viernes, 20 de julio de 2018

Montreal


Salir de una ciudad tiene sus bemoles, pero como dice el dicho popular, todo lo que entra, sale!  Y sobre todo si se trata de hormigas!

Subte (acá se llama metro) mediante 
                                                                                 
inmigrante asiático con instrumento dulcísimo, en los pasillos del subte

y dos combinaciones más con buses locales (Itinerario agradecido a la niña de la Turist Office y al Google map), llegué a la salida de la gran Ottawa. Más precisamente a una estación de servicio. Lugar ideal para presentarse educadamente (No tanto como preguntar por la familia a la que aún no conocés) y extendiendo la mano, decir tu nombre y origen: María de Argentina!, palabras mágicas brotando de una enorme sonrisa. Es el salvoconducto ideal para conseguir un “Sí!, porqué no?”  seguro.



Minutos después, ya sentada en el lugar de acompañante, o en el asiento de atrás (según número de pasajeros ya en el auto), confiesan que es la primera vez que se animan a “levantar” a alguien…   que no saben porque se detuvieron, que fue el auto el que dijo “Stop!”, ja!   (y que …. La sonrisa es irresistible! Modestia aparte!  Yo diría más bien, caradurismo! O la necesidad tiene cara de “Por favor!”, ya que si no sería imposible hacer este viaje por acá donde no existen transportes públicos, 0 buses, nada, todos tienen sus autos o se quedan en la casa)

Alors…. (expresión francesa cuando hacen una pausa, sería como un “entonces”…)

Cargando su gasolina estaba Pierre con su kayac sobre el techo de su camioneta.
Presentación “de rutina”, y directo a Montreal!!! (200 kms.!)

Me llenó de recomendaciones de lugares imperdibles!, casi un super agente de turismo! Con mapa y todo! Y por supuesto un montón de historia de los coloniadores, las industrias de la región, el porqué de las flores de Liz en la bandera, de dónde sacan la sal para desfrizar los caminos en invierno, etc. etc…   Ven?  Si te subes a un micro, que obviamente debes vos esperar el horario que ellos disponen, pagar el generoso diezmo que ellos disponen, te sientas callada frente a una ventanilla que no te invita a más que dormirte en tres curvas. Así ganas amigos, información y sorpresas!

Pierre colecciona plumas! Y las tiene colgadas en el interior de su camioneta. Así que cuando paró a comprar “2 cafés”, lo sorprendí regalándole una blanca (beso de ángel) que yo había recogido unos días atrás. Y le encantó! La colgó del espejito y pasó a formar parte de su colección.

Cuando llegamos a Montreal, me dejó en la boca de un subte, con el consiguiente planito de las combinaciones para llegar al centro de la ciudad, donde yo ya tenía agendado un hostel.

Llegué, me acomodé (dejé mis bagallos), y salí a caminar!

La calle era una FIESTA!!!

Festejaban un “Festival de la Risa”!, y por todos lados había espectáculos callejeros, o en escenarios armados para la ocasión. Cientos de puestitos de comidas, vendedores ambulantes, y mucha Música!







Por supuesto deambulé de unos a otros, disfrutando una cerveza al paso! Y aunque no entendía los chistes cuando la gente se reía, era genial, ver a tanta gente contenta, disfrutando!

El calorcito de la noche hacía que no te pudieras perder ninguna presentación, te invitaba a quedarte, aunque el cuerpito acusara cansancio.

Me quedé pegada a un grupo: “Los 7 dedos” que hacían una especie de acrobacia, malabarismo, poesía y canciones con un relato de lo más cómico! (Algo les cazaba en los gestos y las caras) Eran geniales! Y desopilantes!


Finalmente, no tuve más remedio que regresar al hostel, a dormir.

Pero como estaba más que desvelada, me puse a buscar alojamiento por internet, para el día siguiente. Allí no había más lugar que para una noche.

Escribí a varios couchsurfing, y me confié finalmente a la almohada.



Al despertar, tenía la respuesta y la dirección de Pascale, que me ofrecía su casa en un barrio un poquito alejado del centro. Con mi mapita de subtes, llegué sin ningún problema. Para completar mi suerte, era fin de semana, y allí el abono para “todos los medios de transporte”, tienen un super descuento esos días. Es un abono por 48 hs. libre!

Barrio super tranquilo y arbolado, con las típicas escaleras exteriores, rectas, en caracol, o combinadas, que caracterizan a la ciudad de Montreal.




