miércoles, 14 de agosto de 2019

Stockilombo


Cuando vas llegando en el barco, Estocolmo parece una ciudad de cuentos.


Pero a medida que te vas aproximando, ya empieza el kilombo!



Es que Estocolmo es un archipiélago, es decir, un montón de islas reunidas por puentes  y  túneles, a distintos niveles.  





Sus calles no siguen ninguna dirección reconocible, y además, cada dos por tres, están cortadas por reparaciones, asfaltos nuevos o cambio de adoquinados, etc.

Sumado a eso, lunes laborable en pleno centro histórico y de oficinas, más los miles de turistas que circulamos por el down town y aledaños.


Aqui tampoco me esperaban para entregarme el Nobel... quizás en otra vuelta!

Los poderosos de siempre: bancos y la Iglesias omnipresentes







El mar entre islas todo el tiempo, calmo, sin olas ni olor a mar...


Sol y sombra, sola y acompañados...



El trono del Rey. Ni disfrazada quisiera ocuparlo!



A este soldadito lo dejaron de plantón.Ja!

Sus edificios públicos son imponentes! Desde el Palacio Real a todas las catedrales, museos, Parlamento y tantos otros  que me abatataron.

Decididamente, Estocolmo me pudo!
 Me convertí en fóbica! Too much!! 

No sé si sería el calor, el bullicio, los comercios y puestitos callejeros a la vuelta de cada esquina (si es que serían esquinas), lo cierto que no le encontraba gusto a nada. 

Por añadidura, a la noche habría un festival que abarcaba 5 megaescenarios, y estaban todos probando sonido, así que por donde caminaras, un chillido de micrófonos ajustándose, o músicas rapeadas de ensayo, o todo me venía mal…

A pesar de reconocer que es una bella ciudad, 






















llena de detalles arquitectónicos, veleros y cuanto modelo de barco, amarrados en sus infinitas costaneras (cada isla tiene sus bordes con sus paseos), parques con sombras reconfortantes y algunas flores preciosas, bares flotantes, exquisitos restaurants con terrazas en sus avenidas, balcones de rejas labradas, callejuelas que miden menos de un metro de distancia entre muros de piedras y faroles antiguos. 









Todo, todo es bellísimo, pero la masificación humana, y el consiguiente consumismo de souveniers, y tiendas de todo índole, olor a comida por doquier, gente chupando cerveza a toda hora, me asqueaba bastante.

Aunque por azahar pasé delante de este barcito: rodeado por añosos ejemplares custodios, dando un toque de color en medio de un parque. 








Los canteros de flores, me ayudaron a relajar un poco.



Me habían recomendado el museo de Fotografi-K, y me entusiasmé!  Hasta llegar al hall de entrada y ver que la expo temporal del mes, consistía en retratos de pitos, tetas y besos de homo y lesbianas en primer plano!  

Asumí la prehistórica que soy, y salí huyendo!

No colaboró a mi humor.

La ida al de Arte Moderno, tampoco lo logró! Eso de ver un trapo flameando por el ventilador enchufado al  lado del zócalo, 


una puerta vieja con un video intermitente de un cerrajero con destornillador en mano, forcejeando una cerradura en primer plano, un televisor viejo con una película muda en blanco y negro, un marco enorme con papel de tintorería (de los de antes) agujereado a las trompadas,  una sala enormemente vacía con un televisor gigante de espaldas (mirando a la pared!), un cuadro verde. Sí! verde y punto!, sólo verde.  Creo que a esto lo llaman “instalaciones”. Quiero ser respetuosa de “los artistas”, pero aquí tampoco mi prehistoricismo no ayuda. 













Felicito la autoestima de los autores, pero no la entiendo…   No soy como estos japonesitos, que hasta se sientan “a observar la obra”… 

Yo prefiero huir a otro lado.

Por suerte, había una muestra de la historia de la Arquitectura sueca. ¡A mi juego me llamaron! 



Si habré hecho de éstas con maderita balsa y esponja natural para los arbolitos


Espacio para chicos

Banquitos plegables por si te cansas en el recorrido.
Tanto desde la época de la defensa militar , como de la época rural, el gótico de las iglesias, la era industrial, el modernismo, el racionalismo, y la contemporánea con el uso del 3D en las computadoras, y cientos de nuevos materiales y tecnologías,  con proyectos vanguardistas, que te quedás con la boca abierta!  
Otro gol en contra para mi ser arquitecta pre-dragoniana.



