantadas con mi aventura y yo con su camioneta hecha
casita.
Pasamos
por la “Big Fall”, que tenía más nombre que agua, y seguimos…
Cuarenta minutos más tarde estábamos ya en la meta.
Otro
Centro de informes para Visitantes, otra cafetería, otra tienda de Souveniers,
otro fabuloso hotel, otro parking para millones de autos y super casas
(camiones con acoplado!!!) rodantes, y por allá atrás, las Marmoths.
Unas
extrañas formaciones que dejó un volcán erupcionado y cuyas cascadas de lava se
encuentran ahora secas, aunque aún hay pequeñas erupciones de gases y chorrillos
de agua termal hirviente –prohibido acercarse!-
sólo para las fotos. Interesante
los colores y las formas, aunque ya tanto turismo apuntando hacia el mismo
punto, me estaba cansando.
Me
fui a hacer un recreíto de mandarinas y barrita de cereal, y a revisar el mapa
para decidir el siguiente paso.
Si
ya transité Wyoming, porqué no seguir a Montana?
Salida
Norte del Parque? Gardiner! Allá vamos!
Llegué
en menos que canta un gallo, realmente estaba muy cerquita, y como tal, el
orecio de los hoteles para pasar la noche, carísimos!
Es
un villorio con aspecto de película de cowboys, bares del lejano far west para
turistas, y más tiendas de souveniers!
Muchos locales de alquiler de kayacs
para rafting en el río Yellowstone, y pare de contar. Ergo: nuevo dedo en la ruta de salida.
Pasó
entonces una pareja joven que me avisaron “que estaban fumando”, si no me
molestaba… Por supuesto sí pero dije que no, con tal de viajar pronto, ya empezaba
a anochecer…
Lo
que no entendí es que se trataba de marihuana…
Y
acompañaban con una lata de no se qué que también compartían. La música a mil,
y la camioneta a diez mil! Las risotadas a cien mil! (las de ellos, yo empecé a
paniquear… entonces mejor me puse a rezar, en serio!)
La
chica peliroja muy amable, me preguntó si me quedaba bien Helena, la capital?
Supuse que sería una ciudad con alternativas y dije que sí una ve más, ya me
daba lo mismo. No era cuestión de quedar a mitad de camino en la ruta de noche.
El
muchacho, recién inmigrado de Africa,
tras otro pucho de no sé qué hierba nauseabunda, se quedo dormido.
Ella
al volante, se fue tranquilizando, y manejó las siguientes 3 horas con
prudencia y decisión. Gracias ángelitos! Uds. sí que son todo servicio! Todo terreno!
Al
llegar a Helena decidí ir directo al albergue “de rescate” que tenía en la
lista que me habían facilitado en Coddy, ja!
ya tenía ficha de antecedentes como homeless, y no era cuestión de andar
caminando con la valija buscando hotel barato.
La
“shelter” resultó un tanto más precaria que la anterior, y menos amistosos,
aunque igual me ofrecieron un sándwich (la cena ya había pasado) y sábanas
limpias en una habitación compartida de mujeres solas. Es un decir, mi nueva compañera de cuarto dormía con su enorme perro negro a sus pies.
Yo
estaba tan rendida que no me importó, sólo quería una ducha y dormir, y así lo hice!
A
la mañana siguiente, compartimos con Anne, la anciana del perro, desayuno y consejos, y me despedí
amistosamente. Nuevos rumbos me esperaban….
Salí
a recorrer la ciudad tempranera y me asombré de lo bonita que es!
Muchos
edificios art- decó, plazas, calles tranquilas, árboles por aquí y por allá,
las montañas alrededor, y un clima de serenidad… que coincidía con el mío.
Entré
a un café con música de los Beatles, y me puse a contarles todo esto…
Gracias
por acompañarme!
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