Dicho y
hecho, tempranito, salían 3 micros completos y estaban poniendo refuerzos por
la sobreventa de pasajes. La terminal era un aluvión de personas, carritos y
cochecitos de bebés, anque bicicletas pleglables y otros injertos. De hecho hay
micros todo el día, cada hora!
Cumplido el
trayecto, el bus te deja a 2 kms. de las “deseadas”. Todo el mundo se monta en
los taxis que aguardan voraces la llegada de nosotros, los turistas! Por ese
pequeño trayecto, pretenden el doble que el ya pagado pasaje desde la ciudad.
Lo que se dice, un curro organizado: ellos ganan/vos perdés! Porque no hay escapatoria. Y con mi valijota
plena, no era cuestión de ir caminando…
Éramos
varios los que dudábamos si ser carne de cañón o qué…
Viéndonos
incorruptibles, el último taxi nos ofreció un mejor precio, y decidimos
compartirlo entre los 6 que éramos. Así resultó más lógico.
La mayoría
no lleva bultos, porque lo toman como un paseo de ida y vuelta a Toronto , en
el día. De hecho hay mil agencias que te venden “la excursión” al cuádruple de
precio que los mismos tickets de bus, eso sí! te regalan una foto de
recuerdo. Y son miles que la pagan!! En
fin, hay para todos los gustos (o bolsillos).
Por mi
parte, yo llevaba conmigo “todas” mis pertenencias, ya que no pensaba regresar
a Toronto, y quería seguir avanzando hasta terminar en New York.
Así que lo
primero era buscar un lugar donde dejar mi maleta. Un recepcionista del
Sheraton me vio cara de “inofensiva” (acá todos son sospechosos, todo el tiempo
tenés que andar mostrando el interior de tu mochila al entrar a cualquier
simple negocio).
Agradecí y dejé mis bártulos sin culpa. Livianita, me dispuse
a “la visita”.
Perdón
anticipada por “la frustración” que voy a describir, y juro que no es con ánimo
de crítica, pero la verdad… es que las famosas NIAGARAS no me dicen NADA…
Conociendo
NUESTRAS IGUAZU FALLS, éstas son un poroto de muestra gratis.
Habiendo
visitado la belleza exuberante de la selva virgen del Salto del Ángel en
Venezuela, éstas son una vergüenza de mercantilismo.
Los
comerciantes (empresas) de por aquí son unos genios del merchandising! USA
comparte el lucro del espectáculo (¡?), y a montado todo alrededor un
Supermercado de “Atracciones” –porque pareciera que las cataratas solas no
venderían suficiente- al mejor estilo Disneyworld y Las Vegas todo junto! Con tanto pecesitos de colores, a quién le
importa la Naturaleza?
Te venden
desde la excursión en barquito (rojo para los canadienses, azules para los
americanos) con ponchos plásticos incluídos (ya que con la bruma no solo te
empapás, sino que no ves nada! muy interesante la experiencia..).
Podés hacer
avistaje en helicóptero (ni me molesté en preguntar), podés tirarte en tirolesa por un
costado, comer en los miles de puestitos, kioscos y restaurantes, ir a uno de
los 3 casinos (o a los 3 si querés), subir a otra super torre, entrar al tren
fantasma, a la gruta de Frankestein, a los muros del Hombre Araña, a la casita
inclinada de Gospel, etc. etc.. y por supuesto a los miles de Mc. Donald &
Cia. Ah!!! Y por supuesto, comprar,
comprar, comprar! Lo que sea! Hay que cargar bolsas de recuerdos, y ponerte la
remera para que todos sepan que estuviste aquí.
Por mi
parte, me divertí fotografiando rostros, vestimentas y sombreros diversos. Y me
dí una vueltita (fija) en una Harley!, no me la iba a perder!
Viva la diversidad! |
En fin… muy
decadente, muy frustrante. No es lo que me esperaba de despedida de este país
canadiense que tanto me gustó y disfruté.
Y cómo un
árbol, no es el bosque, prefiero quedarme con los bonitos recuerdos.
Caminé de
una punta a la otra, y después de sacar 30 veces las mismas fotos, decidí
refugiarme en un parque aledaño, con bancos a la sombra, flores y pececitos de
colores “de verdad”!
En uno de
los extremos está la escalera que te conduce al puente que te cruza el río
divisorio de fronteras con los Estados Unidos. Podés pasar en auto o caminando.
Como mi
curiosidad no tiene límites, quise ir a ver como se veía “del otro lado”.
En el
momento que iba a pasar la puerta, leo en el vidrio, un cartel –bastante
amenazador- de aviso del Gobierno de los EEUU. que si después ellos no te
dejaban pasar de vuelta, no era culpa de ellos…. Bla..bla! (¡?) De quién sino?
Me aseguré
de tener mis pasaportes en la mochilita y empujé la puerta.
Una alarma
sonó en mi cabeza, y me gritó: -¿Con qué necesidad te vas a arriesgar????? Para qué??? A ver si todavía después te
quedás del otro lado sin tu valija y tus cosas, cómo seguís?? Para ver un poco más de la misma agua, no
justifica!
Además hace un calor tremendo! El puente es larguísimo! Sin una gota
de sombra…” Alto!!!
Ganó la
Prudencia. Cerré la puerta delante de mí, media vuelta y a otra cosa mariposa.
Que se las guarden!
Aunque sí
debo admitir, que la vista nocturna con las cataratas iluminadas, es
impactante. El ya famoso despliegue de fuegos artificiales, no le aporta
demasiado, para mi gusto (firmado: la criticona!).
Basta! Todo muy lindo, pero estoy llegando al punto
en que vos sola no te podés comer toda una torta de chocolate, por muy buena
que sea, te empieza un relajo repulsivo, que te obliga a parar.
Y eso es lo
que voy a hacer mañana: día sabático! (ja! para los piecitos, porque las manos
tienen muchas ganas de teclear historias en este tablero).
Conseguí un
hostel tranquilo en las afueras, frente al río… aunque estaba –por supuesto- ya
completo! Parece que todos se la pasan reservando anticipado, lo bien que
hacen, porque se pierden la experiencia de que te presten una carpa de favor,
para dormir a tus privadas anchas, vos solita en el jardín. Bravo!!! Me encantó!
Y con luna y
todo!
Ésta es la
parte de Niágara que más me gustó, ja!
PD: se
aceptan críticas de devolución, me las merezco.
PD 2: Al
irme a lavar los dientes, el espejo del baño me mandó este mensaje, se los
comparto:
Genial! Gracias!
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