Dicho y hecho, al despertar encaré la retirada de la gran urbe y me propuse recorrer en pequeños buses locales, en esos que te dicen que jamás te subas porque te van a matar, descuartizar y robarte hasta el apellido. Cada vez me atraen más los desafíos y comprobar los infundados miedos de la mayoría de las personas. Así es que llegué, sana y salva, a Margate, una pequeña población a solo 125 kms. de la anterior gran cuca Durban, y sobre el mar!
El micrito
me dejó justo frente a la Comisaría del pueblo. ¿Dónde mejor para preguntar por
un alojamiento, bueno, limpio, barato y frente a la playa!? Un servil Starsky
-el compañero de Hutch, se acuerdan?- tomó la iniciativa de llevarme a lo de
una señora que alquilaba cuartos. No eran precisamente con vista al mar, pero me
aseguró que la dueña sería muy simpática. A caballo regalado -ya qu e el
servicio informativo incluía traslado puerta a puerta- me dejé llevar a lo de
Kathie.
Una rubia
fornida de más de metro ochenta, sonrisa amplia y atuendo “africano” de pollera
amplia multicolor y numerosos collares, aunque hablaba un inglés tan cerrado
como Margaret Tatcher!, me recibió con los brazos en 180° cantando el Ave María
a capella apenas escuchó mi nombre. Al preguntarme de donde era, siguió
entonando a viva voz el “No llores por mi Argentina” cual soprano en el Colón.
Sólo estábamos en la entrada de su precioso jardín de ingreso y ya sabíamos que
éramos tal para cual. No sé como en un minuto estábamos hablando de ángeles y
plantas, de viajes y de hijos, de alimentación saludable, de ser escorpianas
con 3 días y 3 años de diferencia y de ir inmediatamente a un pub donde
festejaban el “Día de la Unidad de las Tribus”. Ergo dejé mis cosas en la
habitación que me asignó, me disfracé yo también en un periquete con mis
trapos, dos gotitas de perfume tras las orejas, peinado sauvage y chorrito de
desodorante. Lista para el baile!
Para mi
sorpresa, adentro “todos blancos”! Rubios de alcurnia, sesentosos y jóvenes,
vasito de whisky en mano, cigarrillos en los labios y palito de pool encorvados
sobre las mesas de paño con bolas, mientras en un escenario esquinero, un negro
cantaba karaokes de Elvis Presley. Se suponía un festejo de unión de razas??
Pobre Mandela! Aún estos rubios no se bajan del copete! Hay una segregación
tácita evidente… Por supuesto la mesera, la cocinera, el lavacopas y el
cuidador del parking eran negros. Los que se divertían y pagaban! Incluída esta
relatora, éramos blancos. Menú? Pizza! Papas fritas! O hamburguesas! Más datos
de la colonización aún más que viva!
Sin ponerme
en criticona, solo en observadora, decidí divertirme yo también con mi cervecita
y acepté salir a bailar un rock!!! Cuando estaba en medio de ello, me acordé
que no me dolía nada!! Y que mi menisco derecho ni protestaba! Así que en medio
de la música, me puse a AGRADECER con todo mi corazón! Estaba VIVA!,
disfrutando, bailando, bien acompañada y sin dolores! Maravilloso!
Kathye reía
y me presentaba a sus amigos orgullosa del “hallazgo”. Tanto que en una noche
recibí dos propuestas de matrimonio!. (En realidad, una fue explícita de solo
cama, ja!) A cual más borracho de incontables cervezas! Ergo, tiempo de fuga y
suficiente para mí!
Aludiendo
un súbito cansancio, le pedí que nos fuéramos a su casa, cosa que aceptó
gustosa y seguimos charlando como dos señoras serias, ja!
Mi cuarto
era precioso, especial para mí, con acolchado de flores rosas haciendo juego
con almohadones y cortinas, el baño modernísimo y con agua caliente en una
ducha regadora con fuerza! Espejo! Lujos que en muchas partes del otro “África”
no existen! Adornitos y cuadros de ramilletes, mariposas y ranitas. Daba al
jardín y al Este, especial para recibir el sol del nuevo día.
