miércoles, 25 de septiembre de 2024

Margate casi Margarita

Dicho y hecho, al despertar encaré la retirada de la gran urbe y me propuse recorrer en pequeños buses locales, en esos que te dicen que jamás te subas porque te van a matar, descuartizar y robarte hasta el apellido. Cada vez me atraen más los desafíos y comprobar los infundados miedos de la mayoría de las personas. Así es que llegué, sana y salva, a Margate, una pequeña población a solo 125 kms. de la anterior gran cuca Durban, y sobre el mar!

El micrito me dejó justo frente a la Comisaría del pueblo. ¿Dónde mejor para preguntar por un alojamiento, bueno, limpio, barato y frente a la playa!? Un servil Starsky -el compañero de Hutch, se acuerdan?- tomó la iniciativa de llevarme a lo de una señora que alquilaba cuartos. No eran precisamente con vista al mar, pero me aseguró que la dueña sería muy simpática. A caballo regalado -ya qu    e el servicio informativo incluía traslado puerta a puerta- me dejé llevar a lo de Kathie.

Una rubia fornida de más de metro ochenta, sonrisa amplia y atuendo “africano” de pollera amplia multicolor y numerosos collares, aunque hablaba un inglés tan cerrado como Margaret Tatcher!, me recibió con los brazos en 180° cantando el Ave María a capella apenas escuchó mi nombre. Al preguntarme de donde era, siguió entonando a viva voz el “No llores por mi Argentina” cual soprano en el Colón. Sólo estábamos en la entrada de su precioso jardín de ingreso y ya sabíamos que éramos tal para cual. No sé como en un minuto estábamos hablando de ángeles y plantas, de viajes y de hijos, de alimentación saludable, de ser escorpianas con 3 días y 3 años de diferencia y de ir inmediatamente a un pub donde festejaban el “Día de la Unidad de las Tribus”. Ergo dejé mis cosas en la habitación que me asignó, me disfracé yo también en un periquete con mis trapos, dos gotitas de perfume tras las orejas, peinado sauvage y chorrito de desodorante. Lista para el baile!

Manejaba un autito parecido al mío pero rojo! En 15 minutos llegamos al “boliche”, decorado con un cartel de bienvenida con globos propios de un cumpleaños de adolescentes.

Para mi sorpresa, adentro “todos blancos”! Rubios de alcurnia, sesentosos y jóvenes, vasito de whisky en mano, cigarrillos en los labios y palito de pool encorvados sobre las mesas de paño con bolas, mientras en un escenario esquinero, un negro cantaba karaokes de Elvis Presley. Se suponía un festejo de unión de razas?? Pobre Mandela! Aún estos rubios no se bajan del copete! Hay una segregación tácita evidente… Por supuesto la mesera, la cocinera, el lavacopas y el cuidador del parking eran negros. Los que se divertían y pagaban! Incluída esta relatora, éramos blancos. Menú? Pizza! Papas fritas! O hamburguesas! Más datos de la colonización aún más que viva!

Sin ponerme en criticona, solo en observadora, decidí divertirme yo también con mi cervecita y acepté salir a bailar un rock!!! Cuando estaba en medio de ello, me acordé que no me dolía nada!! Y que mi menisco derecho ni protestaba! Así que en medio de la música, me puse a AGRADECER con todo mi corazón! Estaba VIVA!, disfrutando, bailando, bien acompañada y sin dolores! Maravilloso!



Kathye reía y me presentaba a sus amigos orgullosa del “hallazgo”. Tanto que en una noche recibí dos propuestas de matrimonio!. (En realidad, una fue explícita de solo cama, ja!) A cual más borracho de incontables cervezas! Ergo, tiempo de fuga y suficiente para mí!

Aludiendo un súbito cansancio, le pedí que nos fuéramos a su casa, cosa que aceptó gustosa y seguimos charlando como dos señoras serias, ja!

Mi cuarto era precioso, especial para mí, con acolchado de flores rosas haciendo juego con almohadones y cortinas, el baño modernísimo y con agua caliente en una ducha regadora con fuerza! Espejo! Lujos que en muchas partes del otro “África” no existen! Adornitos y cuadros de ramilletes, mariposas y ranitas. Daba al jardín y al Este, especial para recibir el sol del nuevo día.



