viernes, 10 de agosto de 2018

Niagara falls


Dicho y hecho, tempranito, salían 3 micros completos y estaban poniendo refuerzos por la sobreventa de pasajes. La terminal era un aluvión de personas, carritos y cochecitos de bebés, anque bicicletas pleglables y otros injertos. De hecho hay micros todo el día, cada hora!


Cumplido el trayecto, el bus te deja a 2 kms. de las “deseadas”. Todo el mundo se monta en los taxis que aguardan voraces la llegada de nosotros, los turistas! Por ese pequeño trayecto, pretenden el doble que el ya pagado pasaje desde la ciudad. Lo que se dice, un curro organizado: ellos ganan/vos perdés!  Porque no hay escapatoria. Y con mi valijota plena, no era cuestión de ir caminando…


Éramos varios los que dudábamos si ser carne de cañón o qué…

Viéndonos incorruptibles, el último taxi nos ofreció un mejor precio, y decidimos compartirlo entre los 6 que éramos. Así resultó más lógico.

La mayoría no lleva bultos, porque lo toman como un paseo de ida y vuelta a Toronto , en el día. De hecho hay mil agencias que te venden “la excursión” al cuádruple de precio que los mismos tickets de bus, eso sí! te regalan una foto de recuerdo.  Y son miles que la pagan!! En fin, hay para todos los gustos (o bolsillos).

Por mi parte, yo llevaba conmigo “todas” mis pertenencias, ya que no pensaba regresar a Toronto, y quería seguir avanzando hasta terminar en New York.

Así que lo primero era buscar un lugar donde dejar mi maleta. Un recepcionista del Sheraton me vio cara de “inofensiva” (acá todos son sospechosos, todo el tiempo tenés que andar mostrando el interior de tu mochila al entrar a cualquier simple negocio). 

Agradecí y dejé mis bártulos sin culpa. Livianita, me dispuse a “la visita”.



Perdón anticipada por “la frustración” que voy a describir, y juro que no es con ánimo de crítica, pero la verdad… es que las famosas NIAGARAS no me dicen NADA…

Conociendo NUESTRAS IGUAZU FALLS, éstas son un poroto de muestra gratis.
Habiendo visitado la belleza exuberante de la selva virgen del Salto del Ángel en Venezuela, éstas son una vergüenza de mercantilismo.





Los comerciantes (empresas) de por aquí son unos genios del merchandising! USA comparte el lucro del espectáculo (¡?), y a montado todo alrededor un Supermercado de “Atracciones” –porque pareciera que las cataratas solas no venderían suficiente- al mejor estilo Disneyworld y Las Vegas todo junto!  Con tanto pecesitos de colores, a quién le importa la Naturaleza?
















Te venden desde la excursión en barquito (rojo para los canadienses, azules para los americanos) con ponchos plásticos incluídos (ya que con la bruma no solo te empapás, sino que no ves nada! muy interesante la experiencia..).

Podés hacer avistaje en helicóptero (ni me molesté en preguntar), podés tirarte en tirolesa por un costado, comer en los miles de puestitos, kioscos y restaurantes, ir a uno de los 3 casinos (o a los 3 si querés), subir a otra super torre, entrar al tren fantasma, a la gruta de Frankestein, a los muros del Hombre Araña, a la casita inclinada de Gospel, etc. etc.. y por supuesto a los miles de Mc. Donald & Cia. Ah!!!  Y por supuesto, comprar, comprar, comprar! Lo que sea! Hay que cargar bolsas de recuerdos, y ponerte la remera para que todos sepan que estuviste aquí.








Por mi parte, me divertí fotografiando rostros, vestimentas y sombreros diversos. Y me dí una vueltita (fija) en una Harley!, no me la iba a perder!










Viva la diversidad!

















En fin… muy decadente, muy frustrante. No es lo que me esperaba de despedida de este país canadiense que tanto me gustó y disfruté.

Y cómo un árbol, no es el bosque, prefiero quedarme con los bonitos recuerdos.

Caminé de una punta a la otra, y después de sacar 30 veces las mismas fotos, decidí refugiarme en un parque aledaño, con bancos a la sombra, flores y pececitos de colores “de verdad”!





En uno de los extremos está la escalera que te conduce al puente que te cruza el río divisorio de fronteras con los Estados Unidos. Podés pasar en auto o caminando.
Como mi curiosidad no tiene límites, quise ir a ver como se veía “del otro  lado”.

En el momento que iba a pasar la puerta, leo en el vidrio, un cartel –bastante amenazador- de aviso del Gobierno de los EEUU. que si después ellos no te dejaban pasar de vuelta, no era culpa de ellos…. Bla..bla! (¡?) De quién sino?

Me aseguré de tener mis pasaportes en la mochilita y empujé la puerta.

Una alarma sonó en mi cabeza, y me gritó: -¿Con qué necesidad te vas a arriesgar?????  Para qué??? A ver si todavía después te quedás del otro lado sin tu valija y tus cosas, cómo seguís??  Para ver un poco más de la misma agua, no justifica! 

Además hace un calor tremendo! El puente es larguísimo! Sin una gota de sombra…” Alto!!!

Ganó la Prudencia. Cerré la puerta delante de mí, media vuelta y a otra cosa mariposa. Que se las guarden!

Aunque sí debo admitir, que la vista nocturna con las cataratas iluminadas, es impactante. El ya famoso despliegue de fuegos artificiales, no le aporta demasiado, para mi gusto (firmado: la criticona!).














Basta!  Todo muy lindo, pero estoy llegando al punto en que vos sola no te podés comer toda una torta de chocolate, por muy buena que sea, te empieza un relajo repulsivo, que te obliga a parar.


Y eso es lo que voy a hacer mañana: día sabático! (ja! para los piecitos, porque las manos tienen muchas ganas de teclear historias en este tablero).

Conseguí un hostel tranquilo en las afueras, frente al río… aunque estaba –por supuesto- ya completo! Parece que todos se la pasan reservando anticipado, lo bien que hacen, porque se pierden la experiencia de que te presten una carpa de favor, para dormir a tus privadas anchas, vos solita en el jardín. Bravo!!! Me encantó!



Y con luna y todo!

Ésta es la parte de Niágara que más me gustó, ja!

PD: se aceptan críticas de devolución, me las merezco.

PD 2: Al irme a lavar los dientes, el espejo del baño me mandó este mensaje, se los comparto:


Genial!  Gracias!



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