Como no podía ser de otra manera, decidí emplear mi penúltimo día free en visitar el Jardín Botánico de esta ciudad.
Los monumentos históricos ya no me interesan, ni el Parlamento, ni las iglesias, mucho menos los shoopings, así que hacia allí pretendí llegar.
No resultó nada fácil, ya que nadie me sabía decir como
llegar. Bendito Google map y benditos colectivitos de “negros”, que entre mi
intuición y mi voluntad, me pusieron en camino.
El predio resultó en las afueras, en un cruce de autopistas
sin acceso a peatones, así que una vez más, me encontré en una encrucijada
cuando el micrito me dejó bajo un puente en medio de un tráfico bestial.
Sin muchas chances, subí por una cuesta empinada aunque
desértica de humanos hasta llegar a la avenida con el portal de acceso y la
previsible boletería.
Una vez adentro del verde paisaje, pude relajarme y
reencontrarme con la paz que andaba necesitando. Árboles añosos con sus
respectivos cartelitos me dieron la bienvenida. El murmullo de una cascada
oculta entre bananeros gigantes cobijó mi asombro. Varios estudiantes en sus
respectivos picnics sobre el césped fresco y brillante, me regalaron sus risas
y morisquetas. Una cafetería con un exquisito cheese cake colmó mis
expectativas nutricionales, entre flores multicolores. Caminé lenta y feliz…
agradecida!
A media tarde salí en búsqueda de mi último alojamiento.
Quería un lugar tranquilo, bonito, alejado del centro y sus mercaderes.
Dí con una avenida ancha, tapizada de capullos de jacarandás
celestes que llovían del cielo de sus copas. En una casona antigua, con un
letrerito de Guest House, encontré mi lugar.
Mudé mis pertenencias y me dispuse al merecido descanso, previo contarles este final de viaje. Esta despedida entre dulce y saudade. Entre lo que uno deja y lo que está por venir. Entre los recuerdos vividos y los planes por proyectar.
Entre los Agradecimientos y las bendiciones. Entre las
añoranzas y las certezas.
Entre saberme una privilegiada y saber que estás ahí,
acompañando cada uno de mis pasos, dándome la Fuerza y la Energía, la dirección
y el propósito. Cuidándome, protegiéndome, guiándome con tu Luz. Por todo esto,
simplemente: ¡GRACIAS! Y vamos por nuevas aventuras…
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