Adelaide

 ¡El colmo del dedo!!! Esto de que el auto predispuesto te esté esperando en la puerta de la habitación del motel, y no tengas ni que salir ni al cordón de la vereda, para hacer el dedo diario, es un lujo increíble! Evidentemene, mi ángel del día estaba disfrazado de Valentina!

Cargamos sus cosas -las mías son mínimas en comparación con lo que acarrean los que cuentan con vehículo propio-. Le invité el café del desayuno, y partimos rumbo a Adelaide, deteniéndonos en algunas playitas costeras, más ventosas que amigables, una laguna rosa de sal ferrosa,  

campos de generosa agricultura rasa -los bosques de eucaliptus se fueron esfumando- y ranchos estilo country americano salpicados junto a negras vacas en las colinas ondulantes que nos abrazaban al pasar.

La música latina no dejó de sonar durante las 6 horas que compartimos: cantamos junto a Shakira, a Luis Miguel, Chayanne, Miguel Bosé, Serrat, Silvio Rodriguez, Maná y cuanto revival nos hiciera reir. Fue un disfrute total bajo el tibio sol de la primavera.

Casi sin darnos cuenta, ya estábamos en Adelaide, otra bonita moderna gran ciudad, rodeada de parques y altas arboledas. 

Valentina, un tanto cansada, declinó la invitación a almorzar y me dejó “exactamente” delante de la puerta del edificio de mi siguiente anfitriona de couchsurfing: Antonella, una bailarina argentina que me esperaba con el mate en mano!

¿Qué más se le puede pedir a la Vida? Las sincronicidades danzan al compás de las angelitas de turno!

Con tanta música en el viaje, me habían entrado ganas de bailar como hacía meses no lo hacía…. “Causalmente” Antonella me invitó a su clase de salsa para esa noche! Casi que ni yo me lo podía creer. Mis angelitos tienen todo organizado en tiempo y forma, a las 1000 maravillas. GRACIAS por tanto!

Cumplidas todas las expectativas y los huesos felices, volvimos a l depto. a descansar….

Mañana siguiente: infaltable visita al Botanical Garden. Muy hermoso, aunque con unas “instalaciones” modernosas de arte contemporáneo de un renombrado artista australiano, soplador de vidrio, que no me pareció nada bien, invadir la Naturaleza con esos colorinches. Creo que las plantas, las aves y los insectos se desconciertan recibiendo luz artificial a horas “no naturales” (espectáculos nocturnos de luz y sonido), que solo aportan “money” a los organizadores de turno o al artista, y nada a la propia naturaleza. He dicho!

Tras el disfrute de lo que sí disfruté: el aroma de las magnolias, los jazmines y las rosas, el invernadero de cristal de arquitectura barroca inglesa con flora del desierto australiano, los bancos bajo los árboles, o sentarme en el césped con la espalda apoyada en un ciprés centenario, mirar los peces anaranjados mezclándose con las garzas, las tortugas y los sapos cantores. El almuerzo de ensalada saludable bajo una glorieta de gloria! Y tanto más, que las fotos no alcanzan a reflejar. 

Tras el gozo de esta visita, seguí hacia la galería de arte, impresionante en su arquitectura y en la variedad de sus obras expuestas, con muestras de distintos períodos del arte local.

Al lado, sobre la misma avenida, el museo de historia de los aborígenes. También super destacado material, aunque me parece una contradicción tanto homenaje y pedido de perdón hacia ellos, y en las calles los ves totalmente discriminados, o autodiscriminados! No lo se a ciencia cierta, porque la gente “blanca” se la pasa diciendo que el gobierno los llena de privilegios que ellos no saben apreciar. Lo cierto es que la historia demuestra el maltrato y asedio que han sufrido desde que los inglesitos arribaron a estas costas. Es una más de las dolorosas “conquistas” de los poderosos sobre los nativos indefensos, solo que aquí, sigue sin remediación hasta el presente. No hay mestizos, no hay integración, no hay pedido de perdón que valga, no hay entendimiento, no habrá justicia…

Seguí al edificio de al lado, otra exuberante modernidad de vidrio y acero abarcando la vieja construcción de la primitiva construcción de la Biblioteca Estatal. Ambas edificaciones funcionan al unísono, con lo mejor de sus archivos de libros antiguos y lo más avanzado en la tecnología de su equipamiento disponible a todo público. Creo que me atraería mucho más pasar tardes enteras en este recinto que en las playas, ja!

