Aquí quería llegar!
“En las
altas tierras del Norte
En la
profundidad del bosque
Donde la
copa de los árboles tocan el cielo
-hay un
lugar inspirado en la amistad
Diseñado por
genios,
Hecho con
magia,
Perfecto y
puro-
Es el Tree
Hotel.”
Con los mejores deseos
Había visto
imágenes de este lugar, una tarde de hace varios meses, en una revista, la sala
de espera de mi dentista. Desde entonces, que la semilla de las ganas de venir
a conocerlo, me ardía en el corazón.
Cuando
anduve hace unas semanas por el Norte de Finlandia, deseché la idea, porque a
pesar de parecer cerca en el mapa, era muy improbable llegar desde Rovaniemi.
Cuando desde allí conseguí un dedo directo a Helsinki, creí que la señal clara
era olvidarlo.
–“Sin planes!”-
es mi ley viajera. “Si no tienes deseos, no habrá frustración. Si te empeñas en
algo y no lo consigues, te generas sufrimiento. Ergo, sin planes! Todo lo que
llegue está Perfecto!”- y así circulo de lugar en lugar. Día a día, de a
pasitos de hormiga (cuidada y guiada por angelitos).
Anoche en la
estación de tren huyendo de Estocolmo, vi que salía uno hacia el norte de
Suecia e inmediatamente me acordé de mi sueño interrumpido de venir a conocer
el Tree Hotel en el Círculo Polar Sueco.
¿Otra vez
para atrás? Mejor dicho, ¿para arriba? para el norte?
Y sí! porqué
no? Duermo toda la noche en el tren y mañana intento un dedo hasta llegar… Allá
vamos!
Y llegué! Y
es precioso!!
Es un caserón
muy antiguo, en medio de un bosque, ambientado onda años ´50, super retro! Como
estar en la casa de una abuela, con todos sus recuerdos: los discos, la máquina
de coser, las muñecas, las tacitas de té, las revistas de moda de la época, el
mobiliario, los empapelados, todo, todo de esa época, rechic!
Hay
habitaciones en la planta alta de la misma casa, donde además funciona en la
planta baja, la recepción y el restaurant dividido en distintas mesas en cada
cuarto.
Las
habitaciones tienen distintos nombres.
Ya habrán adivinado cuál me tocó a mí? Y
encima con un cuadro de oso hormiguero encima del escritorio! Qué las hay, las
hay…!
La cama
gigante, con muchos almohadones, con toallas blancas super mullidas y hasta
bata! Y un cuadro premonitorio sobre la cabecera. Hacía siglos que no iba a un hotel así!
Me lo
quise regalar, porque en realidad quería venir a chusmear las “otras”
habitaciones…. (cuyos precios son por las nubes! Como la copa de los árboles!)
Y porque son
casitas en los árboles!
Pero más que
peculiares, 7 diferentes modelos, de diferentes tamaños, formas y materiales, a
distintas alturas, todas camufladas entre las ramas y los troncos:
la cabina,
el Ufo (tipo nave espacial),
el nido –una bola de 4m. de diámetro toda envuelta
en pequeñas ramas adosadas a la superficie indefinida-
el cono azul, que en
realidad es una pirámide roja;
Etc,etc. ;
Todas se acceden por abajo con escaleras
desplegables o por rampas. También hay una central donde funciona el sauna y
vestuarios y sala de relax y meditación.
Una
genialidad!
Una Paz,
unos senderitos entre los altos pinos aromáticos, montones de pájaros y
mariposas, tanto buen gusto exquisito…
No se accede
con los autos de los turistas, sino que te llevan las valijas en un carrito
eléctrico como los de golf, y te las suben por un montacarga, pero vos tenés
que ir caminando para preservar el silencio y el ambiente. Genial!
Parrilla Escandinava, ja! |
Y claro,
tanta exclusividad tiene su precio!
Por suerte,
después de contarles mi amor por los árboles y los emprendimientos que cada
tanto hago para sembrar conciencia respecto a la deforestación, las
plantaciones en las que he participado, y los libros que he escrito, me han
hecho un super descuento en la habitación más económica. Por supuesto no una de
arriba de los árboles, pero venía dispuesta a aceptar lo que hubiera. “Sin
planes”. Y resultó un día maravilloso!
Mi Alma se
volvió a llenar de verdes.
Después de
recorrer y aprenderme todos los detalles constructivos –me dan unas ganas de
hacer algo similar en VLA…. – me fui a
caminar por el bosque con mi alma de Caperucita.
Nuestras raices |
Me encontré con mis tocayas laboriosas |
Soy parte! |
Caperucita
azul, porque tuve que emponcharme con mi pilotín, ya que se largó un aguacero
tremendo.
El olor de la tierra mojada y el vapor que se desprendía de las hojas
hicieron que no me detuviera para nada. Seguí, seguí, empapándome y no me
importaba nada! Estaba recontrafeliz!!!
Cada día me siento más parte de la Naturaleza, más salvaje, más
espontánea, más libre! Y es una sensación increíblemente enérgica!
Después de
dos horas de mojadura, decidí regresar, sabiendo que me esperaba un baño de
lujo, con secador de pelo y todo! ja!
Obre mi cama! |
Quedé
preciosa –modestia aparte, la Alegría sienta bien- con mi vestido verde árbol,
dejé las botas en la cocina para que me las sequen cerca del horno si no mañana….
Me tomé un
delicioso 5 o´clock tea! Mientras hojeé unos libros de fotografías de la
región, y me puse a escribir.
Por la
ventana, entre macetitas blancas, el sol se asomó con todas sus fuerzas de
dorado atardecer.
No lo pude
resistir, salí otra vez al camino, intuyendo un río más allá de unos
sembradíos. En un abrir y cerrar de ojos, estuve ante otra maravilla:
Reencuentro con las flores rosas de Noruega |
Seguí un
largo senderito que se dirigía hacia la orilla, y al llegar, un bote silencioso
me aguardaba.
La prudencia
me hizo conformar con la foto y ver saltar los peces en el agua espejada, como
si me saludaran sabiendo que yo no los iba a pescar.
El sol
brilló su mejor despedida y yo no pude menos que inclinarme en una reverencia
de AGRADECIMIENTO por tanta belleza, por tanta calma, por tantas bendiciones a
lo largo de todo este viaje, por tantos seres angelicales que me fueron
acompañando día a día, momento a momento, por tantos lugares sagrados a los que
he ido arribando, por todas las gracias recibidas…
Volví
volviéndome a encharcar las sandalias entre los pastos empapados y el ruedo de
mi vestido largo, y tampoco me importaba nada, ja! La felicidad se parece al
agua… te moja y te hace bien!
Volví a
dejar mis sandalias en la cocina con la complicidad de la cocinera que me
miraba incrédula. ¿Les conté que hasta la semana pasada aquí había un cheff
argentino? Justo se fue de fin de temporada. Qué chico es el mundo!
Bueno, ahora
les subo las fotos, y a disfrutar del super colchón!!! Mañana tengo desayuno incluído y ya me lo
estoy disfrutando mentalmente, Ja!
¡Cuántos
placeres! , como cantaba el Nano: -“Hay días que la Vida te besa en la boca…!”
Y yo les
dejo besitos de buenas noches y bendiciones.
Que sueñen
con las casitas en los árboles!
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