Después de las correspondientes presentaciones, y un generoso almuerzo vegetariano, salí a pasear por el centro…

Crucé a la isla donde se hace el circuito de Fórmula 1, y que en los días comunes, sirve de paseo para los cientos de ciclistas que lo recorren.





Paseé por parques y jardines,



El Casino

Se entiende?

Monumento a Allende, de Chile. Qué loco no? aquí en Canada!





hasta llegar al Downtown o El Viejo Montreal, por supuesto centro histórico, donde se suman bares, galerías de arte, hoteles 5 estrellas, edificios públicos y miles de iglesias! Aquí parece Roma en ese sentido.

De hecho la religión católica, de la mano de los franceses, pesó muchísimo en los primeros tiempos y hasta los 60/70  en que la gente –mundialmente- empeó a dejar de atarse tanto a la presión que la religión ejercía.

Entre otras cosas, la “sugerencia” de formar familias numerosas (traer hijos de Dios al mundo!). De hecho, casi todos con los que estuve en contacto estos días , procedían de familias con 8 hermanos mínimos! Pierre tenía 13!!!!  Aunque todos reconocen que eso se acabó! Que ahora 1 o 2 máximo es más que suficiente.

Por lo que la necesidad de poblar el país con los inmigrantes del norte del continente europeo, se estabilizó y comenzó a declinar….  Es por eso que ahora necesitan “mano de obra” y convocan a becas e intercambios por todo el mundo. Se están llenando de chinos, árabes, paquistaníes, hindués, y otros. Pero la verdad, es que losdescendientes de los francesitos originales, no ven con buenos ojos a ningún extranjero!  Y menos a los ingleses! Con los que aún tienen problemas en respetar la lengua competencia.
Ok. Sigamos paseando…

La Biósfera, museo interactivo de ecosistemas.



Visité la Notre Dame de aquí!  Que es realmente espectacular (están prohibidas las fotos, salvo que pagues la visita guiada)
.
Seguí por el puerto… 

Spa de lujo en un barco viejo


Conjunto edilicio de vanguardia, premiado en 1967

También por allí funciona un parque de atracciones con puestitos de kermese y una rueda gigante.

También un parque de aventuras para ir pasando obstáculos colgado de unos cintos, a través de un barco pirata incendiado, para terminar tirándote por una tirolesa larguísima. Me hubiera encantado!! Pero una señora que se precie de tal, ya no tiene permiso (propio) para hacer esas cosas… Lástima! (será en la otra vida!, prometo!)

Se hizo la noche, 


y siguiendo las instrucciones de Pascale, fui a la zona de los silos, para observar los fuegos artificiales que se disparan todos los sábados del verano. Son espectaculares!!!  Hacía rato que no veía tan TAN GRANDES!!! Y continuados!!!  Y éramos miles contemplando el cielo iluminado. Dicen que se ven en toda la ciudad, pero según Pascale ése era el mejor lugar, frente al río.






Hablo del río Saint Laurent, que a esa altura todavía parece un río. Porque más adelante, a la altura de Quebec, ya parece un mar!  Otra que el río de la Plata! Cuánto nos mintieron a los porteños haciéndonos creer que era el más ancho del mundo…. que infamia! Vengan a ver éste!  Encima de aguas azules, como corresponde a un río que se precie de limpio!

Con una desconcentración propia de 10 estadios, los trasnochadores nos dirigíamos a las bocas de subte, y en mi caso, a la casita de Pascale, que a pesar de estar más retirada, sentía que era un barrio de lo más seguro, como todo Montreal!



Domingo, amanecida lluviosa, pero sin importancia para una hormiga curiosa: visita al Santuario San José, a un costado del Mont Real (nombre que dio origen al de la ciudad, no es muy difícil de descubrir, verdad?).





Allí un curita tuvo unas visiones en un bosque que aún permanece, y decidió mandar a hacer una capilla. Parece que los Milagros que los primeros visitantes pedían, se cumplían con eficacia, que se comenzó a construir una basílica enorme, que convocaba a multitudes. Aún hoy en día!



De hecho (merchandising mediante) (creer o no a voluntad!), el cura 100 años más tarde (y obvio después de muerto), fue elevado a Santo, y por aquí aseguran que los Milagros siguen funcionando. Por las dudas, mejor pedir que dudar!  Y encendí mi velita!


La lluvia paró y me fui para el parque del Tan-Tan.  Un espacio donde se juntan a tamborilear hasta el anochecer. Unas cuantas birras mediante, humo de distintas yerbas, y muchas ganas, se arma la batucada! Cada uno a su juego!