Cerca estaba el Museo de Bellas Artes, y ahí sí me dí un panzazo! De Rubens, Rembrant, Canaletto, Renoir, y muchísimos otros pintores suecos, daneses, alemanes, austríacos, finlandeses, etc. del siglo XVI al XiX que yo no conocía e hicieron genialidades!  Desde el uso de la luz, el trazo de los rostros, las manos, los detalles de los trajes, los encajes, el paisaje, los retablos, los animales, los cielos con sus nubes, las transparencias del agua, las ninfas y los angelotes, todo con un realismo soberano, que realmente debías “saber pintar” para poder representar esas realidades, la mayoría basadas en textos bíblicos, leyendas, mitología, recuento de hechos históricos, o retratos de la nobleza.

La entrada imponente



Pisos y columnas de mármoles exquisitos


Aqui no se aprecia la luz en las uvas, pero es maravillosa!


Asimismo había una expo de esculturas clásicas, donde el realismo del mármol y de los bronces pulidos, haría sentir vergüenza a las “otras instalaciones”.





También había una retrospectiva del fotógrafo Cartier –Bresson, que me encanta! Y unas piezas de Matisse, que no tanto…

















Un sector enorme del museo, que es ENORME!!!, tiene varias salas dedicadas al diseño contemporáneo, tanto de mobiliarios, como de textiles, diseño industrial: bicis, carritos de bebé, cubiertos, vajilla, jarrones, máquinas de coser, de aspirar, de amasar, de escribir, teléfonos, relojes, lámparas, etc. etc.. ec… y me fascinó! 



















Algunos modelos los reconocí!, por lo que deduzco que yo también ya debo estar en tiempo y forma de permanecer en una vitrina de museo, ja!


Terminada la visita, salí a aprovechar el solcito vespertino, aunque pareciera que todos los turistas decidiéramos las mismas cosas. Y todos los ciclistas te pasaran por encima! Y todos los que vuelan con sus monopatines, te pasan ziszageando entre las patas, como moscas!  De nuevo, el kilombo de la música en los altoparlantes. La marejada humana con su diversidad de nacionalidades de toda raza, religión, vestimentas  y color. Aunque todos con un Nokia o un Samsung en la mano!

Otra rareza que aquí me sorprendió, es que la mayoría de  los baños públicos, 
ya sea en bares, hoteles  o edificios públicos, son mixtos.  Eso de salir del retrete y encontrarte un macho lavándose las manos frente al espejo, no deja de inquietarme, ja!


Pasé por un bar de jugos de naranja, cuya vidriera estaba llena de naranjas! Y decenas de bolsas  con cáscaras ya exprimidas, esperaban en el cordón de la vereda. Me hicieron recordar mi época de juguera y repensar si todo ese esfuerzo, en esa difícil época, dio por  “fruto”, este bien pasar actual, paseando como bacana… ja! (Sin desmerecer por supuesto, el mérito Divino, de haberme dado la inspiración y la Fuerza para trabajar como lo hice, y que no deja de mostrarme Sus Caminos…)


Lo cierto es que en Estocolmo hay más de 400 museos. De todo lo que se te ocurra: del comic, del juguete, históricos, biológicos, industriales, del zapato, vikingos, aeroespaciales, etc, etc, etc.. pero no es cuestión de andar desembolsando entradas a cada rato, solo por no estar en las veredas.

Así que decidí bajar al subsuelo, y recorrer la ciudad under, en metro! Aunque aquí hay quien baja a las profundidades también en traje de buzo, a buscar vaya a saber qué!


Calma? Silencio?

Por supuesto, lo mío sería en seco, dije en metro! ya que las guías turísticas te recomiendan recorrer unas cuantísimas estaciones subterráneas, aludiendo a que son "artísticas".

No duré ni un pasillo! Apenas bajé la escalera mecánica de la primera, volví a ascender de inmediato por su paralela en sentido contrario. La fobia se me agudizó ante la multitud que habitaba ultratumba a esa hora. Paseo "DESCARTADO!"




Entre tanto, me fue imposible encontrar un puesto de fruta o verdura, o al menos un supermercado.  Mi panza rugía y se negaba a parar en un bar o un puesto callejero, donde una mini ensalada “envasada”, al paso!  te salía 200 SEK (coronas suecas) = 21 euros = $1.260.-!!!  Decididamente el país más caro por el que he pasado. Buen método para adelgazar….


Además, mi mente y mi corazón tenían hambre de verde! (el cuadro no fue suficiente). Verde natural! Árboles, bosque, campos, las ciudades cada vez me las banco menos.

Encima empezó a llover…


Ergo: decisión huída! Valijita, estación de tren, (mi dedo hoy también está cansado) a ver adónde me puedo ir “ya!!!”?

Chau Estocolmo! para mí sos el colmo... 


Mañana será otro día, cada vez que llovió paró. Y que el sol me encuentre en otro lado!


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