viernes, 9 de agosto de 2024

Hot Spring

Amanece nubladito, se sigue haciendo desear…

No importa, yo me voy para la Hot Sprint. A mi modo, nada de contratar “excursión “ ni guía ni nada. Para eso está el Google map y la bus station con colectivos locales, el dedo para hacer señales en la ruta y la boca que pregunta con sonrisa. Así llego yo siempre a todos lados, a mi ritmo.

Así que según mis cálculos, en dos horitas ya estaría por allá.

Ya ataviada con la malla, una toalla y bolsita con bananas, palta y naranjas para el almuerzo, peine, documentos, celu, y plata. Lista! Livianita de equipaje, y a disfrutar… (mientras les pedía a mis angelitos que me trajeran un poco de sol, no es mucho pedir, verdad?)

Pues en dos minutos me mandaron una moto!

Ya había experimentado algunas en los últimos días para traslados cortitos, aquí funcionan como taxis, cargando mi valijota incluso! 

Pero ahora se trataba de una ruta, por así decirle, de 32 kms. de pura piedra, barro, pozos, lomos de burro naturales y excesivos, entre otras desvirtudes del paisaje. A los tumbos y logrando no salirme del asiento, veía pasar grupos de estudiantes ataviados con sus uniformes de colores, a veces lilas, a veces naranjas, a veces verdes y azules. Las niñas peladitas en su negrura o con cofias de impecables blancos cual monjitas. Mochilas al mejor estilo “americano” en sus espaldas, y luncheritas de plástico en sus manitas libres. Me sorprendió la cantidad de escuelas (funcionando) que ví por el camino, en plenas zonas rurales.

Al pasar simpre te sonríen y gritan “Jambo!” que es un amistoso “Hola!” levantando sus brazos, para recibir la devolución de tu sonrisa y reconocimiento. Claro, soy “una blanca”! y para muchos, la primera que ven en mucho tiempo. Los turistas más típicos, van encerrados en camionetas polarizadas con aire acondicionado, encerrados por temor a la malaria o la fiebre amarilla. Incluso escuché que muchos vienen tomando unas pastillas “de tratamiento preventivo” 40 días antes de venir a estos países. En fin… Yo prefiero los encuentros más cercanos.

Otro dato: a los blancos nos llaman "mzungus". Pero es un término un poco despectivo, supongo que a causa de esas actitudes separatistas. Yo aprendí a decir "Jambo!" con una sonrisa y mi mano en alto, y todos me tratan hermoso. Así es!...

Mientras, mi muchachito al volante, que era un auténtico masai, con su túnica roja, sus aros  de diseño extraño, sus trencitas cosidas al cuero cabelludo con flequitos en la punta, con su cuchillito colgando del cinturón (una especie de facón como para nuestros gauchos), una lupa (sería para hacer señales de humo?), y obvio su celular enganchado al manubrio, resultó ser un excelente corredor mientras esquivaba los baches con la maestría de la experiencia. Aunque yo ya me quería bajar de la coctelera, no tenía otra opción. Nadie más transitaba por allí, a esa hora.

Lo cierto es que en menos de hora y media, estaba cumplido el destino.

Boletería no tan imprevista en la entrada, y… al agua patos!

Un lugar hermoso, sereno, azul, de risas escondidas entre las ramas que llegaban hasta las aguas tibias de la surgente. Una gran olla turquesa se mimetizaba con el verde de una vegetación tupida que la rodeaba sin permiso. Poca gente, en pacífico silencio, entre grillitos y mini ranitas surgiendo entre las raíces mojadas de unos ficus centenarios. Y el pedido sol! entre las mediasombras proyectadas en las aguas calmas.






Una delicia… un relalo de la Naturaleza!

