miércoles, 25 de julio de 2018

Quebec



Roger, el amigo de Pascale, otro courchsurfing dispuesto a recibirme, me esperaba con los brazos dispuestos a sostener mi valija y mi ánimo.

Sin titubear ni desperdiciar un minuto, ya atardeciendo, me llevó a conocer “Les Chutes” una gran cascada natural en las afueras de Quebec.







Rodeadas de un hermoso parque, lo primero que llamó mi atención fueron los árboles que desafiando la ley de gravedad, se aferraban a la colina en pendiente. ¡Qué gran aprendizaje nos ofrecen continuamente nuestros hermanos árboles!: Ser lo que debes ser, a pesar de las circunstancias. Agarrarse a la Vida, y salir para adelante!


Otra cosa espectacular es el puente que las atraviesa por arriba, desafiando a los que tienen vértigo. Nunca me canso de sorprenderme y agradecer a aquéllos constructores anónimos de puentes y carreteras, hechos en aquéllos tiempos en que la tecnología era una palabra desconocida, y todo se hacía a fuerza de voluntad y pala!







Para los que sí aman el vértigo, la pared lateral de la colina lindera, les ofrece un muro de escalada, directo al precipicio.

 Paso….

Fotos y cafecito, antes de ir a instalarme en la casa de Roger, quién sabiéndome vegetariana, ya había preparado unos taglietinis a la bolognesa!. 

Aunque el secreto era que la salsa estaba hecha con tofu tostado que asemeja los trocitos de carne. El sabor espectacular!

Ahora sí a descansar!   Mañana será otro día…



26-6-18

Salimos juntos 8 am. Él a su oficina (era su última semana antes de su jubilación), y yo a recorrer las callecitas de Quebec. Ciudad-pueblo muy semejante en sus construcciones con las de Bretagne, al NO. de Francia. Obviamente, sus primeros habitantes. O mejor dicho, 2°!   Ya que hay reservas indígenas en los alrededores que atestiguan, los primeros pobladores reales.





Comenzó una llovizna poco amistosa, por lo que me subí al primer bondi que pasó, directo al puerto. Era un barrio de artistas y de negocitos chic con los consabidos souveniers.

















Un mural tromp-oil capturó mi atención. Enorme y preciso. Fantástico!

En pocos minutos comenzaron a arribar oleadas de turistas munidos de sus cámaras (como yo!) y el consabido bochinche. Huí en el mismo colectivo en sentido opuesto.

Me bajé en el museo de Bellas Artes, otra genialidad! Desde su arquitectura exterior y los interiores blancos, sutiles y transparentes, como muchas de las obras allí expuestas.





Aunque lo que más me asombra siempre, es el contraste entre las obras modernas, y los edificios antiguos, con todos sus detalles.

Seguí por un parque precioso, en calma a esas horas tempranas, y con el olor de la tierra mojada por la reciente lluvia. Me senté entre unos árboles maravillosos que tejían un techo verde sobre mi cabeza, y entre gotas frescas, recé. Agradecí….  Lloré….  






Hay veces que tanta belleza, me conmueve sin aviso previo.

Seguí por el borde del río hasta unas escaleras que bajan los acantilados.





Son 400 escalones! Que mientras los bajas, sabes que luego los tendrás que subir… 



AhÁ!   avanti!  El ejercicio matutino para sentirse joven!

Abajo, una porción pequeña de la ciudad (que también se llega en auto), te permite ver la isla de enfrente a la que sabía que quería llegar en algún momento.



Cuando iba subiendo, una jovencita atlética, de colita y musculosa, me dijo que si iba a la isla no me podía perder la chocolatería que allí había…

No sé si el chocolate tiene forma de zanahoria, pero para mí fue como un imán! Me lo prometí de inmediato!

El sol ya había empezado su labor de calentamiento, y con la humedad reinante, se hacía sentir pegajoso y agobiante. Así y todo, seguí hasta la ciudadela.




Antigua fortificación de defensa de la ciudad, obviamente con los cañones apuntando al río (por donde se supone llegaría el enemigo). 

