martes, 7 de septiembre de 2021

De Dresden a Estrasburg de un tirón

 Amanecimos temprano en el parking, antes que los primeros  oficinistas se sorprendan de nuestro precario “campamento” en pleno centro. El único inconveniente es que no había yuyos-toilettes alrededor y debimos huir a una estación de servicio en las afueras.








Ya en la ruta tomamos la decisión de nuestra despedida en la frontera al entrar a Alemania. Yo me daba por satisfecha con la frutilla del postre de la noche anterior, y Maxi debía regresar a sus obligaciones en la granja.


A mí me faltarían otros 3.200 kms. de dedo-stop para arribar a Madrid, a tiempo para la Feria del Libro, como era mi propósito al iniciar esta aventura 2021!

Fueron horas de silenciosa y triste despedida por la monótona autopista, el gris del día no ayudaba a los ánimos. Después de tantos días de alegre compañía, el sinsabor de la lejanía hasta la próxima aventura conjunta, se hacía sentir…

El pasar la última frontera sin ningún impedimento, ya no nos causó gracia alguna. Llegamos a la petrol-station señalada, brindamos con un helado de palito y ahogamos alguna lagrimita tras el poderoso abrazo con mi gigante amiga! 

La angustia de mi renovada soledad y la incertidumbre del camino por seguir, amenazaron con desestabilizar mi ánimo nómade…

Pero la acostumbrada “suerte” vino en mi ayuda en un santiamén!

En pocos minutos, una señora con su pituco perrito me hizo lugar en su auto rumbo a Dresden, de allí un camionero ruso (bendito Translator & Google map mediante!) directo a Frankfurt. 


Una pareja de suizos completó el tramo del día, dejándome en un hostel en Strasburgo, France! Bendita lengua conocida! Después de tantísimos días sintiéndome muda entre palabras y carteles desconocidos, volver a pisar mi amada Francia, fue como entrar en casa!

En el hostel pedían certificado de vacunación para otorgarte una cama en un dormi compartido con 8! Así que salí a buscar otra posibilidad antes que dejarme toquetear la nariz con un palito estéril.

A la vuelta, sobre el precioso río que atraviesa la ciudad, con sus puentes floridos y edificios pi-pi cucú, en un simpático hotelito conseguí una habitación privada por el mismo precio!




Como la tarde estaba preciosa, aproveché a dar una vuelta por ahi...






















































De vuelta al hotel, aproveché para “recomponer” mi estado salvaje de canas y debidas depilaciones, cremas atrasadas, manicura al día y otros menesteres femeninos. 

Me sentí una reina al acostarme en un colchón con sábanas blancas y mullida almohada.

Pasé revista mental a los primeros 4.200 kms. recorridos desde que había salido de Madrid, sin contar los 12.000 desde Buenos Aires, más los 1.700 desde mi casita-vagón en La Angostura! Contabilicé todos los angelitos anónimos y conocidos que se presentaron en mi camino en esos días, con tantas valiosas ayudas, y AGRADECÍ!  entre sueños, a mis hadas siempre protectoras…



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