martes, 30 de julio de 2024

Green Belt Movement y Wangari Matthei

Estuve rastreando la dirección de la Fundación Wangari Matthei en internet, pero no aparecía ninguna, solo un teléfono que no contestaba nunca.

Tampoco había recibido respuesta de los dos mails anteriores que le había mandado desde Argentina. Tampoco había habido respuesta a los mensajes al @instagram.

Pero como la perseverancia es una de mis virtudes, y preguntando se llega, tenía que encontrarla.

Aquí en Nairobi hay una avenida principal con su nombre, un parque, varias escuelas, una universidad, pero nadie sabe dónde queda la sede originaria.

Alternativa: buscar la organización Green Belt que es el movimiento por ella fundado. Su iniciativa con las mujeres de cada aldea, de Kenia a Senegal, enseñándoles a juntar semillas, armando almácigos en viveros, plantar, regar, cuidar y así dar vida a 47.000.000 de árboles plantados, para revertir el proceso de desertificación de la tierra africana y valorizar la vida de esas mujeres con un propósito digno.

Mis anfitriones Winnie y Samy me ayudaron a dar con la organización en un barrio bastante alejado.

Estar frente al portón de entrada con el logo pintado, me hizo temblar cada vértebra. Los incontables minutos que el portero tardó en abrirlo, se me detuvo la respiración.



Cual puerta de Ali Babá, el prolijo jardín interior apareció ante mis ojos con la reverencia de bienvenida del humilde señor.



Ya adentro, unas secretarias me atendieron muy amablemente y sorprendidas ante mi pedido de voluntariado, me mostraron que por el mes siguiente estarían cerrados por reformas, pero que en Agosto, estudiarían la propuesta. ¡Falta más de un mes!!!...

Entonces me recomendaron visitar otra organización ambientalista: La Wild Life East Cost Africa que quedaba por ahí cerca.

Antes de despedirnos me mostraron el árbol que la mismísima Wangari plantó en 2004 como agradecimiento a su Premio Nobel de la Paz.





Fue una emoción enorme levantar la vista hacia la copa… y sentir el llamado de su abrazo en mi alma. Rodeé el tronco con mis brazos y lloré un piquito…

Nos despedimos con la posibilidad de volver el mes próximo y nos dirigimos a la Wild Life.



Nos tuvieron un buen rato esperando para hablar con algún director o algo así de la prestigiosa institución. Cuando finalmente nos atendió y escuchó mi propósito, maravillado, me derivó a John Grenche, ex mano derecha de Wangari en el Karura Park, ya que allí sólo se dedicaban a recaudar sponsors y dinero para su sostenimiento.

Nos fuimos entonces para el Karura Park, donde el sucesor a cargo nos estaba esperando. Muy amable escuchó mi historial y mi ofrecimiento de mano voluntariosa.

Me pidió que lo haga formalmente por mail a la oficina que figuraba en la tarjetita que me estaba dando. Que era muy probable que en 1 o 2 días me contestaran afirmativamente, pero que él no podía decidir solo, sino que todo se revisaba en comunidad. Ok!

Con la esperanza en alto, me mudé de Coachsurfing para no abrumar más a Winnie y porque May me estaba solicitando albergarme. Resultó una familia amorosa, con marido cheff y 3 hijas adorables (16,12, y 6) que también cocinaban. Tres días con ellos, conocí todos los platos tradicionales y salí pipona.




Mientras tanto, esperaba el veredicto…

Un día, dos… y ya me parecía raro la falta de respuesta. Al tercero, rompiendo la imprudencia de la presión, lo llamé por teléfono. Su secretaria no estaba ni al tanto. Sí había recibido el mail. Él estaba en una reunión. Me devolvería la llamada…

Día siguiente, ante el silencio, le mando un mensajito al número de la tarjetita.

No sabe/no contesta.

¡Buahhh!! Ya van 96 hs..

Vuelvo a mudarme de coach: Roberto, un mexicano radicado en Kenia desde hace 3 años, me recibe con su generosidad y su saber, con ojos latinoamericanos.



-“Si no te contestan en el momento, tómatelo como un N” -me bajó la ilusión de un plumazo. Me cuenta de varias experiencias que él ya tuvo por aquí. Me dice que son vuelteros, que no son claros, que no toman decisiones, y tampoco te las notifican. Que son muy duros para aceptar blancos, que no espere más…

-GLUP!! -con que trago esta frustración?

Finalmente se cumple lo que tantas veces me digo: Es mejor no tener planes ni esperar nada, de esa forma todo lo que me llega es genial! En cambio, cuando estás esperando algo y no sucede, te frustras y sufris..

Es entonces el momento de aplicar la ley derivada: Aprender a no frustrarme y a no sufrir. Si no se da, por algo será… Y todo es por algo… Y todo es para algo… Estoy en el lugar indicado en el momento indicado… Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana… Ya algo bueno va a surgir… y bla, blá..blá…  ¡Cuánta teoría para aplicar! ¿Qué difícil cuando te aprieta tu propio zapato! Ja!

En eso estoy, digiriendo… procesando… parece que por ahora no está escrito que cumpla mi deseo del voluntariado en la Fundación de mi Héroa.

¿Y qué? ¿A quién tengo que rendirle cuentas? ¿Es que eso sumaría puntos en mi vida? ¿O sería solo una experiencia más? ¿Si no es aquí, podrá ser en otro lado? ¿Por qué no?.... 

Y mientras la mente cuestionadora se debilita con preguntas que aún no tienen respuesta, me relajo y busco un plan B.

Y lo encuentro!: Si mañana no me contestan, el finde me voy al mar, a Mombasa, la histótica ex colonia portuguesa, a orillas del Índico. Veremos, veremos… y ya lo sabremos.

 

P.D.: 2° frustración ( 2 en 2 meses no está nada mal, ja!): No hay más pasajes en tren para Mombasa para el finde… buuh… Dicen que el recorrido es precioso, porque atraviesa un Parque Nacional y se pueden ver los elefantes desde la ventanilla. Aunque ya no es el histórico tren modelo siglo pasado, que figura en muchas guías turísticas. Ahora es casi un tren bala europeo. En fin, me saqué boleto en bus. A terca, terca y media! Allá voy….

Chau! Santi! (Gracias en Suahiri)

 

 

 

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