Paso…   este tema guerrero no es para mí, ni que sea un museo! El antiguo foso circundante, fue convertido en Parking para turistas. En fin….

La rodeé por afuera y llegué a las callecitas del centro comercial, todas aggiornadas de flores, cartelitos de souveniers, carrozas con caballos al trotecito, bares y tiendas de todos los colores.

Entre todo eso, se eleva el castillo de Fontenac, ahora devenido en hotel 10 estrellas!  


Por supuesto puse cara y pinta de ricachona, y entré con mi mochilita y mi mejor sonrisa. No me dijeron nada, así que continué la visita por el lujoso lobby, el restaurant, la recepción, y las terrazas sobre el río (siempre el famoso Saint Laurent).




Me senté en una mesita pituca y me disfruté un cafecito con una croissant “verdadera”! Un manjar… un placer!






Seguí girando, entrando en la Catedral, la iglesia anglicana, donde justo había un concierto de órgano,  pasé por el horologio, y finalmente el Parlamento.





Agregar leyenda






Roger me había sugerido la visita guiada en español, y no me defraudó.

Catalina, la joven guía hispano parlante, me condujo durante 90 minutos por todas las salas (yo era la única visitante en ese idioma), me terminó de redondear todos los cabos sueltos que yo tenía con respecto a la historia de este país, y me dio una clase magistral de cómo funciona el Parlamento.




A la salida, había una gran escultura de bronce en homenaje a las mujeres que abrieron camino en la política. ¿Sabían que recién en 1940, ellas lograron tener derecho al voto? Casi como nosotras las argentinas…   Y aún ahora no llegan a ocupar más del 30% de las bancas…  Y por casa cómo andamos?







Finalmente, me encontré con Roger a la salida de su oficina, y le conté lo de la chocolatería recomendada. Él la conocía, entonces pactamos ir hacia allá.






Tomamos el ferry que cruza a la isla de Orleans en 30 minutos y una vez allí, recorrimos las callecitas, con unas casas preciosas!  Y unos árboles más lindos aún!  La isla está llena de cedros azules.



















En un momento llegamos a la deseada heladería, y realmente resultó fantástica! Qué placer!  Lo diferente? Aquí el cucurucho te lo ponen al revés!




Volvimos con el ferry de las 21.30 y la luna sobre nuestras cabezas. No estaba roja como anunciaba el eclipse, pero estaba hermosa de todas maneras.



Enfrente, sobre el río ya oscuro, Quebec iluminada a giorno, con el Fontenac haciendo alarde de su esplendor. A lo lejos los silos iluminados con proyecciones de la aurora boreal, una maravilla!







Al llegar a la casa, noté que en un estante de había dos mates con sendas bombillas! Y con la inscripción “Bariloche”! junto a una bandera argentina.



Roger me contó de sus dos visitas consecutivas a mi país, y por eso los “recuerdos” que se trajo. No pude menos que regalarle una de las latas de dulce de leche, que yo portaba en mi valija, para una ocasión especial.

La generosidad de Roger incluyó unos huevos fritos trasnochados, y un muffin gigante y delicioso.

Mientras cocinábamos (es un decir…) me ayudó con la búsqueda de Gaby Stierli (mi antigua pen- friend que vivía en Quebec…. Que ya les conté) en facebook. Yo no la encontraba…

Él en un ratito dio con su esposo, que tiene una escuela de equitación en Suiza, y con su abuela muerta hace dos años, a los 96, en la mismísima ciudad donde estábamos. No me pregunten como lo hizo, pero los datos coincidían. Dijo que a la mañana siguiente, llamaría a la casa funeraria que intervino en el sepelio, para obtener más datos. Roger resultó un auténtico detective!

Me retiré a mis aposentos, para estudiar –internet mediante- la ruta a seguir al día siguiente y las posibilidades de transporte….

Creo que me quedé dormida sobre la computadora, porque no llegué a ninguna conclusión.




