Tal cual lo organizamos, mi amigo Rubén me pasó a buscar por Altea, y tras despedirme de Ikiar, la señora que me alojó los 15 días anteriores en su departamento frente al mar, me llevó a recorrer algunas de sus obras ya concluídas y otras en plena etapa de construcción.
Fue un rememorar viejos tiempos como colegas arquitectos!
Luego pasamos a buscar a su esposa para un rápido almuerzo y
continuar la visita conociendo su lugar desde hace 30 años: Benidorm!, la New York
española! 2.000.000 de habitantes
buscando el sol de “El Levante”.
Ya saben, las grandes ciudades no son lo mío, así que una
visita al mirador, al casco histórico, la costanera, y…. a la cucha! A una linda cena familiar y larga charla que
nos debíamos!
Al día siguiente me alcanzó a Villa Joyosa, una pequeña población aledaña a pocos kilómetros, pero con la quietud que yo necesitaba para reponerme del bullicio del día anterior.
Bonita ancha playa de arenas
blancas, con palmeras para la grata sombra, y la peculiaridad de los muros de
colores en las fachadas de las antiguas construcciones que bordean la calleja
costanera, con íntimos restaurantes y cafeterías. Un casco antiguo muy antiguo!
Con una pequeña iglesia en una pequeña plaza donde convergen sombrías callejuelas
listas para albergar a los frentistas tras la siesta dominguera.
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