Lo que tiene
de malo los buenos encuentros en los viajes, es que se acaban pronto, y las
despedidas son poco agradables. Pero
como la Vida continúa, la función debe proseguir!
Nueva mañana
y nuevas rutas: Charles me acompañó a la ruta frente a su casa, y el primer
auto que pasó, se detuvo alarmado de vernos charlando en la banquina. Aún no
había terminado el abrazo, y ni había sacado a relucir el dedo.
Le sonreí
explicando que no, que sólo necesitaba ir a Les Escoumis, a sólo 30 kms. a
tomar el ferry.
Se
consultaron entre el matrimonio y no muy seguros me dicen que ellos nunca
llevaron a nadie…. Como pre excusa para negarse al aventón, pero como ya
estaban parados ahí, se tomaron el tiempo de dudar, volver a mirarse, volver a
mirarme… Entonces me presenté con mi
nombre y mi origen, y que estaba de visita en su país, y que decidieran
libremente, que si no, no importaba. Todo bien!
Charles
miraba la escena absorto, incrédulo y contento!
Finalmente
me dijeron que “Está bien”, abriendo el baúl para acomodar mi valijota.
Apenas me
senté, se presentaron ellos, y de lo más sonrientes con “Su” aventura, me
hicieron un montón de preguntas, no detectivescas, sino de sana curiosidad.
Resultó que
ellos salieron ayer de vacaciones en sus motos Harley Davinson, y a los 200
kms. la de él dejó de funcionar. Tuvieron que esperar el remolque para volver a
la casa, le diagnosticaron que no tenía arreglo en varios días, y para no
perder tiempo de vacaciones, pasaron los bártulos al auto, y así es cómo
estaban allí en ese momento. Descubrieron lo bueno del contratiempo, ya que
estaban contentísimos con mi presencia y mi charla. Tanto que nos pasamos de
largo del puerto!
Cuando me dí
cuenta, GPS mediante, tuvimos que retornar otros 30 kms. y se lo tomaron a
risa, ya que ellos hubieran querido que me llevaran más tiempo! Nos despedimos a más abrazos y muchas selfies
que se llevaron a modo de testigo para compartir su hazaña con sus amigos!
Hablamos
mucho de la Confianza: en uno mismo, en los otros, y en la Providencia. En la
importancia de abrirnos a conocer a los demás sin prejuicios, y desterrar los
miedos. En evitar hacer planes, para evitar frustraciones si éstos no se
cumplen con mis expectativas…
Y
finalmente, en la importancia de sembrar sonrisas en las personas! Todos somos espejos mutuamente: si yo sonrío,
el tro me devolverá la sonrisa. Si yo pongo mala cara, mala cara recibiré. Si yo
actúo con el bien, la Vida me devuelve el Bien. En fin, es mi compendio de
filosofía del dedo.
Me
prometieron que de ahora en adelante, se comprometen a “levantar” viajeros y
Confiar!, y a trasmitir el mensaje…
Bravo! Los
Dedoadictos, necesitamos más Confiadores
O sea,
llegué al ferry con el tiempo justo para embarcarme y hacer la travesía de 1,
30 hora a la Riviera opuesta.
Aproveché
para escribirles un poco, porque el río que parece un mar de ancho, me
resultaba un tanto aburrido. Hasta que en un momento, muchos gritaron:
“Allá!!!” y corrieron a la baranda del lateral izquierdo.
“Allá!!!” y corrieron a la baranda del lateral izquierdo.
Una familia
de ballenitas blancas (belugas) pasó trotando las olas.
Hagan el
esfuerzo de descubrir algún lomito aunque sea, porque creo que llegué tarde al
click.
Pasado el
evento, todos volvimos a refugiarnos en el salón central, mostrándose unos a
otros, como trofeos, las tomas más afortunadas.
Anunciaron
por parlante el desembarco y todos corrieron a las escalerillas a ubicarse en
sus respectivos autos, camionetas, casitas rodantes, trailers, etcs.
Por
supuesto, yo la única peatona.
Ni lenta ni
perezosa, aproveché a preguntarle a un matrimonio con el que había compartido
el avistaje, si iban en la misma dirección que yo.
