viernes, 28 de junio de 2019

London


El jet lag me retuvo hasta las 11 am. de la mañana siguiente, en que emprendí “la lista de Clare”
:
Vuelta a los trenes y al cruce del Tamesis, desde donde se aprecia un mundo de grúas por la cantidad apabullante de grandes torres en construcción.



El instante de salir de la estación Victoria, sientes que la abrumadora presencia “del centro de Londres” te devora como una ballena hambrienta.














La diversidad de los edificios super modernos, con la típica edificación de construcciones que datan de antes del 1700, mansardas y cúpulas prodigiosas,





increíble como conviven en un entorno plagado de autos (Y qué autazos!), pocas motos aunque muchos monótonos taxis negros (aunque hay alguno que otro más divertido),


los típicos buses rojos de dos pisos, publicidades de todos los tamaños luminosos, y millones de personas que se mezclan a la velocidad de las grandes metrópolis .










Siguiendo por la emblemática Victoria Street, visité la Abadía de Westminster, y luego la de Abbey. (En ninguna de las dos me encontré ningún príncipe dispuesto al casorio).  






Por otro lado, deberán conformarse con las vistas externas, porque mi Ley dice “No pagarás para entrar a la Casa de Dios” (si es que alguna vez lo fue! ) (El merchandising de estos lugares me dan nauseas, por no decir asco!)

Preferí la plaza con estatuas de los pacifistas…  (que no sé a cuento de qué quedaba al lado del Parlamento). Quizás algún día se sientan influídos (digo, los parlamentarios ingleses)





Seguí a la multitud “en caravana” por detrás del Parlamento, pasando por el famoso Big Ben, que ahora se llama Tour Elisabeth  (ella pidió cambiar por su nombre como regalo de cumpleaños por sus 75!) Qué ego hay que tener!!!  96 metros de Ego? Serán suficientes para la Autoestima?







En fin, aquí pueden apreciar la maravillosa humildad de este monumento natural, que sólo necesita una soguita para ser protegido, me refiero al árbol! Obviamente!

En el Parque alrededor, donde muchos descansan los pies y las almas, está este monumento a los Esclavos Liberados, que me pareció precioso, con palomitas en los aleros, aunque nadie parece notar su presencia. De hecho, creo que la esclavitud ha cambiado de disfraz pero no ha desaparecido en absoluto!





Especialmente frente a todos estos edificios, símbolos del Poder y el Autoritarismo, por lo que decidí dejar de fotografiarlos y enfocar a los Monumentos Vivos, que construyen la Vida día a día con su mejor hacer, nosotros los humanos corrientes:

































La cantidad de artistas callejeros y la música sonando por todos los rincones, le da una Alegría vibrante a esta parte de la ciudad “para turistas”!

Crucé el Thamesis por el puente Lambeth y remonté por la orilla contraria, pasando “el OJO” , que sería la atracción emblemática de Londres,  onda la Tour de París, donde miles están dispuestos a hacer horas de cola para subir a los carritos de la rueda gigante.










Si de carritos se trata, antes también los hubo, y actualmente, la esclavitud sigue, como les decía: el poder de los que pagan vs. el esfuerzo de los que pedalean con un calor abrasador…en fin!


















La orilla este es un paseo tipo Puerto Madero, con los edificios ladrilleros antiguos reciclados, y una cadena infinita de bares, restaurantes, kioscos al paso, para todas las categorías y diversidad.















Una buena cantidad de galerías de arte y negocios de diseños de avanzada. Visité una que me gustó especialmente, de una pintora contemporánea, Juliet  Wood, que pinta situaciones actuales con humor irónico y bastante denuncia sobre situaciones que nos ha traído la globalización reinante.



Luego entré a la gigante Tate Gallery, con un balance del 50% sobre lo que me gustó y lo que no.
Ya se imaginarán, no hace falta describir, y no soy especialista en arte moderno, pero hay cosas que no comprendo que arriben a un museo, con qué mérito? Aquí también la autoestima y el poder del dinero, son cartas importantes en la jugada…







































Volví a cruzar el río por el Millenium Bridge, el Old London Bridge a lo lejos,  con una vista imponente de la Catedral de San Pablo, pareciera que compite con San Pedro de Roma!  Gigante!  La rodeé por afuera y seguí para la London Wall donde ya mis piecitos pedían piedad! Así que resolví “subir” a uno de los rojos! Con destino home sweet home!   Sentadita en el asiento del frente, contemplé el resto del paseo, la selecta Picadilly Avenue, la rotonda de Charing Cross, el Hide Park, preguntándome “¿Cómo es que llegué hasta acá?”!



Otros gozaban del after office, de parados afuera en la vereda de los bares, jarra de cerveza o espumante en mano. Yo, la Fiesta, la tengo dentro del corazón!





Miren esta curiosidad: un bar de sushi donde los platitos de colores van pasando por una cinta corrediza frente a la barra de comensales. Si la implementamos acá, sería un “Elige tu propia Aventura !” 


A descansar por hoy, gracias por acompañarme!


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