martes, 1 de enero de 2019

Dormilón


Despedir el año en la cima de una montaña! Qué gran idea!



La tarde del 31 se fue engrisando y antes de las 3 ya estaba goteando. Una lluvia finita intermitente amenazaba nuestras ganas.

Mientras, en la cocina de mi casa, el menú especial de medianoche, se terminaba de preparar.

El lanchero Juanca llamó para ver si nos arrepentíamos con el trato de cruzarnos el Nahuel Huapí.
Agustín, mi hijo mayor, confirmó la aventura con un guiño aprobatorio.

Mochilas listas y deseo expectante. Allá vamos!




El viento en el lago impulsó nuestra Alegría, zarpamos del Puerto Bandurrias!

El Dormilón, de 1730 mts. de altura nos esperaba!

Tras 15 minutos de saltos en lancha, contra viento y marea, arrivamos a la playa enfrentada a Villa La Angostura, mi Villa!




La subida a bosque traviesa no se hizo esperar. Un senderito entre cohiues añosos nos fue guiando entre la maleza mojada y el olor a troncos musgosos y húmedos.



La respiración se empezó a entrecortar, la charla a silenciar, había que retener las fuerzas para una ascensión que prometía ser difícil. Sobre todo con las manos ocupadas: uno llevando una manta extra “por las dudas” que la bolsa de dormir no cobijara lo suficiente, y yo transportando una torta para el festejo de Año nuevo.  

Al poco rato, la bandeja oscilaba entre el brazo izquierdo y el derecho, y las ganas de arrojarla por el aire, o dejarla “olvidada” para afortunados pajaritos. Aunque conocedora del magnífico contenido de chocolate y frutillas, me mantuve firme en el esfuerzo.


Siguiendo las marcas rojas, seguimos ascendiendo reconociendo nuestras lejanas juventudes de gacelas. Cada tanto, alguna piedra o tronco caído, hacía las veces de asiento reparador, sin importarnos mojarnos las colas, ni recibir el aguacero que no cesaba.










Saludamos respetuosamente a unas vacas...



Nos sorprendimos con la bellea de "La Vida" de las flores de altura, y los manantiales que surgen espontáneos tras el derretimiento de las nieves.



Atravesamos las últimas lengas de altura, y al salir del túnel verde, una nube espesa de niebla mojada y fría, nos cegó la vista sin saber para donde seguir para encontrar el prometedor refugio.

Atemorizados de haber perdido el camino, o de habernos pasado, nos asustamos unos pocos aunque largos minutos.

Intuimos la dirección a seguir a través de unos manchones de nieve con huellas recientes aunque borrosas.

Enseguida divisamos los banderines que señalaban la gloriosa y ansiada entrada al refugio!


Con la fuerza renovada, la ropa empapada, y la alegría intacta, nos zambullimos en el interior de la cabaña, cual cuento de Hansel y Gretel.


Secarnos, prender el fuego y devorar la torta fue casi una sola acción. Estábamos desvastados tras tres horas de intensa y mojada caminata.


Colgamos las prendas a secar y nos felicitamos de haber llevado de repuesto más chancletas de algún generoso donante que se habría olvidado un par allá arriba.


Juntamos y cortamos leña para reponer la que usábamos....







Tiempo de calma en un anochecer silencioso de estrellas ocultas anunciando la última noche del año….

Jugamos a las cartas, cenamos las empanadas previstas calentadas al horno de leña, brindamos con Fresitas (también cargado en las mochilas) y el sueño nos devoró apenas pasó la medianoche.


Un sol prometedor nos dio la bienvenida al 2019!

Con el ánimo renovado, marchamos hacia la cumbre!



El fresquito viento amenazaba con voltearnos a cada paso, pero no lo logró!  Tras una hora de marcha en ascenso forzoso, a veces en cuatro patas arañando las rocas peladas, alcanzamos la cima! Y la vista E S P E C T A C U L A R !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!














Con el corazón inmenso de Alegría, les deseo un Año Nuevo lleno de Sol y Paz!



GRACIAS Dios (y al ángel de mi hijo acompañante en esta vuelta) por tantas Maravillas!.....
Y a seguir disfrutando la  ¡ V I D A !!!


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