Amaneció lloviendo fuerte, y yo debía acomodar mis emociones y mis bártulos. Buscar información sobre la zona que visitaría los siguientes días, y por sobre todo, hacer un poquito de fiaca.
El llamado de Shinko, un amigo de Abuth me arrancó de mis
propósitos, avisándome que estaba llegando a mi hostel para ayudarme a armar el
itinerario por el Valle del Omo, y las visitas a las tribus autóctonas que aún
residen en esa zona.
Era imperioso vestirse para salir a comprar el pasaje de bus para el día siguiente, ya que la boletería solo atiende presencial y de mañana. Y de contado. Aquí no existe ni las tarjetas, ni el Pay Pal ni nada. Eso sí! El mercado negro a la orden del día: los dólares que cambié en la Aduana el primer día, los hubiera cambiado al triple en cualquier otro lado. Ya aprendí! Así que ahora también ejerzo el regateo, ja!
Tras la compra, fuimos a una cafetería -lástima de
globalización donde se están perdiendo los “Kaffa” (mujer tradicional
abanicando el incienso y las tacitas en la mesita ratona) modelo “Patisserie”
con mozo con delantal a rayas estilo parisino. Una locura! Aunque el croissant
estaba riquísimo (y no ardía la lengua, ja!)
Mapa en mano, me mostró todas las opciones, aunque lo cierto que al ser una excursión personalizada, me saldría un montón de plata, y no podía contar con un auto con aire acondicionado. ¿La solución?: una moto!
Shinko me aseguraba que por allí era muy común el uso de
motos y que si yo me aguantaba la mochila atada a mi espalda, no habría
inconvenientes. Acepté el trato y me sentí rejuvenecida 40 años menos!
Convinimos el precio y el contacto de mi siguiente chofer personalizado, al
llegar a Jinka la noche siguiente (16 horas de buses con dos transbordos). La
experiencia valdría más que la pena!
Volví al hostel a escribir, acomodar las fotos de los días
previos y a acostarme temprano ya que el 1° bus partiría a las 4.00 am.
Cuando en el comedor, una joven china estaba combinando con
un taxista tipo Uber para el traslado madrugado, intuí que iría a la estación
de buses como yo y le propuse compartir el gasto. Resultó que también iría en
la misma dirección, pero solo hasta donde yo haría mi primer transbordo.
Acordamos encontrarnos en el hall del hostel y partir juntas…
A domani! ( en chino?)
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