Tras un
sueño apaciguador me despierto con un ruido conocido, lejano aunque a menos de
dos metros! Una motosierra en pleno uso!!!!!
¡NO!!!!
Descorro la
cortina y estaban talando el bendito y hermoso árbol de la vereda! Un mango
generoso y robusto…
Kathye,
brazos en jarra sobre las caderas, dirigía la operación. Según me explicó más
tarde -me fue imposible impedirlo! Ya que me anudé a llorar sobre la cama
pidiendo su perdón…- le daba alergia y se le cerraba la garganta. Después de
meses de solicitarlo, había logrado el permiso del Municipio. Justo el día que
yo estaba allí, ¿tenían que degollarlo en mi presencia???
Inmediatamente
entendí el mensaje oculto, la lección para mí!: “Desaprender mi maldita
costumbre de enjuiciar a priori toda situación y/o persona. Ser una observadora
imparcial. Ser y Dejar Ser. Cada uno tiene sus propios caminos de aprendizaje..
cada uno a su tiempo…”. Con la motosierra aún humeante recordé lo que Kathie me
había contado la noche anterior cuando escuchó “Tears in Heaven” de boca de un
fantástico amateur en la fiesta. Con los ojos enrojecidos, como cada vez que la
escucha, recuerda a su segundo hijo que murió en un segundo cuando la rama de
un gran árbol se desprendió sin previo aviso sobre su cabeza, veinte años
atrás… Tenía sólo 20 años, venía de un partido de criquet con sus amigos, y a
él le tocó…
Quizás sus
madre aún necesite vengarse en quien no se puede defender, como su hijo, como
lo inexplicable de la Vida y de la Muerte… ¿Quién soy yo para dar cátedra???
Estoy
aprendiendo a callarme…
Esa mañana
-lejos de mi plan de playa- ayudé a Kathye a limpiar tres cuartos de los
otros “inquilinos”, a poner las sábanas
en el lavarropas, recorrer su jardín con flores
exóticas plantadas por su madre antes de fallecer a los 85, a esperar
que atienda a su padre con Aizhemberg, a que atienda todas las llamadas del
celular felicitándola por “su nueva amiga” en la noche anterior, incluída la de
aún un borracho insistente, ja!
Fuimos a
comprar para el almuerzo con su nieta que llegaría a visitarla, aunque yo me
corrí del mapa, aludiendo la intimidad que ellas necesitaban para yo refugiarme
finalmente en el silencio del mar y su infinita playa…
Al fin sola!!!!
Esta gata
flora, se duele a veces de su soledad, aunque cada vez me reconozco más como
una hermitaña ambulante… En fin… No hace falta que me entiendan! Gracias!
Silencio
infinito, aunque no contaba con el rugir del viento!
Ergo, duré
diez minutos en la molesta arena voladora. No daba ni para mascar un chicle. En
un instante tenía las orejas y los pies llenos de las pequeñas partículas que
tanto me molestan. Entonces recordé que lo mío es el bosque! ¿Porqué entonces
tanta insistencia en venir a la playa? Ja!
Claro, una
relaciona playa con sol. Y de eso no hay duda que me encanta y que añoro cuando
estoy en mi querida Angostura (llueve 6 meses al año!), pero todo en la vida
tiene varias caras. Nada es totalmente blanco ni negro. El viento, las nubes,
las moscas, la arena, también tienen derecho a hacer de las suyas. Una vez más,
Ser y dejar Ser… como reza la bolsita de hojas de manzanilla que me regaló mi
amiga Araceli de Galicia antes de iniciar este viaje.
Todo viaje
es puro aprendizaje, disfrazado de situaciones cotidianas, aparentemente
inocentes. Solo es cuestión de poder ver entre renglones torcidos, o algo así…
Recorrí un
poco el mini pueblo, aunque otra vez me encontré con los que te retan por andar
caminando sola, los que te meten miedo, los que te advierten de peligros, los
que te recomiendan llamar a un Uber para volver aunque estés a solo cinco
cuadras!
Por
supuesto volví caminando, compartí un té con Kathye que no paraba de hablar,
ja! Parezco yo cuando escribo… y me encerré en mi cuarto a filosofar… fin del
día!
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