Con los piecitos titilando, volví al depto. Previo paso por el supermarché, me tocaba cocinar la cena a mí: Quiché Lorraigne congelado!  No me lo iba a perder. Aquí tenés croissant con el saborcito único de la manteca de los franceses, 500 modelos de quesos diferentes, y todos los manjares que los franceses supieron concebir…  Incluído los “yocolá!” oh la lá!  (chocolat!)

Qué día!  Y qué noche! Cálida, con vientito, helado y arándonos de la huerta de Pascale!

Como decía Serrat: “Hay veces que la Vida te besa en la boca…!”

A demain!



Lunes calmo. Ganas de quedarme en la casita todo el día, escribiendo estas historias, acomodando papeles, mapas y folletos para turistas, seleccionando fotos, cumpliendo con “trabajos” a distancia (gracias a mis clientes que me permiten vivir viajando!!), llamaditos y mensajes de whatsup mediante, fue pasando la jornada, con la casa a mi entera disposición. Pascale  trabajaba en su oficina de 8 a 17. La confianza que se generó desde el primer momento es maravillosa! Me dejó las llaves, el lavarropas y todo! sin ningún control ni cuestionamiento!. Ni precio! Sólo intercambio de aventuras, ella también había hecho el Camino de Compostela 6 años atrás, teníamos mucho para compartir…

Habíamos quedado que a la salida de su oficina, nos juntábamos en el centro para pasear por la Av. Saint Laurent   (son un poco repetitivos con los nombres), donde decenas de artistas, pintan murales en las medianeras y fachadas. Terminamos brindando un avance de despedida en un pub irlandés.

Otro barrio más pituco






Pascale guiandome en el paseo



Lo reconocen? Leonard Cohen! quién si no?!



























Último día en Montreal: Visita a la Villa Olímpica, con el estadio Nadia Comenacci, 

sede de los juegos homónimos creo que en el 76 (no tengo ganas de googlear, si quieren corríjanme). Su emblemática torre inclinada, a la que se arriba a la cima por un ascensor inclinado (previo 15 CAD (dólares canadienses) que por supuesto decliné las ganas) (ya el 91 de Chicago me alcanzará por varios decenios!). 









Visité el natatorio y algunas salas. Siempre me asombro de la prolijidad y limpieza de todos los recintos y de algunos materiales que usan (Ojo de arqui!  Que le va´ cer?)







Seguí para el Botánico, y a pesar de los 20 CAD (Dólares canadienses) de la entrada, me jugué, atraída por “La Casa del Árbol”.  


Estos amigos verdes me atraen cada ve con más insistencia, y la verdad, es que no me sentí decepcionada. Es un museo dedicado a las diferentes especies, con explicaciones de lo más didácticas, y la belleza ante todo!









Me quedé deambulando entre plantas,










flores, lagos, e instalaciones (nidos humanos), sentándome a la sombra de añosos árboles de diferentes colores y aromas, pastitos tiernos con ardillas circundando, y muchos pájaros entre las silenciosas ramas.  Un regalo para el alma….





























Pasé luego a la zona de los cultivos de verduras, hortalizas, legumbres, hongos, y demás yuyos. Todo en un orden y armonía milimétrico.





Salteé la parte de los bonsái, y ya con la luna asomando (y el horario de cierre) visité al galope, los interminables invernaderos, plenos de ambientaciones de las distintas regiones del mundo: desiertos, trópicos, selvas, praderas, etc…  Maravilloso!!  Me animo a decir, que para mí: lo mejor de Montreal! 


Imperdible!!! Volvería otras 12 horas más.





























Lamentablemente, ya tenía otorgado un viaje contratado a “Amigo” (autos compartidos) que Pascale me obligó a tomar, ya que decía que ella no me permitiría irme a dedo, que era su responsabilidad. Para dejarla contenta y tranquila, acepté la invitación. Así que a la hora prevista, encontré a mi chofer de turno, en la boca del subte.

En el trayecto a Quebec, otros 270 kms. (3 horas maso..) nos charlamos la vida!  Christian es un muchachito de no más de 27, licenciado en Ciencias Políticas en Barcelona (ergo hablaba perfecto español!) , estudiante de Historia de Irán, enamorado de la de Chile. Políglota de 6 idiomas, y no sé cuántos otros méritos, destilaba excelencia y erudición. Evidentemente un privilegiado! Y un amoroso!  Me dejó delante de la Biblioteca Pública de Quebec, donde Roger me esperaba con su paraguas colorado abierto como su sonrisa. Pero eso es para otro cuento!

A tout a l´heur!

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