Amanecí famélica a sabiendas del desayuno incluido en la tarifa de mi cuarto de lujo.
Pude
comprobar que una vez más, yo era la única huésped en el hotel y por ende, sola
en el comedor. Unos apetitosos huevos revueltos con más especies que un guiso
de invierno, junto a unos panes de ted (cereal tipo maíz más chiquito y algo
amargo) y una mermelada de color incierto, un aromático jugo de mango y un té
bautizado con canela, fueron la promesa de un excelente día.
Finalizado
el ritual, traté de contactar con alguna agencia para armar la visita al volcán
Erta Ale, al desierto de sal y a Danakill Depression, principales puntos de
interés turístico n el noreste del país.
Así me fui
enterando que ninguna agencia tenía ningún grupo preparado (contratar
individualmente era un delirio de plata!) y que además no salían de Mekele, sino de Semera, 300 kms. al sur,
casi de donde había llegado el día anterior. Oh no!... todo para atrás!
Seguí
preguntando y tratando de hacer contactos, pero nada… Sentía que estaba
perdiendo el día infructuosamente, y lo peor era haber ido hasta el Norte y no
poder llegar a esos lugares tan preciados como remotos.
A eso de las
14 hs. Sonó mi teléfono (tengo un ecard sim local) y era un tal Efren, con voz
de locutor y cortesía de diplomático matriculado. Alguien le había pasado el
dato de lo que yo buscaba y él se ofrecía a trasladarme a Semera y contratar
con su agencia, ya que al día siguiente tenía una pareja para sumarnos. Las
explicaciones en inglés por línea telefónica me resultaban algo encriptadas,
por lo que se ofreció a mandarme al lobby a su secretaria Fana.
Al rato, una
joven más que simpática, vestida al modo occidental, con la orden de
trasladarme al Five Stars Hotel Internacional (el mejor de Mekele!) y comprarme
un pasaje para el micro nocturno rumbo a Semera que partiría a las 0.00 y
arribaría a las 7,30 am. a tiempo para juntarme con los que llegaban allá por
avión. Café de por medio, cerramos el trato, sin pedirme ni un centavo de seña.
Ella pagó el pasaje y la habitación, aunque yo le decía que no hacía falta, que
yo podía hacer tiempo durante la tarde sentada en una cafetería con internet.
Me dio 1
hora para acomodarme y pactamos encontrarnos en la terraza de entrada para
tomar algo juntas y charlar como amigas.
Llegó
puntual con una amiga y tras pedir café con tortas, nos metimos en una charla
de lo más esclarecedora sobre las costumbres actuales de las mujeres etíopes,
el machismo, las tradiciones, las “leyes de Dios” y las del gobierno. Me aclaró
un tanto los conflictos armados en la zona de Afar. Las diferencias con los
musulmanes, la influencia de la globalización, etc..etc…
En el
mientras tanto, veíamos llegar al hotel, mujeres y hombres ataviados de lujo,
en cochazos tipo limousines, con peinados para mí más que exóticos, regalos y
abrazos por doquier. Fana enseguida sintonizó a famosos del jet set y
evidentemente se trataba de los invitados a una boda.
Seguimos
conversando hasta que un momento, unos músicos coreaban y danzaban con ramos de
flores, alrededor del coche en el que llegaban los novios. Una alegría
expansiva que nos pusimos a danzar como si formáramos parte del cortejo, Ja!
Resultó que era el casorio del hijo del Presidente, con razón tanto lujo a la enésima!.
País de contradicciones! Con la pobreza extrema que yo había estado viendo los
últimos días, este despliegue de despilfarro me era inconcebible, pero
evidentemente, sucede en todos los puntos del mundo…
En fin, una vez más mi pregunta: -¿Cómo hago yo para sin saberlo, meterme en situaciones tan extremas? Ja! Para bien o para mal… Lo cierto es que me redisfruté del chulelaje y ví que las que más se tapan, “a veces” también se desptapan!
Ya
anocheciendo, mis anfitrionas se fueron en búsqueda de sus novios y yo me fui a
la habitación a escribir, aprovechando el rato que me quedaba hasta la salida
del micro nocturno.
La estación
de buses quedaba a solo dos cuadras, y Fana ya había arreglado con un lazarillo
local para que me acompañara y no fuera sola a esa hora tardía.
¡Qué lindo se siente que te cuiden…! Un
placer! A domani, el desierto de Semera me espera…
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