El jet lag me retuvo hasta las 11 am. de la mañana
siguiente, en que emprendí “la lista de Clare”
:
Vuelta a los trenes y al cruce del Tamesis, desde donde se
aprecia un mundo de grúas por la cantidad apabullante de grandes torres en
construcción.
La diversidad de los edificios super modernos, con la típica
edificación de construcciones que datan de antes del 1700, mansardas y cúpulas
prodigiosas,
increíble como conviven en un entorno plagado de autos (Y qué autazos!), pocas motos aunque muchos monótonos taxis negros (aunque hay alguno que otro más divertido),
los típicos buses rojos de dos pisos, publicidades de todos los tamaños luminosos, y millones de personas que se mezclan a la velocidad de las grandes metrópolis .
Siguiendo por la emblemática Victoria Street, visité la
Abadía de Westminster, y luego la de Abbey. (En ninguna de las dos me encontré
ningún príncipe dispuesto al casorio).
Por otro lado, deberán conformarse con las vistas externas, porque mi
Ley dice “No pagarás para entrar a la Casa de Dios” (si es que alguna vez lo
fue! ) (El merchandising de estos lugares me dan nauseas, por no decir asco!)
Preferí la plaza con estatuas de los pacifistas… (que no sé a cuento de qué quedaba al lado
del Parlamento). Quizás algún día se sientan influídos (digo, los
parlamentarios ingleses)
Seguí a la multitud “en caravana” por detrás del Parlamento,
pasando por el famoso Big Ben, que ahora se llama Tour Elisabeth (ella pidió cambiar por su nombre como regalo
de cumpleaños por sus 75!) Qué ego hay que tener!!! 96 metros de Ego? Serán suficientes para la
Autoestima?
En fin, aquí pueden apreciar la maravillosa humildad de este
monumento natural, que sólo necesita una soguita para ser protegido, me refiero
al árbol! Obviamente!
En el Parque alrededor, donde muchos descansan los pies y
las almas, está este monumento a los Esclavos Liberados, que me pareció
precioso, con palomitas en los aleros, aunque nadie parece notar su presencia.
De hecho, creo que la esclavitud ha cambiado de disfraz pero no ha desaparecido
en absoluto!
Especialmente frente a todos estos edificios, símbolos del
Poder y el Autoritarismo, por lo que decidí dejar de fotografiarlos y enfocar a
los Monumentos Vivos, que construyen la Vida día a día con su mejor hacer,
nosotros los humanos corrientes:
La cantidad de artistas callejeros y la música sonando por
todos los rincones, le da una Alegría vibrante a esta parte de la ciudad “para
turistas”!
Crucé el Thamesis por el puente Lambeth y remonté por la
orilla contraria, pasando “el OJO” , que sería la atracción emblemática de
Londres, onda la Tour de París, donde
miles están dispuestos a hacer horas de cola para subir a los carritos de la
rueda gigante.
Si de carritos se trata, antes también los hubo, y
actualmente, la esclavitud sigue, como les decía: el poder de los que pagan vs.
el esfuerzo de los que pedalean con un calor abrasador…en fin!
La orilla este es un paseo tipo Puerto Madero, con los
edificios ladrilleros antiguos reciclados, y una cadena infinita de bares,
restaurantes, kioscos al paso, para todas las categorías y diversidad.
Una buena cantidad de galerías de arte y negocios de diseños
de avanzada. Visité una que me gustó especialmente, de una pintora
contemporánea, Juliet Wood, que pinta
situaciones actuales con humor irónico y bastante denuncia sobre situaciones que
nos ha traído la globalización reinante.
Luego entré a la gigante Tate Gallery, con un balance del
50% sobre lo que me gustó y lo que no.
Ya se imaginarán, no hace falta describir, y no soy
especialista en arte moderno, pero hay cosas que no comprendo que arriben a un
museo, con qué mérito? Aquí también la autoestima y el poder del dinero, son
cartas importantes en la jugada…
Volví a cruzar el río por el Millenium Bridge, el Old London
Bridge a lo lejos, con una vista
imponente de la Catedral de San Pablo, pareciera que compite con San Pedro de
Roma! Gigante! La rodeé por afuera y seguí para la London
Wall donde ya mis piecitos pedían piedad! Así que resolví “subir” a uno de los
rojos! Con destino home sweet home!
Sentadita en el asiento del frente, contemplé el resto del paseo, la
selecta Picadilly Avenue, la rotonda de Charing Cross, el Hide Park, preguntándome
“¿Cómo es que llegué hasta acá?”!
Otros gozaban del after office, de parados afuera en la
vereda de los bares, jarra de cerveza o espumante en mano. Yo, la Fiesta, la
tengo dentro del corazón!
Miren esta curiosidad: un bar de sushi donde los platitos de
colores van pasando por una cinta corrediza frente a la barra de comensales. Si
la implementamos acá, sería un “Elige tu propia Aventura !”
A descansar por hoy, gracias por acompañarme!
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