Otro masai me invitó a sumergirme sin temor, solo para avisarme que unos minúsculos pececitos vendría a hacerme la pedicuría, a modo de bienvenida. No le entendí muy bien a que se refería, pero enseguida lo supe. Apenas ponés un pie en el agua (cosa de vieja el bajar por una escalera de troncos en vez de lanzarte de cabeza en estilo más juvenil) centenares de micropececitos te cosquillean las piernas como olfatéandote o dándote minibesitos. Es una sensación extraña aunque inofensiva. Al cabo de unos minutos, como los gatos, te dejan tranquila y se van a hacer sus cosas. Momento en que empiezas a disfrutar del estanque en todo su esplendor.

Me resultaba denso nadar ya que había una corriente circular extraña, y por la composición del agua con no sé que minerales, aunque me aseguraban que eran muy saludables. Ni idea! Pero sí seguramente para el espíritu!

En un sector más popular, había una larga soga pendiente de una alta rama, con otra cruzada a modo de manillar que oficiaba de hamaca para lanzarse al agua, diversión de niños y no tan niños. Yo me la perdí por un tonto pudor no domesticado. (Verguencita a destiempo).







Igual me hice mis debidas “buceadas” en búsqueda de tesoros como piedras raras, algas danzarinas, musgos tapizando troncos sumergidos y otras exquisiteces. La profundidad iba de metro y pico en los bordes a ollas de más de tres metros en el centro, como una laguna poco profunda y bien transparente. Encima a una temperatura ideal. Super disfrutable!

Tras el nado y las fotos de rigor, me acomodé en una mesita “Oso Yogui” a disfrutar mi almuerzo frutal. Mientras, dos monos humanos, nos deleitaban con sus acrobacias y saltos desde la improvisada hamaca.

Nueva chapuzada de despedida, ratito de hacer la plancha dejándome llevar por la corriente (lección propicia para el “fluir” de la vida) y de vuelta a casa!

Con la suerte que me acompaña, enseguida encontré una pareja de coreanos que tenían contratado un tuc tuc directo a Moshi! Cuando les pregunté para compartirlo, me dieron el Ok. sin aceptar pago alguno. Ellos ya lo habían hecho, y con dólares por adelantado! A veces mi “suerte” es tan increíble, que ya no sé ni cómo ni a quien Agradecerla. A quien seas, ¡GRACIAS!

De vuelta en “mi casita”, disfrutando del jardín en ya casi penumbra, se acerca otra pareja de locales tanzanianos, amigos del dueño de casa, ellos dueños de una agencia de turismo, a ofrecerme sus servicios para lograr mi soñado safari . Si es por soñar, soñar a lo grande, dicen…  Así que les pedí presupuesto para ir a ver la gran migración al Parque Nacional Serenguetti, aprovechando que estamos en el mes justo de su temporada aunque a ochocientos kilómetros.

Pensar en hacerlo sola es realmente imposible, porque no me veo haciéndole dedo a un elefante, o montada en una jirafa. Los costos de una 4 x 4 para una sola persona más el guía obligatorio, es un delirio. Ya había experimentado en Surundu en Kenia que ir con un auto bajo tiene sus complicaciones de quedarte empantanada y luego disecada o morfada. No es para ir arriesgándote, así que… ¿porqué no premiarme un poco más…? Ja! Como me veían realmente interesada, fueron armando un itinerario bastante personalizado, con campamentos en vez de lodges 5 estrellas, con la frugalidad de mis menués vegetarianos y con la paciencia con que querían conformarme. El número no cerraba a causa del vehículo, el combustible y el guía para una sola persona. Ya las tarifas de entrada al Parque son un dineral! En un momento de la charla, otro colega lo llama al mío para preguntarle si tenía algún cliente disponible para cerrar un grupo para el domingo…

Nuestras sonrisas iluminaron la noche ya cerrada en el jardín perfumado de esperanza.

¡El vendedor no podía creer mi suerte! El Milagro estaba cumplido! Ya no había excusas, pactamos los números finales, seña en mano y Hakuna matata!!!! El domingo me voy de safarí 4 días 3 noches! al Serenguetti y cráter del volcán Ngorongoro! IUPIIIII!!!

¿Qué más se le puede pedir a la Vida? Sólo Agradecer, y agradecer, y AGRADECER!!!! 




2 comentarios:

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