sábado, 13 de julio de 2024

Boda inesperada

 Amanecí famélica a sabiendas del desayuno incluido en la tarifa de mi cuarto de lujo.


Pude comprobar que una vez más, yo era la única huésped en el hotel y por ende, sola en el comedor. Unos apetitosos huevos revueltos con más especies que un guiso de invierno, junto a unos panes de ted (cereal tipo maíz más chiquito y algo amargo) y una mermelada de color incierto, un aromático jugo de mango y un té bautizado con canela, fueron la promesa de un excelente día.












Finalizado el ritual, traté de contactar con alguna agencia para armar la visita al volcán Erta Ale, al desierto de sal y a Danakill Depression, principales puntos de interés turístico n el noreste del país.

Así me fui enterando que ninguna agencia tenía ningún grupo preparado (contratar individualmente era un delirio de plata!) y que además no salían  de Mekele, sino de Semera, 300 kms. al sur, casi de donde había llegado el día anterior. Oh no!... todo para atrás!

Seguí preguntando y tratando de hacer contactos, pero nada… Sentía que estaba perdiendo el día infructuosamente, y lo peor era haber ido hasta el Norte y no poder llegar a esos lugares tan preciados como remotos.

A eso de las 14 hs. Sonó mi teléfono (tengo un ecard sim local) y era un tal Efren, con voz de locutor y cortesía de diplomático matriculado. Alguien le había pasado el dato de lo que yo buscaba y él se ofrecía a trasladarme a Semera y contratar con su agencia, ya que al día siguiente tenía una pareja para sumarnos. Las explicaciones en inglés por línea telefónica me resultaban algo encriptadas, por lo que se ofreció a mandarme al lobby a su secretaria Fana.

Al rato, una joven más que simpática, vestida al modo occidental, con la orden de trasladarme al Five Stars Hotel Internacional (el mejor de Mekele!) y comprarme un pasaje para el micro nocturno rumbo a Semera que partiría a las 0.00 y arribaría a las 7,30 am. a tiempo para juntarme con los que llegaban allá por avión. Café de por medio, cerramos el trato, sin pedirme ni un centavo de seña. Ella pagó el pasaje y la habitación, aunque yo le decía que no hacía falta, que yo podía hacer tiempo durante la tarde sentada en una cafetería con internet.

Me dio 1 hora para acomodarme y pactamos encontrarnos en la terraza de entrada para tomar algo juntas y charlar como amigas.

Llegó puntual con una amiga y tras pedir café con tortas, nos metimos en una charla de lo más esclarecedora sobre las costumbres actuales de las mujeres etíopes, el machismo, las tradiciones, las “leyes de Dios” y las del gobierno. Me aclaró un tanto los conflictos armados en la zona de Afar. Las diferencias con los musulmanes, la influencia de la globalización, etc..etc…


















En el mientras tanto, veíamos llegar al hotel, mujeres y hombres ataviados de lujo, en cochazos tipo limousines, con peinados para mí más que exóticos, regalos y abrazos por doquier. Fana enseguida sintonizó a famosos del jet set y evidentemente se trataba de los invitados a una boda.





















Seguimos conversando hasta que un momento, unos músicos coreaban y danzaban con ramos de flores, alrededor del coche en el que llegaban los novios. Una alegría expansiva que nos pusimos a danzar como si formáramos parte del cortejo, Ja!

Resultó que era el casorio del hijo del Presidente, con razón tanto lujo a la enésima!. 

País de contradicciones! Con la pobreza extrema que yo había estado viendo los últimos días, este despliegue de despilfarro me era inconcebible, pero evidentemente, sucede en todos los puntos del mundo… 

En fin, una vez más mi pregunta: -¿Cómo hago yo para sin saberlo, meterme en situaciones tan extremas? Ja!  Para bien o para mal…  Lo cierto es que me redisfruté del chulelaje y ví que las que más se tapan, “a veces” también se desptapan!

Ya anocheciendo, mis anfitrionas se fueron en búsqueda de sus novios y yo me fui a la habitación a escribir, aprovechando el rato que me quedaba hasta la salida del micro nocturno.

La estación de buses quedaba a solo dos cuadras, y Fana ya había arreglado con un lazarillo local para que me acompañara y no fuera sola a esa hora tardía.
¡Qué lindo se siente que te cuiden…!  Un placer! A domani, el desierto de Semera me espera…



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