    27-7-18

A la mañana siguiente, mientras Roger visitaba a su osteópta, y yo me preparaba mi tradicional desayuno, ahora con tostadas con manteca “y” dulce de leche!, decidí quedarme un día más, gracias a su hospitalidad, ya que se ofreció a llevarme a conocer una reserva indígena, cuando regresara.

Aproveché la mañana para escribir y ordenar fotos, y para desterrar de mi cabeza el ansiado viaje en tren hacia el océano. Es carísimo!, sale a las 8 de la mañana, hay que tener reservas 6 meses antes, y llega hasta la mitad del trayecto que yo pretendía. Ergo, voto por el dedo fiel!

Tal como se había propuesto, no bien llegó de regreso, Roger llamó a la funeraria, y le explicó a la que atendió, toda la película de mi ex pen-friend de la adolescencia, y ésta se comprometió a averiguar….

Según Roger, hay una ley universal (tipo la de Murphy), que dice que tu tienes que sobrepasar 6 etapas o escalones, en el cumplimiento de cualquier propósito. O sea, ya íbamos por el 3°!  (Primero yo le conté a él mis necesidades. 2° él hizo su búsqueda y demandó a la dama. 3° la dama haría sus propias averiguaciones y permisos…

Tras el almuerzo, fuimos a visitar el lugar de los Hurons-Wendant, que resultó un hotel 4 estrellas, con un gran parque donde tienen armados unos teppes, unos osos embalsamados, una choza larga hecha con pajas recién envejecidas, un minimuseo carísimo, y una por supuesto gran tienda de souveniers!











Bajando un poco la colina, un río pequeño (aunque precioso), donde otrora funcionaba un dique que alimentaba la usina que proveía energía a la papelera que ahora no funciona más. Son sólo ruinas. Esta fábrica pertenecía a los supuestos “beneficios” que los “originales” recibían de mano del estado.



Confío en la tenacidad de la Naturaleza


Actualmente, los “occidentales” siguen sin mirarlos con buenos ojos, ya que ellos tienen oportunidades que “los blancos que trabajan y pagan impuestos por todo” no los tienen. (Afirmación hecha por un descendiente de francés, por lo tanto, canadiense). Me refiero a que los aborígenes no pagan tasas por la nafta, así es que son dueños de estaciones de servicio, donde el combustible es más barato que en las gasolinerías “de marca”. Y por supuesto, venden mucho más que aquéllas vecinas, por lo que la codicia y la envidia siempre presentes, olvidan los sufrimientos y éxodos de estas personas a lo largo del tiempo. Digamos que esos beneficios, son apenas una compensación.

Bastante frustrada, volví para  dormirme temprano, ya que mañana quisiera abandonar Quebec temprano.

Roger se comprometió a alcanzarme a una estación de servicio cercana (no sé si de las marcas oficiales o de las económicas de los hurones. Al dedo le da lo mismo!), a la salida de la ciudad.

¿Quién dijo que los ángeles no existen?.....

Por de pronto yo invoco al mío de la guarda, para obtener dulces sueños.



Cuando ya estaba a punto de clausurarme, sonó el teléfono, y era la dama de la funeraria. Dijo que había dado con Blanca, la hermana, porque Gaby hacía 30 años que vivía en Suiza… bla, bla…

Reconocí el nombre de Blanca de inmediato, ya que ella se escribía con mi hermana!    Blanca le proporcionó el mail de Gaby a la dama de la funeraria, y ésta se lo dictó a Roger, que lo escribió en un papelito delante de mí. En 5´ yo ya estaba escribiéndole a Gaby un mail. ¿Qué modernidad! Antes debíamos ir al correo con el sobre, pagar  la estampilla, y esperar cuatro semanas la respuesta.

Ahora confío esperarla sólo unas horas (Suiza lleva 6 horas de adelanto en el uso horario, o sea, que estaría amaneciendo). Por lo que yo tenía el pleno derecho de irme por fin a dormir, con todos los deberes hechos!

A demain!  Y gracias a todos los ángeles convocados que ayudaron en la misión!    Mercí!!!

 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Si querés, dejame aquí tu mensaje o compartime tu Milagro...