 

Tras un sueño apaciguador me despierto con un ruido conocido, lejano aunque a menos de dos metros! Una motosierra en pleno uso!!!!!   ¡NO!!!!

Descorro la cortina y estaban talando el bendito y hermoso árbol de la vereda! Un mango generoso y robusto…

Kathye, brazos en jarra sobre las caderas, dirigía la operación. Según me explicó más tarde -me fue imposible impedirlo! Ya que me anudé a llorar sobre la cama pidiendo su perdón…- le daba alergia y se le cerraba la garganta. Después de meses de solicitarlo, había logrado el permiso del Municipio. Justo el día que yo estaba allí, ¿tenían que degollarlo en mi presencia???

Inmediatamente entendí el mensaje oculto, la lección para mí!: “Desaprender mi maldita costumbre de enjuiciar a priori toda situación y/o persona. Ser una observadora imparcial. Ser y Dejar Ser. Cada uno tiene sus propios caminos de aprendizaje.. cada uno a su tiempo…”. Con la motosierra aún humeante recordé lo que Kathie me había contado la noche anterior cuando escuchó “Tears in Heaven” de boca de un fantástico amateur en la fiesta. Con los ojos enrojecidos, como cada vez que la escucha, recuerda a su segundo hijo que murió en un segundo cuando la rama de un gran árbol se desprendió sin previo aviso sobre su cabeza, veinte años atrás… Tenía sólo 20 años, venía de un partido de criquet con sus amigos, y a él le tocó…

Quizás sus madre aún necesite vengarse en quien no se puede defender, como su hijo, como lo inexplicable de la Vida y de la Muerte… ¿Quién soy yo para dar cátedra???

Estoy aprendiendo a callarme…

Esa mañana -lejos de mi plan de playa- ayudé a Kathye a limpiar tres cuartos de los otros  “inquilinos”, a poner las sábanas en el lavarropas, recorrer su jardín con flores  exóticas plantadas por su madre antes de fallecer a los 85, a esperar que atienda a su padre con Aizhemberg, a que atienda todas las llamadas del celular felicitándola por “su nueva amiga” en la noche anterior, incluída la de aún un borracho insistente, ja!

Fuimos a comprar para el almuerzo con su nieta que llegaría a visitarla, aunque yo me corrí del mapa, aludiendo la intimidad que ellas necesitaban para yo refugiarme finalmente en el silencio del mar y su infinita playa…


Al fin sola!!!!

Esta gata flora, se duele a veces de su soledad, aunque cada vez me reconozco más como una hermitaña ambulante… En fin… No hace falta que me entiendan! Gracias!

Silencio infinito, aunque no contaba con el rugir del viento!

Ergo, duré diez minutos en la molesta arena voladora. No daba ni para mascar un chicle. En un instante tenía las orejas y los pies llenos de las pequeñas partículas que tanto me molestan. Entonces recordé que lo mío es el bosque! ¿Porqué entonces tanta insistencia en venir a la playa? Ja!

Claro, una relaciona playa con sol. Y de eso no hay duda que me encanta y que añoro cuando estoy en mi querida Angostura (llueve 6 meses al año!), pero todo en la vida tiene varias caras. Nada es totalmente blanco ni negro. El viento, las nubes, las moscas, la arena, también tienen derecho a hacer de las suyas. Una vez más, Ser y dejar Ser… como reza la bolsita de hojas de manzanilla que me regaló mi amiga Araceli de Galicia antes de iniciar este viaje.

Todo viaje es puro aprendizaje, disfrazado de situaciones cotidianas, aparentemente inocentes. Solo es cuestión de poder ver entre renglones torcidos, o algo así…

Recorrí un poco el mini pueblo, aunque otra vez me encontré con los que te retan por andar caminando sola, los que te meten miedo, los que te advierten de peligros, los que te recomiendan llamar a un Uber para volver aunque estés a solo cinco cuadras!

Por supuesto volví caminando, compartí un té con Kathye que no paraba de hablar, ja! Parezco yo cuando escribo… y me encerré en mi cuarto a filosofar… fin del día!



 

 

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