Por suerte
sí! y estaban bien dispuestos y con 1 plaza disponible (entre las cientos de
cosas que como casi todos acarrean en los asientos de atrás)
La ruta,
ahora sobre la costa sur del río, lo bordeaba hasta su desembocadura en el
Atlántico.
Dibujando un
arco que une pueblitos balnearios unos más bonitos y pitucos que otros, por el
norte de la península de Gasperié
Así es que
llegué a Rimousky, previo almuerzo invitado por la pareja que también estaba
chocha de llevarme.
Finalmente
quedé en Mont Joly que era mi objetivo, pero fue imposible encontrar
alojamiento. Estamos en plena semana de vacaciones quebequenses! Esta semana y la próxima son las vacaciones
de los que trabajan en relación a la construcción, bla, bla… ya se los conté!
En la
oficina de turismo, me ubicaron un motel a 100 kms. al parecer sobre un lago
muy bonito.
Siendo aún
media tarde, y ante la imposibilidad de quedarme frente al mar, volví a relucir
mi dedo rumbo al lago.
Tres jóvenes
lugareños que paseaban en su auto “para escuchar música” y sin ruta
determinada, aceptaron gustosos el aventón. Aunque no se molestaron en bajar el
volumen para preguntarme ni interesarse por nada. En fin, hay de todo!
Eso sí!
cargaron el tanque y compraron pastillas y bebidas para repartir. Yo incluída!
La ruta iba
por unas colinas preciosas, con mil tonos de verde, y mares de florecillas
amarillas en los contornos. Casitas de privilegio y pueblitos de cuento de
hadas. Un sueño!
Aunque la
que tenía sueño era yo, por lo que no tuve ganas de empuñar la cámara. Qué
egoísta!
Llegamos al
motel, apenas me bajé, los jóvenes salieron a los piques. Intuyo que andaban en
“el auto de papá”, aunque sin su permiso, no sé… intuición!
Lo cierto
que el señor de la recepción me recibe con cara de desolación, y se excusa que
su señora no sabía de mi reserva telefónica de una hora atrás, y que entregó la
última habitación disponible, 5 minutos antes de mi llegada!
Viéndome la
cara de preocupación, se ofreció a ayudarme (aquí todos son genialmente dispuestos,
generosos, eficaces, y colaboradores! Todos!)
Llamó por
teléfono a un montón de hoteles de los alrededores, y en todos la misma obvia
respuesta.
Siguió con
las habitaciones de alquiler que su madre le soplaba, acordándose de las
vecinas que disponen de espacio. Nada! Todo tomado! Había un recital de un
grupo por aquí famoso, y estaban todos los fans en los albergues circundantes.
Finalmente,
y medio en chiste, le sugerí preguntar en la Iglesia local.
Dicho y
hecho: el cura se había ido a pescar con unos amigos por unos días, y la casa
presbiteriana estaba vacía. La señora que atendió el llamado, se comprometió a
llamar al cura y pedirle permiso. En 5 minutos estaba otorgado! Y en 5 más me vino a buscar con su auto al
motel, servicio de remise completo!
El del
motel, exhausto después de 1 hora y pico de teléfono, estaba feliz por mí! Y orgulloso de haber encontrado una solución! así de gentiles son los canadienses!
Lo cierto
que la angelita de turno, me llevó los 5 kms. que distaban a Causapascal, el pueblito siguiente, y estacionó frente a la Catedral, más precisamente en la casa parroquial. Me mostró todas las
instalaciones para que eligiera “el cuarto que quisiera” y me dio las llaves,
sin querer cobrarme nada!
Miren que
casita! Y 8 cuartos para mí sola! Jardín
con parrilla y living con billar! No la
pasan nada mal algunos curas!
No criticar,
y mucho AGRADECER! Al anónimo que me la
cedió sin cuestionar, y al Padre que movió los hilos invisibles para provocar
otro MILAGRO!!
Hay veces
que realmente me pregunto: -“¿Qué he hecho yo para merecer esto???” Tanta buena suerte me apabulla y me asombra
hasta a mí misma.
Elegí una
habitación que daba a la torre, para tener más presente el sentimiento de
“Bendecida” - y privilegiada- que me acompaña todo el tiempo. Con su
correspondiente AGRADECIMIENTO!
Al
despertar, las cortinas de voile blanco, me entregaron su Paz.
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