Ya con los piecitos hecho goma, subí al tranfer que da la vuelta de punta a punta de la ciudad. Es como un tranvía eléctrico, super suave, de dos vagones unidos por un nexo de goma articulada. Es tan cómodo este tipo de recorrido desde el que contemplas los edificios y las calles principales, están super limpios y casi siempre vacíos, ergo siempre vas sentada!

Lo que me encantó de esta ciudad es su diseño urbanístico: es una ciudad dentro de un parque gigante! O visto de otra manera, una ciudad que funciona en completo contacto con la naturaleza circundante. Y como agregado vip, con el mar costero en uno de sus lados, y las sierras del otro. Una ciudad ágil, moderna y vibrante, aunque calma, ordenada y serena a la vez. Con el ambiente cultural, social y deportivo suficiente, aunque sin alardes de las megaciudades ni con el aburrimiento de los pueblos chatos. Una linda medida!

Encima con la simpatía y generosidad de mi anfitriona, que volvió a invitarme al baile salsero de los Friday´s night. Por supuesto, mis piecitos ya repuestos no pudieron decir que no. A seguir disfrutando!

La mañana siguiente me la tomé calma para planificar “un poco” el itinerario para los próximos días, buscar información de sitios de interés, medios de transporte, alojamientos posibles, pedidos a couchsurfing, contestar mails y mensajes en el celu, aggiornar el Instagram, editar y seleccionar fotos, desescharlas y vaciar del teléfono para hacer espacio, escribir para el blog, etc. etc. extensas labores oficinescas, que aunque no parezca, llevan muchísimas horas!

Además logré llegar al “Mercado”. 

Un galpón gigante con artículos de todo tipo, desde alimentos de todo el mundo, ropa linda o de 2° mano, peluquerías, ferreterías con cosas extrañísimas y muy sofisticadas herramientas, cesterías, souveniers de todo tipo, y… un negocio de cámaras de fotos, donde logré encontrar el lente 40-150 para mi nueva Panassonic que desde Johanesburgo venía buscándolo. Eureka! Ahora, una cosa más para estudiar su funcionamiento, ja!

Para la tarde tenía agendada una visita guiada a una fábrica de chocolate local con 150 años de historia. Muy interesante, aunque entendí el 50 % de las explicaciones, lejos de arrepentirme, recibí gustosa la repartida de los dulces “souveniers”, ja! 

Para ponerle la frutilla al postre, el edificio de mi anfitriona cuenta con piscina, jacuzzi, spa, cámara de ozono y esas chucherías que pocas veces en mi vida me he logrado dar. Así que imposible desechar la invitación a gozar de todo eso, sí! Todo junto y encima free!! Gracias Vida por tanto! Mis angelitos turísticos son increíbles!...

Finalmente me compré un pasaje aéreo para Perth, ciudad a 3000 kms. de Adelaide, para el día siguiente. Aquí las distancias son ENORMES! Y no hay demasiados buses que las recorran, Ya había hecho suficiente de playas y mares turquesas que no justificaban más días en recorrerlas por el sur. Me llamaba el Parque Nacional de Warpole en el Sudoeste australiano, con su valle de Los Gigantes, del que había leído hace años. Por otro lado, ahora me corren los días de la visa: Australia solo te otorga tres meses de visado turístico, y ya han pasado los primeros 30 días y hay tanto más por recorrer y conocer, es un país más grande que un solo continente. Allá vamos!