miércoles, 15 de septiembre de 2021

Madrid, se va la 3°! para la Feria del Libro!

Apenas llegar al Parque del Retiro, al ir a preguntar si ésa era la fila para entrar a la Feria, reconozco a Liliana, una compañera del curso de escritores con quien había concertado un encuentro.



Gran alegría al reconocernos después de año y medio de intercambios vía whatapp y zoom mediante!

Recorrimos juntas las primeras casetas, revolviendo libros de distintos temas y autores, mientras nos poníamos al día con los relatos de nuestras vidas, hasta que el calor de la tarde nos obligó a un recreo.

Más tarde nos fuimos encontrando con otros compañeros y la alegría iba in crescendo. Caminamos toda la tarde entre puestos y compra de libros, tantos que elegí para la biblionido de mi querido bosque patagónico, que ya no podía acarrear la bolsa, además de preguntarme cómo los enviaría a destino…




Agotada llegué a lo de Moni para compartir una bonita cena con su prima, también de visita. También argentina.



Nos pusimos al día con los relatos de mis derroteros hasta que sucumbí al sueño, previo rearmar la valija para volver a partir a la mañana siguiente.

Dónde???  Si acababa de llegar!

Mi plan fue mudarme a un hotelito céntrico compartido con Liliana, para poder quedar a la cena con los nuevos amigos escritores, y de paso no saturar la hospitalidad de Moni, que ya estaba haciendo las veces de hotelera intermitente de mis desvaríos viajeros, siempre sonriente y amorosa, aunque con derecho a su calma y a sus ritmos. Yo, más que agradecida!

 





16/6

Pasé por el hotel de Lili a dejar la valijota y seguir para otra jornada en la Feria.

Era el esperado día para la firma de ejemplares de algunos compañeros ya publicados y posterior gran encuentro con la comida organizada en un bonito restaurante.

El día se llenó de emociones, de abrazos, de fotos, de risas, de brindis, de aplausos, de merecidos reconocimientos y de una genuina camaradería.

Al anochecer, algunos fuimos a seguir la interminable charla a un bar de cañas, como le dicen por aquí a las cervezas.

El grupo se fue desmembrando según ocupaciones de cada quien, hasta que bien entrada la noche, culminamos comprando pizza en caja para degustarla en el parque frente al hotel. Ya las cocinas de los restaurants habían cerrado, y no era cuestión de cerrar el pico e irse a dormir, después de una jornada tan nutritiva.

Finalmente las estrellas nos invitaron al adiós y Lili y yo continuamos nuestra cháchara en la habitación, hasta caer vencidas por la alegría.


 17/6

Lili se propuso conocer algunos puntos turísticos de Madrid, incluídos varios museos, y yo decidí quedarme a ordenar mis ideas y pensamientos por escrito en el frescor del hotel, reparando mis piecitos aun cansados.

Al atardecer nos juntamos con Leonor y José en un pituco restaurant del barrio “pijo” de Salamanca, para celebrar la despedida en forma más personalizada.

Intuir una amistad que se va gestando  de a poquito aunque con muchos bríos, como una criatura a la que vas aprendiendo a reconocer, es una felicidad inmensa, llena de confianza y con la esperanza de dar lindos frutos.

Abrir el corazón y mostrar el alma, a cierta edad, ya no es cosa fácil. Pero cuando fluye la magia de los sentimientos en común y los ojos revelan la profundidad del “reencuentro”, todo indica un futuro por nacer para mutuos crecimientos en armonía y bella paz….

1 comentario:

  1. Todo un lujo haber podido conocerte en persona y compartir parte de tu camino tan mágico, María! ¡Deseo muchos más tramos en mutua compañía!!

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