lunes, 13 de agosto de 2018

New York 2

2° día, Bienvenida! = Buena Vida!
             Amanecer= Ama Nacer!  Cada día…




Y no es para menos, con la seguridad de más por conocer….

De nuevo subway hacia el Midtown en búsqueda de la entrada para algún espectáculo en Broadway, imposible perderse una puesta en escena de algún Music Hall, veremos cual elijo entre las decenas de ofertas.


De las carteleras, al Guggeheim Museum, obra emblemática de mi admirado Frank Lloyd Wright. El mismo que anduve visitando sus casas residenciales en Chicago hace unas semanas. Sabían que esta obra le llevo 15 años! Y que murió 6 meses antes de la inauguración, con sus ya geniales y sanos 91 años!? Un genio!!











Al principio fue duramente criticada, porque implantar en medio de la ciudad “Un lavarropas” como le llamaban entonces, nadie entendía que un museo tuviera esas formas, que rompiera con el patrón de la caja cuadrada, que en ve de ser un espacio interior con una fachada, fuera una fachada muda con “un espacio vacío” interior! 

Que en vez de usar la recta, se manejara con la curva como  elemento vital natural de un vocabulario nuevo. Conceptos éstos totalmente revolucionarios para la época, principios del 1900!

Tras la inauguración, cuando el público fue capturado por la belleza de la luz que trasmite la claraboya cenital y las franjas laterales, la admiración fue tal que pasó a la gloria. Lástima que tarde, ya las críticas habían demolido el ánimo de Wright, como le pasa a muchos artistas de vanguardia.



Por suerte su obra permanece para deleite de los presentes.

La verdad es que gocé más la visita al museo en sí mismo, que a la muestra que allí se desarrolla, la colección privada de no me acuerdo quién, pero que no me pareció ninguna maravilla: unas esculturas flacuchas “experimentales” como si el “artista” se la pasó jugando con barro y le quedaron todas chorreadas… en fin. Viva Wright!  Y Gracias Wright!  Lo tuyo es ARTE! Conmueve! Dignifica, provoca admiración, exalza  belleza, proporción  y armonía!

Salí con la intención de caminar por el Central Park cuando justo se largaba a llover. 



Ponchito azul siempre dispuesto en mi mochila, no era cuestión de perder la ocasión romántica. Sólo que el picnic se me transformó en mañana mordida al paso asomando baja la manga.

Son cientos de senderitos envolventes donde vas perdiendo la dirección en uno y otro sentido. Hay distintas áreas como el lago central, cuadrado, insípido, encerrado entre muros a modo de baranda; la pista de soccer, el castillo abandonado (en reparación), 













la fuente del ángel,


el jardín de Shakespeare, 






que fue lo que más me gustó!, 









otras lagunitas con patos,  



y el Strawberry field en homenaje a Lennon. 





En una esquina, el departamento donde habitaba, según escuché al paso.


3° día

Qué tal algo más de Brookling?  Quizás me pudiera encontrar con Woody Allen…     o Clark Kent, o al menos el Hombre Araña! El increíble Hulk?
Lástima, ninguno son mi tipo! Mejor me voy al puente, que no es el de Avignon (ya estuve el año pasado), sino el famoso de Brookling, como su nombre lo indica.


Suficientemente mojada, decidí entrar al MET, Museo de Arte Metropolitano.






Creo que medio New York estaba allí adentro! Una avalancha humana. Claro, tarde de lluvia, nadie quiere estar afuera.  Leí los carteles de las exposiciones, y relojee las salas. Sentí que era un copy-paste de menor calidad del Louvre. No es de extrañar que estos yankees “tomen prestado” algunas reliquias de tierras ajenas, desde momias faraónicas, coronas romanas,  hasta  pinturas expresionistas de Monet y Van Gogh que por suerte yo ya ví en Europa.

Suficiente para mí, mejor voy volviendo. Los piecitos me reclaman vacaciones.




















Mañana habrá más…



Gracias Angelitos por guiarme todo el largo día de hoy!

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