Como de costumbre, cuando llego a un lugar, hago mi reconocimiento con una larga caminata.
El pueblo de
Nungwi está en la punta más norte de la
isla, o sea que puedes ver la salida del sol por el este al amanecer y la
puesta por el oeste, con solo girar la silla, como en el planeta del Principito. Un real privilegio!
Tenés las
playas del este con las corrientes fuertes con grandes olas que
dan al gran océano Índico y las playas más serenas del oeste, las que se
enfrentan al continente africano.
Así mismo
son las contradicciones de este lugar: por un lado la población local, con sus
ranchos paupérrimos rodeados de escombros, basuras varias, barro al por mayor y aguas servidas por igual; y
por otro, los mega resorts for turistas for export!!! Una contradicción que me
resulta imposible de digerir!
Los jardines de unos y de otros:
Las mujeres musulmanas envueltas en sus telas, sentadas siempre en grupos familiares, con sus crías colgando en las espaldas o en sus tetas, cocinando chapatis y mezclas grasientas y extrañas para mí, en sus calderos ennegrecidos, en plena calle, mientras las niñas ricas, en bikinis diminutos, exhiben sus nalgas tostadas, acostadas boca abajo en la arena blanca.
Las tiendas de souveniers se repiten multicolores frente a los portones herméticos con guardas de seguridad, en las entradas de los megahoteles. Mientras los negocitos para los locales son deshechos de palos y lonas destrozadas.
Los niños
locales juegan con pelotas desinfladas o con baldes de pintura de deshecho,
mientras los ricos hacen cabalgatas en fila, custodiados por guías negros.
Los jóvenes
ricos alquilan scooters para recorren los médanos, haciendo un ruido infernal y
levantando polvaredas de tierra roja, mientras los locales buscan trabajo
como mototaxis montados en vehículos sin
la más mínima condición de seguridad.
Los unos saltan las olas en motos de agua último modelo, entorpeciendo a las viejas barcazas de los pescadores locales que en silencio y con sus redes agujereadas, buscan recoger los peces para alimentar a sus familias al anochecer.
No hay un
solo blanco que tenga una escoba en la mano, o una bandeja de camarero.
No hay un
solo negro sentado en las terrazas tomando cafecitos con el último best-seller
de moda.
Los ricos
pagan por paseos en barquito para ir a “visitar” el puerto de donde salían
(sacaban!) a los esclavos hacia otros continentes… como si de un punto
turístico se tratara.
Me duele. Me
indigna. Y no sé que hago aquí. No quiero sentirme cómplice de esta injusticia
explícita, aunque mi color de piel me delata. No tengo idea cómo se resuelve
este desequilibrio, que obviamente, es un botón más de las reglas que rigen el
mundo desde el principio de la humanidad. Esto también es África! con todas sus contradicciones.
¿A ninguno de los empresarios dueños de estos megahoteles se les ocurre donar una escuela? Un hospital? Asfaltar las calles? Proveer agua corriente? Desagües en cañerías enterradas? Iluminación en las calles? ALGO para el bien de la comunidad local originaria, los desterrados?
Al
anochecer, los barrios locales quedan en total oscuridad, mientras glamorosas
velitas en pots de cerámica vitrificada, arden en las mesitas de los nights
club de moda.
Aquí se
repite el turismo sexual de viejos verdes con pulposas negras, y rubias flacas
que pagan por una noche con un másai atlético. ¡Un asco silenciado pero
evidente!
No me siento
bien ni de un lado ni del otro de la balanza. Esta no es el África que mi alma
buscaba, aunque evidentemente, también existe!
Llegué
tarde. Decenas de terrenos ya fueron “pelados” y lucen metálicas vallas con
carteles de futuros emprendimientos inmobiliarios y ruidos de máquinas de construcción
tras las mismas.
De una
manera u otra, la colonización no se detiene… El dinero, poderoso, también ha
corrompido las raíces de este lado del mundo. Somos, indiscutiblemente, los INVASORES! Una
pena…
Por mi
parte, ya me voy… Veré como manejo mis propias contradicciones, que no son
pocas!
Seguiré mi
incierto camino, quizás en búsqueda de donde pueda ser más útil que esta
criticona en la que me estoy convirtiendo. Perdón, pero esto es lo que yo veo.
Cada cual, lo toma o lo deja.
Karibu,
welcome! Prefiero encontrar otros soles …
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